
Tesalonicenses (Serie)
En esta serie, exploramos dos de las primeras cartas del Nuevo Testamento, escritas por el apóstol Pablo a una iglesia joven que enfrentaba presión, persecución y confusión cultural. Esta serie te ayudará a mantenerte firme en la fe, el amor y la esperanza mientras sigues a Jesús.
1 Tesalonicenses
Una tribu nueva (1:1-4)
Una tribu nueva (1:1-4)
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Puntos de conversación:
- Las 13 cartas de Pablo abarcan décadas, pero 1 Tesalonicenses fue una de las más antiguas, escrita alrededor del año 50 d. C. durante su segundo viaje misionero. Hechos 17:1-9
- Tesalónica era una ciudad culturalmente diversa con cuatro tipos de asambleas o ekklesia: reuniones cívicas, cultos mistéricos paganos, celebraciones imperiales del César y sinagogas judías. 1 Tesalonicenses 1:1
- Pablo llama a los creyentes tesalonicenses a salir de estas tribus culturales y a integrarse en una nueva: el pueblo de Dios. Su identidad ahora se basa en la pertenencia a «Dios Padre y al Señor Jesucristo». 1 Tesalonicenses 1:1
- Esta nueva identidad transforma sus acciones: demuestran una fe que obra, un amor que trabaja y una esperanza que perdura. Estas cualidades definen lo que significa pertenecer a Cristo. 1 Tesalonicenses 1:2-3
- Su camino de fe no comenzó con sus propios esfuerzos. Pablo les recuerda (y nos recuerda a nosotros) que fue el amor y la elección de Dios lo que los trajo a esta nueva comunidad. 1 Tesalonicenses 1:4
Hoy comenzamos una nueva serie sobre Tesalonicenses. En esta primera lección, abordaremos la historia y la cultura de la ciudad de Tesalónica, el nacimiento de su iglesia y la situación que llevó a Pablo a escribir dos cartas a las iglesias de la zona.
Primero, pongámonos un poco intelectuales. Quiero recurrir al índice del NT para ofrecerles una visión general de las 13 cartas de Pablo y cuándo fueron escritas en el contexto del Libro de los Hechos (la serie de libros más reciente que terminamos).
1 Tesalonicenses es una de las primeras cartas de Pablo, escrita a una iglesia joven en la ciudad de Tesalónica. Antes de explicar la demografía de la ciudad te explico una nota sobre las 13 cartas de Pablo.
Las 13 cartas de Pablo:
- Gálatas (48 d.C.): Posiblemente el libro más antiguo del NT; escrito después del primer viaje misionero de Pablo al sur de Galacia.
- 1 Tesalonicenses (50 d.C.): Escrito desde Corinto poco después del informe alentador de Timoteo.
- 2 Tesalonicenses (51 d.C.) Escrito poco después de 1 Tesalonicenses para aclarar la enseñanza sobre el regreso de Cristo.
- 1 Corintios (55 d.C.): Escrito desde Éfeso para abordar la división de la iglesia y cuestiones morales.
- 2 Corintios (56 d.C.): Escrito después de la dolorosa visita de Pablo y su reconciliación con la iglesia.
- Romanos (57 d.C.) Una obra maestra teológica escrita antes del viaje de Pablo a Jerusalén.
- Cartas de prisión: mientras estaba bajo arresto domiciliario en Roma, como se describe en Hechos 28:16, 30-31.
- Filipenses (60 d.C.) Una carta llena de gozo desde la prisión, escrita desde Roma.
- Colosenses (60 d.C.) Enfatiza la supremacía de Cristo; probablemente escrito junto con Filemón.
- Filemón (60 d.C.) Una súplica personal en favor de un esclavo fugitivo llamado Onésimo
- Efesios (60 d.C.) Se centra en la iglesia como el cuerpo de Cristo; posiblemente una carta circular.
- 1 Timoteo (63 d.C.) Escrito después de la liberación de Pablo, con instrucciones para el liderazgo de la iglesia.
- Tito (64 d.C.) Similar a 1 Timoteo; da instrucción pastoral para el ministerio en Creta.
- 2 Timoteo (67 d.C.) La última carta de Pablo, escrita desde la prisión antes de su ejecución.
Entonces, ¿cuál es la historia de 1 Tesalonicenses? Pablo había plantado esta iglesia durante su segundo viaje misionero (Hechos 17), pero tuvo que irse rápidamente debido a la intensa persecución. Unos meses después, mientras estaba en Corinto (Hechos 18), envió a Timoteo para ver cómo estaban, y cuando Timoteo regresó con un informe positivo, Pablo escribió esta carta para animar a los creyentes a mantenerse fuertes en su fe.
Este momento hace que 1 Tesalonicenses sea uno de los escritos más antiguos del Nuevo Testamento, anterior a los Evangelios. La tradición oral de la vida, muerte y resurrección de Jesús se transmitió fielmente durante décadas antes de ser escrita. La iglesia primitiva se centró en difundir el evangelio, no en escribirlo inmediatamente, especialmente porque muchos testigos oculares aún estaban vivos. A medida que los testigos oculares comenzaron a fallecer, la necesidad de un relato escrito se hizo más urgente (véase Lucas 1:1–4).
Marcos es probablemente el Evangelio más antiguo. Algunos lo datan justo antes o alrededor de la destrucción del templo de Jerusalén en el año 70 d. C. El Evangelio de Marcos probablemente sirvió de fuente para Mateo y Lucas. Ahora que tenemos los antecedentes del libro, pasemos a la pregunta que responderemos hoy: ¿Qué “tribu” te define más?
Una tribu se refiere a un grupo de personas unidas por una identidad espiritual o tradiciones y creencias comunes. Las tribus modernas en la cultura actual son tribus políticas (liberal / progresista o. conservador/republicano o libertario / independiente), tribus de género e identidad sexual (LGBTQ+, roles de género tradicionales, movimientos feministas/masculinistas), tribus de estilos de vida culturales (urbano vs. rural, educación en casa vs. escuela pública, uso de mascarillas vs. anti mascarillas).
La gente luego usa estas identidades grupales para interpretar el mundo, determinar sus valores, buscar justicia para su grupo y/o ganar o proteger influencia y poder. Sorprendentemente, esto no es nada nuevo. Las tribus eran importantes en Tesalónica hace 2000 años.
1 Tesalonicenses 1:1 (NTV) Nosotros, Pablo, Silas y Timoteo, escribimos esta carta a la iglesia en Tesalónica, a ustedes que pertenecen a Dios Padre y al Señor Jesucristo. Que Dios les dé gracia y paz.
La iglesia o sea la ekklesia en griego significa asamblea. En el antiguo mundo grecorromano, incluida Tesalónica, la palabra ekklesia no era originalmente un término religioso. Se refería en sentido amplio a cualquier asamblea pública oficial, especialmente a una reunión política o cívica de ciudadanos.
Hay cuatro tipos principales de “ekklesia” que existían en Tesalónica. La primera, las asambleas cívicas. Tesalónica, al igual que otras ciudades griegas, tenía una herencia democrática donde los ciudadanos varones libres se reunían como ekklesia para tomar decisiones para la ciudad. Se trataba de reuniones políticas, no religiosas, centradas en la elaboración de leyes, las elecciones y las políticas públicas. Estas asambleas cívicas estaban profundamente ligadas a las estructuras de poder del Imperio Romano.
