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Puntos de conversación:
- En Marcos 10:17-31, un hombre rico se arrodilla ante Jesús y le pregunta cómo llegar al cielo. La respuesta de Jesús sorprende a todos los que la escuchan, especialmente a aquellos que están tratando de abrirse camino hacia el cielo.
- Debido a que el hombre rico no reconoció la identidad de Jesús, no reconoció su propia identidad verdadera. Si hubiera reconocido su quebrantamiento, no habría preguntado: “¿Qué debo hacer?” Él habría preguntado: “¿Me salvarás?” Marcos 10:17-22
- Sin el mover de Dios, es imposible que alguien entre en el reino de Dios. Dios tuvo que abrir un camino para que fuéramos perdonados. Ninguno de nosotros puede hacer eso solo, sea rico o pobre.. Marcos 10:23-27
- Pedro aclara que a diferencia del joven rico que se fue triste, los discípulos lo habían dejado todo para seguir a Jesús. Aunque es posible que no hayan entendido bien, Jesús les asegura que serán recompensados en esta vida y en la venidera. Marcos 10:28-31
- Jesús llama a sus seguidores a sacrificarse por él, y eso incluye nuestras finanzas. Pero estas obras son el resultado de nuestra salvación, no la causa. 1 Timoteo 6:17-19
En Marcos 10:17-31, un hombre rico se arrodilla ante Jesús y le pregunta cómo llegar al cielo. La respuesta de Jesús sorprende a todos los que la escuchan, especialmente a aquellos que están tratando de abrirse camino hacia el cielo. Así que hoy responderemos a la siguiente pregunta: ¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?
El hombre rico
Debido a que el hombre rico no reconoció la identidad de Jesús, no reconoció su propia identidad verdadera. Si hubiera reconocido su quebrantamiento, no habría preguntado: “¿Qué debo hacer?” Él habría preguntado: “¿Me salvarás?”
Marcos 10:17-18 (NTV) Cuando Jesús estaba por emprender su camino a Jerusalén, un hombre se le acercó corriendo, se arrodilló y le preguntó: —Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?
—¿Por qué me llamas bueno?—preguntó Jesús—. Solo Dios es verdaderamente bueno;
Jesús estaba saliendo de la ciudad cuando se le acerca un hombre rico. Este hombre está desesperado por obtener una respuesta de él. Probablemente había escuchado a Jesús enseñar durante su tiempo en la región. Por lo menos, había escuchado de otros acerca de Jesús y el tipo de cosas que había estado enseñando. Había algo en la enseñanza de Jesús que hizo que este hombre pensara que Jesús tenía la respuesta a su pregunta. Es la pregunta más importante a la que podríamos buscar la respuesta: ¿Cómo podemos restaurar nuestra relación con Dios y tener vida eterna?
Él corre hacia Jesús y se arrodilla ante él. Está desesperado por alcanzarlo antes de que se vaya de la ciudad. Él lo está buscando. Hablamos todo el tiempo acerca de buscar a Dios. ¿Realmente lo estamos buscando? ¿Lo estamos buscando con intención, o simplemente estamos deambulando y si nos encontramos con él, bueno y si no, igual? ¿Estamos desesperados por que él nos dé respuestas y guía?
Él lo llama “Maestro bueno”. Este título nunca se aplicó a los rabinos en los días de Jesús. El título implicaba perfección y estar completamente libre de pecado. Sólo Dios fue llamado bueno por los antiguos rabinos. Está en el camino correcto, pero ¿entiende por qué está en el camino correcto? Jesús quiere ayudar al joven a procesar y pensar realmente en la gravedad de lo que está diciendo. Por tal razón es que le pregunta “¿Por qué me llamas bueno?” Jesús nunca negó su bondad. Él no dijo: “No soy bueno”. Está tratando de ayudar al hombre a entender que él, Jesús, es bueno porque es Dios.
El hombre no reconoció verdaderamente la identidad de Jesús. La Biblia proclama que Jesús es totalmente Dios en pasajes como Juan 1:1 y Colosenses 1:15. Jesús hizo cosas que solo Dios puede hacer: tener poder sobre los elementos, caminar sobre el agua y conquistar la muerte, entre otros hechos más. Jesús recibió adoración. Sólo Dios puede recibir adoración.
