Sermones
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Dios está muerto
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Puntos de conversación:
- La idea de que “Dios ha muerto” comenzó con Friedrich Nietzsche, quien observó el declive de la fe en Europa y predijo que seguiría un caos moral. 1 Tesalonicenses 5:21
- El Argumento Cosmológico muestra que todo lo que comienza a existir tiene una causa — y la causa del universo encaja con la descripción de Dios. Salmo 33:6
- El Argumento Teleológico señala hacia un diseño inteligente. La belleza y precisión de la creación revelan a un Creador con propósito. Salmo 19:1
- El Argumento Moral demuestra que la moralidad universal apunta a un Legislador moral. Sin Dios, el bien y el mal pierden su significado. Eclesiastés 3:11Cuando una cultura rechaza a Dios, inevitablemente pierde la verdad, el propósito y la esperanza. Salmo 14:1
- Jesús es la prueba viva de que Dios no está muerto. A través de Su resurrección, venció el pecado y la muerte para siempre. Juan 11:25
Hoy estamos concluyendo nuestra serie “Mentiras creíbles”, en la que hemos desenmascarado ideas que, aunque suenan verdaderas, distorsionan la realidad de quién es Dios y cómo actúa en nuestras vidas. A lo largo de esta serie, hemos confrontado mentiras como: “Dios es un aguafiestas”, “Estoy demasiado lejos del alcance de Dios”, “Dios no me dará más de lo que puedo soportar”, “La fe verdadera significa no tener dudas”, y “Amar significa afirmar”.
Hoy cerramos con una de las más peligrosas: “Dios está muerto.” Esta mentira no es nueva. Cada generación se enfrenta al mismo engaño espiritual, aunque con un envoltorio diferente. La mayoría de la gente no lo dice en voz alta, pero vive como si fuera verdad. Frases como “Dios no importa”, “La fe está obsoleta”, o “La ciencia ha reemplazado a la creencia” reflejan una cultura que ha desplazado a Dios del centro.
Y si lo llevamos al plano más personal, lo escuchamos en expresiones como: “Sigue tu corazón”, “Tú defines tu propio significado”, o incluso en frases como “El fútbol es mi religión”, “La política es mi religión”, “Las montañas son mi religión”. Para algunos, su familia, su perro, o cualquier otra cosa a la que dedican más tiempo que a Dios, se convierte en su verdadero objeto de adoración.
Dios no está muerto. Pero cuando una cultura cree que sí lo está, no solo perdemos la religión… perdemos nuestro camino. Es una suposición que se esconde en mil millones de videos de YouTube. Presta atención, y la verás en todas partes: en canciones, series, conversaciones, ideologías. Pero esta idea falsa no comenzó en nuestros tiempos.
A finales del siglo XIX, un filósofo alemán ateo y muy inteligente llamado Friedrich Nietzsche (se pronuncia “Nicha”) dijo una frase muy famosa: “Dios ha muerto, y nosotros lo hemos matado.” Lo curioso es que cuando Nietzsche era niño, quería ser pastor como su papá. Pero su papá murió cuando él tenía solo cinco años, y poco después también murió su hermano. Eso rompió su fe.
Cuando Nietzsche dijo esa frase tan conocida,no estaba promoviendo el ateísmo ni celebrando que la gente dejara de creer en Dios. Más bien, estaba describiendo lo que veía: un mundo que ya no creía.
Durante los años 1700 y 1800, surgió un movimiento llamado la Ilustración. En ese tiempo, la gente comenzó a confiar más en la razón y la ciencia que en la fe y la Biblia. El pensamiento racional se convirtió en el nuevo estándar, desplazando lentamente la autoridad espiritual.
Más adelante, en 1859, Charles Darwin presentó su teoría de la evolución, una explicación sobre el origen de la vida que no mencionaba a Dios. Esta idea reforzó la creencia de que la ciencia podía responder las grandes preguntas sin necesidad de lo divino.
La Revolución Industrial también transformó el mundo. Las máquinas, las fábricas y los avances tecnológicos hicieron que las personas se sintieran fuertes, autosuficientes y capaces… sin necesidad de Dios. Al mismo tiempo, Europa estaba dividida por muchas religiones diferentes, y para muchos, el cristianismo parecía algo viejo, sin vida ni relevancia. Aunque la gente seguía asistiendo a la iglesia, Nietzsche observaba que ya no creían de verdad.
Por eso escribió: “¿Dónde está Dios? Te lo diré. ¡Lo hemos matado, tú y yo! ¡Todos somos sus asesinos!” Nietzsche no se sentía culpable por esa declaración. De hecho, no le gustaba el cristianismo. Pero sí le preocupaba lo que vendría después. Él advirtió que si la gente dejaba de creer en Dios, el mundo se llenaría de caos moral, tristeza y falta de sentido. (Guarda esa idea, porque la veremos más adelante.)
Nietzsche creía que el resultado sería el nihilismo: una visión en la que no hay verdad, ni propósito, ni significado en la vida. Su propuesta fue que, en lugar de Dios, el ser humano debía crear su propio significado, lo que lo llevó a desarrollar su concepto del “Übermensch” —el superhombre que define su propio valor y propósito.
Este “Superhombre” sería alguien que no sigue las reglas tradicionales, sino que crea sus propios valores y su propio significado. ¿Cómo sería ese Superhombre? Tendría autodominio: controlaría sus miedos, su culpa y no seguiría a la multitud. Poseería poder creativo: inventaría nuevas ideas en lugar de copiar las antiguas. Y viviría con independencia: no se dejaría controlar por la religión ni por lo que la sociedad dice que está bien o mal.
¿Te suena todo esto? Hoy lo llamamos “deconstrucción”. Es una corriente en la que se cuestiona la interpretación bíblica, la autoridad de la iglesia y los absolutos morales. Este último término se refiere a principios éticos que se consideran verdaderos y válidos en todo momento, lugar y situación —como “no mentir” o “no matar”— sin importar las circunstancias.
En esta forma de pensar, se valora más la emoción sobre la verdad, la autenticidad por encima de la obediencia, y la autoexpresión por encima de la sumisión a Dios. Cada uno se convierte en su propio superhombre. El problema con todo esto es que la filosofía llega a conclusiones equivocadas, porque la base es errónea. Esto es lo que dice la Biblia sobre todo esto:
1 Tesalonicenses 5:21 (NTV) …pongan a prueba todo lo que se dice. Retengan lo que es bueno.
Eso es precisamente lo que vamos a hacer hoy.
Como seguidores de Jesús, rechazamos la deconstrucción que busca desmantelar la verdad bíblica. En lugar de eso, respondemos con convicción, gracia y fidelidad a la Palabra de Dios. Porque, aunque la cultura diga lo contrario, la verdad permanece firme: Dios NO está muerto.
A continuación, quiero presentarte tres argumentos apologéticos que podemos usar para defender esta verdad. Ahora bien, la palabra “apologética” puede sonar como si tuviera que ver con pedir disculpas, pero no es así. Proviene del griego apología, que significa “una defensa razonada”. Como cristianos, estamos llamados a estar preparados para explicar y defender la esperanza que tenemos en Cristo.
1 Pedro 3:15 (NTV) …Si alguien les pregunta acerca de la esperanza que tienen como creyentes, estén siempre preparados para dar una explicación;
Aquí está el primer argumento que podemos usar para defender que Dios no está muerto.
El Argumento Cosmológico
El argumento cosmológico es una de las razones más poderosas e intuitivas para creer en la existencia de Dios. Se basa en dos conceptos sencillos y una conclusión lógica: todo lo que comienza a existir tiene una causa, y el universo comenzó a existir; por lo tanto, el universo fue creado por Dios.
Si el universo tuvo un comienzo —como afirman tanto la Biblia como la ciencia moderna— entonces debe tener una causa más allá de sí mismo. Esa causa debe ser inmaterial (no hecho de materia), atemporal (que existe antes del tiempo), lo suficientemente poderoso como para crear el universo. ¡Eso describe perfectamente al Dios de la Biblia!
Salmos 33:6 (NTV) El Señor tan solo habló y los cielos fueron creados. Sopló la palabra, y nacieron todas las estrellas.
La cosmología confirma lo que el libro de Génesis declaró hace miles de años: el universo tuvo un punto de inicio. Incluso la teoría del Big Bang respalda la idea de que el espacio, el tiempo y la materia surgieron simultáneamente. Sin embargo, la ciencia solo puede describir cómo ocurrió, pero no puede explicar por qué. Dios es ese “por qué”; Él es la explicación definitiva de por qué existe algo en lugar de nada.
En esencia, el origen del universo señala hacia una Primera Causa: un Creador eterno, que no tiene una causa externa que lo haya originado ni fue provocado por nada ni por nadie.
Ahora, pasemos al segundo argumento que puedes usar para defender que Dios no está muerto.
El Argumento Teleológico
El argumento teleológico, derivado de la palabra griega telos, que significa “propósito” o “diseño”, sostiene que el orden y la complejidad del universo apuntan a la existencia de un Diseñador inteligente. Se basa en dos ideas fundamentales: el universo muestra orden y propósito, y todo diseño requiere un diseñador; por lo tanto, la conclusión lógica es que el universo fue diseñado por Dios.
Imagina que un día estás caminando por un sendero y ves un iPhone tirado en la tierra. Lo recoges, la pantalla se ilumina, deslizas el dedo y responde. Puedes ver todas las aplicaciones, la cámara, el GPS y cómo todo funciona en conjunto a la perfección.
Ahora imagina que alguien se acerca y dice: “¿Ah, eso? Fue por casualidad. A lo largo de millones de años, el polvo y el metal se unieron aleatoriamente hasta que… ¡boom! Se convirtió en un teléfono inteligente”. Te reirías, ¿verdad?
Miremos donde miremos —desde las constantes precisas de la física hasta la intrincada codificación del ADN— vemos evidencia de un diseño intencional. La probabilidad de que estas cosas ocurran por pura casualidad es astronómicamente pequeña.
Te doy un ejemplo: la posición, la atmósfera y las condiciones de la Tierra son perfectamente adecuadas para la vida. Nuestro planeta se encuentra en lo que los astrónomos llaman la “zona Ricitos de Oro”: ni demasiado caliente ni demasiado fría, sino justo la temperatura adecuada para que exista agua líquida. Si acercamos la Tierra un poco más al Sol, los océanos se evaporarían; si la alejamos, se congelarían por completo.
Además, la Tierra está inclinada solo 23,5 grados, lo que nos da las estaciones, temperaturas estables y el equilibrio entre el día y la noche. Si esa inclinación fuera incluso ligeramente diferente, los patrones climáticos serían caóticos y gran parte del planeta sería inhabitable.
Podríamos seguir con miles de ejemplos como este, pero solo te daré uno más: los fractales. Los fractales son patrones geométricos que se repiten infinitamente en diferentes escalas. Los vemos en la naturaleza: en los helechos, las ramas de los árboles, los copos de nieve, las costas, e incluso en nuestros pulmones y vasos sanguíneos.
Esta repetición no es accidental. Es ordenada, precisa y matemática. ¿Cómo puede algo tan complejo surgir por accidente? Los fractales reflejan una inteligencia detrás del diseño, una mente que no solo crea, sino que se deleita en la belleza y el orden tal como lo dice el Salmo 19.
Salmos 19:1 (NTV) Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento despliega la destreza de sus manos.
El caos accidental nunca produce orden. Un cuadro necesita un pintor; un edificio necesita un constructor; y un diseño requiere un diseñador. Estas verdades simples nos llevan a una conclusión poderosa: la belleza, la estructura y la precisión del universo apuntan a un Creador cuya mente supera la imaginación humana.
Ahora veamos el tercero y último argumento.
El Argumento Moral
El argumento moral sostiene que nuestro sentido universal del bien y del mal apunta a la existencia de un Dios moral. Todo ser humano, sin importar su cultura o contexto, posee una brújula moral interna que distingue entre lo correcto y lo incorrecto. Por conciencia moral, sabemos que el amor y la honestidad son buenos, mientras que el asesinato y la crueldad son malos.
Este argumento moral se basa en dos conceptos sencillos. Primero, todo ser humano reconoce la existencia del bien y del mal. Segundo, toda ley moral requiere un Dador de la Ley Moral. Por tanto, la conclusión lógica es que la moral fue establecida por Dios.
Si la moralidad fuera solo un producto de la evolución o de las preferencias sociales, entonces lo correcto y lo incorrecto variarían de persona a persona o de cultura a cultura. Sin embargo, sabemos por instinto que hay acciones que siempre están mal, como la crueldad o la injusticia, sin importar el contexto. Esta conciencia universal sugiere la existencia de un estándar moral que trasciende a la humanidad, un estándar absoluto y objetivo arraigado en el carácter mismo de Dios. Esto es porque Dios mismo lo sembró en nuestro corazón.
Eclesiastés 3:11 (NTV) …Él sembró la eternidad en el corazón humano…
La sociedad moderna todavía desea valores morales como la justicia, la compasión y el amor, pero a menudo intenta aferrarse a ellos mientras rechaza al Dios que les da sentido. Esta contradicción ha sido evidente a lo largo de la historia, y filósofos como Nietzsche lo reconocieron: cuando eliminamos a Dios como fundamento moral, la estructura del significado se derrumba.
Sin Dios, no hay razón objetiva para que una visión moral sea mejor que otra. Nietzsche entendía que, sin una fuente trascendente, no existe una base sólida para la verdad, la moralidad o el propósito. Por eso propuso una alternativa al Dador de la Ley Moral: el “Übermensch” o “Superhombre”, una figura que representaría a la humanidad elevándose para convertirse en su propia fuente de significado.
La pregunta del millón es: ¿funcionó la idea de que el ser humano puede convertirse en su propio fundamento moral? La respuesta clara e indiscutible es no. La historia misma nos proporciona la prueba. La filosofía sin Dios, centrada únicamente en el hombre, conduce al caos y la desesperación.
La vida del propio Nietzsche se convirtió en un reflejo de la desesperanza que brotó de su pensamiento. Abandonó su trabajo, se aisló y pasó sus últimos años escribiendo obras que apenas fueron leídas en vida. Con el tiempo, su salud mental se deterioró gravemente, y terminó sumido en la locura, devastado por el delirio y la enfermedad. Su mente, antes entregada a la idea de la “voluntad de poder”, ya no podía sostenerse en la realidad.
Nietzsche escribió una frase célebre: “Si miras durante mucho tiempo al abismo, el abismo también te mira a ti.” Trágicamente, él mismo se convirtió en la evidencia viva de esa afirmación. Y es que, cuando el ser humano intenta ocupar el lugar de Dios y convertirse en su propio estándar moral, el resultado no es libertad, sino un profundo vacío.
Después de la muerte de Nietzsche, su hermana —una nacionalista alemana y una de las primeras partidarias de Adolf Hitler— tomó el control de sus escritos. Los nazis adoptaron la idea del “Übermensch” (superhombre) y la distorsionaron para justificar su visión de una “raza superior”. Esta interpretación contribuyó directamente a la ideología de la superioridad racial, que desembocó en genocidio, guerra y la muerte de millones de personas.
La famosa declaración de Nietzsche, “Dios ha muerto”, no se quedó en los libros de filosofía. Tuvo un impacto real en la historia y sigue influyendo en el pensamiento moderno. Hoy, corrientes como el posmodernismo y la deconstrucción afirman que no existe una verdad absoluta, solo perspectivas. Sostienen que la moralidad es una construcción social, no un estándar divino, y que el significado de la vida no se recibe, sino que se crea individualmente.
Ante esta visión fragmentada que se ha arraigado desde Nietzsche hasta nuestros días, el propósito de este mensaje no es simplemente refutar esa mentira obscena de que Dios está muerto. Es para que te levantes y defiendas la verdad con convicció n: Dios no está muerto. Porque cuando una cultura cree que lo está, no solo pierde la religión… pierde su rumbo, su identidad y su alma.
Si aún no estás convencido, pregúntale a los supervivientes del Holocausto, a las víctimas del nazismo de Hitler o a tus propios vecinos que viven sin esperanza ni propósito. La historia y la experiencia humana nos enseñan que negar a Dios no nos eleva, nos destruye. La Biblia lo expresa con claridad en el Salmo 14.
Salmos 14:1 (NTV) Solo los necios dicen en su corazón: «No hay Dios» …
Dios NO está muerto. Y la Biblia nos revela al verdadero “Übermensch”, no como un ideal humano arrogante, sino como una persona real. Su nombre es Jesús. Vivió una vida perfecta, sin pecado. Nos mostró el camino hacia Dios con humildad, verdad y amor. Venció el pecado por nosotros, cargando con nuestra culpa en la cruz. Y murió… pero no se quedó allí. Resucitó para darnos libertad, propósito y vida eterna, como Él mismo lo dijo:
Juan 11:25 (NTV) Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá aun después de haber muerto.
Hoy, esa vida está disponible para ti. No importa tu pasado, tus dudas o tus heridas. Jesús no vino a condenarte, sino a salvarte. Él te ofrece perdón, paz y una nueva vida —pero debes responder. Cree en Él y entrégale tu corazón. Reconoce que lo necesitas, y dile:
“Jesús, creo en ti. Te recibo como mi Salvador. Perdona mis pecados y transforma mi vida.”
No salgas de aquí sin haber respondido a esa verdad: Dios no está muerto… y quiere vivir en ti.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Por qué crees que tantas personas hoy viven como si Dios no importara, incluso si no se consideran ateas?
- ¿Cuál de los tres argumentos — cosmológico, teleológico o moral — te parece más convincente? ¿Por qué?
- ¿Cómo has visto los efectos de una mentalidad de “Dios ha muerto” en nuestra cultura o entre personas que conoces?
- ¿Qué crees que Nietzsche entendió bien sobre la naturaleza humana — y en qué se equivocó?
- ¿Cómo responde la resurrección de Jesús a la afirmación de que “Dios ha muerto”?
- ¿Qué pasos puedes tomar esta semana para vivir como si Dios realmente estuviera vivo — no solo en tus creencias, sino en tus prioridades y acciones diarias?
Amar significa afirmar
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Puntos de conversación:
- El amor de Dios por Israel fue fiel, pero no complaciente. Juan 4:8, Jeremías 31:3-4
- El amor de Dios por nosotros fue sacrificial, no sentimental. Romanos 5:8, Juan 15:3
- Nuestro amor hacia los demás debe ser humilde pero con firmeza. Gálatas 6:1
Hoy estamos desenmascarando la mentira creíble de que “amar significa afirmar”. La cultura actual tiende a confundir el amor con la afirmación. En este contexto, la palabra afirmar se entiende como complacer, es decir, validar y aceptar sin cuestionar. Muchas personas creen que, porque Dios nos ama, nos acepta tal como somos.
En parte, eso es cierto: Dios nos recibe tal como somos y desea que nos acerquemos a Él. Sin embargo, lo que a menudo se omite es que, aunque Dios nos acepta en nuestro estado actual, una vez que lo conocemos, estamos llamados a apartarnos del pecado y vivir una vida que lo honre. Debe haber una transformación como resultado de ese encuentro con Él. Muchos se quedan con una verdad a medias y promueven un amor sin corrección.
Uno pensaría que nunca han leído el siguiente pasaje:
Juan 8:1-5 (NTV) Jesús regresó al monte de los Olivos, 2 pero muy temprano a la mañana siguiente, estaba de vuelta en el templo. Pronto se juntó una multitud, y él se sentó a enseñarles. 3 Mientras hablaba, los maestros de la ley religiosa y los fariseos le llevaron a una mujer que había sido sorprendida en el acto de adulterio; la pusieron en medio de la multitud. 4 «Maestro—le dijeron a Jesús—, esta mujer fue sorprendida en el acto de adulterio. 5 La ley de Moisés manda apedrearla; ¿tú qué dices?».
Remontémonos a ese momento. Imaginemos la escena: la multitud guarda silencio, la mujer se siente humillada, los fariseos se muestran satisfechos. Todos quieren saber cómo responderá Jesús. ¿La condenará? ¿O la afirmará dándole la razón? Vivimos en un mundo que cree que esas son las únicas dos opciones. Pero Jesús nos muestra un tercer camino: un camino de verdad y de gracia, un camino que rechaza tanto la crueldad como el ceder en sus principios.
De eso vamos a hablar hoy: de la mentira creíble de que amar a alguien significa afirmar todo sobre esa persona. Esta es una falsedad que actualmente cuenta con muchos defensores que la difunden. Se ha infiltrado en todos los ámbitos de la sociedad. Se ha infiltrado en la iglesia (banderas arcoíris). También, se ha infiltrado en nuestro culto a Dios.
Algunos ejemplos de esto son canciones como “Eres Todo Para Mí” de Alex Campos. Esta canción se centra en el amor incondicional de Dios y en cómo Él nos acepta tal como somos. Aunque es profundamente emotiva y verdadera en muchos aspectos, no enfatiza el llamado a la transformación o a la santificación. Letra destacada: “No importa lo que fui, me amas como soy.”
Me encanta Alex Campos. Me gustan muchas de sus canciones. No les digo que dejen de escucharlo, pero debemos ejercer discernimiento al consumir música de alabanza moderna. Esa afirmación simplemente no es del todo cierta. También hay justicia, santidad y rectitud en el corazón de Dios. Siempre hay amor en el corazón de Dios, pero no solo hay amor en el corazón de Dios.
Otro ejemplo es la canción “Tal Como Soy” de Jesús Adrián Romero. Es una canción muy popular que transmite el mensaje de que Dios nos recibe sin condiciones. Aunque el amor de Dios ciertamente es así, la canción no menciona el proceso de cambio que sigue a esa aceptación. Letra destacada: “Tal como soy, me amas. Tal como soy, me aceptas.”
¿Estás bromeando? Él quiere transformarte sin reservas. Quiere hacerte más como Jesús. De hecho, ha prometido terminar la buena obra que comenzó en ti. Eso se llama santificación, y es una parte crucial de nuestro caminar con Jesús. Hay tantas cosas que quiero que Dios cambie en mí. Quiero que me ayude a ser más paciente. Quiero ser menos crítico. Quiero seguir creciendo en generosidad y humildad. En serio, estoy desesperado por que Dios siga cambiándome. Dios ama con perfección. Él es el modelo supremo del amor. En 1 Juan se nos dice que Dios es amor.
1 Juan 4:8 (NTV) …el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.
Si queremos entender qué es el amor, debemos mirar a Dios. ¿Cómo ama Dios? Nuestra visión del amor está distorsionada por el pecado, por eso necesitamos acudir al autor del amor —el Dios que es amor— para comprender cómo Él ama.
Exploraremos cómo Dios amó a Israel en el Antiguo Testamento. Esto no significa que haya dejado de amarlos, sino que usaremos ese contexto para encontrar referencias bíblicas claras. También veremos cómo Dios nos ama como seguidores de Jesús. Finalmente, concluiremos reflexionando sobre cómo Dios nos ha llamado a amar a quienes nos rodean.
Sin más preámbulo, para comenzar, veamos cómo se manifestó el amor de Dios hacia Israel en el Antiguo Testamento. Este amor nos ofrece una base sólida para entender su carácter: un amor constante, pero también exigente. Y es que…
El amor de Dios por Israel fue fiel, pero no complaciente.
En otras palabras, el amor de Dios fue constante, pero no aprobaba todo. Los amaba, pero eso no significa que aceptara sin reprensión todo lo que hicieran. En el Salmo 136, el salmista declara 27 veces que el amor fiel de Dios perdura para siempre. Incluso en medio del pecado y la desobediencia de Israel, Dios los amó profundamente, pero no afirmó ni aprobó su comportamiento pecaminoso. Los disciplinó precisamente porque los amaba.
Jeremías 31:3-4 (NTV) Hace tiempo el Señor le dijo a Israel: «Yo te he amado, pueblo mío, con un amor eterno. Con amor inagotable te acerqué a mí. 4 Yo te reedificaré, mi virgen Israel. Volverás a ser feliz y con alegría danzarás con las panderetas.