Segundo tipo eran los cultos mistéricos paganos. Tesalónica era un centro de grupos religiosos paganos: adoradores de Cabiro, Dioniso y otros. Cabirus era una figura protectora, casi mesiánica, una deidad-héroe local que se cree que murió y regresó de alguna forma. Su culto enfatizaba los rituales, el secreto y la esperanza de salvación, especialmente para los pobres y marginados.
Dionisio era el dios griego del vino, el placer, el éxtasis, la fertilidad y el caos. El culto implicaba música frenética y danzas desenfrenadas, intoxicación y frenesí emocional. Los festivales dionisíacos eran conocidos por el exceso sexual, incluida la prostitución en el templo y el placer desinhibido.
Estos grupos a menudo se reunían en asambleas religiosas privadas y, aunque no se los llamaba formalmente “ekklesia”, funcionaban como comunidades reunidas centradas en la devoción espiritual. Los cultos mistéricos prometían conocimiento secreto, purificación ritual y salvación personal: un claro contraste con el evangelio público y abierto de Jesús.
El tercer tipo eran las asambleas Imperiales. Tesalónica era leal a Roma y al emperador, y sus ciudadanos participaban en eventos públicos y festivales que honraban a César como “señor” y “salvador”. Estas reuniones incluirían sacrificios, declaraciones de lealtad y celebraciones de la paz romana. En este contexto, la palabra ekklesia podría aplicarse a las reuniones imperiales donde los ciudadanos expresaban su lealtad a César. Hablaremos más sobre esto la próxima semana.
El último tipo de asambleas eran las asambleas judías. Algunos ejemplos los encontramos en Hechos 17:2 y 17:4. Empero regresemos a la versión 1ra y observemos lo que Pablo está diciendo:
1 Tesalonicenses 1:1 (NTV) Nosotros, Pablo, Silas y Timoteo, escribimos esta carta a la iglesia en Tesalónica, a ustedes que pertenecen a Dios Padre y al Señor Jesucristo. Que Dios les dé gracia y paz.
Con esto, Pablo está diciendo que la identidad de la iglesia ha cambiado fundamentalmente. La tribu que más los definía antes, ahora estaba en segundo plano. Pertenecen a una nueva tribu: al pueblo de Dios y son los “llamados”. Ahora pertenecen a Dios Padre y al Señor Jesucristo sobre todas las cosas. Lo mismo ocurre hoy en día. Los siguientes versículos desarrollan las implicaciones:
1 Tesalonicenses 1:2-3 (NTV) Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes y continuamente los tenemos presentes en nuestras oraciones. 3 Al orar a nuestro Dios y Padre por ustedes, pensamos en el fiel trabajo que hacen, las acciones de amor que realizan y la constante esperanza que tienen a causa de nuestro Señor Jesucristo.
Aquí, Pablo está planteando un punto importante: Esta nueva tribu impacta la forma en que vives. Pablo enumera tres cosas en el pasaje anterior: fiel trabajo, acciones de amor y constante esperanza. Cuando menciona “fiel trabajo” la Reina-Valera dice “obra de su fe”. En ambas traducciones, el énfasis está puesto en la palabra fe.
Cuando habla de las “acciones de amor”, la Reina-Valera dice “el trabajo de su amor” haciendo énfasis en ambos casos en el amor. Por último, habla de la “constante esperanza”. Haciendo énfasis en la esperanza. En una carta posterior Pablo vuelve a esta “trifecta”, pero la reordena:
1 Corintios 13:13 (NTV) Tres cosas durarán para siempre: la fe, la esperanza y el amor; y la mayor de las tres es el amor.
El punto es que esta nueva tribu impacta la forma en que vives. Comenzó en la fe. Así es como entramos en la comunidad. Solo por fe.
Esto lo demostramos con la Flecha 1 del círculo completo: Empezamos confiando en Jesús.
El hecho de poner tu fe en Jesús,te hace amar porque Dios es amor. Esto lo representamos con la flecha 2: Honrar a Dios (por amor, no por obligación) y la flecha 3: ayudar a los demás, una vez más por amor, no por obligación. Y todo esto está anclado en la esperanza porque esta vida no es todo lo que hay. Creemos que hay una vida eterna después de la muerte.
Terminemos por hoy con un versículo más. Esto responde a la pregunta más básica sobre ser parte de esta nueva tribu: ¿Quién recibe el crédito por esto?
1 Tesalonicenses 1:4 (NTV) Sabemos, amados hermanos, que Dios los ama y los ha elegido para que sean su pueblo.
Esta es la primera mención que hace Pablo del concepto de ser “elegidos”. Lo desarrolla más adelante en sus otros escritos, especialmente en Romanos. Este término “elegidos” ha conducido al gran debate entre calvinismo vs. arminianismo. Ver esta serie.
Pero por hoy, el punto está claro y es que Dios recibe todo el crédito por nuestra inclusión en su nueva tribu. No andamos por ahí como si fuera algo que ya hemos logrado. Él nos ha elegido para ser su pueblo. Y es porque nos ama.
Concluyamos con la pregunta del principio: ¿Qué “tribu” te define más? Para aquellos que hemos respondido al mensaje del evangelio Por sobre todas las cosas, pertenecemos a Dios Padre y al Señor Jesucristo. Más que a tu tribu política porque esta nueva identidad moldeará tu política. Más que a tu tribu cultural porque esta nueva identidad impactará tus puntos de vista sobre la sexualidad, el género, el dinero y la familia.
Éste fue el mensaje de Pablo hace 2000 años y es su mensaje para nosotros hoy. Perteneces a Dios Padre y al Señor Jesucristo por encima de todo. No permitamos que esas otras tribus se conviertan en puntos centrales en nuestras vidas. Y para aquellos que están considerando unirse a esta “tribu” la invitación está ahí porque Dios te ama y quiere transformar tu día a día. ¿Te unirás a esta tribu?
Ver también:
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Qué “tribus” o identidades grupales influyen más en tu vida actual? ¿Cómo moldean tus valores y decisiones?
- ¿De qué manera ves tensión entre la identidad cultural y la identidad cristiana?
- ¿Qué crees que quiso decir Pablo cuando llamó a la iglesia “los que pertenecen a Dios Padre y al Señor Jesucristo”?
- ¿Cómo se manifiestan la fe, el amor y la esperanza en tu vida diaria? ¿Cuál de estas te resulta más fácil o más difícil?
- ¿Cómo impacta la comprensión de la elección y el amor de Dios por ti en tu forma de vivir?
- ¿Qué significa para ti abrazar plenamente tu identidad como parte de la nueva tribu de Dios, por encima de todos los demás?
El evangelio contra el imperio (1:5-10)
El evangelio contra el imperio
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Puntos de conversación:
- La fe de los tesalonicenses se difundió ampliamente, no por su activismo político, sino por su lealtad a Cristo frente al sufrimiento. 1 Tesalonicenses 1:6-8 muestra cómo su ejemplo se extendió por toda la región.
- Los tesalonicenses se convirtieron de los ídolos al Dios vivo, abandonando por completo sus antiguas lealtades religiosas y cívicas. 1 Tesalonicenses 1:9 subraya la naturaleza radical de su conversión.
- El regreso de Jesús, no el reinado de Roma, era la gran esperanza de los tesalonicenses. Confiaban en un rey celestial que los rescataría del juicio venidero. 1 Tesalonicenses 1:10 proclama esta esperanza futura.