Marcos 10:19-22 (NTV) pero para contestar a tu pregunta, tú conoces los mandamientos: “No cometas asesinato; no cometas adulterio; no robes; no des falso testimonio; no estafes a nadie; honra a tu padre y a tu madre”. —Maestro—respondió el hombre—, he obedecido todos esos mandamientos desde que era joven. Jesús miró al hombre y sintió profundo amor por él. —Hay una cosa que todavía no has hecho —le dijo—. Anda y vende todas tus posesiones y entrega el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Después ven y sígueme. Al oír esto, el hombre puso cara larga y se fue triste porque tenía muchas posesiones.
Debido a que no reconoció la identidad de Jesús, no reconoció su propia identidad verdadera. Mejor dicho, él no se conocía en realidad. Pensaba que estaba bien cuando estaba roto como todos nosotros antes de que Jesús viniera a nuestras vidas. No reconoció su quebrantamiento y la necesidad de un salvador. Él pensó que era justo. Él pensó que estaba libre de culpa por la ley. Mas no era así. Puede haber parecido sin culpa por la letra externa de la ley, pero ciertamente se quedó corto desde el corazón de la ley. Todos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios. Si lo hubiera entendido, no habría preguntado: “¿Qué debo hacer?” Habría suplicado a Jesús que lo salvara.
Este hombre era sincero. No fue como los líderes religiosos que intentaban atrapar a Jesús con sus preguntas. Él realmente está buscando la respuesta. Está haciendo la pregunta que nadie más le ha hecho a Jesús hasta este momento, al menos no que esté registrado en las Escrituras, ni siquiera los discípulos. Nota que Jesús trae a colación los mandamientos que tienen que ver con nuestras relaciones con los demás. Él no menciona los primeros 4 mandamientos que tienen que ver con nuestra relación con Dios. Podemos ver en la respuesta del hombre que había permitido que la riqueza se convirtiera en un ídolo en su vida. Claramente había violado ese mandamiento.
Jesús podría haberlo llamado a la tarea por su afirmación de que había guardado los mandamientos. Jesús enseñó que si has mirado con lujuria a una mujer, has cometido adulterio con ella en tu corazón. Si has odiado a tu hermano o hermana, los has asesinado en tu corazón. Este hombre se engañaba cuando pensó que había guardado los mandamientos. Él no es el único en la Biblia que tuvo problemas con esto. Así pensaba el apóstol Pablo antes de conocer a Cristo (Filipenses 3:6-9).
Este hombre rico pensaba que por guardar la ley estaba bien con Dios. Sin embargo se equivocaba. Quizás por eso, Jesús lo miró con amor. El Comentario del Pilar del Nuevo Testamento comenta que “Los lectores cristianos a menudo asumen que el hombre fue hipócrita al llevarle su boleta de calificaciones morales a Jesús. Sin embargo, ese no parece ser el caso, ya que Marcos dice que “Jesús lo miró y lo amó”. Jesús no miró la hipocresía con amor…. Debe haber habido algo raro y admirable en el hombre, porque de nadie más en el Evangelio dice Marcos que Jesús “lo amaba”.” Jesús quería que este hombre experimentara una relación verdadera con él. Y no solo que cumpliera con una lista de cosas buenas que hacía o de las leyes que guardaba a la letra. Tales cosas nunca lo harían justo ante Dios.
Otra cosa de ver es que Jesús no le dijo que vendiera sus cosas y se las diera a los pobres porque ese es el requisito previo para seguirlo. Ese no es un mandamiento general que Jesús les dio a todos antes de que pudieran seguirlo. Lo hizo porque el hombre amaba más sus riquezas que a Dios. Estaba quebrantando el mandamiento de “no tener otros dioses delante de mí” y ni siquiera se dio cuenta.
El Comentario Pilar del Nuevo Testamento dice que “Cuán profundamente irónico es el reino de Dios. A los niños de la historia anterior que no poseen nada no se les dice que les falta nada, sino que el reino de Dios es de ellos; sin embargo, a este hombre que lo posee todo, todavía le falta algo. Solo cuando venda todo lo que tiene, solo cuando se vuelva como un niño vulnerable, poseerá todo.” Eso es porque dependerá completamente de Dios, al igual que un niño lo hace de sus padres, y no en sus riquezas.