El amor que Dios expresó hacia Israel no era exclusivo para ellos; es el mismo amor que Él tiene por cada creyente. Para entender mejor este amor, consideremos el contexto del pasaje de Jeremías: gran parte del mensaje de este profeta al pueblo de Israel fue de advertencia y condenación por su desobediencia e idolatría. Los capítulos 30 al 33 de Jeremías fueron escritos justo antes de la caída final de Jerusalén a manos de los babilonios. Israel iba a ser exiliado como consecuencia de su rebelión.
Sin embargo, esto no anuló el amor de Dios por su pueblo. Aun en medio de la disciplina, Dios les recuerda que los sigue amando. Este es un poderoso recordatorio para nosotros, especialmente como padres: debemos reforzar nuestro amor por nuestros hijos incluso en tiempos de corrección. Amar no significa evitar la disciplina.
Al contrario, Proverbios 3:11-12 nos exhorta a no rechazar la disciplina del Señor ni enojarnos cuando Él nos corrige: “Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido.” La disciplina, entonces, no es contraria al amor; es una prueba de él. Dios no nos corrige porque nos rechaza, sino porque nos ama demasiado como para dejarnos igual.
Ese amor no es superficial ni volátil. No se basa en emociones pasajeras, sino en una entrega profunda que lo llevó a dar a su Hijo por nosotros. Es un amor que actúa, que transforma, que corrige y que salva.
El amor de Dios por nosotros fue sacrificial, no sentimental.
Romanos 5:8 (NTV) pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores.
Dios no esperó a que lo amáramos para actuar. Nos amó cuando aún éramos pecadores, y demostró ese amor con acciones concretas. Dios nos ama tal como somos, pero nos ama demasiado como para dejarnos donde estamos. Su amor nos encuentra justo en el lugar en que nos encontramos. No espera que nos limpiemos para amarnos, pero tampoco nos deja en nuestra condición desdichada.
Un ejemplo poderoso de este amor es la historia de Jesús sanando al leproso. Jesús lo tocó antes de sanarlo, cuando aún estaba impuro. Esto confirma que, sí, Dios nos ama tal como somos. Pero también lo sanó. Lo transformó. No lo dejó en el mismo estado en que se encontraba cuando acudió a Él.
Juan 15:13 (NTV) No hay un amor más grande que el dar la vida por los amigos.
Esta es una prueba contundente del amor de Jesús. No cabe duda de que Él nos ama. Dio su vida por nosotros y nos ofreció el mayor ejemplo de amor que alguien puede dar. Pero ¿afirmó nuestras acciones? Observa cuántas veces en las Escrituras Jesús reprendió a sus discípulos y los confrontó por su pecado. Aquí tienes algunos ejemplos:
- Lucas 9:54-55: Santiago y Juan quieren hacer descender fuego sobre una aldea de Samaria. Jesús se volvió y los reprendió.
- Lucas 22:24-25: Los discípulos discuten sobre quién será el mayor. Jesús los corrige y les enseña que no liderarán como los gentiles, sino que serán los mejores siervos.
- Marcos 8:31-33: Jesús les anuncia que será entregado a los líderes religiosos, asesinado y resucitará al tercer día. Pedro lo confronta por decir esto, y Jesús lo reprende con firmeza: “¡Aléjate de mí, Satanás!”. Inmediatamente después, se dirige a la multitud y les dice que, si quieren seguirlo, deben abandonar su propia manera de vivir. Necesitan entregar su vida, o la perderán.
Este definitivamente no es un lenguaje de afirmación sin condiciones.
Sin embargo, esto no nos da licencia para juzgar ni para ser déspotas con los demás. Tampoco debemos irnos al otro extremo, como hacen algunos. Como mencioné la semana pasada, hay quienes se aferran únicamente a la segunda parte del versículo que dice: “Dios es amor, pero también es fuego consumidor”. No debe ser así.
Nuestro amor hacia los demás debe ser humilde pero con firmeza.
Gálatas 6:1 (NTV) Amados hermanos, si otro creyente está dominado por algún pecado, ustedes, que son espirituales, deberían ayudarlo a volver al camino recto con ternura y humildad. Y tengan mucho cuidado de no caer ustedes en la misma tentación.
El versículo no nos está diciendo que aceptemos el pecado en la vida de un creyente. Nos llama, más bien, a ayudar con ternura y humildad a esa persona a volver al camino correcto. Y eso no es fácil. Se requiere valor y firmeza para demostrar este tipo de amor. A menudo, lo más sencillo es ignorarlo.
El pastor John tuvo que ejercer este amor con alguien que se había mudado recientemente a Colorado. La contactó para saber cómo estaba, ya que antes de su mudanza la había conectado con una mentora. Ella le respondió que estaba más feliz que nunca, que se quedaría en Colorado y que se estaba divorciando de su esposo.
Él cuenta que dudó durante tres días si debía responder. ¿Lo escucharía? ¿Se molestaría? Pensó: “Ya ni siquiera forma parte de mi congregación. ¿Debería involucrarme en esto?” Pero Dios lo confrontó y le hizo ver que, en el fondo, la verdadera pregunta era si la amaría a ella o se amaría a sí mismo —su paz, su reputación. Así que decidió hablar con ella y señalarle su error: que esa no era la voluntad de Dios, porque Dios está en contra del divorcio.
Pero no solo estamos llamados a alcanzar a otros creyentes.
Piensa en la historia de Jonás que vimos hace dos semanas. Dios lo llamó a predicar el arrepentimiento en Nínive. Jonás se mostró reacio, no por miedo ni por pensar que no responderían, sino porque no los amaba. No quería que Dios tuviera misericordia de ellos. Y cuando Dios los perdonó, se enojó.
Ahora quiero que dirijamos nuestra atención a la Gran Comisión que Jesús nos dio antes de ascender al cielo:
Mateo 28:18-20 (NTV) Jesús se acercó y dijo a sus discípulos: «Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. 19 Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 20 Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos».
La Gran Comisión, dirigida a todos los creyentes, nos ordena enseñar a quienes vienen a Jesús a obedecer todos los mandamientos que Él nos ha dado. En ningún momento se nos instruye a afirmar o validar comportamientos pecaminosos.
Cuando confesamos que Jesús es el Señor (Romanos 10:9), estamos reconociendo su autoridad sobre nuestras vidas. Nos rendimos a Él. Y eso implica transformación. No se trata solo de una declaración verbal, sino de una entrega que produce un cambio real y continuo en nuestra manera de vivir.
Para concluir, volvamos al capítulo 8 del evangelio de Juan. Los fariseos exigen un veredicto. ¿Afirmará Jesús el pecado de la mujer? ¿La condenará públicamente? En medio de la tensión, Jesús se arrodilla, escribe en el polvo y pronuncia unas palabras que desarman a todos:
Juan 8:7 (NTV) Como ellos seguían exigiéndole una respuesta, él se incorporó nuevamente y les dijo: «¡Muy bien, pero el que nunca haya pecado que tire la primera piedra!»
Juan 8:9 (NTV) Al oír eso, los acusadores se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los de más edad, hasta que quedaron solo Jesús y la mujer en medio de la multitud.
Juan 8:10-11 (NTV) Entonces Jesús se incorporó de nuevo y le dijo a la mujer: —¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ni uno de ellos te condenó? 11 —Ni uno, Señor—dijo ella. —Yo tampoco —le dijo Jesús—. Vete y no peques más.
Esta es la tercera opción: el camino de Jesús. Él no dice: “Yo te afirmo”. Él dice: “Te perdono. Ahora ve y cambia.” Misericordia y transformación, lado a lado. Eso es amor verdadero.
Nuestro mundo dice: “Si me amas, afírmame. Acéptame tal como soy.” Jesús dice: “Si te amo, te liberaré.” Su amor no ignora el pecado; lo vence. No celebra el quebrantamiento; lo sana. No nos dice que estamos bien tal como somos; nos transforma en nuevas criaturas. Es un amor que dice la verdad con humildad, valentía y firmeza.
Así que te dejo con esta pregunta: ¿Amas a las personas lo suficiente como para decirles la verdad?
El amor auténtico no se conforma con el silencio cómodo ni con la aprobación superficial. Amar de verdad implica estar dispuesto a incomodar, a hablar con gracia pero con firmeza cuando alguien se aleja de lo que es bueno, justo y verdadero. No se trata de juzgar, sino de cuidar. Porque el amor que no advierte, que no corrige, que no guía, no es amor: es indiferencia disfrazada.
Y esto no se limita al debate sobre la sexualidad o el transgénero —aunque ciertamente lo incluye—. También abarca cualquier área en la que la cultura nos presiona a callar la verdad en nombre de la aceptación. Ya sea en temas de identidad, ética, relaciones o decisiones personales, el amor verdadero no abandona la verdad para mantener una paz superficial. Al contrario, busca la paz que nace de la verdad de Dios.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Por qué crees que nuestra cultura equipara el amor con la afirmación? ¿Cómo ha afectado eso a las relaciones o a las iglesias hoy en día?
- ¿Cómo desafía la forma en que Dios amó a Israel en el Antiguo Testamento nuestra comprensión moderna del amor?
- ¿Cuáles son algunas maneras en que Jesús mostró amor sin afirmar el pecado durante Su ministerio?
- ¿Cómo puedes amar a alguien en tu vida que está tomando decisiones destructivas sin comprometer la verdad ni volverte duro?
- ¿Alguna vez has experimentado que alguien te ame lo suficiente como para decirte una verdad difícil? ¿Cómo te cambió eso?
- ¿De qué maneras puedes reflejar el “tercer camino” de Jesús —verdad y gracia— en tus propias relaciones esta semana?
La verdadera fe significa no tener dudas
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Puntos de conversación:
- Nuestra doctrina puede estar “en construcción” sin poner en riesgo nuestra salvación. Hechos 2:36–39
- La duda a menudo surge cuando nuestra imagen de Jesús no coincide con la realidad. Mateo 3:12
- Juan enfrentó sus dudas más profundas en prisión—un recordatorio de que las temporadas difíciles ponen a prueba la fe. Mateo 11:2–3
- Jesús no rechaza ni avergüenza por las preguntas sinceras; al contrario, nos guía de nuevo hacia la verdad y la evidencia.. Mateo 11:4–6
A muchos nos han dicho que si realmente confiamos en Dios, nunca tendremos preguntas ni dudas. Pero eso simplemente no es verdad. Incluso algunos de los más grandes héroes de la fe lucharon con las dudas. Uno de ellos fue Juan el Bautista. Y es que la verdadera fe no significa no tener dudas. Significa elegir confiar en Jesús incluso cuando tenemos muchas preguntas.
¿Alguna vez has mirado a otro cristiano y pensado: “¡Vaya, lo tiene todo bajo control! Su fe es tan fuerte. Nunca parece pasar por momentos difíciles como yo”?
Luego te comparas y tus propias dudas te hacen preguntarte si siquiera perteneces a la familia cristiana o si tu fe es lo suficiente fuerte. Pero aquí está la verdad: eso es una mentira. Una mentira creíble, sí, pero mentira al fin y al cabo. Porque incluso el hombre de fe más fuerte y valiente, Juan el Bautista, luchó con la duda.
Piensa en esto: El predicador apasionado en el desierto. El hombre que bautizó a Jesús. El que declaró: “¡Miren! ¡El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!” Aun él tuvo momentos en los que no estaba tan seguro. Así que si alguna vez has sentido que tus dudas te descalifican, no estás solo.
Hoy vamos a ver por qué la duda no destruye la fe, y cómo responde Jesús cuando le presentamos nuestras dudas. Bienvenidos a la semana 4 de nuestra serie Mentiras Creíbles. Lo que vamos a desmentir hoy es la mentira creíble: La fe verdadera significa no tener dudas. Vayamos al texto:
Mateo 3:7-8 (NTV) 7 Cuando Juan vio que muchos fariseos y saduceos venían a mirarlo bautizar, los enfrentó. «¡Camada de víboras!—exclamó—. ¿Quién les advirtió que huyeran de la ira que se acerca? 8 Demuestren con su forma de vivir que se han arrepentido de sus pecados y han vuelto a Dios.
¡Juan era INTENSO! Quizás conozcas a cristianos así; intensos en su amor por Jesús. A veces, quizás se pasan un poco. Cuando recién me convertí, quería que todos aceptaran a Jesús y si no lo hacían los mandaba al infierno sin misericordia. Me excusaba diciendo: “es que el celo santo me consume.”
Estos son los cristianos que parecen marcar el estándar de un cristiano verdadero. Los que dan la impresión de tener una fe madura y sólida. Ciertamente estas personas no tienen dudas. Nos hace cuestionar nuestra propia fe comparándola con la de ellos. Y todos, alguna vez o muchas, en nuestro caminar lo hacemos.
A mí me pasaba, por ejemplo, cuando empecé a asistir a reuniones pastorales. Escuchaba a grandes pastores con títulos universitarios, como el pastor Bryan, que tiene una mente brillante, es muy articulado y posee una fe tan grande que pasó de liderar un grupo de 50 personas en un garaje a dirigir una iglesia con ocho campus. ¡A veces todavía los escucho y me pregunto si estoy en su nivel de fe!
En los días de Jesús, ese supercristiano era Juan el Bautista. Este personaje estaba realmente apasionado en Jesús y comprometido con la visión del reino de Dios. Veamos.
Mateo 3:11 (NTV) 11 »Yo bautizo con agua a los que se arrepienten de sus pecados y vuelven a Dios, pero pronto viene alguien que es superior a mí, tan superior que ni siquiera soy digno de ser su esclavo y llevarle las sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.
Tenía toda la razón: ¡Jesús es más grande! Su bautismo el mejor. Juan el Bautista parece tenerlo todo bajo control. Parece saber más sobre Jesús que nadie. Parece ese “súper cristiano” que te hace dudar de tu propia fe. Pero cuando se encuentra con Jesús le hace su primera pregunta:
Mateo 3:13-14 (NTV) 13 Luego Jesús fue de Galilea al río Jordán para que Juan lo bautizara, 14 pero Juan intentó convencerlo de que no lo hiciera. —Yo soy el que necesita que tú me bautices—dijo Juan—, entonces, ¿por qué vienes tú a mí?
No voy a entrar en detalles sobre esto, pero básicamente: Jesús tuvo que “cumplir toda justicia”. Jesús tuvo que identificarse con los pecadores antes de poder salvarlos. Lo que deducimos con esta pregunta de Juan a Jesús es que aun Juan el Bautista tenía aspectos de su doctrina que aún no comprendía del todo. Puede que te sientas así hoy, y eso podría hacerte sentir “menos” cristiano. Pero no es verdad.
La verdad es que nuestra doctrina puede estar en construcción sin amenazar tu salvación.
De hecho, siempre estará en construcción (como nuestras carreteras). Pero, ¿qué quiero decir con que “nuestra doctrina puede estar en construcción sin amenazar tu salvación”? Significa que no necesitamos entenderlo todo perfectamente para ser salvos; nuestra fe puede crecer mientras seguimos aprendiendo.
Para explicarlo mejor, hagamos un breve repaso del libro de los Hechos. El mensaje básico del cristianismo primitivo era este: todos somos pecadores. Jesús jamás lo fue; Él es, en realidad, Dios. Jesús murió y resucitó. Si te arrepientes y crees en Él, serás salvo. Jesús regresará algún día. Toda otra doctrina puede estar en proceso. No es necesario tenerlo todo resuelto y bien entendido antes de que Dios te llame suyo.
Así que tal vez Juan el Bautista no era tan perfecto como pensábamos después de todo. Pero no fueron sólo las cuestiones doctrinales las que lo hicieron menos que un superhéroe. También tenía preguntas más básicas sobre Jesús y su misión. Volvamos a cómo Juan imaginaba a Jesús antes de conocerlo personalmente.
Mateo 3:12 (NTV) Está listo para separar el trigo de la paja con su rastrillo. Luego limpiará la zona donde se trilla y juntará el trigo en su granero, pero quemará la paja en un fuego interminable».
Esto es cierto hasta cierto punto. Pero, ¿alguna vez te has preguntado qué quería decir Juan el Bautista con esto? ¿Cuál era la imagen que él tenía de Jesús? Léelo de nuevo… ¿A quién se parece la imagen que se ha formado? ¡Al mismísimo Juan el Bautista! Rudo, directo, sin filtros, y hasta un poco inclinado a juzgar y condenar.
La duda a menudo surge cuando nuestra imagen de Jesús no coincide con la realidad.
La verdad es que todos tendemos a formar una imagen de Jesús según nuestra propia perspectiva, y cuando descubrimos que en la vida real es diferente, eso puede generar dudas. Muchos estadounidenses, por ejemplo, no imaginan al Jesús de las Escrituras, sino una versión cultural moldeada por el arte, el cine y las preferencias personales: generalmente de piel clara, cabello castaño suelto, ojos dulces y expresión serena, más parecido a un modelo europeo que a un judío del Oriente Medio. Incluso, para algunos, Jesús se asemeja a un patriota ondeando la bandera estadounidense.
El peligro es que, cuando nuestra imagen de Jesús no coincide con la realidad, puede llevarnos a la decepción y a la duda, tal como le ocurrió a Juan el Bautista. Él esperaba un Mesías intenso, directo y confrontador; alguien incluso más radical que él. Pero Jesús, en cambio, se mostró como un siervo amable y sereno. Bendecía a las personas, corregía con ternura, y actuaba con amor y misericordia. Era amigo de publicanos y pecadores. Por eso, la pregunta que Juan hace más adelante tiene tanto sentido.
Mateo 9:14 (NTV) 14 Un día los discípulos de Juan el Bautista se acercaron a Jesús y le preguntaron: —¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?
¿Entiendes la pregunta? Jesús y sus discípulos estaban “viviendo la vida al máximo”: milagros, grandes multitudes, sermones llenos de esperanza. Mientras tanto, Juan el Bautista y sus discípulos estaban luchando. Juan estaba solo, encerrado en prisión por causa de su ministerio. Lejos de las multitudes. Su mensaje era de juicio y confrontación, muy distinto a los sermones esperanzadores de Jesús. Incluso dos de sus discípulos se habían marchado para seguir a Jesús. ¿Le habrá dolido eso en ese momento? Volvamos a la expectativa que Juan tenía sobre Jesús.
Mateo 3:12 (NTV) Está listo para separar el trigo de la paja con su rastrillo. Luego limpiará la zona donde se trilla y juntará el trigo en su granero, pero quemará la paja en un fuego interminable».
Esto no era lo que Juan el Bautista y sus seguidores estaban viendo en Jesús. Juan esperaba a un Mesías que derrocaría al imperio romano, alguien que traería juicio y liberación política. Pero cuando Jesús no encajó en ese perfil, la duda comenzó a surgir en su corazón. Sin embargo, Juan —y todos nosotros— necesitamos recordar esto: la fe consiste en confiar en el plan de Dios, incluso cuando no se alinea con nuestras expectativas.
Es normal tener dudas y cuestionarte sobre ciertos aspectos de la fe. Incluso Juan el Bautista tenía preguntas sobre la manera en que Jesús llevaba a cabo su ministerio. Tal vez tú también lo has sentido: “¿Dios, por qué no haces justicia con ese grupo? Que les caiga fuego del cielo” o “¿Por qué estoy luchando tanto en esta etapa de mi vida?”
A veces, como Juan, proyectamos nuestras expectativas sobre Jesús, esperando que actúe según nuestras preferencias, incluso políticas. Juan esperaba que el Mesías se involucrara en la vida política de su tiempo y derrotara al imperio romano. Hoy, algunos demócratas dudan de Jesús por la imagen que reciben de sus amigos republicanos, y algunos republicanos no logran ver a Jesús con claridad porque su visión está más influenciada por la política que por la verdad bíblica. Pero el verdadero giro llega en el capítulo 11.
Juan enfrentó sus dudas más profundas en prisión—un recordatorio de que las temporadas difíciles ponen a prueba la fe.
Mateo 11:2-3 (NTV) 2 Juan el Bautista, quien estaba en prisión, oyó acerca de todas las cosas que hacía el Mesías. Entonces envió a sus discípulos para que le preguntaran a Jesús: 3 —¿Eres tú el Mesías a quien hemos esperado o debemos seguir buscando a otro?
Este es uno de los versículos más impactantes del Nuevo Testamento: Juan el Bautista pregunta si Jesús es realmente el Mesías. ¡¿Qué?! ¡Si él es primo de Jesús! Es la voz que clama en el desierto. Nació, literalmente, para señalar a la gente hacia Jesús. Fue quien dijo: “Es necesario que Él crezca y que yo disminuya”. ¿Y ahora lo está dudando todo?
Nota histórica: En relación con Mateo 11:3, el Comentario del Pilar del Nuevo Testamento señala lo siguiente: “Algunos sugieren que el propio Juan no tenía ninguna duda, sino que formuló la pregunta para que Jesús tranquilizara a sus seguidores. Esta perspectiva era común en la iglesia primitiva y entre los reformadores… Pero sin duda es demasiado artificial.”
En otras palabras, la verdad es que Juan el Bautista sí dudó. Miró a su alrededor, a la mazmorra poco iluminada de su realidad, y se preguntó si se había equivocado por completo. La cima de su ministerio había quedado atrás, y el aislamiento lo llevó a replantearse todo lo que alguna vez creyó.
Esto también es normal. Incluso Juan el Bautista tuvo dudas en su propio calabozo personal. ¿Has estado ahí? ¿O quizás estás ahí ahora mismo? Ese lugar de encierro emocional o espiritual donde las preguntas parecen más grandes que las respuestas.
Así que déjame hacerte una última pregunta: ¿Crees que esas dudas significaban que Juan el Bautista había perdido la fe? La respuesta de Jesús a los discípulos de Juan nos da una pista importante.
Mateo 11:4-5 (NTV) 4 Jesús les dijo: —Regresen a Juan y cuéntenle lo que han oído y visto: 5 los ciegos ven, los cojos caminan bien, los que tienen lepra son curados, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les predica la Buena Noticia.
La respuesta de Jesús a Juan nos muestra que:
Jesús no rechaza ni avergüenza por las preguntas sinceras; al contrario, nos guía de nuevo hacia la verdad y la evidencia.
En lugar de reprender a Juan, Jesús le señaló la evidencia para fortalecer su fe: los milagros que estaba realizando, las vidas transformadas y las profecías que se estaban cumpliendo. Jesús no lo regañó por dudar, sino que le mostró señales concretas de que el Reino de Dios estaba avanzando.
Pero eso no fue todo. Jesús también le envió un recordatorio personal y alentador, una respuesta que hablaba directo al corazón de Juan, reafirmando que su papel en la historia de la redención no había sido en vano.
Mateo 11:6 (NTV) 6 —Y agregó—: Dios bendice a los que no se apartan por causa de mí.
Deja que esas palabras penetren en tu mente: “…por causa de mí”. No dice “por culpa de Satanás, ni de malas influencias, ni de malos amigos…”, sino “por causa de Jesús”. Jesús fue la piedra de tropiezo. Juan no estaba luchando contra Satanás, sino con Jesús mismo. Luchaba con sus dudas, con aspectos de la doctrina que aún no comprendía del todo, con la estrategia de Jesús que no encajaba en sus expectativas, y con la oscuridad de su propia mazmorra personal.
Y Juan no es el único. ¿Estás tú en su lugar hoy? Escuchemos nuevamente las palabras de Jesús: “Dios bendice a los que no se apartan por causa de mí.” Para hacer eco de las palabras de El prisionero en la tercera celda —una novela profundamente reflexiva que explora los últimos días de Juan el Bautista en prisión— Gene Edwards escribe: “Cuando estés en el calabozo de las circunstancias de las que no puedes escapar, cuando estés en la celda donde no llega ningún milagro, te enfrentarás a la pregunta más importante de tu vida: ¿Amarás todavía a Dios?”
Déjame decirte algo importante: tus dudas no te hacen menos cristiano. Simplemente te hacen humano. Todos atravesamos momentos de incertidumbre, y eso no invalida nuestra fe. Esa fue la historia de Juan el Bautista. Y esto es lo que Jesús dijo sobre él:
Mateo 11:11 (NTV) 11 »Les digo la verdad, de todos los que han vivido, nadie es superior a Juan el Bautista…
Estas fueron palabras de afirmación, honra y reconocimiento, incluso en medio de sus preguntas y dudas. Jesús no descartó a Juan por dudar; lo valoró profundamente. Así que no creas la mentira creíble de que la fe verdadera significa no tener dudas. La verdad de Dios es esta: la verdadera fe no es la ausencia de dudas, sino confiar en Él incluso cuando la vida no tiene sentido.
