Hoy vamos a ver a dos tipos de personas que conocieron a Jesús. El primer tipo es lo que la religión considera la escoria de la sociedad. El segundo tipo es lo que consideramos bueno y digno. Mientras lees este artículo, ten en cuenta lo que nosotros pensamos sobre cada grupo y lo que Jesús de ellos.
El cobrador de impuestos
Al llamar al cobrador de impuestos Leví para que lo siguiera (Marcos 2:13-14), Jesús reveló un estándar de liderazgo muy diferente al que esperaríamos de la religión. Y es que Jesús tiene estándares diferentes a la religión.
Para ese entonces, Jesús todavía estaba en Capernaum junto al Mar de Galilea. Él estaba enseñando a las multitudes al aire libre a lo largo de la orilla del lago. Allí es donde conoce a Levi, conocido como Mateo. Él es un cobrador de impuestos del Imperio Romano.
Jesús hace cosas escandalosas en el pasaje de hoy. Lo primero que hace es invitar a Levi a seguirlo y ser su discípulo. Y al igual que Pedro, Andrés, Santiago, y Juan (capítulo 1) Leví se levantó en el acto y siguió a Jesús.
Esto fue un escándalo por dos razones. Primero, Jesús no seleccionó a profesionales religiosos para que fueran sus seguidores. Tampoco seleccionó a sus seguidores más cercanos de la escuela de rabinos. En segundo lugar, y aún más escandaloso, eligió a un recaudador de impuestos. Esto va más allá de su sorprendente elección de 4 pescadores en el capítulo 1 ya que los pescadores no eran un grupo despreciado.
Los recaudadores de impuestos en cambio, si eran odiados por un par de razones. Primero, estaban en una sociedad comercial con el Imperio Romano. Los romanos eran conquistadores despreciados considerados “inmundos” y gentiles impuros. Esta asociación los empujó a los márgenes de la vida religiosa. Aunque ellos si eran judíos, no eran considerados parte de la sociedad judía. Mucho menos parte de la vida religiosa.
La segunda razón por la que los cobradores de impuestos eran odiados, era porque normalmente usaban tácticas turbias y violentas para recolectar impuestos para Roma. A menudo recurrían a la extorsión o al engaño para obtener ganancias. De cierta manera, el paralelo más cercano hoy en día podrían ser los delincuentes pandilleros.
No sabemos mucho sobre Leví personalmente. No sabemos si era uno de los peores o una versión más benigna de su clase. Lo que sí sabemos es que no era respetable ni era parte de la élite religiosa. Jesús jamás lo habría encontrado en la sinagoga.
Entonces, ¿qué calificó a Leví para su papel como líder potencial? Básicamente porque estuvo dispuesto a seguir a Jesús plenamente. Piensa, si tuviéramos la tarea de encontrar algunos discípulos para Jesús, quiénes eventualmente se convertirían en sus seguidores más cercanos, ¿dónde buscaríamos? ¿A quién elegiríamos?
Los fariseos
Al criticar el compromiso social de Jesús con Leví y sus amigos de mala fama, las personas religiosas demostraron su desprecio por las personas que no están a la altura de los reglamentos. Leamos:
Marcos 2:15 (NTV) Más tarde, Leví invitó a Jesús y a sus discípulos a una cena en su casa, junto con muchos cobradores de impuestos y otros pecadores de mala fama. (Había mucha de esa clase de gente entre los seguidores de Jesús).
Esta es la segunda cosa escandalosa que hizo Jesús: pasó tiempo socializando con personas indignas y de mala reputación. En este caso, aceptó la invitación de Leví a cenar. El texto toma nota de quién estaba allí. Un detalle importante. Había otros recaudadores de impuestos, colegas profesionales de Leví. Además, “había mucha de esa clase de gente entre los seguidores de Jesús” (Marcos 2:15). Entre ellos, la mujer “de mala vida” de aquella ciudad (Lucas 7:37). Y es que Jesús dio la bienvenida a personas de “mala fama” a ser sus seguidores. Más mira la respuesta de los líderes religiosos
Marcos 2:16 (NTV) Cuando los maestros de la ley religiosa, que eran fariseos, lo vieron comer con los cobradores de impuestos y otros pecadores, preguntaron a los discípulos: «¿Por qué come con semejante escoria?».
Los fariseos, con esta pregunta, estaban diciendo implícitamente que si Jesús legítimamente hablara por Dios entonces no haría eso. No comería con esta clase de personas. Él sabría qué tipo de personas son estas. No iría a ningún lado cerca de ellos. Así es cómo la religión y los líderes religiosos ven a las personas de mala reputación. Los ven como escoria y personas pecaminosas. Y nosotros, ¿cómo vemos a las personas que están lejos de Dios? ¿Los criticamos? ¿Creemos que somos mejores que ellos?
La diferencia
En términos espirituales más amplios, solo hay dos tipos de personas. Sólo el segundo grupo tiene alguna posibilidad de tener una relación con Dios. Y este segundo grupo está formado por los que saben que son pecadores, que están rotos y que necesitan a un Salvador. Jesús vino a este grupo. Jesus vino por las personas que saben que son pecadoras.
Marcos 2:17 (NTV) Cuando Jesús los oyó, les dijo: «La gente sana no necesita médico, los enfermos sí. No he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores».
¿Notas como Jesús ve a aquellos que reconocen su necesidad de él? El ignora a los que se creen bien espiritualmente. El nunca les dice: “estas bien, sigue tu verdad”. Tampoco: “sé fiel a ti mismo”. Ni mucho menos:“La gente es básicamente buena”. Al contrario, hace ver que las personas están necesitadas, quebrantadas y espiritualmente enfermas. Pero mientras los fariseos veían a los necesitados y los despreciaban, Jesús vio a los necesitados y los amó.
En este versículo, 17, Marcos identifica a los dos tipos de personas en el mundo: los religiosos que se creen justos y que están bien delante de Dios, y los pecadores que reconocen que están rotos y tienen necesidad de Jesus. La religión diría: “Sí, hay dos tipos de personas en el mundo, los buenos y los malos. O sea los justos y los pecadores”. Por supuesto, las personas religiosas tienden a identificarse como del primer tipo.
Pero no es así como Jesús lo ve. Hay quienes están rotos y no se dan cuenta. Este es un gran problema con las personas religiosas. Normalmente no se ven que también están rotos. Su actividad religiosa enmascara su necesidad espiritual. Se come consideran dignos ante Dios y especiales para él porque son morales y religiosamente activos. A menudo se creen mejor que otros. Es alguien que está tosiendo un pulmón y tiene fiebre. Está vomitando las tripas pero todavía rehúsa reconocer que está enfermo. Claro que no son todos los religiosos, pero parece ser un problema particular para las personas religiosas. Es como una persona que tiene cáncer en etapa 4 pero no ha notado nada malo. No iría al médico porque no se dan cuenta de su necesidad.
Luego están los que están rotos y lo saben. Saben que son pecadores y no pueden estar a la altura de Dios.Con el primer grupo el próximo paso es convertirse en lo que Jesús llamó “pobres en espíritu”. Con el segundo grupo el siguiente paso es acudir al médico para curarse. Debemos darnos cuenta, incluso después de ser salvo y mis pecados perdonados, de que siempre estamos profundamente necesitados de lo que solo Jesús puede hacer por nosotros. No debemos volvernos en un fariseo, confiando en nuestra propia justicia.