- Posteriormente, los cristianos rechazaron el calendario del emperador marcando el tiempo desde el nacimiento de Jesús: Anno Domini («en el año de nuestro Señor»). Este acto de rebelión apuntaba a un reino que nunca se reinicia y a un gobernante que reina para siempre.
La vez pasada preparamos el escenario para las cartas de Pablo a los Tesalonicenses. Esta es una de las primeras cartas de Pablo, escrita a una iglesia joven en la ciudad de Tesalónica. Había estado allí en su segundo viaje misionero (Hechos 17). Poco después, desde Corinto, escribió esta carta a la iglesia (Hechos 18).
Tesalónica era una ciudad bulliciosa en Macedonia con muchas “tribus”. Tribus o grupos como asambleas cívicas, cultos mistéricos paganos. Tesalónica también era un centro de grupos religiosos paganos: adoradores de Cabiro, Dioniso y otros. Ademas, era un lugar de asambleas del pueblo judío – se reunian en las sinagogas.
Entre todos estos grupos, estaban las asambleas Imperiales donde los ciudadanos expresaron su lealtad al César. En esto nos vamos a centrar esta semana a medida que cubrimos el resto del capítulo 1.
Empecemos con nuestra pregunta de enfoque para hoy: ¿Quién arreglará las cosas? Esa pregunta está en la mente de mucha gente hoy en día. El mundo se siente inestable: división política, confusión moral, guerra, incertidumbre económica, presión cultural de todos lados.
Todo el mundo parece estar buscando a alguien que intervenga y lo solucione. Algunos ponen sus esperanzas en un político. Otros confían en políticas, protestas o plataformas. Otros más buscan respuestas en celebridades o superestrellas. Pero en el fondo, todos nos preguntamos lo mismo. Afortunadamente, llegaremos a la respuesta de Pablo a esta pregunta en esta lección.
Primero, demos un poco más de contexto histórico a 1 Tesalonicenses. Así tendrás el contexto antes de leer los versículos. Quizás recuerdes algo de esto de la clase de historia o de literatura inglesa.
Antecedentes históricos: Julio César y César Augusto
- Julio César (100–44 a. C.)
Julio César fue un brillante general, orador y estadista que ascendió al poder durante los últimos años de la República romana. En el 49 a. C., cruzó el río Rubicón, iniciando una guerra civil. Para el 46 a. C., se declaró dictador vitalicio, consolidando el poder y poniendo fin a la estructura republicana tradicional de Roma.
El 15 de marzo del año 44 a. C. —los infames idus de marzo (hace referencia al 15 de marzo en el calendario romano, una fecha que se volvió infame por el asesinato de Julio César)— fue asesinado por un grupo de senadores que temían que se estuviera convirtiendo en un tirano. Tras su muerte, el Senado romano lo deificó, declarándolo Divus Julius («el divino Julio»). Este acto convirtió a su hijo adoptivo y heredero, Octavio, en el «hijo de Dios».
Nota al margen: Gran parte de lo que la gente hoy asocia con Julio César (su traición, sus últimas palabras y su asesinato) proviene de la famosa obra de William Shakespeare, Julio César, escrita en 1599. Versos como «Et tu, Brute?» y «Cuidado con los idus de marzo» han incrustado el legado de César en la cultura occidental.
- César Augusto (63 a. C. – 14 d. C.)
Cayo Octavio, posteriormente conocido como César Augusto, era sobrino nieto e hijo adoptivo de Julio César. Tras el asesinato de César, Octavio se alió con Marco Antonio y Lépido (el Segundo Triunvirato) para derrotar a los asesinos de César.
En el año 31 a. C., Octavio había derrotado a Antonio y Cleopatra, convirtiéndose en el gobernante indiscutible de Roma. En el año 27 a. C., el Senado le otorgó el título de “Augusto”, que significa “exaltado”, marcando el inicio formal del Imperio romano. Augusto no era sólo una figura política: era retratado como un gobernante divino: fue llamado salvador (Sōtēr). Además, fue honrado como hijo de un dios (debido a la deificación de Julio César). También se le conocía como señor y elogiado como el portador de la paz a través de la Pax Romana
La inscripción del calendario de Priene (9 a. C.)
En el año 9 a. C., los líderes romanos de Asia Menor emitieron un decreto que reorganizaba el calendario en torno al cumpleaños de Augusto (23 de septiembre). Este decreto fue grabado en piedra y descubierto siglos después en la ciudad de Priene. A continuación, parte de su contenido:
Es un día que podemos considerar con justicia equivalente al comienzo de todo… pues ha restaurado la forma de todo lo que se desmoronaba y se convertía en desgracia, y ha dado una nueva apariencia al Universo…
“Puesto que la Providencia… nos dio a Augusto… enviándolo como salvador, tanto para nosotros como para nuestros descendientes, para que pudiera acabar con la guerra y establecer el orden en todas partes… el cumpleaños del dios Augusto fue el comienzo de la buena nueva para el mundo…”
Ésta era la versión romana del evangelio: depositar toda su esperanza en el emperador. Las ciudades antiguas solían fechar su año en función de acontecimientos o gobernantes locales importantes. Al declarar el cumpleaños de Augusto como el “comienzo de una buena noticia”, Roma estaba redefiniendo el tiempo en torno a su emperador. Decía: la historia misma gira en torno de la vida de César.
Ahora tenemos el contexto necesario para los versículos de hoy:
1 Tesalonicenses 1:5 (NTV) Pues, cuando les llevamos la Buena Noticia, no fue solo con palabras sino también con poder, porque el Espíritu Santo les dio plena certeza de que lo que decíamos era verdad. Y ya saben de nuestra preocupación por ustedes por la forma en que nos comportamos entre ustedes.
Cuando Pablo y los primeros cristianos usaron la palabra “evangelio” (euangelion), no se trataba de un vocabulario religioso cualquiera: era un desafío directo a la afirmación de César. Recuerda que la semana pasada los cuatro evangelios aún no estaban escritos. En este punto era una tradición oral de la vida, muerte y resurrección de Jesús. Ésta fue la verdadera “buena noticia” para Pablo. El mensaje que trajo a Tesalónica en Hechos 17.
Hechos 17:3 (NTV) Explicó las profecías y demostró que el Mesías tenía que sufrir y resucitar de los muertos. Decía: «Este Jesús, de quien les hablo, es el Mesías».
Este fue un llamado para unirse a esta nueva tribu (vimos esto la semana pasada). Un desafío directo a la afirmación de César. La buena noticia es sobre Jesús, no acerca de César.
La fe de los tesalonicenses se difundió ampliamente, no por su activismo político, sino por su lealtad a Cristo frente al sufrimiento.
1 Tesalonicenses 1:6-7 (NTV) Así que recibieron el mensaje con la alegría del Espíritu Santo, a pesar del gran sufrimiento que les trajo. De este modo nos imitaron a nosotros y también al Señor. 7 Como resultado, han llegado a ser un ejemplo para todos los creyentes de Grecia, es decir, por toda Macedonia y Acaya.
Para saber de este “gran sufrimiento que se menciona aquí, tenemos que regresar a Hechos 17. En si, Pablo y Silas predicaron en Tesalónica, pero su mensaje provocó oposición entre los judíos, quienes organizaron una turba y acusaron a los cristianos de traicionar al César al proclamar a Jesús como rey. Esto llevó a la persecución de los creyentes y obligó a Pablo y Silas a huir a Berea. Hablaremos más sobre esto más adelante en la serie.