Aunque Jesús le prometió un tesoro en el cielo, el rico se fue abatido. Cambió una eternidad de riquezas, por riquezas momentáneas. ¿Cómo reflejaría nuestro calendario y chequera dónde estamos guardando nuestro tesoro? ¿Estamos dedicando más tiempo a Dios, a nuestro trabajo, pasatiempos, etc.? Damos para engrandecer el reino de Dios o ¿lo gastamos en otras cosas que ni necesitamos?
La pregunta no es “¿qué hago?”, es “¿en quién confío?”. El Comentario del Pilar del Nuevo Testamento dice al respecto: “ Por fin, a Jesús se le hace la pregunta esencial, capaz de divulgar el sentido de su ministerio.” En otras palabras, alguien hizo la pregunta cuya respuesta revelaba el propósito por el cual vino Jesús.
El hombre pensó que las obras eran la clave. Jesús sabía que la fe era la clave, ¡la fe de que él es Dios! El tipo conocía los mandamientos éticos (últimos 6), pero realmente no conocía a Dios (primeros 4)
Lo imposible
Sin el mover de Dios, es imposible que alguien entre en el reino de Dios. Dios tuvo que abrir un camino para que fuéramos perdonados. Ninguno de nosotros puede hacer eso solo, sea rico o pobre.
Marcos 10:23-27 (NTV) Jesús miró a su alrededor y dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!». Los discípulos quedaron asombrados de sus palabras. Pero Jesús volvió a decir: «Queridos hijos, es muy difícil entrar en el reino de Dios. De hecho, ¡es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios!». Los discípulos quedaron atónitos. —Entonces, ¿quién podrá ser salvo?—preguntaron. Jesús los miró fijamente y dijo: —Humanamente hablando, es imposible, pero no para Dios. Con Dios, todo es posible.
Jesús miró a su alrededor: la palabra original significa observar con una mirada amplia (que abarca) y con una alta implicación personal. Quiere mirar a los discípulos a los ojos y ver qué efecto tendrá en ellos que el joven gobernante rico se aleje. Quería saber si estaban con él al 100 o si pensaban irse al igual que el hombre rico antes de hacerles una afirmación fuerte y definitiva.
Él hizo esta afirmación: ¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!”. ¡Los discípulos estaban asombrados! No podían captar en totalidad lo que les estaba diciendo. Pensaban que las riquezas son una señal de la bendición y el favor de Dios. Si eres rico, debes estar viviendo bien delante de Dios. Debes estar honrando a Dios. Marcos no da detalles sobre lo que dijeron exactamente los discípulos en respuesta a la declaración de Jesús, pero claramente dijeron algo que reveló cuán sorprendidos estaban. La NTV dice que Jesús “volvió a decir”. En varias traducciones dice que Jesús “les respondió”. Respondió a sus preguntas y asombro, y lo repite: “es muy difícil entrar en el reino de Dios. De hecho, ¡es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios!”.
Sin el mover de Dios, o sea sin que Dios haga la obra en la persona, es imposible que alguien entre en el reino de Dios. Dios tuvo que abrir un camino para que fuéramos perdonados. Dios tenía que cumplir los requisitos: vivir una vida perfecta. Ninguno de nosotros puede hacer eso solo, sea rico o pobre.
Recordemos lo que se dijo en la lección anterior sobre recibir el reino de Dios como un niño. No es que nos volvamos niños sino que tengamos la actitud de un niño. Que reconozcamos que somos impotentes por nuestra cuenta y por lo tanto tenemos que depender de Dios. La actitud de una persona rica, al contrario de un niño, es que por lo que tienen lo pueden todo. Dependen de su dinero y no de Dios.
Tenemos que venir a Jesús en un estado de completa dependencia. No aportamos nada de valor a la transacción. A las personas que siempre se han enorgullecido de ser independientes, autosuficientes y sin necesidad, a menudo les resulta más difícil ver la situación desesperada en la que se encuentran espiritualmente.