Se trata de plantear esas preguntas difíciles sobre la doctrina y la teología. Es batallar con Dios en esas áreas, mientras se abrazan los principios esenciales del evangelio. Es atreverse a cuestionar la estrategia de Jesús y descubrir quién es en verdad. Es exponer tus dudas en tu calabozo personal.
Ya vimos que incluso uno de los más grandes héroes de la fe, como Juan el Bautista, luchó con las dudas. Esto demuestra que la duda y la fe pueden coexistir, porque la verdadera fe no es la ausencia de preguntas, sino la decisión de confiar en Jesús aun cuando el corazón está lleno de incertidumbre, sabiendo que Él no se aleja de nosotros, sino que camina a nuestro lado y nos guía de nuevo hacia la verdad con evidencias.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Alguna vez has pensado que tener dudas te hace menos cristiano? ¿Cómo desafía esa idea la historia de Juan el Bautista?
- ¿Qué expectativas has puesto sobre Jesús que no coinciden con quién es Él realmente?
- ¿Cómo afectan a tu fe tus “temporadas de prisión” —esos tiempos oscuros y desalentadores?
- ¿Por qué crees que Jesús nos señala la evidencia de su obra en lugar de reprendernos por nuestras dudas?
- ¿Cómo podemos crear un espacio seguro donde otros puedan compartir sus preguntas y luchas sin sentir vergüenza?
- ¿Cuál es un área de tu vida en la que hoy necesitas confiar en Jesús, incluso con tus dudas?
Dios no me dará más de lo que puedo soportar
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Puntos de conversación:
La verdad sobre las tentaciones:
- Las tentaciones son reales, pero no irresistibles.
- La “salida de escape” de Dios toma muchas formas.
- La fidelidad de Dios es el fundamento. (2 Corintios 1:8-9a)
La verdad sobre el sufrimiento:
- Es posible que Dios nos dé más de lo que podemos soportar.
- El sufrimiento nos enseña a depender de Cristo. (2 Corintios 1:9b)
- El sufrimiento nos impulsa a conectarnos con la familia de la iglesia. (2 Corintios 1:4)
En la década de 1930, Alemania se sumía en la oscuridad. Adolf Hitler había tomado el poder, y el régimen nazi exigía lealtad absoluta, incluso de la iglesia. La mayoría de los pastores lo aceptaron. Pero un joven teólogo, Dietrich Bonhoeffer, se negó a doblegarse.
Bonhoeffer creía que seguir a Cristo significaba decir la verdad, incluso cuando le costaba todo. Entrenó a jóvenes pastores en secreto, escribió conmovedoramente sobre el discipulado y finalmente se unió a la resistencia contra Hitler. Por ello, fue arrestado.
Durante dos largos años, permaneció en prisión. Separado de sus amigos, sus libros, sus clases, su púlpito. Soportó interrogatorios, soledad y la constante amenaza de muerte. Esto era mucho más de lo que cualquier hombre podía soportar. Sin embargo, en sus escritos, seguía guiando a la gente hacia Jesús. Dijo:“Debemos estar dispuestos a dejarnos interrumpir por Dios”. Su vida fue interrumpida por el sufrimiento y la injusticia. ¿Qué crees que le habría dicho Bonhoeffer a un hombre de hoy en estos tiempos donde el confort es primordial?
Así, que empecemos con la mentira creíble de hoy: Dios no me dará más de lo que puedo soportar. La gente la toma como una pequeña promesa que podrías encontrar en una placa en una cocina estadounidense. Pero no lo habrías encontrado en las paredes de la celda de la prisión de Bonhoeffer. Y tampoco lo encontrarás en la Biblia.
Es posible que se lo hayas dicho a alguien con buenas intenciones. Para animarlos en su sufrimiento y/o para ayudarles a confiar en un Dios bueno. Si bien es cierto que Dios está A FAVOR de ellos cómo se manifiesta esto en la vida cotidiana no es tan sencillo. Dios no promete que no serás aplastado, abrumado o incapaz de soportar sufrimientos.
Este concepto erróneo se basa en una lectura equivocada de 1 Corintios 10:13. Es un buen recordatorio para todos nosotros de leer y estudiar nuestra Biblia, porque es tentador hacer que las Escrituras digan lo que queremos que digan. Veamos el versículo:
1 Corintios 10:13 (NTV) Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrará una salida, para que puedan resistir.
Hablemos de lo que dice este versículo y lo que NO dice. Lo que está diciendo: Dios no permitirá que la tentación sea más de lo que puedes soportar. Ahí está la parte mal citada. No dice “Dios no me dará más de lo que pueda soportar” en términos de sufrimiento. Sino más bien, “Dios no me dará más de lo que pueda soportar” en términos de tentación.
La verdad sobre las tentaciones:
Primero, las tentaciones son reales, pero no irresistibles.
La historia de Israel lo demostró: algunos cayeron, pero no todos. La diferencia no residió en la fuerza de la tentación, sino en si la gente confiaba en Dios. El contexto inmediato está hablando sobre el peregrinaje de los israelitas. Estuvieron tentados a quejarse. Tentados por la comida, la bebida, la inmoralidad sexual y por la idolatría.
Mas este no es un problema del antiguo Israel. Es un problema humano. Todos somos tentados, hoy más que nunca. Sin embargo, la perseverancia es posible para todo creyente. El versículo no promete inmunidad a la tentación, sino la seguridad de que la fidelidad es posible gracias a la ayuda de Dios (Hebreos 2:18).
Segundo, la “salida de escape” de Dios toma muchas formas.
A veces la “salida” es alejarse literalmente de la situación, otras veces es la fuerza para soportar la tentación sin ceder. De cualquier manera, Dios nunca nos abandona al fracaso (Santiago 1:12). ¿Una salida? ¿Cómo qué? ¿Una señal de Dios o un milagro? No, solo una elección diferente. No tienes que seguir a tu carne
A continuación te doy algunos ejemplos de salida de escape. Primero, cambia tu entorno. Sientes la tentación de ver algo inapropiado en línea. La solución podría ser cerrar la laptop, dejar el teléfono o salir de la habitación. Eso no es un milagro sino es una elección de alejarse antes de que la tentación crezca.
Segundo ejemplo, usa las Escrituras para contraatacar la tentación. Cuando Jesús fue tentado en el desierto, respondió con la Palabra de Dios (Mateo 4). Si sientes la tentación de arremeter con ira, recuerda Proverbios 15:1 (“La respuesta amable calma el enojo”). Esa es una salida.
Tercer ejemplo, busca ayuda. ¿Te sientes tentado a recaer en una adicción? Contáctate con alguien sabio. Un mensaje a un amigo o mentor de confianza puede ser la salida. Santiago 5:16 nos recuerda que confesar a otros y orar juntos trae sanidad.
Tercero, la fidelidad de Dios es el fundamento.
No tu fidelidad. Nuestra capacidad para mantenernos firmes no proviene de la fuerza de voluntad, sino de que Dios cumple las promesas que nos hizo. Él es fiel incluso cuando nos sentimos débiles. Es decir, cuando somos infieles (2 Tesalonicenses 3:3). Este versículo se convierte en una advertencia contra la arrogancia. Clarificando, pensar que estás seguro de ti mismo es la misma actitud que te lleva a caer. Es interesante la elección de palabras. Tienes la tentación de NO ser fiel pero Dios permanecerá fiel. ¡Tú no eres fiel, Dios sí lo es!
Así que, en pocas palabras, la verdad es: Dios no te dará más tentación de la que puedes soportar. Pero eso no quiere decir que: Dios no te dará más sufrimiento del que puedas soportar. La prueba de esto está en la siguiente carta que Pablo escribe a los corintios.
2 Corintios 1:8-9a (NTV) 8 Amados hermanos, pensamos que tienen que estar al tanto de las dificultades que hemos atravesado en la provincia de Asia. Fuimos oprimidos y agobiados más allá de nuestra capacidad de aguantar y hasta pensamos que no saldríamos con vida. 9 De hecho, esperábamos morir;…
En otras palabras, Pablo está diciendo que el sufrimiento fue MÁS de lo que podían soportar. Así que ahora veamos
La verdad sobre el sufrimiento:
Primero, es posible que Dios nos dé más de lo que podemos soportar.
¿Alguna vez te has sentido aplastado, abrumado, incapaz de soportar más o esperando morir? Yo sí. Cuando hace años pasé por una gran enfermedad que me mantuvo atada a la cama por un poco más de 5 años. Literalmente, me sentía morir. Sufrí de un dolor en la parte inferior del cuerpo, en ambas piernas. No encontré ninguna respuesta médica al dolor.
Debilitada, super delgada, con los músculos atrofiados y sin fuerzas lo único que podía hacer es venir a Dios y confiar en Él. No te voy a decir que a veces mi fe no flaqueaba porque el peso de esta enfermedad era demasiado. Pero yo sabía que aunque no sanara, mi Dios seguía siendo Dios. Y que a pesar de que si moría, viviría por la eternidad con Él. En todo este proceso aprendí que solo me quedaba confiar en Dios totalmente y que yo no podía hacer nada sin Él.
Segundo, el sufrimiento nos enseña a depender de Cristo.
2 Corintios 1:9b (NTV) …pero, como resultado, dejamos de confiar en nosotros mismos y aprendimos a confiar solo en Dios, quien resucita a los muertos.
Lo que aprendemos de nuestros sufrimientos es que el sufrimiento es un maestro poderoso. Nos libera de la autosuficiencia y nos pone firmemente en las manos de Jesús, quien incluso puede resucitar a los muertos.
Tercero, el sufrimiento nos impulsa a conectarnos con la familia de la iglesia.
Pensando en un mundo futuro para nuestros hijos, me da temor pensar en tanto que está avanzado la tecnología como la inteligencia artificial (de verdad que asusta). Quizás nosotros ya no estemos presentes en este mundo loco e impredecible. Pero nuestros hijos lo estarán. Y sus hijos. Da miedo pensar que tal vez no estemos allí para apoyarlos.
Sea o no cierto lo de la inteligencia artificial, habrá sufrimiento que tendrán que pasar como persecución por su fe. Tal vez,cáncer, demencia, etc. Posible, guerras, hambrunas, etc. ¿Cómo resistirán? Pues, necesitan una comunidad. Necesitan a la familia de la iglesia. De eso es de lo que habla este versículo final:
2 Corintios 1:4 (NTV) Él nos consuela en todas nuestras dificultades para que nosotros podamos consolar a otros. Cuando otros pasen por dificultades, podremos ofrecerles el mismo consuelo que Dios nos ha dado a nosotros.
Por eso es importante la iglesia local. En ella encontramos comunidad; Familia. No es solo un hábito dominical; es un salvavidas. Cuando las dificultades azotan, la familia de la iglesia se convierte en las manos y los pies de Dios para brindar su consuelo. Eso es lo que quiero para mis hijos. No hay forma de predecir todos los desafíos. Pero una cosa es segura: sufrirán.
Así que para dejar todo bien claro, recalco: La Verdad es que Dios puede darnos más de lo que nosotros podemos soportar, pero nunca nos dará más de lo Él que puede soportar. El sufrimiento nos impulsa a depender de Cristo, apoyarnos en nuestra familia de la iglesia y preparar a la próxima generación para hacer lo mismo.
Para cerrar, el 9 de abril de 1945, apenas cuatro semanas antes de la rendición de Alemania, los nazis sacaron a Bonhoeffer de su celda en el campo de concentración de Flossenbürg. Lo desnudaron, lo llevaron a la horca y lo ejecutaron. Pero lo más destacable es que el médico de la prisión que presenció su muerte dijo más tarde: “Casi nunca he visto a un hombre morir tan completamente sumiso a la voluntad de Dios”.
Bonhoeffer había escrito una vez: “Sólo un Dios que sufre puede ayudar”. Esa fue su ancla. No se aferró a la falsa esperanza de que Dios nunca le daría más de lo que podía soportar. En cambio, se aferró a la verdadera esperanza de que Dios nunca lo abandonaría, ni siquiera en la muerte.
Esa es nuestra conclusión hoy: Dios si puede darte más de lo que puedes soportar, pero nunca te dará más de lo que Él puede soportar. El sufrimiento vendrá. Las pruebas te agobiarán. Pero Cristo es suficiente. Él sostuvo a Bonhoeffer. Él sostuvo a Pablo. Él me sostuvo en mi sufrimiento. Y Él te sostendrá a ti.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Qué diferencia marcó la fe de Bonhoeffer frente a la obediencia ciega de otros líderes religiosos en su tiempo?
- ¿Por qué es importante distinguir entre tentación y sufrimiento al interpretar 1 Corintios 10:13?
- ¿Cómo puede el sufrimiento enseñarnos a depender más profundamente de Cristo?
- ¿Qué papel juega la comunidad de la iglesia en medio de las pruebas y el dolor?
- ¿Qué legado espiritual dejó Bonhoeffer y cómo puede inspirar a las futuras generaciones?
Estoy demasiado lejos del alcance de Dios
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Puntos de conversación:
- La mentira dice: “Estoy demasiado lejos del alcace de Dios”, pero la verdad es que la misericordia de Dios es más grande que nuestro pasado (Jonás 4:2, Lucas 15:20).
- Nínive era infame por su violencia, idolatría y crueldad, pero cuando se arrepintieron, Dios los perdonó (Jonás 3:4–10).
- El carácter de Dios siempre ha sido misericordioso y compasivo (Éxodo 34:6–7, Salmo 103:8, Joel 2:13).
- El hijo pródigo nos representa a todos: rotos, avergonzados e indignos, pero recibidos nuevamente por el amor del Padre (Lucas 15:11–20).
- La clave es el arrepentimiento: apartarse del pecado y volver a Dios (2 Pedro 3:9).
La semana pasada vimos el primer tema de la serie: Dios es un aguafiestas. Exploramos la mentira creíble de que Dios no quiere que te diviertas y por eso todas las reglas y regulaciones. Empero, la verdad es que desde el principio, Dios creó todo para nuestro bien. Nos dio abundancia y provisión pero también límites. Adán y Eva pasaron de confiar en la definición de Dios del bien a decidir lo bueno para sí mismos. Y el resultado NO FUE BUENO, resultó en vergüenza.
Esto nos lleva al tema de hoy. Tal vez sientas una profunda vergüenza por tu pecado. La Biblia tiene algo que decir sobre eso. Hoy vamos a confrontar una mentira que parece creíble: “Estoy demasiado lejos del alcance de Dios.” Quizás pienses: “Si supiera dónde he estado, lo que he hecho… Dios nunca me querría.” Ese pensamiento parece razonable. Lo he escuchado muchas veces en el ministerio. Personas que creen que Dios no puede perdonarlas por sus errores pasados, por haber cruzado un límite, por sus adicciones —ya sea a las drogas, al alcohol, a la pornografía— o incluso por lo que otros les han hecho, como el abuso de un familiar.
Pero la verdad honesta de Dios es esta: nadie está demasiado lejos de su alcance. Ni el asesino más cruel, ni el adúltero, ni el fornicario. Hoy veremos dos historias bíblicas que lo demuestran. Solo tendremos tiempo para dos ejemplos, pero hay cientos. Este es un tema que atraviesa toda la Escritura, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Elegiremos una historia representativa de cada uno, porque Dios es el mismo en ambos, y su corazón siempre ha estado a favor de la gente.
En ambas historias, presta atención a dos cosas: lo que hicieron mal —y créeme, es peor que lo tuyo— y lo que hicieron bien para volver a Dios y ser aceptados por Él. La primera historia está en el libro de Jonás, en el Antiguo Testamento, y trata de los ninivitas.
Jonás 1:1-2 (NTV) 1 El Señor le dio el siguiente mensaje a Jonás, hijo de Amitai: 2 «Levántate y ve a la gran ciudad de Nínive. Pronuncia mi juicio contra ella, porque he visto lo perversa que es su gente».
En tiempos de Jonás, Nínive era una de las ciudades más importantes del Imperio asirio. Asiria era temida por su poder militar y su crueldad. Gobernaban mediante el terror, y otras naciones los veían como opresores despiadados. Los registros históricos muestran prácticas brutales: desollaban vivos a los cautivos, amontonaban cabezas enemigas como trofeos, empalaban prisioneros. La injusticia era evidente y provocaba indignación.
Además, los ninivitas adoraban a dioses falsos, especialmente a Ishtar, diosa del amor y la guerra. Tenían templos dedicados a ella, practicaban la prostitución ritual y la idolatría. Arqueólogos han encontrado santuarios al aire libre y figuras de Ishtar en hogares. Incluso se realizaban sacrificios de niños en ese entorno pagano. Este es el contexto del libro de Jonás. Y la pregunta es inevitable: ¿estaban los ninivitas demasiado lejos del alcance de Dios? A simple vista, sí. Pero aquí viene la parte que quizás te hayas perdido.
Jonás 3:4 (NTV) El día que Jonás entró en la ciudad, proclamó a la multitud: «Dentro de cuarenta días Nínive será destruida».
Tal vez ese sea el único mensaje que hayas escuchado sobre Dios: juicio, condena, destrucción. Que Él está en tu contra. Que esta vez sí que te pasaste. Que nunca aceptaría a alguien como tú. Pero todo eso forma parte de la mentira creíble. Y muchos se la han tragado por completo.
Jonás 3:5,10 (NTV) 5 Entonces la gente de Nínive creyó el mensaje de Dios y desde el más importante hasta el menos importante declararon ayuno y se vistieron de tela áspera en señal de remordimiento. 10 Cuando Dios vio lo que habían hecho y cómo habían abandonado sus malos caminos, cambió de parecer y no llevó a cabo la destrucción con que los había amenazado.
¿¡Qué!? Ese es el giro inesperado. Dios perdonó a Nínive. Increíble. Estaban perdidos, lejos, más allá de toda esperanza. Y sin embargo, Dios los perdonó. La reacción de Jonás lo dice todo.
Jonás 4:1-2a (NTV) Este cambio de planes molestó mucho a Jonás y se enfureció. 2 Entonces le reclamó al Señor: —Señor, ¿no te dije antes de salir de casa que tú harías precisamente esto?
Jonás sabía que Dios es el Dios de segundas oportunidades. Lo sabía desde el principio. Dios le dio a Jonás una segunda oportunidad. Y ahora se la da a Nínive, la ciudad malvada.
Jonás 4:2b (NTV) ¡Por eso hui a Tarsis! Sabía que tú eres un Dios misericordioso y compasivo, lento para enojarte y lleno de amor inagotable. Estás dispuesto a perdonar y no destruir a la gente.
Esta es la verdadera imagen del Dios del Antiguo Testamento. Su carácter misericordioso se repite en Éxodo 34:6-7, Números 14:18, Nehemías 9:17, Salmos 86:15, 103:8, 145:8, Joel 2:13. Y también en el Nuevo Testamento, especialmente en este versículo:
2 Pedro 3:9 (NTV) En realidad, no es que el Señor sea lento para cumplir su promesa, como algunos piensan. Al contrario, es paciente por amor a ustedes. No quiere que nadie sea destruido; quiere que todos se arrepientan.
Ese es el camino de regreso a Dios. Funcionó para Nínive. Y funciona también en otra historia: la del hijo pródigo.
Lucas 15:11-12 (NTV) 11 Para ilustrar mejor esa enseñanza, Jesús les contó la siguiente historia: «Un hombre tenía dos hijos. 12 El hijo menor le dijo al padre: “Quiero la parte de mi herencia ahora, antes de que mueras”. Entonces el padre accedió a dividir sus bienes entre sus dos hijos.
Esta petición era una ofensa grave. En la cultura judía, pedir la herencia en vida era como declarar muerto al padre. El hijo menor avergonzó públicamente a su familia. Estaba perdido, demasiado lejos del perdón de Dios. Pero la historia empeora.
Lucas 15:13 (NTV) 13 »Pocos días después, el hijo menor empacó sus pertenencias y se mudó a una tierra distante, donde derrochó todo su dinero en una vida desenfrenada.
Se fue lejos. Vivió desenfrenadamente. Terminó comiendo con los cerdos, lo cual era impuro según la ley. Esta parábola es para ti, si te sientes perdido por tus errores o por lo que otros te han hecho. Jesús la contó para demostrar algo.
Lucas 15:17-19 (NTV) 17 »Cuando finalmente entró en razón, se dijo a sí mismo: “En casa, hasta los jornaleros tienen comida de sobra, ¡y aquí estoy yo, muriéndome de hambre! 18 Volveré a la casa de mi padre y le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no soy digno de que me llamen tu hijo. Te ruego que me contrates como jornalero’”.
El hijo se sentía indigno. Tal vez tú también. Pero regresó. Confió en la bondad de su padre. Estaba listo para una nueva relación, bajo los términos del padre. Pensó que sería un sirviente. Pero aquí viene el giro sorprendente.
Lucas 15:20 (NTV) »Entonces regresó a la casa de su padre, y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio llegar. Lleno de amor y de compasión, corrió hacia su hijo, lo abrazó y lo besó.
La historia termina con una fiesta. El padre lo recibe como hijo, no como siervo. En las palabras de Jonás: “Sabía que tú eres un Dios misericordioso y compasivo, lento para enojarte y lleno de amor inagotable. Estás dispuesto a perdonar y no destruir a la gente.”
El Dios de Jonás es el Dios del hijo pródigo. Y es el mismo Dios de hoy. Ya no creas a la mentira creíble. Cree en la verdad honesta de Dios: nadie está demasiado lejos de su alcance. Los ninivitas no lo estuvieron, a pesar de su vida sin Dios. El hijo pródigo no lo estuvo, a pesar de sus vergonzosas acciones. Y tú tampoco lo estás.
No hay nada que hayas hecho que pueda descalificarte del amor de Dios. Él está mirando, esperando que tomes tu decisión. Y aquí está esa decisión: volver a Dios, ser aceptado por Él.
Este llamado es tanto para ti que te has alejado de Dios, como para ti que nunca lo has aceptado como tu Señor y Salvador. Tanto los ninivitas como el hijo pródigo lo hicieron. Ellos se volvieron a Dios, admitieron su pecado, se arrepintieron y se sometieron a Él.
Dios no te ha dado la espalda. Él te espera con los brazos abiertos. Jesús ya pagó el precio. Solo falta que digas “si”.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Por qué crees que tantas personas creen la mentira de que están “demasiado lejos del alcance” de Dios?
- ¿Cómo desafía la historia de Nínive la manera en que pensamos sobre el juicio y la misericordia de Dios?
- ¿Con qué parte de la historia del hijo pródigo te identificas más: la vergüenza del hijo o la compasión del padre?
- ¿Qué pasos puede tomar alguien hoy si se siente indigno del amor de Dios?
- ¿Cómo te animan estas historias a ver de manera diferente a las personas en tu vida que parecen “demasiado perdidas”?
- ¿Cómo se vería para ti, personalmente, arrepentirte y volver a Dios de una manera renovada esta semana?
Mentira creíble: Dios es un aguafiestas
Haz clic aquí para ver el bosquejo del sermón.
Puntos de conversación:
- La primera acción de Dios hacia la humanidad fue bendecir, no restringir. Génesis 1:28-30
- El Edén revela la provisión de Dios: familia, alimento, trabajo con propósito y un entorno seguro. Génesis 2:15
- El límite que Dios puso en el Edén no fue para matar el gozo, sino para protegerlo. Génesis 2:16-17
- La serpiente torció la generosidad de Dios en una aparente restricción, sembrando duda sobre Su bondad. Génesis 3:1-5
- Eva redefinió lo “bueno” fuera de Dios, lo que llevó a la vergüenza en lugar de gozo. Génesis 3:6-7
- La verdad de Dios: el gozo y la satisfacción se encuentran en Su provisión y dentro de Sus límites.
