La duda puede afectar a cualquiera. Si duda significa estar indeciso o incluso ser escéptico o ser desconfiado, entonces todo el mundo lucha a veces con la duda. ¿Puedo confiar en lo que parece o dice ser verdad? A menudo nuestra duda se dirige hacia Dios. Sin embargo, la Biblia está llena de ejemplos del carácter de Dios que muestran que se puede confiar en él.
La duda es una decisión
Dada la evidencia disponible, todos tenemos la opción de aceptarla o rechazarla. Muchas personas que luchan con las dudas esperan pasivamente que suceda algo dramático que automáticamente elimine todas sus dudas. Pero Dios ya ha mostrado su carácter y sus acciones. Ahora depende de nosotros elegir qué haremos con esa evidencia.
No estamos solos en nuestras dudas
Muchos de los grandes personajes de fe en la Biblia y en la historia cristiana han luchado con períodos de duda.
- Juan el Bautista (Lucas 7:20)
Las señales no disminuyen la duda
Podrías pensar que si hubieras visto los milagros que vieron las personas en la Biblia, no tendrías ninguna duda. Pero los israelitas vieron a Dios dividir el Mar Rojo. Vieron el milagro de provisión de Dios todos los días en el desierto y aun así dudaron bastante y muy seguido. Los líderes religiosos de la época de Jesús vieron todo lo que él hizo y fueron los que más dudaron en toda la historia de la humanidad. Incluso exigieron una señal, pero cuando ocurrió la señal más grande de la autoridad divina de Jesús -su resurrección- la negaron y trataron de encubrirla.
Estamos más tentados a dudar durante las pruebas
A menudo, nuestras dudas se hacen más visibles en tiempos difíciles. Pero una razón de nuestra duda es que tenemos expectativas equivocadas de Dios. Si crees que seguir a Dios supone que es una vida sin pruebas, entonces naturalmente dudarás de la bondad y el poder de Dios cuando las pruebas inevitablemente lleguen. No importa cuánta fe tengas, ya sea poca o mucha.Ttoda la fe que tengas será puesta a prueba en algún momento. Las pruebas de la vida pondrán a prueba esa fe.
La duda puede tener un componente emocional, que puede dominar nuestra perspectiva racional. Pero cuando estés en pruebas, recuerda las formas en que Dios te ha demostrado su valía en el pasado. Como alguien dijo: “Nunca dudes en la oscuridad de lo que Dios te ha mostrado en la luz”.
El diablo es el rey de la duda
Una de las actividades principales de Satanás en la Biblia es provocar dudas. Hizo esto con Adán y Eva en Génesis 3:15, haciendo que Eva dudara de la bondad de Dios. Intentó hacerlo con Jesús en Mateo 4:1-11. En Apocalipsis 12:10, a Satanás se le conoce como “el acusador”. En nuestras dudas, acusa a Dios de ser poco amoroso e indiferente, y nos acusa a nosotros de falta de fe.
Tratar con nuestras dudas
En Mateo 4, cuando el diablo tentó a Jesús, combatió las dudas de Satanás citando directamente la Palabra de Dios. La duda se supera con la verdad. 2 Corintios 10:5 nos dice que luchamos llevando todo pensamiento cautivo. Entonces, ya sea que nuestros pensamientos provengan de Satanás o de circunstancias difíciles, la batalla de la duda tiene lugar en nuestra mente. Efesios 6:16 nos anima a tomar el escudo de la fe para defendernos del maligno. Si tenemos el escudo de la fe levantado, la perspectiva de la fe cambia la forma en que vemos las circunstancias y las preguntas que causan dudas.
Santiago 1:5 dice que si le pedimos a Dios sabiduría, él nos la dará. Dios no tiene miedo de tus preguntas. No debemos avergonzarnos de nuestras dudas. Y no debemos temer sus respuestas, ya que Dios tiene en mente nuestros mejores intereses. Identifica los problemas sobre los que estás dudando y ve directamente a Dios en busca de la respuesta. Sé honesto con él. Puedes preguntarle a otros, pero no dejes de preguntarle a Dios. Un gran ejemplo es un hombre que acudió a Jesús en busca de sanación.
Marcos 9:23-24 (NTV) —¿Cómo que “si puedo”?—preguntó Jesús—. Todo es posible si uno cree. Al instante el padre clamó: —¡Sí, creo, pero ayúdame a superar mi incredulidad!
Hay muchas razones para confiar en Dios. Él se ha revelado en la naturaleza y en la Biblia, así como en nuestras vidas. Sin embargo, la duda es una parte normal de la vida. No tengas miedo porque sientas dudas. Llévalas a Dios y habla con él de tus dudas.
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