1 Tesalonicenses 1:8 (NTV) Y ahora, la palabra del Señor está siendo anunciada, partiendo de ustedes a gente de todas partes, aun más allá de Macedonia y Acaya, pues adondequiera que vamos, encontramos personas que nos hablan de la fe que ustedes tienen en Dios. No hace falta que se la mencionemos, 9 pues no dejan de hablar de la maravillosa bienvenida que ustedes nos dieron y de cómo se apartaron de los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero.
1 Tesalonicenses 1:6-8 muestra cómo su ejemplo se extendió por toda la región. Veamos unos puntos importantes de este pasaje:
la palabra del Señor está siendo anunciada
- ¡no el decreto sobre César!
partiendo de ustedes a gente de todas partes
- Ésta era su nueva identidad, su nueva tribu. ¡Y todo el mundo lo sabía!
Con respecto a 1 Tesalonicenses 1:8 el Comentario del NT del Pilar comenta que “Varios miembros de esta iglesia salieron a proclamar el evangelio, algunos de los cuales se mencionan más adelante en el Nuevo Testamento. Aristarco y Segundo, de Tesalónica, viajaron con Pablo y llegaron con él a Siria y Jerusalén (Hechos 20:4). Aristarco también acompañó a Pablo a Éfeso en el segundo viaje misionero (Hechos 19:29) e incluso lo siguió hasta Roma (Hechos 27:2; Colosenses 4:10; cf. Filemón 24). Jason, quien había servido como anfitrión para los apóstoles durante la evangelización inicial de la ciudad, más tarde viajó con Pablo a Corinto (Hechos 17:6-9; 18:1; Romanos 16:21, escrito posteriormente desde Corinto).
Los tesalonicenses se convirtieron de los ídolos al Dios vivo, abandonando por completo sus antiguas lealtades religiosas y cívicas.
1 Tesalonicenses 1:9 (NTV) pues no dejan de hablar de la maravillosa bienvenida que ustedes nos dieron y de cómo se apartaron de los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero.
1 Tesalonicenses 1:9 subraya la naturaleza radical de su conversión. En otras palabras, los de Tesalónica no mezclaron su nueva fe con sus antiguas creencias religiosas, ni adoptaron a Dios como una más dentro de su panteón. En cambio, tomaron la decisión radical de abandonar por completo los dioses que habían formado parte del culto familiar y comunitario.
En esta sociedad griega y romana, donde el politeísmo y el pluralismo eran ampliamente aceptados, el evangelio no era bien recibido. Si bien la diversidad religiosa era tolerada, el abandono de las lealtades religiosas tradicionales—ya fueran deidades cívicas o familiares—era visto con desconfianza e incluso rechazo. Quizás el ídolo más grande: ¡César!
El regreso de Jesús, no el reinado de Roma, era la gran esperanza de los tesalonicenses. Confiaban en un rey celestial que los rescataría del juicio venidero.
1 Tesalonicenses 1:10 (NTV) También comentan cómo ustedes esperan con ansias la venida, desde el cielo, del Hijo de Dios, Jesús, a quien Dios levantó de los muertos. Él es quien nos rescató de los horrores del juicio venidero.
1 Tesalonicenses 1:10 proclama esta esperanza futura de la venida de Cristo para salvar a los suyos y juzgar al mundo. Para los creyentes, representa la certeza de que Jesús regresará para cumplir sus promesas futuras de completa paz, traer redención completa y establecer su reino eterno. Y es el Hijo de Dios: Jesús, no César.
Jesús nos ha rescatado, no la “pax romana” de César. Proclamar a Jesús como Señor en el mundo romano no era solo espiritual, sino también peligroso. Amenazaba la narrativa de poder y control del imperio.
Desde César Augusto hasta los presidentes modernos, la historia está llena de líderes que prometen paz, progreso y salvación. Pero ningún gobierno o gobernante humano, por poderoso o popular que sea, puede arreglar el corazón humano ni salvar al mundo. Por eso los primeros cristianos no construyeron su identidad en torno a Roma o al César, sino en torno a Cristo y sus reinos eternos.
El mundo puede ofrecer “evangelios” políticos, pero sólo Jesús trae la verdadera buena noticia: paz con Dios, perdón de los pecados y un reino que nunca terminará. ¿Recuerdas el decreto que reorganizó el calendario en torno al cumpleaños de Augusto? Declarando el cumpleaños de Augusto como el “comienzo de una buena noticia”. Eso no duró mucho. Cuando un nuevo emperador llegaba al poder, el conteo se reiniciaba.
Cuando los cristianos comenzaron a proclamar:“Jesús es el Señor” (Romanos 10:9) estaban declarando lealtad a un Rey cuyo reinado nunca se reiniciaría, cuyo reino es eterno. Y cuando la iglesia más tarde cambió a: Anno Domini – “En el año de nuestro Señor” (525 d.C.) estaban rechazando la línea de tiempo del emperador y marcando toda la historia con el nacimiento de Jesús.
- AC = Antes de Cristo
- AD – Anno Domini (Latín: “En el año de nuestro Señor”)
- DC – Después de Cristo
- ¡Así lo hacemos todavía hoy! Aunque en entornos académicos, seculares e interreligiosos, muchos utilizan ahora:
- AEC – Antes de la Era Común
- CE – Era común
Se pretende que los años a. C. y d. C. sean neutrales desde el punto de vista religioso, pero aun así se refieren exactamente a la misma línea de tiempo:
- AEC = AC (antes de Cristo)
- CE = AD o DC (en el año de nuestro Señor o después de Cristo).
Entonces, ¿Quién arreglará las cosas? Sólo mira un calendario. No será un político. No confíes en políticas, protestas o plataformas. No encontrarás respuestas definitivas de celebridades o superestrellas. Jesús es quien arreglará las cosas.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Cómo te ayuda conocer el contexto histórico de César y el evangelio romano a comprender mejor el mensaje de Pablo en 1 Tesalonicenses?
- ¿Por qué crees que la fe de los tesalonicenses resonó en toda la región? ¿Qué hizo que su historia fuera tan convincente?
- ¿A qué ídolos o sistemas modernos recurre la gente hoy en día para buscar salvación, paz o identidad?
- ¿Alguna vez has sentido la presión de priorizar la lealtad política o cultural por encima de la verdad espiritual? ¿Cómo gestionas esa tensión?
- ¿Qué significa en el mundo actual decir: «Jesús es el Señor»? ¿Cómo podría eso confrontar la narrativa cultural dominante?
- ¿Cómo puede tu fe convertirse en un ejemplo para otros, al igual que los tesalonicenses? ¿Cómo se vería eso en tu comunidad?
Más que filosofía (2:1-12)
Más que filosofía
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Puntos de conversación:
- A diferencia de los epicúreos, que predicaban placer sin sacrificio, Pablo proclamaba un evangelio que llama a cargar la cruz con valentía, aun en medio del dolor. 1 Tesalonicenses 2:1-3
- A diferencia de los sofistas, que usaban palabras hermosas para ganar fama, el propósito de Pablo era agradar a Dios, no a las personas. 1 Tesalonicenses 2:4-6
- A diferencia de los cínicos, que usaban un lenguaje provocador, cortante y confrontativo, Pablo usaba un lenguaje humilde, relacional y familiar. 1 Tesalonicenses 2:7-8
- A diferencia de los estoicos, que buscaban fortaleza interior por disciplina propia, Pablo vivía su perseverancia como fruto del llamado de Dios y la esperanza en su gloria. 1 Tesalonicenses 2:9-12
En la semana 1 de esta serie, exploramos cómo, en medio de un mundo lleno de identidades tribales y voces en competencia, Pablo les recuerda a los tesalonicenses —y a nosotros— que nuestra identidad principal como creyentes es nuestra pertenencia a la familia de Dios. Esta verdad redefine todo: desde cómo nos vemos a nosotros mismos hasta cómo respondemos a la presión social o cultural.