Todos las hemos escuchado. Son esas frasecitas que suenan sabias, reconfortantes o incluso espirituales pero no son verdaderas. En esta serie, descubriremos algunas de las mentiras más comunes y creíbles que la gente acepta sobre Dios, la vida y la fe.
Al principio parecen correctas, pero cuando profundizas, te das cuenta de que pueden llevarte en la dirección equivocada. Algunas de esas mentiras que parecen creíbles son: “Dios es un aguafiestas”, “Estoy demasiado lejos del alcance de Dios” o “Dios ha muerto”
Hoy, abrimos esta serie con la primera mentira que muchos creen acerca de Dios. Esta mentira creíble es “Dios es un aguafiestas”. Esta es una de las mentiras más antiguas y persistentes. Muchos creen que Dios está en contra de nuestra felicidad. No quiere que se diviertan, y por eso existen tantas reglas y restricciones.Que el cristianismo es una camisa de fuerza, llena de reglas diseñadas para reprimir el gozo. Pero si volvemos al principio de la historia bíblica, descubrimos algo muy diferente.
Así que vayamos al Génesis. Es el lugar natural para comenzar, porque fue la primera mentira dada. Deja te explico. En Génesis 1 y 2, Dios hizo todo para el bien de la humanidad, es decir, para su gozo. Dios creó todo el mundo en los primeros cinco días, en anticipación al sexto día, cuando creó a la humanidad. Todo esto fue para ellos, para su bien.
Génesis 1:28-29 (NTV) Luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo».
Aquí leemos que Dios los bendijo. Fue lo primero que hizo Dios después de crear a los humanos. ¡Piénsalo! Dios estaba a favor de ellos. Te digo porque. Primero, porque les dijo: “Sean fructíferos y multiplíquense”. Dios quería que tuvieran hijos. Las familias son una bendición. Medita en ESO. Segundo, les dio propósito, autoridad, provisión y libertad. El mandato de “llenar la tierra y gobiernen sobre ella” no era una carga, sino una invitación a participar en su obra. La creación misma fue diseñada para el florecimiento humano. La tierra fue creada para los humanos. Luego Dios les dijo que la llenaran con ese propósito, para que todos pudieran disfrutar de su provisión.
Algo interesante con respecto a “gobiernen sobre ella”. Aquí empezó el gobierno familiar. Luego se extendió al gobierno civil. Todo parte del plan de Dios para bendecir a la humanidad.
Por último, cuando les dice “Reinen sobre… todos los animales”, Dios les está dando a los humanos se les dio autoridad incluso sobre el reino animal. Esto es parte de lo que significa ser hechos “a imagen de Dios”. Nosotros también podemos gobernar.
El punto es que todo lo que hizo Dios fue para nuestro bien, para el florecimiento humano. Pero aún hay más.
Génesis 1:29 (NTV) Entonces Dios dijo: «¡Miren! Les he dado todas las plantas con semilla que hay sobre la tierra y todos los árboles frutales para que les sirvan de alimento.
En este versículo vemos la provisión generosa de alimento por parte de Dios. Es interesante ver que no se menciona el consumo de carne hasta después del diluvio (Génesis 9:3). Esto sugiere que la visión original era pacífica y no violenta. Era de una vida alimentándose de vegetación, no unos de otros.
Otro dato interesante es que las semillas representan provisión continua. Los humanos no solo consumen, sino que son administradores que aseguran que la creación siga produciendo. Resuena con el mandato anterior de “gobernar” y “someter” la tierra (v. 28), lo cual no es explotación sino administración sabia.
Génesis 2:15 (NTV) El Señor Dios puso al hombre en el jardín de Edén para que se ocupara de él y lo custodiara;
El nombre “Edén” proviene de גן עדן (Gan Eden); una raíz que significa “deleite” o “placer”. El significado de jardín proviene de la raíz de “recinto, lugar protegido”. El “Jardín del Edén” era literalmente un “lugar protegido de placer”. Dios no creó una prisión, sino un paraíso. Les dio un entorno seguro, trabajo significativo, comida abundante y compañía. Esto muestra la provisión de Dios como un padre amoroso. Detente y pregúntate ahora: ¿Está describiendo esto a un Dios bueno o a un aguafiestas? ¡No! ¡Obviamente todo era bueno! ¿Qué más se puede pedir?
En serio, detente y piensa en eso. ¿Estaría satisfecha la persona promedio con un hogar seguro, trabajo significativo, comida en la mesa, una familia unida? ¡Por supuesto que sí! Pero aquí está lo que abrió la puerta a la mentira de que Dios es un aguafiestas y que no quiere que disfrutemos y seamos felices.
Génesis 2:16-17 (NTV) 16 pero el Señor Dios le advirtió: «Puedes comer libremente del fruto de cualquier árbol del huerto, 17 excepto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Si comes de su fruto, sin duda morirás».
Este no es realmente el primer mandamiento en la Biblia. En Génesis 1:3 y siguientes, Dios dice cosas como “Que haya luz”. Esos son decretos creativos. Lo que quiere decir es que el habla de Dios llama a la realidad a existir. Los teólogos a menudo distinguen estos como mandamientos fiat del latín fiat lux, “que haya luz”. Nota que una moneda fiat funciona igual. Tiene valor porque el gobierno lo decreta. La gente la acepta no por su sustancia física sino porque la autoridad del estado declara: “Esto es dinero”.
Luego tienes mandatos a la creación misma como “Que la tierra produzca vegetación” (1:11) y “Que las aguas se llenen de seres vivientes” (1:20). La creación no podía evitar obedecer.
También hay mandatos a los seres vivientes. Mandatos como “Sean fructíferos y multiplíquense”. Este es dado a los animales, aves, peces y humanos.
En Génesis 2:16-17 es el primer mandamiento moral. Dos formas de responder a este primer mandamiento moral. La primera manera es con confianza y sumisión. En este caso uno dice “¡Dios sabe lo que es mejor para mí!”. La otra manera es responder con desconfianza y sospecha. Es cuando uno responde: “¿Por qué Dios está reteniendo esta cosa buena?”
Lastimosamente, esa es la respuesta de Adan y Eva al primer mandato moral. Esto lo vemos en Génesis 3.
Génesis 3:1 (NTV) La serpiente era el más astuto de todos los animales salvajes que el Señor Dios había hecho. Cierto día le preguntó a la mujer: —¿De veras Dios les dijo que no deben comer del fruto de ninguno de los árboles del huerto?
La serpiente introduce la duda con una pregunta manipuladora. Resulta curioso que Génesis nunca dice que la serpiente es Satanás. Lo sabemos por referencias del NT. Juan 8:44 describe a Satanás como “el padre de la mentira”, lo cual coincide con lo que hace la serpiente en Edén. 2 Corintios 11:3 advierte que “Eva fue engañada por la astucia de la serpiente” y en el versículo 14 Pablo aclara que Satanás “se disfraza”. Apocalipsis 12:9 lo llama “esa serpiente antigua, llamada el diablo o Satanás, que engaña al mundo entero”.
Volviendo a la historia, observa el enfoque del diablo/serpiente: hace una pregunta escéptica. No miente aún; solo empieza a manipular. Esto es manipulación 101: sembrar incertidumbre antes de plantar una mentira directa. Por si no has conectado los puntos del puzzle, así es como funciona nuestra cultura hoy en día también.
Hace preguntas escépticas: “¿De verdad dijo Dios que el sexo solo debe ser dentro del matrimonio?” “¿De verdad la Biblia quiere decir que no puedes…?” Todas esas son migajas de manipulación como publicaciones en redes sociales, entretenimiento, conversaciones que erosionan lentamente la confianza en la verdad de Dios no con una gran mentira, sino con una serie de pequeñas dudas. Es muerte por mil cortes, espiritualmente hablando
Génesis 3:2-3 (NTV) —Claro que podemos comer del fruto de los árboles del huerto—contestó la mujer—. 3 Es solo del fruto del árbol que está en medio del huerto del que no se nos permite comer. Dios dijo: “No deben comerlo, ni siquiera tocarlo; si lo hacen, morirán”.
Ella conocía el mandamiento… más o menos. Eva añade algo que Dios no dijo: “ni siquiera tocarlo”. Esa pequeña distorsión es sutil, pero significativa. Muestra cuán fácil es malinterpretar o citar mal la Palabra de Dios y cómo eso abre la puerta a la tentación. Es la primera evidencia de que Eva podría haber visto a Dios como un aguafiestas, exagerando sus límites y cuestionando Su intención con Sus mandamientos.
La primera semilla de duda no fue solo sobre lo que Dios dijo, sino sobre qué tipo de Dios es. En lugar de un Padre generoso que les dio todos los árboles del huerto, Él es reformulado como un aguafiestas que está reteniendo algo de ellos. Si Eva ve el mandamiento como extremo, entonces romperlo se siente más justificable.
Génesis 3:4-5 (NTV) —¡No morirán!—respondió la serpiente a la mujer—. 5 Dios sabe que, en cuanto coman del fruto, se les abrirán los ojos y serán como Dios, con el conocimiento del bien y del mal.
Finalmente, la MENTIRA dada por Eva: Dios dijo: “si comes, morirás”. Satanás la contradijo. Luego añadió una segunda mentira: “Serás como Él”. Vale destacar que el ser humano ¡ya eran como Él! Ya eran creados a Su imagen pero lo querían de otra manera, en sus propios términos
En otras palabras, el diablo les dijo: el mandamiento de Dios es para retenerte; desobedece y serás bendecido con ojos abiertos y con conocimiento como Dios. El Comentario Bíblico del Expositor: Edición Abreviada, 2 Volúmenes comenta con respecto a Génesis 3:2 “Las declaraciones de la serpiente son un desafío directo al tema central de que Dios proveerá lo “bueno” para la raza humana si tan solo confían y le obedecen.” Dios ya había proveído “eso bueno”. Ya los había bendecido.
Génesis 3:6 (NTV) La mujer quedó convencida. Vio que el árbol era hermoso [bueno] y su fruto parecía delicioso, y quiso la sabiduría que le daría. Así que tomó del fruto y lo comió. Después le dio un poco a su esposo que estaba con ella, y él también comió.
La palabra hebrea es “tov” = bueno, agradable, deseable, beneficioso. En Génesis 1, tov = lo que Dios considera bueno. En Génesis 3:6, tov = lo que la mujer considera bueno. Es la primera vez que alguien que no es Dios llama algo “bueno” y es una mentira. No porque el árbol no fuera bueno. Era bueno, porque fue creado por Dios. Pero ella quiso definir su beneficio para sí misma. Para usarlo para sus propias motivaciones. En su propio tiempo.
Este cambio es enorme. La humanidad pasa de confiar en la definición de lo bueno según Dios a decidir lo bueno por sí misma. Tristemente, seguimos haciendo esto hoy en día. Un ejemplo son las relaciones y la sexualidad. La cultura dice: “Si se siente bien y me hace feliz, es bueno”. Mas Dios dice: la verdadera bondad se encuentra en el amor en pacto y la pureza (Génesis 2:24; 1 Tesalonicenses 4:3–5). A menudo justificamos cruzar límites porque algo nos parece bueno
Otro ejemplo tiene que ver con el dinero y el éxito. Llamamos bueno a la riqueza, el estatus o “la lucha” porque nos beneficia. Empero Dios dice: la generosidad, la buena administración y el contentamiento son verdaderamente buenos (Lucas 12:15; 1 Timoteo 6:6–10). Torcemos el “tov” cuando decimos que el éxito a cualquier costo es “bueno”.
Génesis 3:7 (NTV) En ese momento, se les abrieron los ojos, y de pronto sintieron vergüenza por su desnudez. Entonces cosieron hojas de higuera para cubrirse.
La promesa de Satanás: “se les abrirán los ojos”. Promesa cumplida. “Conocerán el bien y el mal”. Pues sí, pero la realidad va más allá. Ellos
sintieron vergüenza por primera vez, pero no la última. En otras palabras: se les prometió “lo bueno” pero recibieron “lo malo”.
No caigas en la mentira creíble de que Dios es un aguafiestas y no quiere que te diviertas. La verdad es que desde el principio, Dios creó todo para nuestro bien. Él ha sido generoso, protector y bueno. Nos dio abundancia, propósito y límites por amor. La verdadera libertad no está en romper sus mandamientos, sino en confiar en su carácter.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Por qué crees que Satanás eligió atacar primero el carácter de Dios, haciéndolo parecer alguien que quita la alegría?
- ¿Cómo nuestra cultura actual redefine los mandamientos de Dios como “restrictivos” o “injustos”?
- ¿Cuál es la diferencia entre la definición de “bueno” según Dios y la forma en que las personas suelen definirlo por sí mismas?
- ¿Cómo los límites pueden traer realmente libertad y alegría en la vida?
- Piensa en un momento en que dudaste de la bondad de Dios. ¿Cómo afectó eso tus decisiones?
- ¿Cuál es un área de tu vida en este momento en la que necesitas confiar en la definición de “bueno” que tiene Dios?
Mentiras creibles (serie)

Mentiras creibles (serie)
Todos las hemos escuchado. Frasecitas que suenan sabias, reconfortantes o incluso espirituales—pero no son verdaderas. En esta serie, descubriremos algunas de las mentiras más comunes y creíbles que la gente acepta sobre Dios, la vida y la fe. Al principio parecen correctas, pero cuando profundizas, te das cuenta de que pueden llevarte en la dirección equivocada.
Mentira creíble: Dios es un aguafiestas
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Puntos de conversación:
- La primera acción de Dios hacia la humanidad fue bendecir, no restringir. Génesis 1:28-30
- El Edén revela la provisión de Dios: familia, alimento, trabajo con propósito y un entorno seguro. Génesis 2:15
- El límite que Dios puso en el Edén no fue para matar el gozo, sino para protegerlo. Génesis 2:16-17
- La serpiente torció la generosidad de Dios en una aparente restricción, sembrando duda sobre Su bondad. Génesis 3:1-5
- Eva redefinió lo “bueno” fuera de Dios, lo que llevó a la vergüenza en lugar de gozo. Génesis 3:6-7
- La verdad de Dios: el gozo y la satisfacción se encuentran en Su provisión y dentro de Sus límites.
Todos las hemos escuchado. Son esas frasecitas que suenan sabias, reconfortantes o incluso espirituales pero no son verdaderas. En esta serie, descubriremos algunas de las mentiras más comunes y creíbles que la gente acepta sobre Dios, la vida y la fe.
Al principio parecen correctas, pero cuando profundizas, te das cuenta de que pueden llevarte en la dirección equivocada. Algunas de esas mentiras que parecen creíbles son: “Dios es un aguafiestas”, “Estoy demasiado lejos del alcance de Dios” o “Dios ha muerto”
Hoy, abrimos esta serie con la primera mentira que muchos creen acerca de Dios. Esta mentira creíble es “Dios es un aguafiestas”. Esta es una de las mentiras más antiguas y persistentes. Muchos creen que Dios está en contra de nuestra felicidad. No quiere que se diviertan, y por eso existen tantas reglas y restricciones.Que el cristianismo es una camisa de fuerza, llena de reglas diseñadas para reprimir el gozo. Pero si volvemos al principio de la historia bíblica, descubrimos algo muy diferente.
Así que vayamos al Génesis. Es el lugar natural para comenzar, porque fue la primera mentira dada. Deja te explico. En Génesis 1 y 2, Dios hizo todo para el bien de la humanidad, es decir, para su gozo. Dios creó todo el mundo en los primeros cinco días, en anticipación al sexto día, cuando creó a la humanidad. Todo esto fue para ellos, para su bien.
Génesis 1:28-29 (NTV) Luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo».
Aquí leemos que Dios los bendijo. Fue lo primero que hizo Dios después de crear a los humanos. ¡Piénsalo! Dios estaba a favor de ellos. Te digo porque. Primero, porque les dijo: “Sean fructíferos y multiplíquense”. Dios quería que tuvieran hijos. Las familias son una bendición. Medita en ESO. Segundo, les dio propósito, autoridad, provisión y libertad. El mandato de “llenar la tierra y gobiernen sobre ella” no era una carga, sino una invitación a participar en su obra. La creación misma fue diseñada para el florecimiento humano. La tierra fue creada para los humanos. Luego Dios les dijo que la llenaran con ese propósito, para que todos pudieran disfrutar de su provisión.
Algo interesante con respecto a “gobiernen sobre ella”. Aquí empezó el gobierno familiar. Luego se extendió al gobierno civil. Todo parte del plan de Dios para bendecir a la humanidad.
Por último, cuando les dice “Reinen sobre… todos los animales”, Dios les está dando a los humanos se les dio autoridad incluso sobre el reino animal. Esto es parte de lo que significa ser hechos “a imagen de Dios”. Nosotros también podemos gobernar.
El punto es que todo lo que hizo Dios fue para nuestro bien, para el florecimiento humano. Pero aún hay más.
Génesis 1:29 (NTV) Entonces Dios dijo: «¡Miren! Les he dado todas las plantas con semilla que hay sobre la tierra y todos los árboles frutales para que les sirvan de alimento.
En este versículo vemos la provisión generosa de alimento por parte de Dios. Es interesante ver que no se menciona el consumo de carne hasta después del diluvio (Génesis 9:3). Esto sugiere que la visión original era pacífica y no violenta. Era de una vida alimentándose de vegetación, no unos de otros.
Otro dato interesante es que las semillas representan provisión continua. Los humanos no solo consumen, sino que son administradores que aseguran que la creación siga produciendo. Resuena con el mandato anterior de “gobernar” y “someter” la tierra (v. 28), lo cual no es explotación sino administración sabia.
Génesis 2:15 (NTV) El Señor Dios puso al hombre en el jardín de Edén para que se ocupara de él y lo custodiara;
El nombre “Edén” proviene de גן עדן (Gan Eden); una raíz que significa “deleite” o “placer”. El significado de jardín proviene de la raíz de “recinto, lugar protegido”. El “Jardín del Edén” era literalmente un “lugar protegido de placer”. Dios no creó una prisión, sino un paraíso. Les dio un entorno seguro, trabajo significativo, comida abundante y compañía. Esto muestra la provisión de Dios como un padre amoroso. Detente y pregúntate ahora: ¿Está describiendo esto a un Dios bueno o a un aguafiestas? ¡No! ¡Obviamente todo era bueno! ¿Qué más se puede pedir?
En serio, detente y piensa en eso. ¿Estaría satisfecha la persona promedio con un hogar seguro, trabajo significativo, comida en la mesa, una familia unida? ¡Por supuesto que sí! Pero aquí está lo que abrió la puerta a la mentira de que Dios es un aguafiestas y que no quiere que disfrutemos y seamos felices.
Génesis 2:16-17 (NTV) 16 pero el Señor Dios le advirtió: «Puedes comer libremente del fruto de cualquier árbol del huerto, 17 excepto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Si comes de su fruto, sin duda morirás».
Este no es realmente el primer mandamiento en la Biblia. En Génesis 1:3 y siguientes, Dios dice cosas como “Que haya luz”. Esos son decretos creativos. Lo que quiere decir es que el habla de Dios llama a la realidad a existir. Los teólogos a menudo distinguen estos como mandamientos fiat del latín fiat lux, “que haya luz”. Nota que una moneda fiat funciona igual. Tiene valor porque el gobierno lo decreta. La gente la acepta no por su sustancia física sino porque la autoridad del estado declara: “Esto es dinero”.
Luego tienes mandatos a la creación misma como “Que la tierra produzca vegetación” (1:11) y “Que las aguas se llenen de seres vivientes” (1:20). La creación no podía evitar obedecer.
También hay mandatos a los seres vivientes. Mandatos como “Sean fructíferos y multiplíquense”. Este es dado a los animales, aves, peces y humanos.
En Génesis 2:16-17 es el primer mandamiento moral. Dos formas de responder a este primer mandamiento moral. La primera manera es con confianza y sumisión. En este caso uno dice “¡Dios sabe lo que es mejor para mí!”. La otra manera es responder con desconfianza y sospecha. Es cuando uno responde: “¿Por qué Dios está reteniendo esta cosa buena?”
Lastimosamente, esa es la respuesta de Adan y Eva al primer mandato moral. Esto lo vemos en Génesis 3.
Génesis 3:1 (NTV) La serpiente era el más astuto de todos los animales salvajes que el Señor Dios había hecho. Cierto día le preguntó a la mujer: —¿De veras Dios les dijo que no deben comer del fruto de ninguno de los árboles del huerto?
La serpiente introduce la duda con una pregunta manipuladora. Resulta curioso que Génesis nunca dice que la serpiente es Satanás. Lo sabemos por referencias del NT. Juan 8:44 describe a Satanás como “el padre de la mentira”, lo cual coincide con lo que hace la serpiente en Edén. 2 Corintios 11:3 advierte que “Eva fue engañada por la astucia de la serpiente” y en el versículo 14 Pablo aclara que Satanás “se disfraza”. Apocalipsis 12:9 lo llama “esa serpiente antigua, llamada el diablo o Satanás, que engaña al mundo entero”.
Volviendo a la historia, observa el enfoque del diablo/serpiente: hace una pregunta escéptica. No miente aún; solo empieza a manipular. Esto es manipulación 101: sembrar incertidumbre antes de plantar una mentira directa. Por si no has conectado los puntos del puzzle, así es como funciona nuestra cultura hoy en día también.
Hace preguntas escépticas: “¿De verdad dijo Dios que el sexo solo debe ser dentro del matrimonio?” “¿De verdad la Biblia quiere decir que no puedes…?” Todas esas son migajas de manipulación como publicaciones en redes sociales, entretenimiento, conversaciones que erosionan lentamente la confianza en la verdad de Dios no con una gran mentira, sino con una serie de pequeñas dudas. Es muerte por mil cortes, espiritualmente hablando
Génesis 3:2-3 (NTV) —Claro que podemos comer del fruto de los árboles del huerto—contestó la mujer—. 3 Es solo del fruto del árbol que está en medio del huerto del que no se nos permite comer. Dios dijo: “No deben comerlo, ni siquiera tocarlo; si lo hacen, morirán”.
Ella conocía el mandamiento… más o menos. Eva añade algo que Dios no dijo: “ni siquiera tocarlo”. Esa pequeña distorsión es sutil, pero significativa. Muestra cuán fácil es malinterpretar o citar mal la Palabra de Dios y cómo eso abre la puerta a la tentación. Es la primera evidencia de que Eva podría haber visto a Dios como un aguafiestas, exagerando sus límites y cuestionando Su intención con Sus mandamientos.
La primera semilla de duda no fue solo sobre lo que Dios dijo, sino sobre qué tipo de Dios es. En lugar de un Padre generoso que les dio todos los árboles del huerto, Él es reformulado como un aguafiestas que está reteniendo algo de ellos. Si Eva ve el mandamiento como extremo, entonces romperlo se siente más justificable.
Génesis 3:4-5 (NTV) —¡No morirán!—respondió la serpiente a la mujer—. 5 Dios sabe que, en cuanto coman del fruto, se les abrirán los ojos y serán como Dios, con el conocimiento del bien y del mal.
Finalmente, la MENTIRA dada por Eva: Dios dijo: “si comes, morirás”. Satanás la contradijo. Luego añadió una segunda mentira: “Serás como Él”. Vale destacar que el ser humano ¡ya eran como Él! Ya eran creados a Su imagen pero lo querían de otra manera, en sus propios términos
En otras palabras, el diablo les dijo: el mandamiento de Dios es para retenerte; desobedece y serás bendecido con ojos abiertos y con conocimiento como Dios. El Comentario Bíblico del Expositor: Edición Abreviada, 2 Volúmenes comenta con respecto a Génesis 3:2 “Las declaraciones de la serpiente son un desafío directo al tema central de que Dios proveerá lo “bueno” para la raza humana si tan solo confían y le obedecen.” Dios ya había proveído “eso bueno”. Ya los había bendecido.
Génesis 3:6 (NTV) La mujer quedó convencida. Vio que el árbol era hermoso [bueno] y su fruto parecía delicioso, y quiso la sabiduría que le daría. Así que tomó del fruto y lo comió. Después le dio un poco a su esposo que estaba con ella, y él también comió.
