El Libro de los Salmos contiene 150 salmos, de los cuales 73 (Salmos 3-9, 11-32, 34-41, 51-65, 68-70, 86, 101, 103, 108-110, 122, 124, 131, 133, 138-145.)son atribuidos a David, el rey y salmista de Israel. Sus escritos reflejan una profunda relación con Dios, expresando adoración, súplica, gratitud y confianza, inspirando a generaciones de creyentes.
Algunos estudiosos creen que David pudo haber escrito más salmos, aunque solo estos llevan su nombre en los títulos. Salmo 2 y Salmo 95 han sido atribuidos a él en otros pasajes bíblicos. El Salmo 1 no tiene un autor identificado. Aunque algunos piensan que podría haber sido escrito por David ya que su estilo y mensaje coinciden con otros salmos atribuidos a él. Otros sugieren que fue colocado como una introducción al libro, resaltando el contraste entre el justo y el impío, un tema clave en toda la colección.
Con este trasfondo en mente, empecemos con una pregunta: ¿Alguna vez has estado en un viaje por carretera y, de repente, te das cuenta de que Google Maps o el GPS (navegador) te indica que debes tomar otro camino, pero no estás segura de cuál? No sabes qué hacer. Es en ese momento de pánico en el que tienes que tomar una decisión rápida sin margen de error. Tienes que elegir entre seguir adelante por tu ruta original o confiar en la indicación del GPS, con la incertidumbre de no saber si tomaste el camino correcto hasta unos kilómetros más adelante.
Así es como puede sentirse nuestra vida espiritual. Vamos por un camino sin estar seguras de hacia dónde nos lleva y llega un momento en que tenemos que hacer una elección entre seguir en el camino que vamos o elegir uno totalmente diferente.
El escritor del Salmo 1 nos presenta dos caminos: uno que nos acerca a Dios y nos lleva a una vida plena, y otro que nos aleja de Él y nos conduce a la destrucción.
Salmos 1:1 (RVR60) Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado.
- Me gusta esta versión para el versículo 1 porque ilustra mejor el camino al pecado.
Salmos 1:4-5 (NTV) ¡No sucede lo mismo con los malos! Son como paja inútil que esparce el viento. Serán condenados cuando llegue el juicio; los pecadores no tendrán lugar entre los justos.
La primera opción: el pecado capta tu atención y los valores culturales influyen en tus prioridades.
El salmista describe en el versículo 1 cómo el pecado se infiltra en nuestras vidas de manera progresiva. Primero, andamos o sea caminamos en dirección al pecado: “(no) anduvo en consejo de malos“), probándolo poco a poco. Al principio, solo andamos en dirección equivocada, explorando influencias y pensamientos que parecen inofensivos. Es un paso sutil: escuchamos consejos mundanos, nos dejamos llevar por tendencias y minimizamos la importancia de permanecer firmes en nuestra fe. Esto se refleja cuando seguimos los consejos de programas de televisión y de influencers en redes sociales que nos alejan de lo que honra a Dios y nos llevan hacia lo que satisface nuestros deseos.
Luego, sin darnos cuenta nos detenemos en ese camino: (Ni) estuvo en camino de pecadores. Esto señala una mayor participación, permaneciendo en ese entorno pecaminoso. defendiendo esas cosas mundanas. En lugar de simplemente pasar por el pecado, ahora participamos activamente en actitudes y valores contrarios a Dios. Aquí es donde justificamos nuestras acciones, nos adaptamos a lo que nos rodea y comenzamos a resistir cualquier corrección o advertencia. Nos burlamos de quienes nos advierten que estamos en el camino equivocado.
Finalmente, antes de darnos cuenta, nos sentamos cómodamente en el pecado: (Ni) en silla de escarnecedores se ha sentado. Este es el punto en el que ya no solo lo aceptamos, sino que nos identificamos con él. Nos rodeamos de personas y pensamientos que afirman nuestra elección, rechazamos la verdad y hacemos del pecado nuestra nueva realidad. Para entonces ya estamos completamente alejadas de Dios y el camino de regreso parece lejano y difícil.
Este patrón es el que el salmista advierte: primero andamos, luego nos detenemos, y finalmente nos sentamos en el pecado. Este proceso de distanciamiento espiritual no ocurre de inmediato, sino de manera progresiva, casi imperceptible. Avanza poco a poco, en pequeñas decisiones diarias que nos alejan de Dios sin que lo percibamos. Es por eso que el salmista nos llama a estar atentas y elegir con intención el camino de la justicia, antes de quedar atrapadas en una vida sin Dios.
La segunda opción: eliges seguir el camino de Dios, viviendo en fidelidad y obediencia a Sus principios bíblicos.
Salmos 1:2 (NTV) Sino que se deleitan en la ley del Señor meditando en ella día y noche.
Salmos 1:3 (NTV) Son como árboles plantados a la orilla de un río, que siempre dan fruto en su tiempo. Sus hojas nunca se marchitan, y prosperan en todo lo que hacen.
El camino de Dios es diferente. En lugar de dejarnos influenciar por el mundo, nos deleitamos en la palabra de Dios: “se deleitan en la ley del Señor.” Esto significa encontrar gozo y satisfacción en Su enseñanza. Cuanto más leemos la Biblia, más entendemos el corazón de Dios. Mientras más conocemos el corazón de Dios más queremos actuar como Él.
Piensa en tu mejor amiga. Tu amistad creció porque pasaron mucho tiempo juntas, aprendieron a confiar en el carácter de la otra y descubrieron lo que les hace felices. Esa cercanía y familiaridad crean seguridad. Probablemente terminen disfrutando de las mismas cosas e incluso completando las frases de la otra.
Así funciona nuestra relación con Dios. Cuanto más tiempo pasamos con Él, más lo conocemos y confiamos en Él. Cuanto más estamos con Él, más queremos actuar como Él. Nuestros valores y decisiones comienzan a reflejar su corazón.
Mientras más tiempo pasamos leyendo y meditando la Biblia, Su Palabra se convierte en una semilla plantada en nuestro interior que produce buen fruto. Venimos a ser como “un árbol plantado junto a un río”. Así como un árbol bien nutrido crece fuerte y da fruto en el momento adecuado, la persona que se deleita en la Palabra de Dios experimenta estabilidad, crecimiento espiritual y bendición.
El agua simboliza la presencia y enseñanza de Dios, que sostiene y fortalece al creyente. La frase “sus hojas nunca se marchitan” indica que, a pesar de las dificultades, quien confía en Dios permanece firme. Finalmente, “prosperan en todo lo que hacen” no significa ausencia de problemas, sino que Dios guía y bendice el camino de las justas.
El comentario Predicando la Palabra dice: “La mujer justa produce gratitud en tiempos de abundancia, fe en tiempos de duda, paciencia en el sufrimiento, paz en la adversidad, misericordia cuando es agraviada, gentileza cuando es acusada falsamente, fortaleza en la tentación, humildad en el liderazgo y oración en todo tiempo.”
Salmos 1:6 (NTV) Pues el Señor cuida el sendero de los justos, pero la senda de los malos lleva a la destrucción.
Entonces, ¿qué camino elegirás? El camino del pecado, que lleva a la destrucción, o el camino de Dios, donde Él cuida y protege a las que le siguen.
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