La semana pasada, reflexionamos sobre el contraste entre proclamar a Jesús como Señor y las lealtades impuestas por el imperio romano. Así como los primeros cristianos afirmaban su fe en un contexto que adoraba al César, hoy también nosotros estamos llamados a depositar nuestra esperanza en el Reino de Cristo, en lugar de dejarnos seducir por influencias políticas o promesas culturales de salvación.
Hoy entramos en la parte de la carta donde Pablo recuerda cómo fue su llegada a Tesalónica y cuál fue su enfoque ministerial (Hechos 17). Esta sección no se entiende completamente sin el trasfondo cultural de esa ciudad. Tesalónica era una metrópolis romana próspera, un centro de comercio, política e intercambio de ideas. Como otras urbes importantes del imperio, estaba llena de filósofos ambulantes, oradores públicos y expertos morales que moldeaban el pensamiento social, la identidad colectiva y el comportamiento ético.
En Hechos 17 vemos cómo Pablo primero llegó a Tesalónica (vv. 1–9), luego pasó por Berea (vv. 10–15) y después llegó a Atenas (vv. 16–33). En ese último tramo, el versículo 18 destaca algo clave:
Hechos 17:18 (NTV) TTambién debatió con algunos filósofos epicúreos y estoicos. Cuando les habló acerca de Jesús y de su resurrección, ellos dijeron: «¿Qué trata de decir este charlatán con esas ideas raras?». Otros decían: «Parece que predica de unos dioses extranjeros»
A los ojos de la gente común de Tesalónica, Pablo parecía uno más de esos filósofos errantes. Sin embargo, el mensaje que él traía iba mucho más allá de la filosofía. Déjame explicarte. Durante los días de Pablo circulaban al menos cuatro tipos principales de figuras filosóficas.
El primer grupo eran los epicúreos; los buscadores del placer. Enseñaban que el mayor bien era el placer entendido como paz mental y libertad del sufrimiento. Su enfoque giraba en torno a evitar el dolor y disfrutar los placeres simples. En términos modernos, podríamos decir que eran los maestros del carpe diem o sea aprovecha el día.
Hoy en día los escuchamos en frases como “haz lo que te haga feliz” o “prioriza tu tranquilidad”, muchas veces desvinculadas de responsabilidad o verdad. Ejemplos contemporáneos de esta mentalidad incluyen a figuras como Oprah Winfrey, quien dice: “La vida no es una obligación, sino una oportunidad de ser quien quieras”, o el presentador Yordi Rosado, que promueve autenticidad emocional y bienestar interior con frases como “haz lo que te haga bien”.
El segundo grupo eran los estoicos; los disciplinarios de la virtud. Para ellos, la virtud era el bien supremo y el ser humano debía vivir conforme a la razón. Valoraban el autocontrol, la paz interior, el deber moral y la aceptación del destino. Eran respetados por militares, líderes cívicos y pensadores romanos. Aunque hubo rumores antiguos de una correspondencia entre Pablo y Séneca, filósofo estoico del siglo I, la evidencia histórica muestra que probablemente nunca se conocieron. En el presente, vemos ecos de estoicismo en personas como Pepe García de El Estoico o Daniel Colombo, quienes promueven la autodisciplina, los hábitos y la resiliencia como herramientas de propósito.
Los cínicos, o sea, los críticos de la cultura es el tercer grupo. Eran filósofos callejeros que rechazaban las normas sociales y vivían en simplicidad extrema. Su enfoque se centraba en provocar, denunciar la hipocresía y confrontar la moral superficial con un lenguaje directo, incluso chocante. Podríamos ver su espíritu reflejado hoy en personas como Diego Ruzzarin, que critica el consumismo con un estilo confrontativo; Jorge Lanata, cuya denuncia directa lo hace polarizante; o incluso Franco Escamilla, que, aunque es comediante, tiene momentos de observación aguda sobre la cultura y la hipocresía social. Usa el humor para hablar de temas sociales, familiares y culturales con crudeza.
Por último, tenemos a los sofistas. Estos eran los showmen de la retórica. Eran oradores carismáticos que usaban su elocuencia para ganar fama y fortuna. Lo suyo era el espectáculo emocional, los aplausos y la rentabilidad de sus ideas, sin comprometerse necesariamente con la verdad.
Hoy esto se manifiesta en coaches motivacionales, influenciadores carismáticos y promotores del “éxito sin descanso”. Piensa en frases como “los límites los pones tú”, “trabaja mientras otros duermen” o “tú también puedes tener esta vida”. Ejemplos: Joel Osteen, con mensajes como “Dios te llevará a donde nunca has estado…”, Cash Luna, quien dice “Dios no te llamó a sobrevivir, te llamó a conquistar”, o incluso compañías como Amway, Herbalife o Monat, que mezclan desarrollo personal, espiritualidad y consumo con una narrativa de superación constante.
En ese mundo y en el nuestro, Pablo no trajo una filosofía más, sino una revelación que no glorificaba al orador ni prometía comodidad, sino un Reino donde el Rey se dio por nosotros. Lo que Pablo proclamaba no era placer, control, confrontación ni éxito personal sino a Cristo crucificado y resucitado como única esperanza verdadera. Eso sigue siendo lo único que transforma.
Y para que no quedara duda alguna, su mensaje contrastaba directamente con las voces más influyentes de su tiempo —y del nuestro— empezando por los que prometían placer sin cruz.
A diferencia de los epicúreos, que predicaban placer sin sacrificio, Pablo proclamaba un evangelio que llama a cargar la cruz con valentía, aun en medio del dolor. 1 Tesalonicenses 2:1-3
1 Tesalonicenses 2:1-3 (NTV) Ustedes bien saben, amados hermanos, que la visita que les hicimos no fue un fracaso. 2 Saben lo mal que nos trataron en Filipos y cuánto sufrimos allí justo antes de verlos a ustedes. Aun así, nuestro Dios nos dio el valor de anunciarles la Buena Noticia con valentía, a pesar de gran oposición. 3 Como ven, no predicamos con engaño ni con intenciones impuras o artimañas.
El mensaje de los epicúreos era —y sigue siendo— “haz lo que te haga feliz” y “evita el dolor a toda costa”. En contraste, Pablo enseñaba que seguir a Cristo implica abrazar lo contrario: ser tratados injustamente, sufrir y enfrentar oposición con gozo. No predicaba comodidad ni placer, sino un llamado a cargar la cruz y perseverar en medio del rechazo.
Pablo y los creyentes de Tesalónica no buscaban una vida “sin dolor”, sino una fe que vale más que la vida misma, incluso si conlleva persecución. Cuando los epicúreos se toparon con esta realidad, probablemente huyeron… pero los de Cristo —aunque perseguidos— se quedaron de pie.
A diferencia de los sofistas, que usaban palabras hermosas para ganar fama, el propósito de Pablo era agradar a Dios, no a las personas.