La palabra hebrea es “tov” = bueno, agradable, deseable, beneficioso. En Génesis 1, tov = lo que Dios considera bueno. En Génesis 3:6, tov = lo que la mujer considera bueno. Es la primera vez que alguien que no es Dios llama algo “bueno” y es una mentira. No porque el árbol no fuera bueno. Era bueno, porque fue creado por Dios. Pero ella quiso definir su beneficio para sí misma. Para usarlo para sus propias motivaciones. En su propio tiempo.
Este cambio es enorme. La humanidad pasa de confiar en la definición de lo bueno según Dios a decidir lo bueno por sí misma. Tristemente, seguimos haciendo esto hoy en día. Un ejemplo son las relaciones y la sexualidad. La cultura dice: “Si se siente bien y me hace feliz, es bueno”. Mas Dios dice: la verdadera bondad se encuentra en el amor en pacto y la pureza (Génesis 2:24; 1 Tesalonicenses 4:3–5). A menudo justificamos cruzar límites porque algo nos parece bueno
Otro ejemplo tiene que ver con el dinero y el éxito. Llamamos bueno a la riqueza, el estatus o “la lucha” porque nos beneficia. Empero Dios dice: la generosidad, la buena administración y el contentamiento son verdaderamente buenos (Lucas 12:15; 1 Timoteo 6:6–10). Torcemos el “tov” cuando decimos que el éxito a cualquier costo es “bueno”.
Génesis 3:7 (NTV) En ese momento, se les abrieron los ojos, y de pronto sintieron vergüenza por su desnudez. Entonces cosieron hojas de higuera para cubrirse.
La promesa de Satanás: “se les abrirán los ojos”. Promesa cumplida. “Conocerán el bien y el mal”. Pues sí, pero la realidad va más allá. Ellos
sintieron vergüenza por primera vez, pero no la última. En otras palabras: se les prometió “lo bueno” pero recibieron “lo malo”.
No caigas en la mentira creíble de que Dios es un aguafiestas y no quiere que te diviertas. La verdad es que desde el principio, Dios creó todo para nuestro bien. Él ha sido generoso, protector y bueno. Nos dio abundancia, propósito y límites por amor. La verdadera libertad no está en romper sus mandamientos, sino en confiar en su carácter.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Por qué crees que Satanás eligió atacar primero el carácter de Dios, haciéndolo parecer alguien que quita la alegría?
- ¿Cómo nuestra cultura actual redefine los mandamientos de Dios como “restrictivos” o “injustos”?
- ¿Cuál es la diferencia entre la definición de “bueno” según Dios y la forma en que las personas suelen definirlo por sí mismas?
- ¿Cómo los límites pueden traer realmente libertad y alegría en la vida?
- Piensa en un momento en que dudaste de la bondad de Dios. ¿Cómo afectó eso tus decisiones?
- ¿Cuál es un área de tu vida en este momento en la que necesitas confiar en la definición de “bueno” que tiene Dios?
Estoy demasiado lejos del alcance de Dios
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Puntos de conversación:
- La mentira dice: “Estoy demasiado lejos del alcace de Dios”, pero la verdad es que la misericordia de Dios es más grande que nuestro pasado (Jonás 4:2, Lucas 15:20).
- Nínive era infame por su violencia, idolatría y crueldad, pero cuando se arrepintieron, Dios los perdonó (Jonás 3:4–10).
- El carácter de Dios siempre ha sido misericordioso y compasivo (Éxodo 34:6–7, Salmo 103:8, Joel 2:13).
- El hijo pródigo nos representa a todos: rotos, avergonzados e indignos, pero recibidos nuevamente por el amor del Padre (Lucas 15:11–20).
- La clave es el arrepentimiento: apartarse del pecado y volver a Dios (2 Pedro 3:9).
La semana pasada vimos el primer tema de la serie: Dios es un aguafiestas. Exploramos la mentira creíble de que Dios no quiere que te diviertas y por eso todas las reglas y regulaciones. Empero, la verdad es que desde el principio, Dios creó todo para nuestro bien. Nos dio abundancia y provisión pero también límites. Adán y Eva pasaron de confiar en la definición de Dios del bien a decidir lo bueno para sí mismos. Y el resultado NO FUE BUENO, resultó en vergüenza.
Esto nos lleva al tema de hoy. Tal vez sientas una profunda vergüenza por tu pecado. La Biblia tiene algo que decir sobre eso. Hoy vamos a confrontar una mentira que parece creíble: “Estoy demasiado lejos del alcance de Dios.” Quizás pienses: “Si supiera dónde he estado, lo que he hecho… Dios nunca me querría.” Ese pensamiento parece razonable. Lo he escuchado muchas veces en el ministerio. Personas que creen que Dios no puede perdonarlas por sus errores pasados, por haber cruzado un límite, por sus adicciones —ya sea a las drogas, al alcohol, a la pornografía— o incluso por lo que otros les han hecho, como el abuso de un familiar.
Pero la verdad honesta de Dios es esta: nadie está demasiado lejos de su alcance. Ni el asesino más cruel, ni el adúltero, ni el fornicario. Hoy veremos dos historias bíblicas que lo demuestran. Solo tendremos tiempo para dos ejemplos, pero hay cientos. Este es un tema que atraviesa toda la Escritura, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Elegiremos una historia representativa de cada uno, porque Dios es el mismo en ambos, y su corazón siempre ha estado a favor de la gente.
En ambas historias, presta atención a dos cosas: lo que hicieron mal —y créeme, es peor que lo tuyo— y lo que hicieron bien para volver a Dios y ser aceptados por Él. La primera historia está en el libro de Jonás, en el Antiguo Testamento, y trata de los ninivitas.
Jonás 1:1-2 (NTV) 1 El Señor le dio el siguiente mensaje a Jonás, hijo de Amitai: 2 «Levántate y ve a la gran ciudad de Nínive. Pronuncia mi juicio contra ella, porque he visto lo perversa que es su gente».
En tiempos de Jonás, Nínive era una de las ciudades más importantes del Imperio asirio. Asiria era temida por su poder militar y su crueldad. Gobernaban mediante el terror, y otras naciones los veían como opresores despiadados. Los registros históricos muestran prácticas brutales: desollaban vivos a los cautivos, amontonaban cabezas enemigas como trofeos, empalaban prisioneros. La injusticia era evidente y provocaba indignación.
Además, los ninivitas adoraban a dioses falsos, especialmente a Ishtar, diosa del amor y la guerra. Tenían templos dedicados a ella, practicaban la prostitución ritual y la idolatría. Arqueólogos han encontrado santuarios al aire libre y figuras de Ishtar en hogares. Incluso se realizaban sacrificios de niños en ese entorno pagano. Este es el contexto del libro de Jonás. Y la pregunta es inevitable: ¿estaban los ninivitas demasiado lejos del alcance de Dios? A simple vista, sí. Pero aquí viene la parte que quizás te hayas perdido.
Jonás 3:4 (NTV) El día que Jonás entró en la ciudad, proclamó a la multitud: «Dentro de cuarenta días Nínive será destruida».
Tal vez ese sea el único mensaje que hayas escuchado sobre Dios: juicio, condena, destrucción. Que Él está en tu contra. Que esta vez sí que te pasaste. Que nunca aceptaría a alguien como tú. Pero todo eso forma parte de la mentira creíble. Y muchos se la han tragado por completo.
Jonás 3:5,10 (NTV) 5 Entonces la gente de Nínive creyó el mensaje de Dios y desde el más importante hasta el menos importante declararon ayuno y se vistieron de tela áspera en señal de remordimiento. 10 Cuando Dios vio lo que habían hecho y cómo habían abandonado sus malos caminos, cambió de parecer y no llevó a cabo la destrucción con que los había amenazado.
¿¡Qué!? Ese es el giro inesperado. Dios perdonó a Nínive. Increíble. Estaban perdidos, lejos, más allá de toda esperanza. Y sin embargo, Dios los perdonó. La reacción de Jonás lo dice todo.
Jonás 4:1-2a (NTV) Este cambio de planes molestó mucho a Jonás y se enfureció. 2 Entonces le reclamó al Señor: —Señor, ¿no te dije antes de salir de casa que tú harías precisamente esto?
Jonás sabía que Dios es el Dios de segundas oportunidades. Lo sabía desde el principio. Dios le dio a Jonás una segunda oportunidad. Y ahora se la da a Nínive, la ciudad malvada.
Jonás 4:2b (NTV) ¡Por eso hui a Tarsis! Sabía que tú eres un Dios misericordioso y compasivo, lento para enojarte y lleno de amor inagotable. Estás dispuesto a perdonar y no destruir a la gente.
Esta es la verdadera imagen del Dios del Antiguo Testamento. Su carácter misericordioso se repite en Éxodo 34:6-7, Números 14:18, Nehemías 9:17, Salmos 86:15, 103:8, 145:8, Joel 2:13. Y también en el Nuevo Testamento, especialmente en este versículo:
2 Pedro 3:9 (NTV) En realidad, no es que el Señor sea lento para cumplir su promesa, como algunos piensan. Al contrario, es paciente por amor a ustedes. No quiere que nadie sea destruido; quiere que todos se arrepientan.
Ese es el camino de regreso a Dios. Funcionó para Nínive. Y funciona también en otra historia: la del hijo pródigo.
Lucas 15:11-12 (NTV) 11 Para ilustrar mejor esa enseñanza, Jesús les contó la siguiente historia: «Un hombre tenía dos hijos. 12 El hijo menor le dijo al padre: “Quiero la parte de mi herencia ahora, antes de que mueras”. Entonces el padre accedió a dividir sus bienes entre sus dos hijos.
Esta petición era una ofensa grave. En la cultura judía, pedir la herencia en vida era como declarar muerto al padre. El hijo menor avergonzó públicamente a su familia. Estaba perdido, demasiado lejos del perdón de Dios. Pero la historia empeora.
Lucas 15:13 (NTV) 13 »Pocos días después, el hijo menor empacó sus pertenencias y se mudó a una tierra distante, donde derrochó todo su dinero en una vida desenfrenada.
Se fue lejos. Vivió desenfrenadamente. Terminó comiendo con los cerdos, lo cual era impuro según la ley. Esta parábola es para ti, si te sientes perdido por tus errores o por lo que otros te han hecho. Jesús la contó para demostrar algo.
Lucas 15:17-19 (NTV) 17 »Cuando finalmente entró en razón, se dijo a sí mismo: “En casa, hasta los jornaleros tienen comida de sobra, ¡y aquí estoy yo, muriéndome de hambre! 18 Volveré a la casa de mi padre y le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no soy digno de que me llamen tu hijo. Te ruego que me contrates como jornalero’”.
El hijo se sentía indigno. Tal vez tú también. Pero regresó. Confió en la bondad de su padre. Estaba listo para una nueva relación, bajo los términos del padre. Pensó que sería un sirviente. Pero aquí viene el giro sorprendente.
Lucas 15:20 (NTV) »Entonces regresó a la casa de su padre, y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio llegar. Lleno de amor y de compasión, corrió hacia su hijo, lo abrazó y lo besó.
La historia termina con una fiesta. El padre lo recibe como hijo, no como siervo. En las palabras de Jonás: “Sabía que tú eres un Dios misericordioso y compasivo, lento para enojarte y lleno de amor inagotable. Estás dispuesto a perdonar y no destruir a la gente.”
El Dios de Jonás es el Dios del hijo pródigo. Y es el mismo Dios de hoy. Ya no creas a la mentira creíble. Cree en la verdad honesta de Dios: nadie está demasiado lejos de su alcance. Los ninivitas no lo estuvieron, a pesar de su vida sin Dios. El hijo pródigo no lo estuvo, a pesar de sus vergonzosas acciones. Y tú tampoco lo estás.
No hay nada que hayas hecho que pueda descalificarte del amor de Dios. Él está mirando, esperando que tomes tu decisión. Y aquí está esa decisión: volver a Dios, ser aceptado por Él.
Este llamado es tanto para ti que te has alejado de Dios, como para ti que nunca lo has aceptado como tu Señor y Salvador. Tanto los ninivitas como el hijo pródigo lo hicieron. Ellos se volvieron a Dios, admitieron su pecado, se arrepintieron y se sometieron a Él.
Dios no te ha dado la espalda. Él te espera con los brazos abiertos. Jesús ya pagó el precio. Solo falta que digas “si”.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Por qué crees que tantas personas creen la mentira de que están “demasiado lejos del alcance” de Dios?
- ¿Cómo desafía la historia de Nínive la manera en que pensamos sobre el juicio y la misericordia de Dios?
- ¿Con qué parte de la historia del hijo pródigo te identificas más: la vergüenza del hijo o la compasión del padre?
- ¿Qué pasos puede tomar alguien hoy si se siente indigno del amor de Dios?
- ¿Cómo te animan estas historias a ver de manera diferente a las personas en tu vida que parecen “demasiado perdidas”?
- ¿Cómo se vería para ti, personalmente, arrepentirte y volver a Dios de una manera renovada esta semana?
Dios no me dará más de lo que puedo soportar
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Puntos de conversación:
La verdad sobre las tentaciones:
- Las tentaciones son reales, pero no irresistibles.
- La “salida de escape” de Dios toma muchas formas.
- La fidelidad de Dios es el fundamento. (2 Corintios 1:8-9a)
La verdad sobre el sufrimiento:
- Es posible que Dios nos dé más de lo que podemos soportar.
- El sufrimiento nos enseña a depender de Cristo. (2 Corintios 1:9b)
- El sufrimiento nos impulsa a conectarnos con la familia de la iglesia. (2 Corintios 1:4)
En la década de 1930, Alemania se sumía en la oscuridad. Adolf Hitler había tomado el poder, y el régimen nazi exigía lealtad absoluta, incluso de la iglesia. La mayoría de los pastores lo aceptaron. Pero un joven teólogo, Dietrich Bonhoeffer, se negó a doblegarse.
Bonhoeffer creía que seguir a Cristo significaba decir la verdad, incluso cuando le costaba todo. Entrenó a jóvenes pastores en secreto, escribió conmovedoramente sobre el discipulado y finalmente se unió a la resistencia contra Hitler. Por ello, fue arrestado.
Durante dos largos años, permaneció en prisión. Separado de sus amigos, sus libros, sus clases, su púlpito. Soportó interrogatorios, soledad y la constante amenaza de muerte. Esto era mucho más de lo que cualquier hombre podía soportar. Sin embargo, en sus escritos, seguía guiando a la gente hacia Jesús. Dijo:“Debemos estar dispuestos a dejarnos interrumpir por Dios”. Su vida fue interrumpida por el sufrimiento y la injusticia. ¿Qué crees que le habría dicho Bonhoeffer a un hombre de hoy en estos tiempos donde el confort es primordial?
Así, que empecemos con la mentira creíble de hoy: Dios no me dará más de lo que puedo soportar. La gente la toma como una pequeña promesa que podrías encontrar en una placa en una cocina estadounidense. Pero no lo habrías encontrado en las paredes de la celda de la prisión de Bonhoeffer. Y tampoco lo encontrarás en la Biblia.
Es posible que se lo hayas dicho a alguien con buenas intenciones. Para animarlos en su sufrimiento y/o para ayudarles a confiar en un Dios bueno. Si bien es cierto que Dios está A FAVOR de ellos cómo se manifiesta esto en la vida cotidiana no es tan sencillo. Dios no promete que no serás aplastado, abrumado o incapaz de soportar sufrimientos.
Este concepto erróneo se basa en una lectura equivocada de 1 Corintios 10:13. Es un buen recordatorio para todos nosotros de leer y estudiar nuestra Biblia, porque es tentador hacer que las Escrituras digan lo que queremos que digan. Veamos el versículo:
1 Corintios 10:13 (NTV) Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrará una salida, para que puedan resistir.
Hablemos de lo que dice este versículo y lo que NO dice. Lo que está diciendo: Dios no permitirá que la tentación sea más de lo que puedes soportar. Ahí está la parte mal citada. No dice “Dios no me dará más de lo que pueda soportar” en términos de sufrimiento. Sino más bien, “Dios no me dará más de lo que pueda soportar” en términos de tentación.
La verdad sobre las tentaciones:
Primero, las tentaciones son reales, pero no irresistibles.
La historia de Israel lo demostró: algunos cayeron, pero no todos. La diferencia no residió en la fuerza de la tentación, sino en si la gente confiaba en Dios. El contexto inmediato está hablando sobre el peregrinaje de los israelitas. Estuvieron tentados a quejarse. Tentados por la comida, la bebida, la inmoralidad sexual y por la idolatría.
Mas este no es un problema del antiguo Israel. Es un problema humano. Todos somos tentados, hoy más que nunca. Sin embargo, la perseverancia es posible para todo creyente. El versículo no promete inmunidad a la tentación, sino la seguridad de que la fidelidad es posible gracias a la ayuda de Dios (Hebreos 2:18).
Segundo, la “salida de escape” de Dios toma muchas formas.
A veces la “salida” es alejarse literalmente de la situación, otras veces es la fuerza para soportar la tentación sin ceder. De cualquier manera, Dios nunca nos abandona al fracaso (Santiago 1:12). ¿Una salida? ¿Cómo qué? ¿Una señal de Dios o un milagro? No, solo una elección diferente. No tienes que seguir a tu carne
A continuación te doy algunos ejemplos de salida de escape. Primero, cambia tu entorno. Sientes la tentación de ver algo inapropiado en línea. La solución podría ser cerrar la laptop, dejar el teléfono o salir de la habitación. Eso no es un milagro sino es una elección de alejarse antes de que la tentación crezca.
Segundo ejemplo, usa las Escrituras para contraatacar la tentación. Cuando Jesús fue tentado en el desierto, respondió con la Palabra de Dios (Mateo 4). Si sientes la tentación de arremeter con ira, recuerda Proverbios 15:1 (“La respuesta amable calma el enojo”). Esa es una salida.
Tercer ejemplo, busca ayuda. ¿Te sientes tentado a recaer en una adicción? Contáctate con alguien sabio. Un mensaje a un amigo o mentor de confianza puede ser la salida. Santiago 5:16 nos recuerda que confesar a otros y orar juntos trae sanidad.
Tercero, la fidelidad de Dios es el fundamento.
No tu fidelidad. Nuestra capacidad para mantenernos firmes no proviene de la fuerza de voluntad, sino de que Dios cumple las promesas que nos hizo. Él es fiel incluso cuando nos sentimos débiles. Es decir, cuando somos infieles (2 Tesalonicenses 3:3). Este versículo se convierte en una advertencia contra la arrogancia. Clarificando, pensar que estás seguro de ti mismo es la misma actitud que te lleva a caer. Es interesante la elección de palabras. Tienes la tentación de NO ser fiel pero Dios permanecerá fiel. ¡Tú no eres fiel, Dios sí lo es!
Así que, en pocas palabras, la verdad es: Dios no te dará más tentación de la que puedes soportar. Pero eso no quiere decir que: Dios no te dará más sufrimiento del que puedas soportar. La prueba de esto está en la siguiente carta que Pablo escribe a los corintios.
2 Corintios 1:8-9a (NTV) 8 Amados hermanos, pensamos que tienen que estar al tanto de las dificultades que hemos atravesado en la provincia de Asia. Fuimos oprimidos y agobiados más allá de nuestra capacidad de aguantar y hasta pensamos que no saldríamos con vida. 9 De hecho, esperábamos morir;…
En otras palabras, Pablo está diciendo que el sufrimiento fue MÁS de lo que podían soportar. Así que ahora veamos
La verdad sobre el sufrimiento:
Primero, es posible que Dios nos dé más de lo que podemos soportar.
¿Alguna vez te has sentido aplastado, abrumado, incapaz de soportar más o esperando morir? Yo sí. Cuando hace años pasé por una gran enfermedad que me mantuvo atada a la cama por un poco más de 5 años. Literalmente, me sentía morir. Sufrí de un dolor en la parte inferior del cuerpo, en ambas piernas. No encontré ninguna respuesta médica al dolor.
Debilitada, super delgada, con los músculos atrofiados y sin fuerzas lo único que podía hacer es venir a Dios y confiar en Él. No te voy a decir que a veces mi fe no flaqueaba porque el peso de esta enfermedad era demasiado. Pero yo sabía que aunque no sanara, mi Dios seguía siendo Dios. Y que a pesar de que si moría, viviría por la eternidad con Él. En todo este proceso aprendí que solo me quedaba confiar en Dios totalmente y que yo no podía hacer nada sin Él.
Segundo, el sufrimiento nos enseña a depender de Cristo.
2 Corintios 1:9b (NTV) …pero, como resultado, dejamos de confiar en nosotros mismos y aprendimos a confiar solo en Dios, quien resucita a los muertos.
Lo que aprendemos de nuestros sufrimientos es que el sufrimiento es un maestro poderoso. Nos libera de la autosuficiencia y nos pone firmemente en las manos de Jesús, quien incluso puede resucitar a los muertos.
Tercero, el sufrimiento nos impulsa a conectarnos con la familia de la iglesia.
Pensando en un mundo futuro para nuestros hijos, me da temor pensar en tanto que está avanzado la tecnología como la inteligencia artificial (de verdad que asusta). Quizás nosotros ya no estemos presentes en este mundo loco e impredecible. Pero nuestros hijos lo estarán. Y sus hijos. Da miedo pensar que tal vez no estemos allí para apoyarlos.
Sea o no cierto lo de la inteligencia artificial, habrá sufrimiento que tendrán que pasar como persecución por su fe. Tal vez,cáncer, demencia, etc. Posible, guerras, hambrunas, etc. ¿Cómo resistirán? Pues, necesitan una comunidad. Necesitan a la familia de la iglesia. De eso es de lo que habla este versículo final:
2 Corintios 1:4 (NTV) Él nos consuela en todas nuestras dificultades para que nosotros podamos consolar a otros. Cuando otros pasen por dificultades, podremos ofrecerles el mismo consuelo que Dios nos ha dado a nosotros.
Por eso es importante la iglesia local. En ella encontramos comunidad; Familia. No es solo un hábito dominical; es un salvavidas. Cuando las dificultades azotan, la familia de la iglesia se convierte en las manos y los pies de Dios para brindar su consuelo. Eso es lo que quiero para mis hijos. No hay forma de predecir todos los desafíos. Pero una cosa es segura: sufrirán.
Así que para dejar todo bien claro, recalco: La Verdad es que Dios puede darnos más de lo que nosotros podemos soportar, pero nunca nos dará más de lo Él que puede soportar. El sufrimiento nos impulsa a depender de Cristo, apoyarnos en nuestra familia de la iglesia y preparar a la próxima generación para hacer lo mismo.
Para cerrar, el 9 de abril de 1945, apenas cuatro semanas antes de la rendición de Alemania, los nazis sacaron a Bonhoeffer de su celda en el campo de concentración de Flossenbürg. Lo desnudaron, lo llevaron a la horca y lo ejecutaron. Pero lo más destacable es que el médico de la prisión que presenció su muerte dijo más tarde: “Casi nunca he visto a un hombre morir tan completamente sumiso a la voluntad de Dios”.
Bonhoeffer había escrito una vez: “Sólo un Dios que sufre puede ayudar”. Esa fue su ancla. No se aferró a la falsa esperanza de que Dios nunca le daría más de lo que podía soportar. En cambio, se aferró a la verdadera esperanza de que Dios nunca lo abandonaría, ni siquiera en la muerte.
Esa es nuestra conclusión hoy: Dios si puede darte más de lo que puedes soportar, pero nunca te dará más de lo que Él puede soportar. El sufrimiento vendrá. Las pruebas te agobiarán. Pero Cristo es suficiente. Él sostuvo a Bonhoeffer. Él sostuvo a Pablo. Él me sostuvo en mi sufrimiento. Y Él te sostendrá a ti.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Qué diferencia marcó la fe de Bonhoeffer frente a la obediencia ciega de otros líderes religiosos en su tiempo?
- ¿Por qué es importante distinguir entre tentación y sufrimiento al interpretar 1 Corintios 10:13?
- ¿Cómo puede el sufrimiento enseñarnos a depender más profundamente de Cristo?
- ¿Qué papel juega la comunidad de la iglesia en medio de las pruebas y el dolor?