La recompensa
Pedro aclara que a diferencia del joven rico que se fue triste, los discípulos lo habían dejado todo para seguir a Jesús. Aunque es posible que no hayan entendido bien, Jesús les asegura que serán recompensados en esta vida y en la venidera.
Marcos 10:28-31 (NTV) Entonces Pedro comenzó a hablar. —Nosotros hemos dejado todo para seguirte—dijo. —Así es —respondió Jesús—, y les aseguro que todo el que haya dejado casa o hermanos o hermanas o madre o padre o hijos o bienes por mi causa y por la Buena Noticia recibirá ahora a cambio cien veces más el número de casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y bienes, junto con persecución; y en el mundo que vendrá, esa persona tendrá la vida eterna. Pero muchos que ahora son los más importantes en ese día serán los menos importantes, y aquellos que ahora parecen menos importantes en ese día serán los más importantes.
¿Te suena familiar lo que dice Pedro? Pedro ahora suena confiado y seguro como el hombre rico. Aunque pueda sonar arrogante, fue una declaración verdadera. Los discípulos habían dejado hogares, negocios y familias para seguir a Jesús. Su reputación estaba manchada a los ojos de los líderes religiosos. Serían expulsados de las sinagogas, 10 de los 12 serían martirizados. (Judas y Juan fueron las excepciones). Y es que Jesús nos pide todo. Él no acepta nada a medias. Tenemos que estar dispuestos a dejarlo todo por seguirlo a él.
Jesús no está siendo literal cuando dice que nos dará lo que hemos perdido cien veces más . Él no nos va a dar 100 esposas o 100 madres o 100 hogares. Piensa en esto como en las relaciones (matrimonios, amistades, etc.) que tenemos como resultado de nuestra relación con Jesús. Mi matrimonio es 100 veces mejor de lo que sería sin Jesús. Mis amistades son mejores ahora con el amor de Jesús. Más personas oran por mí y mi familia. Mi vida es más rica y gratificante como resultado de que Jesús me invita a ser parte de su reino y de la edificación de su reino. Jesús llama a sus seguidores a sacrificarse por él, y eso incluye nuestras finanzas. Pero estas obras son el resultado de nuestra salvación, no la causa. Con respecto al dinero, Pablo le dice al joven Timoteo lo siguiente:
1 Timoteo 6:17-19 (NTV) Enséñales a los ricos de este mundo que no sean orgullosos ni que confíen en su dinero, el cual es tan inestable. Deberían depositar su confianza en Dios, quien nos da en abundancia todo lo que necesitamos para que lo disfrutemos. Diles que usen su dinero para hacer el bien. Deberían ser ricos en buenas acciones, generosos con los que pasan necesidad y estar siempre dispuestos a compartir con otros. De esa manera, al hacer esto, acumularán su tesoro como un buen fundamento para el futuro, a fin de poder experimentar lo que es la vida verdadera.
No hay más que se le pueda agregar a las palabras de Pablo. Empecemos a depender de Dios hasta con nuestro dinero. Tal vez hoy estás buscando la misma respuesta que estaba buscando el joven rico a su pregunta
¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?
No hay nada que puedas hacer, excepto aceptar la gracia que Dios ha derramado sobre ti a través de Jesucristo. Admite que eres un pecador y que no puedes salvarte a ti mismo. Arrepiéntete de tus pecados y confía en la obra consumada de Jesús en la cruz.
Ver también:
- ¿Cuál es tu reacción inicial al tema? ¿Qué te llamó la atención?
- ¿Qué responderías si alguien te hiciera la pregunta: “¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?”
- ¿Qué pistas vemos en el texto de que el hombre rico realmente no entendió la identidad de Jesús?
- ¿Cómo le afectó al hombre rico la comprensión de quién era Jesús al no entender quién era él?
- ¿Por qué crees que Jesús dijo que es difícil para un rico entrar en el reino del cielo? ¿Qué lo hace más difícil para ellos que para otras personas?
- ¿Por qué crees que los discípulos estaban tan sorprendidos por la declaración de Jesús?
- ¿Cuáles son algunas cosas que has dejado atrás para seguir a Jesús? ¿Hay algo ahora que Jesús te está llamando a dejar atrás?
- ¿Hay algún paso que debas tomar basado en el tema de hoy?