1 Tesalonicenses 2:4-6 (NTV) Pues hablamos como mensajeros aprobados por Dios, a quienes se les confió la Buena Noticia. Nuestro propósito es agradar a Dios, no a las personas. Solamente él examina las intenciones de nuestro corazón. 5 Como bien saben, ni una sola vez tratamos de ganarlos adulándolos. ¡Y Dios es nuestro testigo de que nunca aparentamos ser amigos de ustedes con el fin de sacarles dinero! 6 En cuanto a elogios humanos, nunca los hemos buscado ni de ustedes ni de nadie.
A diferencia de los sofistas, cuyo propósito era agradar a las personas y ganar prestigio a través de discursos persuasivos, el enfoque de Pablo era agradar a Dios, no impresionar a los hombres. Mientras los sofistas se comportaban como verdaderos showmen —buscando aplausos, popularidad y recompensas económicas— Pablo rehusó usar palabras vacías o estrategias manipuladoras para avanzar su mensaje.
En la antigüedad, estos oradores cobraban tarifas por sus enseñanzas, y hoy esa lógica persiste: desde Joel Osteen, cuyas apariciones pueden costar más de 100,000 dólares, hasta Cash Luna, quien según reportes ha cobrado cerca de 60,000 dólares por predicar, con eventos en los que los asientos se venden hasta en 300 dólares según la ubicación. Estos hombres, se comportan como figuras como Oprah quien cobra entre 1,5 y 2,5 millones de dólares por sus presentaciones premium.
Pablo, en cambio, se presentó con integridad, sin adornos ni tarifas, con una verdad que no podía comprarse —porque lo suyo no era un espectáculo, era obediencia. En contraste con los filósofos populares de su época—como sofistas, cínicos o retóricos profesionales—Pablo renunció deliberadamente al uso de halagos, trucos persuasivos o motivaciones ocultas como el lucro o la reputación.
En lugar de presentarse como un maestro carismático buscando admiración, se posicionó como un siervo encargado por Dios, motivado por fidelidad y no por el aplauso humano. Su mensaje no era embellecido para agradar, sino compartido con integridad, aunque eso significara confrontar o incomodar.
A diferencia de los cínicos, que usaban un lenguaje provocador, cortante y confrontativo, Pablo usaba un lenguaje humilde, relacional y familiar.
1 Tesalonicenses 2:7-8 (NTV) Como apóstoles de Cristo, sin duda teníamos el derecho de hacerles ciertas exigencias; sin embargo, fuimos como niños entre ustedes. O bien, fuimos como una madre que alimenta y cuida a sus propios hijos. 8 Los amamos tanto que no solo les presentamos la Buena Noticia de Dios, sino que también les abrimos nuestra propia vida.
A diferencia de los cínicos, que predicaban la virtud desde el desprecio y la confrontación, Pablo exhortaba con ternura de padre y entrega de madre, sin arrogancia ni cinismo. Mientras los filósofos callejeros usaban palabras duras para sacudir conciencias, él optó por un lenguaje relacional y familiar, profundamente humano, lleno de afecto pastoral.
Una de las frases más entrañables de su carta a los tesalonicenses lo resume todo: “no solo les presentamos la Buena Noticia de Dios, sino que también les abrimos nuestra propia vida”. Eso es mentoría genuina. Eso es discipulado con el corazón. Eso —ni más ni menos— fue lo que hizo Jesús con sus discípulos: caminar con ellos, compartir el pan, escuchar, abrazar, corregir con amor.
Existe una frase popular, a menudo atribuida a Theodore Roosevelt, que resuena aquí con fuerza: “A la gente no le importa cuánto sabes, hasta que sabe cuánto te importa.” Pablo y los discípulos que lo acompañaban encarnaron esa verdad. Su evangelio no venía con gritos ni superioridad, sino con cuidado paciente, amor entregado y una profunda dedicación a las personas.
A diferencia de los estoicos, que buscaban fortaleza interior por disciplina propia, Pablo vivía su perseverancia como fruto del llamado de Dios y la esperanza en su gloria.
1 Tesalonicenses 2:9-12 (NTV) ¿Acaso no se acuerdan, amados hermanos, cuánto trabajamos entre ustedes? Día y noche nos esforzamos por ganarnos la vida, a fin de no ser una carga para ninguno de ustedes mientras les predicábamos la Buena Noticia de Dios. 10 Ustedes mismos son nuestros testigos—al igual que Dios—de que fuimos consagrados, sinceros e intachables con todos ustedes, los creyentes. 11 Y saben que tratamos a cada uno como un padre trata a sus propios hijos. 12 Les rogamos, los alentamos y les insistimos que lleven una vida que Dios considere digna. Pues él los llamó para que tengan parte en su reino y gloria.
A diferencia de los estoicos, lo que Pablo enseñaba iba mucho más allá de la autoayuda o la fortaleza mental. Es cierto que algunas de sus frases —como “trabajamos día y noche para no ser carga a ninguno”— pueden sonar estoicas a primera vista: hablan de disciplina, esfuerzo, y constancia. Incluso agrega: “fuimos consagrados, sinceros e intachables”, lo cual resuena con los ideales de virtud estoica.
Pero luego aparece una línea que rompe con cualquier paralelismo superficial: “Pues él los llamó para que tengan parte en su Reino y gloria.” Y ahí está el corazón del contraste. Mientras que los estoicos buscaban virtud como un fin en sí mismo —una fortaleza interior que los hiciera libres del caos exterior— Pablo entendía su disciplina como una respuesta a un llamado divino, no como un proyecto de autorrealización.
No trabajaba para controlar las emociones o aceptar el destino con serenidad estoica; trabajaba por amor, por fidelidad, por vocación… y todo bajo la certeza de que Dios es quien llama, quien forma y quien glorifica. Esa es la gran diferencia entre Pablo y los filósofos de su tiempo: su motor no era el dominio propio, sino la esperanza gloriosa del Reino al que pertenecía. No trabajaba para perfeccionarse a sí mismo, sino para servir sin tropiezo, como un padre que exhorta con ternura. Su motivación no era la autosuficiencia, sino el llamado de Dios a una vida digna de su gloria.
Entonces, lo importante de todo esto es que cuando Pablo apareció, no era simplemente otro filósofo. No traía más ideas humanas para que las personas las evaluaran y las integraran a su estilo de vida o a su cultura. El cristianismo no se trata de una filosofía más; se trata de una persona: Jesús.
Es verdad que todas estas corrientes filosóficas tienen algo de razón. Los epicúreos acertaban al buscar paz y satisfacción —Dios mismo ha puesto ese deseo en nuestro corazón. Los estoicos valoraban la disciplina y la virtud, lo cual es admirable, pero estas cosas no existen por sí mismas: estaban perdiendo la esencia y la fuente. Los cínicos tenían razón al señalar la hipocresía y la corrupción, pero no reconocían que la Biblia enseña que todos estamos quebrados, todos somos hipócritas y corruptos. Incluso los sofistas entendían bien el poder de las palabras, por eso sus ideas siguen apareciendo hoy, reempaquetadas en podcasts, charlas TED, libros motivacionales o reels de Instagram.
Pero aquí está el problema: todos ellos se quedan cortos. Todos pasan por alto el punto esencial. El mensaje de Pablo no era una filosofía mejorada; era un anuncio con poder. No vino con palabras persuasivas, sino con el poder del evangelio. No predicó un sistema de autoayuda, sino a un Salvador crucificado y resucitado.