- ¿Qué legado espiritual dejó Bonhoeffer y cómo puede inspirar a las futuras generaciones?
La verdadera fe significa no tener dudas
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Puntos de conversación:
- Nuestra doctrina puede estar “en construcción” sin poner en riesgo nuestra salvación. Hechos 2:36–39
- La duda a menudo surge cuando nuestra imagen de Jesús no coincide con la realidad. Mateo 3:12
- Juan enfrentó sus dudas más profundas en prisión—un recordatorio de que las temporadas difíciles ponen a prueba la fe. Mateo 11:2–3
- Jesús no rechaza ni avergüenza por las preguntas sinceras; al contrario, nos guía de nuevo hacia la verdad y la evidencia.. Mateo 11:4–6
A muchos nos han dicho que si realmente confiamos en Dios, nunca tendremos preguntas ni dudas. Pero eso simplemente no es verdad. Incluso algunos de los más grandes héroes de la fe lucharon con las dudas. Uno de ellos fue Juan el Bautista. Y es que la verdadera fe no significa no tener dudas. Significa elegir confiar en Jesús incluso cuando tenemos muchas preguntas.
¿Alguna vez has mirado a otro cristiano y pensado: “¡Vaya, lo tiene todo bajo control! Su fe es tan fuerte. Nunca parece pasar por momentos difíciles como yo”?
Luego te comparas y tus propias dudas te hacen preguntarte si siquiera perteneces a la familia cristiana o si tu fe es lo suficiente fuerte. Pero aquí está la verdad: eso es una mentira. Una mentira creíble, sí, pero mentira al fin y al cabo. Porque incluso el hombre de fe más fuerte y valiente, Juan el Bautista, luchó con la duda.
Piensa en esto: El predicador apasionado en el desierto. El hombre que bautizó a Jesús. El que declaró: “¡Miren! ¡El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!” Aun él tuvo momentos en los que no estaba tan seguro. Así que si alguna vez has sentido que tus dudas te descalifican, no estás solo.
Hoy vamos a ver por qué la duda no destruye la fe, y cómo responde Jesús cuando le presentamos nuestras dudas. Bienvenidos a la semana 4 de nuestra serie Mentiras Creíbles. Lo que vamos a desmentir hoy es la mentira creíble: La fe verdadera significa no tener dudas. Vayamos al texto:
Mateo 3:7-8 (NTV) 7 Cuando Juan vio que muchos fariseos y saduceos venían a mirarlo bautizar, los enfrentó. «¡Camada de víboras!—exclamó—. ¿Quién les advirtió que huyeran de la ira que se acerca? 8 Demuestren con su forma de vivir que se han arrepentido de sus pecados y han vuelto a Dios.
¡Juan era INTENSO! Quizás conozcas a cristianos así; intensos en su amor por Jesús. A veces, quizás se pasan un poco. Cuando recién me convertí, quería que todos aceptaran a Jesús y si no lo hacían los mandaba al infierno sin misericordia. Me excusaba diciendo: “es que el celo santo me consume.”
Estos son los cristianos que parecen marcar el estándar de un cristiano verdadero. Los que dan la impresión de tener una fe madura y sólida. Ciertamente estas personas no tienen dudas. Nos hace cuestionar nuestra propia fe comparándola con la de ellos. Y todos, alguna vez o muchas, en nuestro caminar lo hacemos.
A mí me pasaba, por ejemplo, cuando empecé a asistir a reuniones pastorales. Escuchaba a grandes pastores con títulos universitarios, como el pastor Bryan, que tiene una mente brillante, es muy articulado y posee una fe tan grande que pasó de liderar un grupo de 50 personas en un garaje a dirigir una iglesia con ocho campus. ¡A veces todavía los escucho y me pregunto si estoy en su nivel de fe!
En los días de Jesús, ese supercristiano era Juan el Bautista. Este personaje estaba realmente apasionado en Jesús y comprometido con la visión del reino de Dios. Veamos.
Mateo 3:11 (NTV) 11 »Yo bautizo con agua a los que se arrepienten de sus pecados y vuelven a Dios, pero pronto viene alguien que es superior a mí, tan superior que ni siquiera soy digno de ser su esclavo y llevarle las sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.
Tenía toda la razón: ¡Jesús es más grande! Su bautismo el mejor. Juan el Bautista parece tenerlo todo bajo control. Parece saber más sobre Jesús que nadie. Parece ese “súper cristiano” que te hace dudar de tu propia fe. Pero cuando se encuentra con Jesús le hace su primera pregunta:
Mateo 3:13-14 (NTV) 13 Luego Jesús fue de Galilea al río Jordán para que Juan lo bautizara, 14 pero Juan intentó convencerlo de que no lo hiciera. —Yo soy el que necesita que tú me bautices—dijo Juan—, entonces, ¿por qué vienes tú a mí?
No voy a entrar en detalles sobre esto, pero básicamente: Jesús tuvo que “cumplir toda justicia”. Jesús tuvo que identificarse con los pecadores antes de poder salvarlos. Lo que deducimos con esta pregunta de Juan a Jesús es que aun Juan el Bautista tenía aspectos de su doctrina que aún no comprendía del todo. Puede que te sientas así hoy, y eso podría hacerte sentir “menos” cristiano. Pero no es verdad.
La verdad es que nuestra doctrina puede estar en construcción sin amenazar tu salvación.
De hecho, siempre estará en construcción (como nuestras carreteras). Pero, ¿qué quiero decir con que “nuestra doctrina puede estar en construcción sin amenazar tu salvación”? Significa que no necesitamos entenderlo todo perfectamente para ser salvos; nuestra fe puede crecer mientras seguimos aprendiendo.
Para explicarlo mejor, hagamos un breve repaso del libro de los Hechos. El mensaje básico del cristianismo primitivo era este: todos somos pecadores. Jesús jamás lo fue; Él es, en realidad, Dios. Jesús murió y resucitó. Si te arrepientes y crees en Él, serás salvo. Jesús regresará algún día. Toda otra doctrina puede estar en proceso. No es necesario tenerlo todo resuelto y bien entendido antes de que Dios te llame suyo.
Así que tal vez Juan el Bautista no era tan perfecto como pensábamos después de todo. Pero no fueron sólo las cuestiones doctrinales las que lo hicieron menos que un superhéroe. También tenía preguntas más básicas sobre Jesús y su misión. Volvamos a cómo Juan imaginaba a Jesús antes de conocerlo personalmente.
Mateo 3:12 (NTV) Está listo para separar el trigo de la paja con su rastrillo. Luego limpiará la zona donde se trilla y juntará el trigo en su granero, pero quemará la paja en un fuego interminable».
Esto es cierto hasta cierto punto. Pero, ¿alguna vez te has preguntado qué quería decir Juan el Bautista con esto? ¿Cuál era la imagen que él tenía de Jesús? Léelo de nuevo… ¿A quién se parece la imagen que se ha formado? ¡Al mismísimo Juan el Bautista! Rudo, directo, sin filtros, y hasta un poco inclinado a juzgar y condenar.
La duda a menudo surge cuando nuestra imagen de Jesús no coincide con la realidad.
La verdad es que todos tendemos a formar una imagen de Jesús según nuestra propia perspectiva, y cuando descubrimos que en la vida real es diferente, eso puede generar dudas. Muchos estadounidenses, por ejemplo, no imaginan al Jesús de las Escrituras, sino una versión cultural moldeada por el arte, el cine y las preferencias personales: generalmente de piel clara, cabello castaño suelto, ojos dulces y expresión serena, más parecido a un modelo europeo que a un judío del Oriente Medio. Incluso, para algunos, Jesús se asemeja a un patriota ondeando la bandera estadounidense.
El peligro es que, cuando nuestra imagen de Jesús no coincide con la realidad, puede llevarnos a la decepción y a la duda, tal como le ocurrió a Juan el Bautista. Él esperaba un Mesías intenso, directo y confrontador; alguien incluso más radical que él. Pero Jesús, en cambio, se mostró como un siervo amable y sereno. Bendecía a las personas, corregía con ternura, y actuaba con amor y misericordia. Era amigo de publicanos y pecadores. Por eso, la pregunta que Juan hace más adelante tiene tanto sentido.
Mateo 9:14 (NTV) 14 Un día los discípulos de Juan el Bautista se acercaron a Jesús y le preguntaron: —¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?
¿Entiendes la pregunta? Jesús y sus discípulos estaban “viviendo la vida al máximo”: milagros, grandes multitudes, sermones llenos de esperanza. Mientras tanto, Juan el Bautista y sus discípulos estaban luchando. Juan estaba solo, encerrado en prisión por causa de su ministerio. Lejos de las multitudes. Su mensaje era de juicio y confrontación, muy distinto a los sermones esperanzadores de Jesús. Incluso dos de sus discípulos se habían marchado para seguir a Jesús. ¿Le habrá dolido eso en ese momento? Volvamos a la expectativa que Juan tenía sobre Jesús.
Mateo 3:12 (NTV) Está listo para separar el trigo de la paja con su rastrillo. Luego limpiará la zona donde se trilla y juntará el trigo en su granero, pero quemará la paja en un fuego interminable».
Esto no era lo que Juan el Bautista y sus seguidores estaban viendo en Jesús. Juan esperaba a un Mesías que derrocaría al imperio romano, alguien que traería juicio y liberación política. Pero cuando Jesús no encajó en ese perfil, la duda comenzó a surgir en su corazón. Sin embargo, Juan —y todos nosotros— necesitamos recordar esto: la fe consiste en confiar en el plan de Dios, incluso cuando no se alinea con nuestras expectativas.
Es normal tener dudas y cuestionarte sobre ciertos aspectos de la fe. Incluso Juan el Bautista tenía preguntas sobre la manera en que Jesús llevaba a cabo su ministerio. Tal vez tú también lo has sentido: “¿Dios, por qué no haces justicia con ese grupo? Que les caiga fuego del cielo” o “¿Por qué estoy luchando tanto en esta etapa de mi vida?”
A veces, como Juan, proyectamos nuestras expectativas sobre Jesús, esperando que actúe según nuestras preferencias, incluso políticas. Juan esperaba que el Mesías se involucrara en la vida política de su tiempo y derrotara al imperio romano. Hoy, algunos demócratas dudan de Jesús por la imagen que reciben de sus amigos republicanos, y algunos republicanos no logran ver a Jesús con claridad porque su visión está más influenciada por la política que por la verdad bíblica. Pero el verdadero giro llega en el capítulo 11.
Juan enfrentó sus dudas más profundas en prisión—un recordatorio de que las temporadas difíciles ponen a prueba la fe.
Mateo 11:2-3 (NTV) 2 Juan el Bautista, quien estaba en prisión, oyó acerca de todas las cosas que hacía el Mesías. Entonces envió a sus discípulos para que le preguntaran a Jesús: 3 —¿Eres tú el Mesías a quien hemos esperado o debemos seguir buscando a otro?
Este es uno de los versículos más impactantes del Nuevo Testamento: Juan el Bautista pregunta si Jesús es realmente el Mesías. ¡¿Qué?! ¡Si él es primo de Jesús! Es la voz que clama en el desierto. Nació, literalmente, para señalar a la gente hacia Jesús. Fue quien dijo: “Es necesario que Él crezca y que yo disminuya”. ¿Y ahora lo está dudando todo?
Nota histórica: En relación con Mateo 11:3, el Comentario del Pilar del Nuevo Testamento señala lo siguiente: “Algunos sugieren que el propio Juan no tenía ninguna duda, sino que formuló la pregunta para que Jesús tranquilizara a sus seguidores. Esta perspectiva era común en la iglesia primitiva y entre los reformadores… Pero sin duda es demasiado artificial.”
En otras palabras, la verdad es que Juan el Bautista sí dudó. Miró a su alrededor, a la mazmorra poco iluminada de su realidad, y se preguntó si se había equivocado por completo. La cima de su ministerio había quedado atrás, y el aislamiento lo llevó a replantearse todo lo que alguna vez creyó.
Esto también es normal. Incluso Juan el Bautista tuvo dudas en su propio calabozo personal. ¿Has estado ahí? ¿O quizás estás ahí ahora mismo? Ese lugar de encierro emocional o espiritual donde las preguntas parecen más grandes que las respuestas.
Así que déjame hacerte una última pregunta: ¿Crees que esas dudas significaban que Juan el Bautista había perdido la fe? La respuesta de Jesús a los discípulos de Juan nos da una pista importante.
Mateo 11:4-5 (NTV) 4 Jesús les dijo: —Regresen a Juan y cuéntenle lo que han oído y visto: 5 los ciegos ven, los cojos caminan bien, los que tienen lepra son curados, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les predica la Buena Noticia.
La respuesta de Jesús a Juan nos muestra que:
Jesús no rechaza ni avergüenza por las preguntas sinceras; al contrario, nos guía de nuevo hacia la verdad y la evidencia.
En lugar de reprender a Juan, Jesús le señaló la evidencia para fortalecer su fe: los milagros que estaba realizando, las vidas transformadas y las profecías que se estaban cumpliendo. Jesús no lo regañó por dudar, sino que le mostró señales concretas de que el Reino de Dios estaba avanzando.
Pero eso no fue todo. Jesús también le envió un recordatorio personal y alentador, una respuesta que hablaba directo al corazón de Juan, reafirmando que su papel en la historia de la redención no había sido en vano.
Mateo 11:6 (NTV) 6 —Y agregó—: Dios bendice a los que no se apartan por causa de mí.
Deja que esas palabras penetren en tu mente: “…por causa de mí”. No dice “por culpa de Satanás, ni de malas influencias, ni de malos amigos…”, sino “por causa de Jesús”. Jesús fue la piedra de tropiezo. Juan no estaba luchando contra Satanás, sino con Jesús mismo. Luchaba con sus dudas, con aspectos de la doctrina que aún no comprendía del todo, con la estrategia de Jesús que no encajaba en sus expectativas, y con la oscuridad de su propia mazmorra personal.
Y Juan no es el único. ¿Estás tú en su lugar hoy? Escuchemos nuevamente las palabras de Jesús: “Dios bendice a los que no se apartan por causa de mí.” Para hacer eco de las palabras de El prisionero en la tercera celda —una novela profundamente reflexiva que explora los últimos días de Juan el Bautista en prisión— Gene Edwards escribe: “Cuando estés en el calabozo de las circunstancias de las que no puedes escapar, cuando estés en la celda donde no llega ningún milagro, te enfrentarás a la pregunta más importante de tu vida: ¿Amarás todavía a Dios?”
Déjame decirte algo importante: tus dudas no te hacen menos cristiano. Simplemente te hacen humano. Todos atravesamos momentos de incertidumbre, y eso no invalida nuestra fe. Esa fue la historia de Juan el Bautista. Y esto es lo que Jesús dijo sobre él:
Mateo 11:11 (NTV) 11 »Les digo la verdad, de todos los que han vivido, nadie es superior a Juan el Bautista…
Estas fueron palabras de afirmación, honra y reconocimiento, incluso en medio de sus preguntas y dudas. Jesús no descartó a Juan por dudar; lo valoró profundamente. Así que no creas la mentira creíble de que la fe verdadera significa no tener dudas. La verdad de Dios es esta: la verdadera fe no es la ausencia de dudas, sino confiar en Él incluso cuando la vida no tiene sentido.
Se trata de plantear esas preguntas difíciles sobre la doctrina y la teología. Es batallar con Dios en esas áreas, mientras se abrazan los principios esenciales del evangelio. Es atreverse a cuestionar la estrategia de Jesús y descubrir quién es en verdad. Es exponer tus dudas en tu calabozo personal.
Ya vimos que incluso uno de los más grandes héroes de la fe, como Juan el Bautista, luchó con las dudas. Esto demuestra que la duda y la fe pueden coexistir, porque la verdadera fe no es la ausencia de preguntas, sino la decisión de confiar en Jesús aun cuando el corazón está lleno de incertidumbre, sabiendo que Él no se aleja de nosotros, sino que camina a nuestro lado y nos guía de nuevo hacia la verdad con evidencias.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Alguna vez has pensado que tener dudas te hace menos cristiano? ¿Cómo desafía esa idea la historia de Juan el Bautista?
- ¿Qué expectativas has puesto sobre Jesús que no coinciden con quién es Él realmente?
- ¿Cómo afectan a tu fe tus “temporadas de prisión” —esos tiempos oscuros y desalentadores?
- ¿Por qué crees que Jesús nos señala la evidencia de su obra en lugar de reprendernos por nuestras dudas?
- ¿Cómo podemos crear un espacio seguro donde otros puedan compartir sus preguntas y luchas sin sentir vergüenza?
- ¿Cuál es un área de tu vida en la que hoy necesitas confiar en Jesús, incluso con tus dudas?
Amar significa afirmar
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Puntos de conversación:
- El amor de Dios por Israel fue fiel, pero no complaciente. Juan 4:8, Jeremías 31:3-4
- El amor de Dios por nosotros fue sacrificial, no sentimental. Romanos 5:8, Juan 15:3
- Nuestro amor hacia los demás debe ser humilde pero con firmeza. Gálatas 6:1
Hoy estamos desenmascarando la mentira creíble de que “amar significa afirmar”. La cultura actual tiende a confundir el amor con la afirmación. En este contexto, la palabra afirmar se entiende como complacer, es decir, validar y aceptar sin cuestionar. Muchas personas creen que, porque Dios nos ama, nos acepta tal como somos.
En parte, eso es cierto: Dios nos recibe tal como somos y desea que nos acerquemos a Él. Sin embargo, lo que a menudo se omite es que, aunque Dios nos acepta en nuestro estado actual, una vez que lo conocemos, estamos llamados a apartarnos del pecado y vivir una vida que lo honre. Debe haber una transformación como resultado de ese encuentro con Él. Muchos se quedan con una verdad a medias y promueven un amor sin corrección.
Uno pensaría que nunca han leído el siguiente pasaje:
Juan 8:1-5 (NTV) Jesús regresó al monte de los Olivos, 2 pero muy temprano a la mañana siguiente, estaba de vuelta en el templo. Pronto se juntó una multitud, y él se sentó a enseñarles. 3 Mientras hablaba, los maestros de la ley religiosa y los fariseos le llevaron a una mujer que había sido sorprendida en el acto de adulterio; la pusieron en medio de la multitud. 4 «Maestro—le dijeron a Jesús—, esta mujer fue sorprendida en el acto de adulterio. 5 La ley de Moisés manda apedrearla; ¿tú qué dices?».
Remontémonos a ese momento. Imaginemos la escena: la multitud guarda silencio, la mujer se siente humillada, los fariseos se muestran satisfechos. Todos quieren saber cómo responderá Jesús. ¿La condenará? ¿O la afirmará dándole la razón? Vivimos en un mundo que cree que esas son las únicas dos opciones. Pero Jesús nos muestra un tercer camino: un camino de verdad y de gracia, un camino que rechaza tanto la crueldad como el ceder en sus principios.
De eso vamos a hablar hoy: de la mentira creíble de que amar a alguien significa afirmar todo sobre esa persona. Esta es una falsedad que actualmente cuenta con muchos defensores que la difunden. Se ha infiltrado en todos los ámbitos de la sociedad. Se ha infiltrado en la iglesia (banderas arcoíris). También, se ha infiltrado en nuestro culto a Dios.
Algunos ejemplos de esto son canciones como “Eres Todo Para Mí” de Alex Campos. Esta canción se centra en el amor incondicional de Dios y en cómo Él nos acepta tal como somos. Aunque es profundamente emotiva y verdadera en muchos aspectos, no enfatiza el llamado a la transformación o a la santificación. Letra destacada: “No importa lo que fui, me amas como soy.”
Me encanta Alex Campos. Me gustan muchas de sus canciones. No les digo que dejen de escucharlo, pero debemos ejercer discernimiento al consumir música de alabanza moderna. Esa afirmación simplemente no es del todo cierta. También hay justicia, santidad y rectitud en el corazón de Dios. Siempre hay amor en el corazón de Dios, pero no solo hay amor en el corazón de Dios.
Otro ejemplo es la canción “Tal Como Soy” de Jesús Adrián Romero. Es una canción muy popular que transmite el mensaje de que Dios nos recibe sin condiciones. Aunque el amor de Dios ciertamente es así, la canción no menciona el proceso de cambio que sigue a esa aceptación. Letra destacada: “Tal como soy, me amas. Tal como soy, me aceptas.”
¿Estás bromeando? Él quiere transformarte sin reservas. Quiere hacerte más como Jesús. De hecho, ha prometido terminar la buena obra que comenzó en ti. Eso se llama santificación, y es una parte crucial de nuestro caminar con Jesús. Hay tantas cosas que quiero que Dios cambie en mí. Quiero que me ayude a ser más paciente. Quiero ser menos crítico. Quiero seguir creciendo en generosidad y humildad. En serio, estoy desesperado por que Dios siga cambiándome. Dios ama con perfección. Él es el modelo supremo del amor. En 1 Juan se nos dice que Dios es amor.
1 Juan 4:8 (NTV) …el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.
Si queremos entender qué es el amor, debemos mirar a Dios. ¿Cómo ama Dios? Nuestra visión del amor está distorsionada por el pecado, por eso necesitamos acudir al autor del amor —el Dios que es amor— para comprender cómo Él ama.
Exploraremos cómo Dios amó a Israel en el Antiguo Testamento. Esto no significa que haya dejado de amarlos, sino que usaremos ese contexto para encontrar referencias bíblicas claras. También veremos cómo Dios nos ama como seguidores de Jesús. Finalmente, concluiremos reflexionando sobre cómo Dios nos ha llamado a amar a quienes nos rodean.
Sin más preámbulo, para comenzar, veamos cómo se manifestó el amor de Dios hacia Israel en el Antiguo Testamento. Este amor nos ofrece una base sólida para entender su carácter: un amor constante, pero también exigente. Y es que…
El amor de Dios por Israel fue fiel, pero no complaciente.
En otras palabras, el amor de Dios fue constante, pero no aprobaba todo. Los amaba, pero eso no significa que aceptara sin reprensión todo lo que hicieran. En el Salmo 136, el salmista declara 27 veces que el amor fiel de Dios perdura para siempre. Incluso en medio del pecado y la desobediencia de Israel, Dios los amó profundamente, pero no afirmó ni aprobó su comportamiento pecaminoso. Los disciplinó precisamente porque los amaba.
Jeremías 31:3-4 (NTV) Hace tiempo el Señor le dijo a Israel: «Yo te he amado, pueblo mío, con un amor eterno. Con amor inagotable te acerqué a mí. 4 Yo te reedificaré, mi virgen Israel. Volverás a ser feliz y con alegría danzarás con las panderetas.
El amor que Dios expresó hacia Israel no era exclusivo para ellos; es el mismo amor que Él tiene por cada creyente. Para entender mejor este amor, consideremos el contexto del pasaje de Jeremías: gran parte del mensaje de este profeta al pueblo de Israel fue de advertencia y condenación por su desobediencia e idolatría. Los capítulos 30 al 33 de Jeremías fueron escritos justo antes de la caída final de Jerusalén a manos de los babilonios. Israel iba a ser exiliado como consecuencia de su rebelión.
Sin embargo, esto no anuló el amor de Dios por su pueblo. Aun en medio de la disciplina, Dios les recuerda que los sigue amando. Este es un poderoso recordatorio para nosotros, especialmente como padres: debemos reforzar nuestro amor por nuestros hijos incluso en tiempos de corrección. Amar no significa evitar la disciplina.
Al contrario, Proverbios 3:11-12 nos exhorta a no rechazar la disciplina del Señor ni enojarnos cuando Él nos corrige: “Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido.” La disciplina, entonces, no es contraria al amor; es una prueba de él. Dios no nos corrige porque nos rechaza, sino porque nos ama demasiado como para dejarnos igual.
Ese amor no es superficial ni volátil. No se basa en emociones pasajeras, sino en una entrega profunda que lo llevó a dar a su Hijo por nosotros. Es un amor que actúa, que transforma, que corrige y que salva.
El amor de Dios por nosotros fue sacrificial, no sentimental.
Romanos 5:8 (NTV) pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores.
Dios no esperó a que lo amáramos para actuar. Nos amó cuando aún éramos pecadores, y demostró ese amor con acciones concretas. Dios nos ama tal como somos, pero nos ama demasiado como para dejarnos donde estamos. Su amor nos encuentra justo en el lugar en que nos encontramos. No espera que nos limpiemos para amarnos, pero tampoco nos deja en nuestra condición desdichada.
Un ejemplo poderoso de este amor es la historia de Jesús sanando al leproso. Jesús lo tocó antes de sanarlo, cuando aún estaba impuro. Esto confirma que, sí, Dios nos ama tal como somos. Pero también lo sanó. Lo transformó. No lo dejó en el mismo estado en que se encontraba cuando acudió a Él.
Juan 15:13 (NTV) No hay un amor más grande que el dar la vida por los amigos.
Esta es una prueba contundente del amor de Jesús. No cabe duda de que Él nos ama. Dio su vida por nosotros y nos ofreció el mayor ejemplo de amor que alguien puede dar. Pero ¿afirmó nuestras acciones? Observa cuántas veces en las Escrituras Jesús reprendió a sus discípulos y los confrontó por su pecado. Aquí tienes algunos ejemplos:
- Lucas 9:54-55: Santiago y Juan quieren hacer descender fuego sobre una aldea de Samaria. Jesús se volvió y los reprendió.
- Lucas 22:24-25: Los discípulos discuten sobre quién será el mayor. Jesús los corrige y les enseña que no liderarán como los gentiles, sino que serán los mejores siervos.
- Marcos 8:31-33: Jesús les anuncia que será entregado a los líderes religiosos, asesinado y resucitará al tercer día. Pedro lo confronta por decir esto, y Jesús lo reprende con firmeza: “¡Aléjate de mí, Satanás!”. Inmediatamente después, se dirige a la multitud y les dice que, si quieren seguirlo, deben abandonar su propia manera de vivir. Necesitan entregar su vida, o la perderán.
Este definitivamente no es un lenguaje de afirmación sin condiciones.
Sin embargo, esto no nos da licencia para juzgar ni para ser déspotas con los demás. Tampoco debemos irnos al otro extremo, como hacen algunos. Como mencioné la semana pasada, hay quienes se aferran únicamente a la segunda parte del versículo que dice: “Dios es amor, pero también es fuego consumidor”. No debe ser así.
Nuestro amor hacia los demás debe ser humilde pero con firmeza.
Gálatas 6:1 (NTV) Amados hermanos, si otro creyente está dominado por algún pecado, ustedes, que son espirituales, deberían ayudarlo a volver al camino recto con ternura y humildad. Y tengan mucho cuidado de no caer ustedes en la misma tentación.
El versículo no nos está diciendo que aceptemos el pecado en la vida de un creyente. Nos llama, más bien, a ayudar con ternura y humildad a esa persona a volver al camino correcto. Y eso no es fácil. Se requiere valor y firmeza para demostrar este tipo de amor. A menudo, lo más sencillo es ignorarlo.
El pastor John tuvo que ejercer este amor con alguien que se había mudado recientemente a Colorado. La contactó para saber cómo estaba, ya que antes de su mudanza la había conectado con una mentora. Ella le respondió que estaba más feliz que nunca, que se quedaría en Colorado y que se estaba divorciando de su esposo.
Él cuenta que dudó durante tres días si debía responder. ¿Lo escucharía? ¿Se molestaría? Pensó: “Ya ni siquiera forma parte de mi congregación. ¿Debería involucrarme en esto?” Pero Dios lo confrontó y le hizo ver que, en el fondo, la verdadera pregunta era si la amaría a ella o se amaría a sí mismo —su paz, su reputación. Así que decidió hablar con ella y señalarle su error: que esa no era la voluntad de Dios, porque Dios está en contra del divorcio.
Pero no solo estamos llamados a alcanzar a otros creyentes.
Piensa en la historia de Jonás que vimos hace dos semanas. Dios lo llamó a predicar el arrepentimiento en Nínive. Jonás se mostró reacio, no por miedo ni por pensar que no responderían, sino porque no los amaba. No quería que Dios tuviera misericordia de ellos. Y cuando Dios los perdonó, se enojó.
Ahora quiero que dirijamos nuestra atención a la Gran Comisión que Jesús nos dio antes de ascender al cielo:
Mateo 28:18-20 (NTV) Jesús se acercó y dijo a sus discípulos: «Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. 19 Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 20 Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos».
La Gran Comisión, dirigida a todos los creyentes, nos ordena enseñar a quienes vienen a Jesús a obedecer todos los mandamientos que Él nos ha dado. En ningún momento se nos instruye a afirmar o validar comportamientos pecaminosos.
Cuando confesamos que Jesús es el Señor (Romanos 10:9), estamos reconociendo su autoridad sobre nuestras vidas. Nos rendimos a Él. Y eso implica transformación. No se trata solo de una declaración verbal, sino de una entrega que produce un cambio real y continuo en nuestra manera de vivir.
Para concluir, volvamos al capítulo 8 del evangelio de Juan. Los fariseos exigen un veredicto. ¿Afirmará Jesús el pecado de la mujer? ¿La condenará públicamente? En medio de la tensión, Jesús se arrodilla, escribe en el polvo y pronuncia unas palabras que desarman a todos:
Juan 8:7 (NTV) Como ellos seguían exigiéndole una respuesta, él se incorporó nuevamente y les dijo: «¡Muy bien, pero el que nunca haya pecado que tire la primera piedra!»
Juan 8:9 (NTV) Al oír eso, los acusadores se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los de más edad, hasta que quedaron solo Jesús y la mujer en medio de la multitud.
Juan 8:10-11 (NTV) Entonces Jesús se incorporó de nuevo y le dijo a la mujer: —¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ni uno de ellos te condenó? 11 —Ni uno, Señor—dijo ella. —Yo tampoco —le dijo Jesús—. Vete y no peques más.
Esta es la tercera opción: el camino de Jesús. Él no dice: “Yo te afirmo”. Él dice: “Te perdono. Ahora ve y cambia.” Misericordia y transformación, lado a lado. Eso es amor verdadero.
Nuestro mundo dice: “Si me amas, afírmame. Acéptame tal como soy.” Jesús dice: “Si te amo, te liberaré.” Su amor no ignora el pecado; lo vence. No celebra el quebrantamiento; lo sana. No nos dice que estamos bien tal como somos; nos transforma en nuevas criaturas. Es un amor que dice la verdad con humildad, valentía y firmeza.
Así que te dejo con esta pregunta: ¿Amas a las personas lo suficiente como para decirles la verdad?
El amor auténtico no se conforma con el silencio cómodo ni con la aprobación superficial. Amar de verdad implica estar dispuesto a incomodar, a hablar con gracia pero con firmeza cuando alguien se aleja de lo que es bueno, justo y verdadero. No se trata de juzgar, sino de cuidar. Porque el amor que no advierte, que no corrige, que no guía, no es amor: es indiferencia disfrazada.
Y esto no se limita al debate sobre la sexualidad o el transgénero —aunque ciertamente lo incluye—. También abarca cualquier área en la que la cultura nos presiona a callar la verdad en nombre de la aceptación. Ya sea en temas de identidad, ética, relaciones o decisiones personales, el amor verdadero no abandona la verdad para mantener una paz superficial. Al contrario, busca la paz que nace de la verdad de Dios.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Por qué crees que nuestra cultura equipara el amor con la afirmación? ¿Cómo ha afectado eso a las relaciones o a las iglesias hoy en día?
- ¿Cómo desafía la forma en que Dios amó a Israel en el Antiguo Testamento nuestra comprensión moderna del amor?
- ¿Cuáles son algunas maneras en que Jesús mostró amor sin afirmar el pecado durante Su ministerio?
- ¿Cómo puedes amar a alguien en tu vida que está tomando decisiones destructivas sin comprometer la verdad ni volverte duro?
- ¿Alguna vez has experimentado que alguien te ame lo suficiente como para decirte una verdad difícil? ¿Cómo te cambió eso?
- ¿De qué maneras puedes reflejar el “tercer camino” de Jesús —verdad y gracia— en tus propias relaciones esta semana?
Dios está muerto
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Puntos de conversación:
- La idea de que “Dios ha muerto” comenzó con Friedrich Nietzsche, quien observó el declive de la fe en Europa y predijo que seguiría un caos moral. 1 Tesalonicenses 5:21
- El Argumento Cosmológico muestra que todo lo que comienza a existir tiene una causa — y la causa del universo encaja con la descripción de Dios. Salmo 33:6
- El Argumento Teleológico señala hacia un diseño inteligente. La belleza y precisión de la creación revelan a un Creador con propósito. Salmo 19:1
- El Argumento Moral demuestra que la moralidad universal apunta a un Legislador moral. Sin Dios, el bien y el mal pierden su significado. Eclesiastés 3:11Cuando una cultura rechaza a Dios, inevitablemente pierde la verdad, el propósito y la esperanza. Salmo 14:1
- Jesús es la prueba viva de que Dios no está muerto. A través de Su resurrección, venció el pecado y la muerte para siempre. Juan 11:25
Hoy estamos concluyendo nuestra serie “Mentiras creíbles”, en la que hemos desenmascarado ideas que, aunque suenan verdaderas, distorsionan la realidad de quién es Dios y cómo actúa en nuestras vidas. A lo largo de esta serie, hemos confrontado mentiras como: “Dios es un aguafiestas”, “Estoy demasiado lejos del alcance de Dios”, “Dios no me dará más de lo que puedo soportar”, “La fe verdadera significa no tener dudas”, y “Amar significa afirmar”.
Hoy cerramos con una de las más peligrosas: “Dios está muerto.” Esta mentira no es nueva. Cada generación se enfrenta al mismo engaño espiritual, aunque con un envoltorio diferente. La mayoría de la gente no lo dice en voz alta, pero vive como si fuera verdad. Frases como “Dios no importa”, “La fe está obsoleta”, o “La ciencia ha reemplazado a la creencia” reflejan una cultura que ha desplazado a Dios del centro.
Y si lo llevamos al plano más personal, lo escuchamos en expresiones como: “Sigue tu corazón”, “Tú defines tu propio significado”, o incluso en frases como “El fútbol es mi religión”, “La política es mi religión”, “Las montañas son mi religión”. Para algunos, su familia, su perro, o cualquier otra cosa a la que dedican más tiempo que a Dios, se convierte en su verdadero objeto de adoración.
Dios no está muerto. Pero cuando una cultura cree que sí lo está, no solo perdemos la religión… perdemos nuestro camino. Es una suposición que se esconde en mil millones de videos de YouTube. Presta atención, y la verás en todas partes: en canciones, series, conversaciones, ideologías. Pero esta idea falsa no comenzó en nuestros tiempos.
A finales del siglo XIX, un filósofo alemán ateo y muy inteligente llamado Friedrich Nietzsche (se pronuncia “Nicha”) dijo una frase muy famosa: “Dios ha muerto, y nosotros lo hemos matado.” Lo curioso es que cuando Nietzsche era niño, quería ser pastor como su papá. Pero su papá murió cuando él tenía solo cinco años, y poco después también murió su hermano. Eso rompió su fe.
Cuando Nietzsche dijo esa frase tan conocida,no estaba promoviendo el ateísmo ni celebrando que la gente dejara de creer en Dios. Más bien, estaba describiendo lo que veía: un mundo que ya no creía.
Durante los años 1700 y 1800, surgió un movimiento llamado la Ilustración. En ese tiempo, la gente comenzó a confiar más en la razón y la ciencia que en la fe y la Biblia. El pensamiento racional se convirtió en el nuevo estándar, desplazando lentamente la autoridad espiritual.
Más adelante, en 1859, Charles Darwin presentó su teoría de la evolución, una explicación sobre el origen de la vida que no mencionaba a Dios. Esta idea reforzó la creencia de que la ciencia podía responder las grandes preguntas sin necesidad de lo divino.
La Revolución Industrial también transformó el mundo. Las máquinas, las fábricas y los avances tecnológicos hicieron que las personas se sintieran fuertes, autosuficientes y capaces… sin necesidad de Dios. Al mismo tiempo, Europa estaba dividida por muchas religiones diferentes, y para muchos, el cristianismo parecía algo viejo, sin vida ni relevancia. Aunque la gente seguía asistiendo a la iglesia, Nietzsche observaba que ya no creían de verdad.
Por eso escribió: “¿Dónde está Dios? Te lo diré. ¡Lo hemos matado, tú y yo! ¡Todos somos sus asesinos!” Nietzsche no se sentía culpable por esa declaración. De hecho, no le gustaba el cristianismo. Pero sí le preocupaba lo que vendría después. Él advirtió que si la gente dejaba de creer en Dios, el mundo se llenaría de caos moral, tristeza y falta de sentido. (Guarda esa idea, porque la veremos más adelante.)
Nietzsche creía que el resultado sería el nihilismo: una visión en la que no hay verdad, ni propósito, ni significado en la vida. Su propuesta fue que, en lugar de Dios, el ser humano debía crear su propio significado, lo que lo llevó a desarrollar su concepto del “Übermensch” —el superhombre que define su propio valor y propósito.
Este “Superhombre” sería alguien que no sigue las reglas tradicionales, sino que crea sus propios valores y su propio significado. ¿Cómo sería ese Superhombre? Tendría autodominio: controlaría sus miedos, su culpa y no seguiría a la multitud. Poseería poder creativo: inventaría nuevas ideas en lugar de copiar las antiguas. Y viviría con independencia: no se dejaría controlar por la religión ni por lo que la sociedad dice que está bien o mal.
¿Te suena todo esto? Hoy lo llamamos “deconstrucción”. Es una corriente en la que se cuestiona la interpretación bíblica, la autoridad de la iglesia y los absolutos morales. Este último término se refiere a principios éticos que se consideran verdaderos y válidos en todo momento, lugar y situación —como “no mentir” o “no matar”— sin importar las circunstancias.
En esta forma de pensar, se valora más la emoción sobre la verdad, la autenticidad por encima de la obediencia, y la autoexpresión por encima de la sumisión a Dios. Cada uno se convierte en su propio superhombre. El problema con todo esto es que la filosofía llega a conclusiones equivocadas, porque la base es errónea. Esto es lo que dice la Biblia sobre todo esto:
1 Tesalonicenses 5:21 (NTV) …pongan a prueba todo lo que se dice. Retengan lo que es bueno.
Eso es precisamente lo que vamos a hacer hoy.
Como seguidores de Jesús, rechazamos la deconstrucción que busca desmantelar la verdad bíblica. En lugar de eso, respondemos con convicción, gracia y fidelidad a la Palabra de Dios. Porque, aunque la cultura diga lo contrario, la verdad permanece firme: Dios NO está muerto.
A continuación, quiero presentarte tres argumentos apologéticos que podemos usar para defender esta verdad. Ahora bien, la palabra “apologética” puede sonar como si tuviera que ver con pedir disculpas, pero no es así. Proviene del griego apología, que significa “una defensa razonada”. Como cristianos, estamos llamados a estar preparados para explicar y defender la esperanza que tenemos en Cristo.
1 Pedro 3:15 (NTV) …Si alguien les pregunta acerca de la esperanza que tienen como creyentes, estén siempre preparados para dar una explicación;
Aquí está el primer argumento que podemos usar para defender que Dios no está muerto.
El Argumento Cosmológico
El argumento cosmológico es una de las razones más poderosas e intuitivas para creer en la existencia de Dios. Se basa en dos conceptos sencillos y una conclusión lógica: todo lo que comienza a existir tiene una causa, y el universo comenzó a existir; por lo tanto, el universo fue creado por Dios.
Si el universo tuvo un comienzo —como afirman tanto la Biblia como la ciencia moderna— entonces debe tener una causa más allá de sí mismo. Esa causa debe ser inmaterial (no hecho de materia), atemporal (que existe antes del tiempo), lo suficientemente poderoso como para crear el universo. ¡Eso describe perfectamente al Dios de la Biblia!
Salmos 33:6 (NTV) El Señor tan solo habló y los cielos fueron creados. Sopló la palabra, y nacieron todas las estrellas.
La cosmología confirma lo que el libro de Génesis declaró hace miles de años: el universo tuvo un punto de inicio. Incluso la teoría del Big Bang respalda la idea de que el espacio, el tiempo y la materia surgieron simultáneamente. Sin embargo, la ciencia solo puede describir cómo ocurrió, pero no puede explicar por qué. Dios es ese “por qué”; Él es la explicación definitiva de por qué existe algo en lugar de nada.
En esencia, el origen del universo señala hacia una Primera Causa: un Creador eterno, que no tiene una causa externa que lo haya originado ni fue provocado por nada ni por nadie.
Ahora, pasemos al segundo argumento que puedes usar para defender que Dios no está muerto.
El Argumento Teleológico
El argumento teleológico, derivado de la palabra griega telos, que significa “propósito” o “diseño”, sostiene que el orden y la complejidad del universo apuntan a la existencia de un Diseñador inteligente. Se basa en dos ideas fundamentales: el universo muestra orden y propósito, y todo diseño requiere un diseñador; por lo tanto, la conclusión lógica es que el universo fue diseñado por Dios.
Imagina que un día estás caminando por un sendero y ves un iPhone tirado en la tierra. Lo recoges, la pantalla se ilumina, deslizas el dedo y responde. Puedes ver todas las aplicaciones, la cámara, el GPS y cómo todo funciona en conjunto a la perfección.
Ahora imagina que alguien se acerca y dice: “¿Ah, eso? Fue por casualidad. A lo largo de millones de años, el polvo y el metal se unieron aleatoriamente hasta que… ¡boom! Se convirtió en un teléfono inteligente”. Te reirías, ¿verdad?
Miremos donde miremos —desde las constantes precisas de la física hasta la intrincada codificación del ADN— vemos evidencia de un diseño intencional. La probabilidad de que estas cosas ocurran por pura casualidad es astronómicamente pequeña.
Te doy un ejemplo: la posición, la atmósfera y las condiciones de la Tierra son perfectamente adecuadas para la vida. Nuestro planeta se encuentra en lo que los astrónomos llaman la “zona Ricitos de Oro”: ni demasiado caliente ni demasiado fría, sino justo la temperatura adecuada para que exista agua líquida. Si acercamos la Tierra un poco más al Sol, los océanos se evaporarían; si la alejamos, se congelarían por completo.
Además, la Tierra está inclinada solo 23,5 grados, lo que nos da las estaciones, temperaturas estables y el equilibrio entre el día y la noche. Si esa inclinación fuera incluso ligeramente diferente, los patrones climáticos serían caóticos y gran parte del planeta sería inhabitable.
Podríamos seguir con miles de ejemplos como este, pero solo te daré uno más: los fractales. Los fractales son patrones geométricos que se repiten infinitamente en diferentes escalas. Los vemos en la naturaleza: en los helechos, las ramas de los árboles, los copos de nieve, las costas, e incluso en nuestros pulmones y vasos sanguíneos.
Esta repetición no es accidental. Es ordenada, precisa y matemática. ¿Cómo puede algo tan complejo surgir por accidente? Los fractales reflejan una inteligencia detrás del diseño, una mente que no solo crea, sino que se deleita en la belleza y el orden tal como lo dice el Salmo 19.
Salmos 19:1 (NTV) Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento despliega la destreza de sus manos.
El caos accidental nunca produce orden. Un cuadro necesita un pintor; un edificio necesita un constructor; y un diseño requiere un diseñador. Estas verdades simples nos llevan a una conclusión poderosa: la belleza, la estructura y la precisión del universo apuntan a un Creador cuya mente supera la imaginación humana.
Ahora veamos el tercero y último argumento.
El Argumento Moral
El argumento moral sostiene que nuestro sentido universal del bien y del mal apunta a la existencia de un Dios moral. Todo ser humano, sin importar su cultura o contexto, posee una brújula moral interna que distingue entre lo correcto y lo incorrecto. Por conciencia moral, sabemos que el amor y la honestidad son buenos, mientras que el asesinato y la crueldad son malos.
Este argumento moral se basa en dos conceptos sencillos. Primero, todo ser humano reconoce la existencia del bien y del mal. Segundo, toda ley moral requiere un Dador de la Ley Moral. Por tanto, la conclusión lógica es que la moral fue establecida por Dios.
Si la moralidad fuera solo un producto de la evolución o de las preferencias sociales, entonces lo correcto y lo incorrecto variarían de persona a persona o de cultura a cultura. Sin embargo, sabemos por instinto que hay acciones que siempre están mal, como la crueldad o la injusticia, sin importar el contexto. Esta conciencia universal sugiere la existencia de un estándar moral que trasciende a la humanidad, un estándar absoluto y objetivo arraigado en el carácter mismo de Dios. Esto es porque Dios mismo lo sembró en nuestro corazón.
Eclesiastés 3:11 (NTV) …Él sembró la eternidad en el corazón humano…
La sociedad moderna todavía desea valores morales como la justicia, la compasión y el amor, pero a menudo intenta aferrarse a ellos mientras rechaza al Dios que les da sentido. Esta contradicción ha sido evidente a lo largo de la historia, y filósofos como Nietzsche lo reconocieron: cuando eliminamos a Dios como fundamento moral, la estructura del significado se derrumba.
Sin Dios, no hay razón objetiva para que una visión moral sea mejor que otra. Nietzsche entendía que, sin una fuente trascendente, no existe una base sólida para la verdad, la moralidad o el propósito. Por eso propuso una alternativa al Dador de la Ley Moral: el “Übermensch” o “Superhombre”, una figura que representaría a la humanidad elevándose para convertirse en su propia fuente de significado.
La pregunta del millón es: ¿funcionó la idea de que el ser humano puede convertirse en su propio fundamento moral? La respuesta clara e indiscutible es no. La historia misma nos proporciona la prueba. La filosofía sin Dios, centrada únicamente en el hombre, conduce al caos y la desesperación.
La vida del propio Nietzsche se convirtió en un reflejo de la desesperanza que brotó de su pensamiento. Abandonó su trabajo, se aisló y pasó sus últimos años escribiendo obras que apenas fueron leídas en vida. Con el tiempo, su salud mental se deterioró gravemente, y terminó sumido en la locura, devastado por el delirio y la enfermedad. Su mente, antes entregada a la idea de la “voluntad de poder”, ya no podía sostenerse en la realidad.
Nietzsche escribió una frase célebre: “Si miras durante mucho tiempo al abismo, el abismo también te mira a ti.” Trágicamente, él mismo se convirtió en la evidencia viva de esa afirmación. Y es que, cuando el ser humano intenta ocupar el lugar de Dios y convertirse en su propio estándar moral, el resultado no es libertad, sino un profundo vacío.
Después de la muerte de Nietzsche, su hermana —una nacionalista alemana y una de las primeras partidarias de Adolf Hitler— tomó el control de sus escritos. Los nazis adoptaron la idea del “Übermensch” (superhombre) y la distorsionaron para justificar su visión de una “raza superior”. Esta interpretación contribuyó directamente a la ideología de la superioridad racial, que desembocó en genocidio, guerra y la muerte de millones de personas.
La famosa declaración de Nietzsche, “Dios ha muerto”, no se quedó en los libros de filosofía. Tuvo un impacto real en la historia y sigue influyendo en el pensamiento moderno. Hoy, corrientes como el posmodernismo y la deconstrucción afirman que no existe una verdad absoluta, solo perspectivas. Sostienen que la moralidad es una construcción social, no un estándar divino, y que el significado de la vida no se recibe, sino que se crea individualmente.
Ante esta visión fragmentada que se ha arraigado desde Nietzsche hasta nuestros días, el propósito de este mensaje no es simplemente refutar esa mentira obscena de que Dios está muerto. Es para que te levantes y defiendas la verdad con convicció n: Dios no está muerto. Porque cuando una cultura cree que lo está, no solo pierde la religión… pierde su rumbo, su identidad y su alma.
Si aún no estás convencido, pregúntale a los supervivientes del Holocausto, a las víctimas del nazismo de Hitler o a tus propios vecinos que viven sin esperanza ni propósito. La historia y la experiencia humana nos enseñan que negar a Dios no nos eleva, nos destruye. La Biblia lo expresa con claridad en el Salmo 14.