Su mensaje no preguntaba: “¿Cómo puedo vivir mejor?”, sino que declaraba: “Tienes que ser hecho nuevo”. Y esa nueva vida solo se encuentra en la persona y obra de Jesús. Por eso Pablo dijo: “Él los llamó para que tengan parte en su Reino y gloria.” No vino para inspirar; vino para rescatar. No con filosofía… sino con Jesús, el Hijo de Dios.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Con qué tipo de “influencer” moderno te identificas o te sientes influenciado: epicúreo, estoico, cínico o sofista? ¿Por qué?
- ¿Por qué crees que el mensaje de Pablo resonó tanto en una ciudad llena de nuevas ideas?
- ¿Cómo podemos evitar que el cristianismo se convierta en otra filosofía de vida de moda en nuestra cultura?
- ¿Cuál es la diferencia entre compartir tu vida (versículo 8) y simplemente compartir buenos consejos?
- ¿Cómo la motivación de Pablo de “agradar a Dios, no a la gente” desafía nuestro enfoque del liderazgo o el ministerio?
- ¿Cómo te gustaría ayudar a alguien a “vivir una vida digna de Dios” esta semana?
El poder de la Palabra de Dios (2:13-16)
El poder de la Palabra de Dios
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Puntos de conversación:
- Los tesalonicenses recibieron y aceptaron la Buena Noticia. 1 Tesalonicenses 1:5; 2:13a
- La Palabra de Dios tiene un poder transformador. 2 Tesalonicenses 2:13-14
- ¿Qué pasa con quienes rechazan la Palabra de Dios? 1 Tesalonicenses 2:14-16
La semana pasada vimos que mientras las filosofías antiguas y modernas ofrecen verdades parciales sobre la vida y la felicidad, el cristianismo ofrece algo más grande. El cristianismo no sólo ofrece un conjunto de ideas para vivir, sino una relación con Jesucristo que nos transforma de adentro hacia afuera y nos invita al reino de Dios.
Esta semana veremos que la Palabra de Dios no sólo te informa; te expone. Lo creas o no, la Palabra de Dios te revelará lo que realmente está sucediendo en tu interior. Puedes huir, pero no puedes esconderte de la Palabra de Dios. Hoy estamos hablando del poder de la Palabra de Dios. Específicamente, cómo la Palabra de Dios puede dejarte al descubierto.
Seguido me reúno con personas y no siempre puedo saber dónde están espiritualmente. Algunos podrían decir: “¡Ni yo mismo lo sé!” Pero esto sí lo podemos afirmar con certeza: la Palabra de Dios eventualmente dejará al descubierto a todos. Puedes correr, pero no puedes esconderte de la Palabra de Dios. Nuestro versículo clave para esta lección viene de otro libro de la Biblia pero aplica perfectamente.
Hebreos 4:12 (NTV) Pues la palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra entre el alma y el espíritu, entre la articulación y la médula del hueso. Deja al descubierto nuestros pensamientos y deseos más íntimos.
La palabra de Dios traza una línea en la arena y hace que te definas si estas dispuesto a someterte a Su Palabra o no. Veremos esto en acción en nuestro texto de hoy.Empecemos con nuestra pregunta: ¿Cuándo fue la última vez que la Palabra de Dios dejó al descubierto algo en ti? Esto pudo haber pasado cuando estabas leyendo la Biblia. Tal vez fue al leer un pasaje familiar que, de pronto, te confrontó. Posible paso cuando al escuchar un sermón que pareció hablar directamente a tu situación.
Y es que cuando recibimos la Palabra como lo que realmente es—la voz de Dios—ella no solo informa, sino que tiene el poder de confrontarnos y transformarnos. Pero para ello, tenemos que ser como los tesalonicenses:
Los tesalonicenses recibieron y aceptaron la Buena Noticia.
1 Tesalonicenses 2:13a Por lo tanto, nunca dejamos de darle gracias a Dios de que cuando recibieron su mensaje de parte nuestra, ustedes no consideraron nuestras palabras como solo ideas humanas. Tomaron lo que dijimos como la misma palabra de Dios la cual, por supuesto, lo es.
Presta atención a dos palabras aquí. La primera es recibieron =paralabontes. Al respecto a esta palabra griega, el “Comentario Pilar del Nuevo Testamento dice que “la recepción de enseñanzas de un maestro por parte de un alumno se describía comúnmente con la palabra utilizada aquí (paralabontes)… como en el caso de Alejandro Magno, quien “recibió de su maestro [Aristóteles] sus doctrinas éticas y políticas”. Este tipo de lenguaje subraya que no se trata solo de escuchar, sino de asumir activamente una enseñanza como verdadera y formativa. Esto demostraba un asentimiento intelectual, o sea, un conocimiento que llegaba a la mente.
La otra palabra es tomaron / aceptaron (como traducen otras traducciones) = edexasthe. El “Comentario de Pilar del Nuevo Testamento” también comenta al respecto: “Aunque “aceptaron” (edexasthe) es casi sinónimo de “recibieron” en la cláusula anterior, este verbo suele poner más énfasis en la apropiación personal. En otras palabras, recibieron solemnemente el mensaje sagrado y lo hicieron suyo.” Este matiz es clave: no se trata solo de escuchar o asentir intelectualmente, sino de abrazar el mensaje con convicción y dejar que transforme la vida.
No es solo entender con la mente, sino creer con el corazón. Es creer desde lo más profundo del ser, del alma. En otras palabras, Pablo está describiendo el momento de conversión de los tesalonicenses. Compartieron la buena noticia sobre el Mesías (más que filosofía). Aparentemente, llegaron a ellos usando sus “propias palabras” o “ideas” para llamar su atención, pero en realidad, llegaron con una invitación divina, la palabra de Dios como lo dijo Pablo al abrir la carta a los tesalonicenses:
1 Tesalonicenses 1:5 (NTV) Pues, cuando les llevamos la Buena Noticia, no fue solo con palabras sino también con poder, porque el Espíritu Santo les dio plena certeza de que lo que decíamos era verdad…
Los tesalonicenses recibieron el evangelio, la Buena Noticia, y lo aceptaron. Ahora, establecido como recibieron el mensaje del evangelio, pasemos a ver como la Palabra de Dios es poderosa.
La Palabra de Dios tiene un poder transformador.
Porque no se trata solamente de un llamado intelectual, sino de un poder transformador.
2 Tesalonicenses 2:14 (NTV) Él los llamó a la salvación cuando les anunciamos la Buena Noticia; ahora pueden participar de la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
Así es cómo funciona la Palabra de Dios para los que creen: primero viene el llamado externo. Alguien comparte el mensaje de que estás roto pero Jesús puede salvarte. Lo captas con los oídos físicos.
Después, el llamado interno (Hechos 2:37). En este caso, Dios lo hace personal. El Espíritu Santo te convence de pecado, abre los ojos a la verdad del evangelio e invita a la persona a responder (Juan 16:8-11). Esto entra por los oídos espirituales.Este trabajo es real, personal e interno: no sólo escuchas un mensaje, sino sientes el peso del llamado de Dios en tu corazón. Hechos 2:37 dice que “Las palabras de Pedro traspasaron el corazón de ellos, quienes le dijeron a él y a los demás apóstoles: —Hermanos, ¿qué debemos hacer?”
Luego llega la fe y arrepentimiento (Romanos 10:9). Esta es nuestra respuesta a la obra de Dios como dice Romanos 10:9 (NTV) “Si declaras abiertamente que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo.” La palabra de Dios ha expuesto mis pensamientos y deseos más íntimos. Ahora estoy respondiéndole (y aceptándolo).
Una vez que Dios da vida espiritual, la persona se vuelve a Él voluntaria y gozosamente. Se arrepiente, se aparta del pecado y cree en el evangelio. Esto es lo que usualmente llamamos conversión: nuestra respuesta activa a la gracia salvadora de Dios que pasa a la regeneración. En otras palabras, Dios da un corazón nuevo. La persona “nace de nuevo”, vuelve a vivir espiritualmente. (Nota: Los calvinistas dirían que la regeneración ocurre antes de la fe/arrepentimiento. Ver la serie Calvinismo vs. Arminianismo para aprender más sobre este tema.) Y a una vida cambiada (1 Tes 2:13). Esta es la evidencia de la verdadera conversión porque una vida cambiada trae nuevos deseos, obediencia y amor a Jesús o sea que la Palabra de Dios, como dice la segunda parte del v.2:13
1 Tesalonicenses 2:13b (NTV) …Y esta palabra sigue actuando en ustedes los que creen.
¿Qué pasa con quienes rechazan la Palabra de Dios?
Leamos la trágica respuesta de los incrédulos:
1 Tesalonicenses 2:14-15a (NTV) Y luego, amados hermanos, sufrieron persecución por parte de sus propios compatriotas. De esta manera imitaron a los creyentes de las iglesias de Dios en Judea, quienes por su fe en Cristo Jesús sufrieron a manos de su propio pueblo, los judíos. 15 Pues algunos de los judíos mataron a los profetas, y otros incluso mataron al Señor Jesús. Ahora también nos han perseguido a nosotros….
Fíjate cómo Pablo está señalando a aquellos que rechazan la Palabra de Dios. En ellos, el mensaje tiene un efecto completamente diferente. Escucharon el mismo llamado externo, pero en lugar de responder con fe y arrepentimiento, terminaron matando a los mensajeros. A los profetas primero;
- Elías: 1 Reyes 19:10 (NTV) —He servido con gran celo al Señor Dios Todopoderoso —respondió Elías—; pero el pueblo de Israel ha roto su pacto contigo, derribó tus altares y mató a cada uno de tus profetas. Yo soy el único que queda con vida, y ahora me buscan para matarme a mí también.
- Jesús: Mateo 23:37 (NTV) »¡Oh Jerusalén, Jerusalén, la ciudad que mata a los profetas y apedrea a los mensajeros de Dios! Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina protege a sus pollitos debajo de sus alas, pero no me dejaste.
- Esteban: Hechos 7:51
Hechos 7:51 (NTV) »¡Pueblo terco! Ustedes son paganos de corazón y sordos a la verdad. ¿Resistirán para siempre al Espíritu Santo? Eso es lo que hicieron sus antepasados, ¡y ustedes también!
Es resistir o rechazar el llamado interno del que hablamos ya. Resisten al Espíritu Santo primero. Segundo, a Jesús. Y ahora también a los creyentes. Pero las palabras más duras vienen a continuación:
1 Tesalonicenses 2:15b-16 (NTV) Ellos no agradan a Dios y actúan en contra de toda la humanidad, 16 al tratar de impedir que prediquemos la Buena Noticia de salvación a los gentiles. Cuando hacen esto siguen amontonando sus pecados, pero la ira de Dios por fin los ha alcanzado.
La Biblia es clara: no todos son neutrales. Algunos se resisten activamente, se burlan o incluso intentan deshacer los propósitos de Dios. Esto era cierto en tiempos bíblicos y sigue siendo cierto hoy en día. Obviamente se convierten en perseguidores de la Iglesia.
Gobiernos, extremistas o individuos que arrestan, silencian o matan a cristianos en todo el mundo hoy en día.obiernos, extremistas o individuos arrestan, silencian o matan a cristianos en todo el mundo hoy. Entre los ejemplos actuales están: el gobierno de Corea del Norte, grupos islamistas radicales como Boko Haram e ISIS, y también ateos militantes
Algunos no sólo son escépticos; son agresivamente anti-Dios y anti-Biblia. Richard Dawkins, por ejemplo, ha llamado a la creencia en Dios un “engaño” y alienta a otros a burlarse de la religión
Más allá de eso, hay activistas que rechazan abiertamente el diseño de Dios. Los movimientos que promueven la confusión sobre el género, la devaluación de la vida o la inmoralidad sexual a menudo parten de una postura de rebelión contra el orden creado por Dios (Romanos 1:18-32). Por ejemplo, Planned Parenthood promueve el aborto y se beneficia de esta práctica, socavando la santidad de la vida humana hecha a imagen de Dios (Salmo 139:13-16).
Claro, que algunas personas se resisten a Dios por ignorancia. Mas otras se oponen activamente a Él con sus palabras, acciones e influencia. Pero nadie detendrá jamás el plan de Dios.
Hebreos 4:12 (NTV) Pues la palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra entre el alma y el espíritu, entre la articulación y la médula del hueso. Deja al descubierto nuestros pensamientos y deseos más íntimos.
Ese es el poder de la Palabra. Deja todo al descubierto. nada ni nadie se puede esconder ni escapar de ella.
Hebreos 4:13 (NTV) “No hay nada en toda la creación que esté oculto a Dios. Todo está desnudo y expuesto ante sus ojos; y es a él a quien rendimos cuentas.
Veamos el término griego allí (“trachēlizō”) en está desnudo y expuesto. La palabra “trachēlizō” literalmente tiene que ver con descubrir el cuello o la garganta, como si algo quedara completamente expuesto, sin posibilidad de ocultarse. En el contexto del versículo, transmite la idea de que nada puede esconderse de Dios: estamos completamente vulnerables ante Su mirada, como si estuviéramos con el cuello descubierto, listos para ser examinados o juzgados.
Es una imagen fuerte y solemne: la Palabra de Dios no solo penetra (v.12), sino que nos deja completamente expuestos ante el Juez divino (v.13). La imagen aquí, también es como una llave de sumisión en lucha libre (y otros deportes de combate como MMA o jiu-jitsu) es una técnica que obliga al oponente a rendirse debido al dolor, la presión o la amenaza de lesión. Está diseñada para que el oponente ceda completamente el control.
Así que aquí está la línea trazada en la arena: ¿estamos dispuestos a someternos? No solo a escuchar la Palabra, sino a creerla desde lo más profundo. No solo a entenderla, sino a responderle. Porque el mismo mensaje que salva al que cree, confronta y desenmascara al que resiste. Y nadie queda neutral ante ella: o nos rendimos a su verdad, o endurecemos el corazón.
No importa si dudas o estás buscando, si crees o no: la Palabra de Dios siempre te confrontará. Puedes resistirte… o permitir que transforme tu vida. La elección está en tus manos.
Ver también:
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Alguna vez te has sentido confrontado o expuesto personalmente por algo que leíste en la Biblia? ¿Cómo fue esa experiencia?
- ¿Qué significa pasar de “recibir” la Palabra de Dios intelectualmente a “aceptarla” verdaderamente con el corazón?
- ¿Por qué crees que algunas personas responden a la Palabra de Dios con rechazo u hostilidad? ¿Cuáles son ejemplos modernos de esto?
- Hebreos 4:12-13 describe la Palabra de Dios como aguda y reveladora. ¿Cómo te ayuda esta imagen a comprender la seriedad de responder a Dios?
- ¿Cómo ha seguido obrando la Palabra de Dios en ti a lo largo del tiempo, generando cambio y crecimiento?
- ¿En qué áreas de tu vida sientes que la Palabra de Dios te llama al arrepentimiento y la transformación hoy?