Salmos 14:1 (NTV) Solo los necios dicen en su corazón: «No hay Dios» …
Dios NO está muerto. Y la Biblia nos revela al verdadero “Übermensch”, no como un ideal humano arrogante, sino como una persona real. Su nombre es Jesús. Vivió una vida perfecta, sin pecado. Nos mostró el camino hacia Dios con humildad, verdad y amor. Venció el pecado por nosotros, cargando con nuestra culpa en la cruz. Y murió… pero no se quedó allí. Resucitó para darnos libertad, propósito y vida eterna, como Él mismo lo dijo:
Juan 11:25 (NTV) Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá aun después de haber muerto.
Hoy, esa vida está disponible para ti. No importa tu pasado, tus dudas o tus heridas. Jesús no vino a condenarte, sino a salvarte. Él te ofrece perdón, paz y una nueva vida —pero debes responder. Cree en Él y entrégale tu corazón. Reconoce que lo necesitas, y dile:
“Jesús, creo en ti. Te recibo como mi Salvador. Perdona mis pecados y transforma mi vida.”
No salgas de aquí sin haber respondido a esa verdad: Dios no está muerto… y quiere vivir en ti.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Por qué crees que tantas personas hoy viven como si Dios no importara, incluso si no se consideran ateas?
- ¿Cuál de los tres argumentos — cosmológico, teleológico o moral — te parece más convincente? ¿Por qué?
- ¿Cómo has visto los efectos de una mentalidad de “Dios ha muerto” en nuestra cultura o entre personas que conoces?
- ¿Qué crees que Nietzsche entendió bien sobre la naturaleza humana — y en qué se equivocó?
- ¿Cómo responde la resurrección de Jesús a la afirmación de que “Dios ha muerto”?
- ¿Qué pasos puedes tomar esta semana para vivir como si Dios realmente estuviera vivo — no solo en tus creencias, sino en tus prioridades y acciones diarias?
Obediencia: esa palabra que incomoda
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Puntos de conversación:
- La oración impulsa la expansión del evangelio y nos protege del enemigo. 2 Tesalonicenses 3:1-3
- Los verdaderos discípulos abrazan la obediencia, incluso cuando desafía su comodidad personal. 2 Tesalonicenses 3:4-5
- La pereza no solo es imprudente; es desobediencia al diseño de Dios para el trabajo y la dignidad. 2 Tesalonicenses 3:6-10, 1 Tesalonicenses 4:11-12, Efesios 4:28
- Pablo modeló la obediencia tanto en su enseñanza como en su estilo de vida, mostrando ortodoxia junto con ortopraxis. 2 Tesalonicenses 3:7-9
- La corrección en la iglesia se hace con amor, con el objetivo de restaurar a los hermanos y hermanas a la obediencia. 2 Tesalonicenses 3:11-15
Hoy concluimos nuestra serie sobre Tesalonicenses, que hemos recorrido versículo por versículo desde el inicio del verano. Esta es la última lección de una serie de quince, disponible en buscadeDios/tesalonicenses-serie, con puntos clave y preguntas para comentar.
Hoy cerramos con un tema que ha nadie le gusta, al menos que sean ellos los receptores de esta acción. La obediencia. Suena como algo que solo se les exige a los niños. Pero no. Es una palabra que incomoda a los adultos también. ¿Cuándo fue la última vez que tuviste que obedecer a alguien? Tal vez fue hoy. Tal vez fue a Jesús.
Pablo cierra su segunda carta a los tesalonicenses con una exhortación directa y profundamente práctica. Comienza con una petición: oración.
2 Tesalonicenses 3:1-3 (NTV) Finalmente, amados hermanos, les pedimos que oren por nosotros. Oren para que el mensaje del Señor se difunda rápidamente y sea honrado en todo lugar adonde llegue, así como cuando les llegó a ustedes. 2 Oren, también, para que seamos rescatados de gente perversa y mala, porque no todos son creyentes. 3 Pero el Señor es fiel; él los fortalecerá y los protegerá del maligno.
La obediencia comienza con oración y confianza en la fidelidad de Dios. Pablo no pide comodidad, sino que el evangelio avance. Y aunque reconoce la oposición, confía en que el Señor protegerá a sus hijos.
Luego, Pablo afirma su confianza en la obediencia de los creyentes.
2 Tesalonicenses 3:4 (NTV) Además, confiamos en el Señor que ustedes hacen y seguirán haciendo lo que les ordenamos.
Esta frase puede incomodar hoy. Nadie quiere ser corregido. Muchos prefieren abandonar una iglesia antes que recibir exhortación. Pero la obediencia a la autoridad espiritual es parte de la vida cristiana. Es lo que distingue a un discípulo de un creyente casual.
Pablo continúa con una oración que conecta mente y corazón.
2 Tesalonicenses 3:5 (NTV) Que el Señor les guíe el corazón a un entendimiento total y a una expresión plena del amor de Dios, y a la perseverancia con paciencia que proviene de Cristo.
Aquí vemos dos dimensiones: el entendimiento (ortodoxia) y la expresión (ortopraxis). En esta serie hemos explorado buena teología: escatología, el mal, el sufrimiento, incluso debates doctrinales como calvinismo y arminianismo. Pero Pablo nos recuerda que no basta con entender. Hay que vivirlo. Dios se interesa por nuestra obediencia práctica.
Y entonces, Pablo da un ejemplo concreto. No habla de inmoralidad sexual, idolatría o codicia. Habla de la pereza.
2 Tesalonicenses 3:6 (NTV) Y ahora, amados hermanos, les damos el siguiente mandato en el nombre de nuestro Señor Jesucristo: aléjense de todos los creyentes que llevan vidas ociosas y que no siguen la tradición que recibieron de nosotros.
La obediencia no se trata solo de evitar los “grandes” pecados como la inmoralidad sexual o la idolatría. Habla de algo muy práctico: la pereza. La obediencia no es solo evitar los pecados graves, sino vivir con fidelidad diaria como es el trabajar. Ya lo había dicho en su primera carta.
1 Tesalonicenses 4:11-12 (NTV) Pónganse como objetivo vivir una vida tranquila, ocúpense de sus propios asuntos y trabajen con sus manos, tal como los instruimos anteriormente. 12 Entonces aquellos que no son creyentes respetarán la manera en que ustedes viven, y ustedes no tendrán que depender de otros. .
Pablo promueve el trabajo digno y advierte contra la caridad tóxica. No debemos fomentar ciclos de dependencia, sino empoderar hacia la independencia. Pablo no solo enseñaba esto (ortodoxia). Lo vivía (ortopraxis).
2 Tesalonicenses 3:7-9 (NTV) Pues ustedes saben que deben imitarnos. No estuvimos sin hacer nada cuando los visitamos a ustedes. 8 En ningún momento aceptamos comida de nadie sin pagarla. Trabajamos mucho de día y de noche a fin de no ser una carga para ninguno de ustedes. 9 Por cierto, teníamos el derecho de pedirles que nos alimentaran, pero quisimos dejarles un ejemplo que seguir.
Su vida era un modelo de obediencia práctica. Y vuelve a repetir la instrucción.
2 Tesalonicenses 3:10 (NTV) Incluso mientras estábamos con ustedes les dimos la siguiente orden: «Los que no están dispuestos a trabajar que tampoco coman».
Aparentemente, todavía seguía siendo un problema. Algunos, aun después de recibir su primera carta, seguían sin obedecer esta instrucción. Pablo tuvo que volver a repetirlo.
La ética del Reino incluye la diligencia como se los dijo en Efesios 4:28 (NTV) Si eres ladrón, deja de robar. En cambio, usa tus manos en un buen trabajo digno y luego comparte generosamente con los que tienen necesidad.
Diligencia es el esfuerzo constante y cuidadoso que una persona pone en cumplir una tarea con responsabilidad, compromiso y atención. Implica actuar con prontitud, esmero y perseverancia, especialmente en lo que es correcto o necesario.
Según la Didaché: si un viajero desea quedarse, que trabaje para su sustento. La Didaché también conocida como La Enseñanza de los Doce Apóstoles) es uno de los documentos cristianos más antiguos que se conservan, probablemente escrito entre los años 70 y 100 d.C. Es una guía breve y práctica sobre cómo debía vivir un cristiano en comunidad, incluyendo enseñanzas morales, instrucciones sobre el bautismo, la oración, el ayuno y la celebración de la Eucaristía. No forma parte del canon bíblico.
Pablo continúa con una corrección directa.
12 Tesalonicenses 3:11-12 (NTV) Sin embargo, oímos que algunos de ustedes llevan vidas de ocio, se niegan a trabajar y se entrometen en los asuntos de los demás. 12 Les ordenamos a tales personas y les rogamos en el nombre del Señor Jesucristo que se tranquilicen y que trabajen para ganarse la vida.
La frase “entrometerse” no debe leerse desde nuestra cultura. El comentario del Nuevo Testamento de Pilar nos ayuda a entender que la idea no es que estas personas tuvieran demasiado tiempo libre y lo desperdiciaran interrumpiendo el trabajo de otros con sus conversaciones o chismes. Tampoco se refiere a que se metieran entre sus vecinos dando consejos no solicitados, ni a que causaran disturbios en las reuniones públicas.
El problema, más bien, era la participación de ciertos “beneficiados” en asambleas públicas, donde apoyaban las causas de sus beneficiarios, involucrándose en asuntos que en realidad no les correspondían. Lo que está en juego es su participación política en favor de quienes los patrocinaban. O sea que con tal que los siguieran manteniendo, se metían en la política a favor de los que los mantenían.
A los demás, Pablo les da una exhortación sencilla.
2 Tesalonicenses 3:13 (NTV) En cuanto al resto de ustedes, amados hermanos, nunca se cansen de hacer el bien.
¿No es así como funciona la crianza también? Gastamos nuestras energías más en los hijos problemáticos. Les damos más tiempo, palabras, correcciones. Pero al obediente solo nos queda decirle: “Bien hecho, sigue así”. Y eso es lo que le está diciendo Pablo a “sus hijitos” en la fe bien portados.
Pero la obediencia también requiere corrección comunitaria.
2 Tesalonicenses 3:14-15 (NTV) Tomen nota de quienes rehúsan obedecer lo que decimos en esta carta. Aléjense de ellos, para que se avergüencen. 15 No los vean como enemigos, sino llámenles la atención como lo harían con un hermano.
Dios se interesa por tu obediencia. Tú también deberías interesarte por tu obediencia. Y por la obediencia de tus hermanos.
Así que para terminar, te repito la pregunta del inicio: ¿Cuándo fue la última vez que tuviste que obedecer a alguien? Tu respuesta debería ser: Hoy. Tuve que obedecer a Jesús.
Y es que la obediencia no es una carga ni una costumbre anticuada. Es una respuesta viva al amor de Dios. Es una práctica que transforma no solo nuestra conducta, sino también nuestras relaciones, nuestras comunidades y nuestra visión del mundo.
Tal vez nunca has pensado en obedecer a Dios. Tal vez la palabra “obediencia” te suena a control, a religión rígida, o a algo que limita tu libertad. Pero en la Biblia, obedecer no es perder libertad, es encontrarla. Es confiar en que hay un Dios que te ama, que te guía, y que quiere lo mejor para ti.
Pablo termina su carta, y nosotros esta serie, con una bendición que no es solo para los creyentes de Tesalónica, sino también para ti hoy:
2 Tesalonicenses 3:16-18 (NTV) Ahora, que el mismo Señor de paz les dé su paz en todo momento y en cada situación. El Señor sea con todos ustedes. 17 Aquí está mi saludo de mi propio puño y letra: Pablo. Hago esto en todas mis cartas para probar que son mías. 18 Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes.
Si tu nunca has experimentado esa paz, esa gracia, esa cercanía con Dios, hoy puede ser el comienzo. No necesitas entenderlo todo. Solo necesitas abrir tu corazón. Dios no está esperando perfección, está esperando sinceridad.
Si has fallado, si te has alejado, o si nunca has obedecido a Jesús, puedes empezar ahora. Confiesa tu necesidad, pídele perdón, y recibe su amor. La obediencia no es el final del camino. Es el primer paso hacia una vida transformada. Y esa vida está disponible para ti hoy.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Cuándo fue la última vez que tuviste que obedecer a alguien más? ¿Cómo te ayuda eso a entender lo que significa obedecer a Jesús?
- ¿Por qué crees que Pablo se enfoca en la pereza en este pasaje en lugar de un pecado “grande” como la idolatría o la avaricia?
- ¿Cómo podemos seguir el ejemplo de Pablo al modelar la obediencia tanto en palabras como en acciones?
- ¿Cuáles son algunas maneras prácticas en que podemos corregir con amor a otros en la iglesia sin tratarlos como enemigos?
- ¿Cuál de estas cinco enseñanzas te resulta más desafiante personalmente—y por qué?
- ¿Cómo te anima la bendición final de paz y gracia mientras buscas obedecer a Jesús cada día?
Escogido por Dios (2:13-17)
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Puntos de conversación:
- Pablo recuerda a los creyentes que fueron escogidos por Dios para salvación, una verdad interpretada de manera diferente por calvinistas y arminianos. 2 Tesalonicenses 2:13
- Los calvinistas ven la elección como incondicional, mientras que los arminianos enfatizan la presciencia de Dios y nuestra respuesta de fe. Romanos 8:29
- La obra del Espíritu hace posible la salvación—ya sea vista como gracia irresistible o como gracia preveniente que capacita para creer. Filipenses 1:29
- Los creyentes son llamados a mantenerse firmes en obediencia como fruto de la salvación, no como causa de ella. 2 Tesalonicenses 2:15
- Sea cual sea nuestra comprensión de la elección, ambos enfoques coinciden en que la salvación es por gracia mediante la fe, para la gloria de Dios solamente. Efesios 2:8–9
La semana pasada exploramos cómo un pasaje bíblico puede ser interpretado por dos grupos distintos: futuristas y preteristas. Aunque sus enfoques sobre los últimos tiempos difieren, ambos se basan en la Escritura y coinciden en fundamentos esenciales. Hoy repetimos ese ejercicio, pero con un tema aún más profundo y divisivo: la elección divina.
Este concepto, también conocido como “ser escogidos por Dios”, aparece por segunda vez en los escritos de Pablo en el texto que estudiaremos hoy. La primera mención fue en 1 Tesalonicenses 1:4, pero no nos detuvimos allí. Más adelante lo veremos en Romanos y Efesios. Hoy nos preguntamos: ¿La elección divina es real?
Un poco de historia: la Reforma y el debate teológico
Durante la Reforma del siglo XVI, los reformadores establecieron pilares teológicos como sola scriptura (solo la Escritura), sola fide (solo la fe) y sola gratia (solo la gracia). Estos fundamentos dieron forma a la teología protestante, pero también surgieron distinciones más específicas.
Entre ellas, la depravación total: la idea de que cada parte de la naturaleza humana está corrompida por el pecado, lo que impide que alguien elija a Dios por sí mismo. Por eso, la gracia es absolutamente necesaria.
También se desarrolló la doctrina de la elección soberana, donde Dios predestina a algunos para salvación. Algunos reformadores incluso hablaron de doble predestinación: unos elegidos para salvación, otros para condenación. Estas ideas surgieron del estudio bíblico, al leer términos como “escogidos”, “elegidos” y “predestinados”.
Jacobus Arminius (1560–1609), teólogo reformado, comenzó a cuestionar la elección incondicional y la doble predestinación. Propuso que Dios otorga gracia suficiente a todos para que puedan elegir (gracia preveniente), y que la elección divina está condicionada al conocimiento previo de quiénes responderían con fe.
Tras su muerte, sus seguidores escribieron la Remonstrancia en 1610, resumiendo su teología en cinco puntos. El Sínodo de Dort (1618–1619) respondió condenando esos puntos y estableciendo lo que hoy conocemos como calvinismo reformado, resumido en el acrónimo TULIP.
TULIP: los cinco puntos del calvinismo
- T – Depravación Total
- U – Elección Incondicional
- L – Expiación Limitada
- I – Gracia Irresistible
- P – Perseverancia de los Santos
Cada punto refleja una visión específica sobre cómo Dios obra en la salvación. Hoy, al estudiar 2 Tesalonicenses 2:13–17, veremos cómo calvinistas y arminianos interpretan este pasaje desde sus respectivas perspectivas. Así, hoy, desglosamos cada versículo del pasaje bíblico a través de estas dos lentes.
2 Tesalonicenses 2:13 (NTV) En cuanto a nosotros, no podemos más que agradecerle a Dios por ustedes, queridos hermanos, amados por el Señor. Siempre estamos agradecidos de que Dios los eligió para que estén entre los primeros (o desde el principio) en experimentar la salvación, una salvación que vino mediante el Espíritu—quien los hace santos—y por creer en la verdad.
“Dios los eligió… para… experimentar la salvación”
Los calvinistas ven aquí una elección incondicional: Dios escogió desde la eternidad a quienes serían salvos, sin basarse en sus obras o creencias. La frase “desde el principio”, como dice la Reina Valera Contemporánea, refuerza esta idea.
Los arminianos, en cambio, interpretan que Dios escoge a los creyentes según su conocimiento previo de quiénes responderían con fe. Para apoyar esta ideología, ellos se basan en Romanos 8:29 (NTV):Pues Dios conoció a los suyos de antemano y los eligió para que llegaran a ser como su Hijo…
Aunque “desde el principio” puede apuntar al plan eterno de Dios, no necesariamente implica un decreto incondicional sobre la salvación individual.
“mediante el Espíritu, quien los hace santos”
Para los calvinistas, esto muestra que la salvación es obra de Dios de principio a fin: el Espíritu regenera y santifica a los elegidos. Para los arminianos, el Espíritu habilita la fe, pero esa gracia puede ser resistida.
Cuando Pablo dice “por creer en la verdad“ o como dice la RVC “por su fe en la verdad”, los calvinistas lo ven como fruto irresistible de la elección. Dios escoge, el Espíritu obra, y la fe y la santidad siguen. La fe misma es un regalo de Dios (Filipenses 1:29).
Los arminianos, por su parte, afirman que la fe es una respuesta humana genuina a la gracia ofrecida. No es forzada ni inevitable.
2 Tesalonicenses 2:14 (NTV) Él los llamó a la salvación cuando les anunciamos la Buena Noticia; ahora pueden participar de la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
“Él los llamó a la salvación”
Para los calvinistas, esto es el llamado eficaz de Dios. La predicación del evangelio es el llamado externo pero el Espíritu asegura que los elegidos respondan (Juan 6:37). Esto encaja perfectamente con la gracia irresistible: los que Dios llama en este sentido salvador vendrán a él sin poder resistirse a su llamado.
Los arminianos están de acuerdo en que Dios llama mediante el evangelio, pero lo ven como una invitación universal y genuina. Basan su creencia en Mateo 22:14: “..muchos son los llamados, pero pocos los elegidos.” Ellos dicen que este llamado es habilitado por la gracia preveniente. En otras palabras, Dios da a todos la capacidad de responder, pero pueden resistir o aceptar
“ahora pueden participar de la gloria”
La participación en la gloria de Cristo también se interpreta de forma distinta. Para los calvinistas, es una garantía: los elegidos perseverarán (Romanos 8:30 (NTV) Después de haberlos elegido, Dios los llamó para que se acercaran a él; y una vez que los llamó, los puso en la relación correcta con él; y luego de ponerlos en la relación correcta con él, les dio su gloria.).
Para los arminianos, compartir esa gloria depende de continuar en la fe (Colosenses 1:23). Uno “puede” compartir su gloria, pero no está garantizado que seremos partícipes de ella. Dios llama a todos, pero solo los que perseveran en la fe genuina experimentan esa gloria
2 Tesalonicenses 2:15 (NTV) Con todo esto en mente, amados hermanos, permanezcan firmes y sigan bien aferrados a las enseñanzas que les transmitimos tanto en persona como por carta.
En este versículo, Pablo cambia de la salvación y el llamado a la obediencia y la perseverancia. En este caso, ambos grupos están de acuerdo y afirman fuertemente el llamado a “permanecer firmes” y “mantenerse fieles a la enseñanza”, aunque explican la base de la obediencia de manera distinta. Ambos ven la obediencia como fruto de un corazón arrepentido, aunque los creyentes aún tropiezan,
Los calvinistas ven la obediencia y la perseverancia como evidencia de la elección y obra de Dios. La obediencia es resultado de la gracia de Dios y marca de los verdaderamente elegidos. Permanecer firmes y aferrarse a la enseñanza es evidencia de la elección previa y la gracia continua de Dios. Afirman que la obediencia fluye de la obra de Dios en nosotros (Filipenses 2:13 (NTV) Pues Dios trabaja en ustedes y les da el deseo y el poder para que hagan lo que a él le agrada.).
Los arminianos entienden la obediencia como una responsabilidad real: los creyentes deben elegir permanecer en Cristo (Juan 15:6 (NTV) El que no permanece en mí es desechado como rama inútil y se seca. Todas esas ramas se juntan en un montón para quemarlas en el fuego.).
2 Tesalonicenses 2:16-17 (NTV)16 Que nuestro Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre, quien nos amó y por su gracia nos dio consuelo eterno y una esperanza maravillosa, 17 los conforten y fortalezcan en todo lo bueno que ustedes hagan y digan.
“quien nos amó y por su gracia nos dio consuelo eterno y una esperanza maravillosa”
Ambas posturas coinciden: si alguien es creyente, es por el amor y la gracia de Dios. El calvinismo afirma que este amor es soberano y previo a cualquier respuesta humana: Dios elige, consuela y fortalece por pura gracia, sin depender del mérito.
El arminianismo, por su parte, sostiene que Dios ama a todos y ofrece su gracia, pero el ser humano debe responder con fe y permanecer firme. Aunque difieren en el proceso, ambos reconocen que si hoy alguien cree, es porque Dios lo amó primero y le dio la gracia para vivir con esperanza y consuelo. Esta verdad, más allá de las doctrinas, es motivo de gratitud y unidad entre creyentes.
Cerremos con la pregunta inicial: ¿La elección divina es real? La respuesta bíblica es sí. El concepto está presente en la Escritura y no puede ser ignorado. La verdadera pregunta es cómo lo interpretamos. Tanto calvinistas como arminianos coinciden en que la salvación es obra de Dios, que somos salvos por gracia mediante la fe, y que Dios merece todo el crédito.Como enseñaron los reformadores: sola gratia, sola fide.
Te dejo con la declaración de fe de Alpine Church: Creemos que el plan de Dios desde el principio fue tener una relación con todas las personas. Como el pecado lo impide, Dios estableció una forma de acreditar justicia: acepta la muerte de Cristo como pago por el pecado. Quienes se arrepienten y creen en la obra de Dios son perdonados y restaurados. Esta es la salvación, y es obra de Dios de principio a fin, para que seamos salvos únicamente por gracia.
Ver también:
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Cómo te da confianza en tu fe el saber que has sido “escogido por Dios”?
- ¿Cuál es la diferencia entre que Dios haga toda la obra de salvación y que las personas tengan la responsabilidad de responder?
- ¿Por qué crees que los cristianos han debatido este tema durante siglos? ¿Qué podemos aprender de ambos enfoques?
- ¿Cómo puede este pasaje ayudarnos a enfocarnos menos en ganar argumentos teológicos y más en adorar a Dios por Su gracia?
- ¿Cómo puede el mandato de Pablo de “mantenerse firmes” (v. 15) moldear la manera en que vives tu fe cada día?
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El Dios de Moisés (Serie)
La historia de Moisés – desde su nacimiento hasta el Éxodo – está llena de aventuras e intriga, y resalta el poder de Dios en las pruebas cotidianas.
Jesús: la Serie
En esta serie de 6 lecciones examinamos la vida de Jesús. Veremos algunos de los momentos más destacados de su tiempo en la tierra con el fin de entender su misión, y cómo nos afecta hoy en día. Versión Infantil | Versión Juvenil
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En esta serie de 3 lecciones examinamos algunos consejos espirituales populares que no vienen de Dios. Reemplazamos estas falsas ideas con lo que Dios dijo en realidad sobre algunos temas importantes. Versión Infantil | Versión Juvenil
