En el Salmo 34, David se enfrenta a un momento de gran adversidad en su vida. Sin embargo, mientras él medita en el hecho de que Dios está presente y con él durante este tiempo, este pensamiento le trae gran consuelo y gozo. Él sintió la presencia de Dios de una manera muy real y fue una gran ayuda para él.

Ciertamente, Dios está siempre presente en nuestras vidas en todo momento, pero cuando venimos a Él en dificultades, a menudo sentiremos su presencia de una manera única. Pero, ¿cómo es que el simple hecho de saber que Dios está allí nos ayuda en tiempos difíciles? Si mis circunstancias siguen siendo difíciles, ¿cómo él  es que me beneficia sentir la presencia de Dios?

Su presencia nos recuerda su amor

En primer lugar, la presencia de Dios en nosotros es un recordatorio de su amor incondicional. Dios promete a cada persona que pone su fe en Él que Su Espíritu Santo morará en ellos y nunca los dejará. Incluso cuando pecamos y fracasamos, Dios sigue siendo fiel a nosotros. Incluso cuando todos los demás nos den la espalda, Dios sigue siendo fiel a nosotros. Cuando sentimos su presencia, es un recordatorio de la confianza y la seguridad que tenemos en nuestra relación con Dios.

Su presencia nos recuerda que no estamos solos

En segundo lugar, la presencia de Dios es un recordatorio de que nunca estamos realmente solos en esta vida. A menudo, en los momentos más difíciles, es fácil sentirse aislado y solo. Podemos sentir que nadie realmente entiende lo que estamos pasando, y mucho menos de compadecerse de nosotros. Pero cuando sabemos que Dios está ahí, sabemos que nunca estamos realmente solos en esta vida. Incluso si no hay otro ser humano que nos consuele o nos ayude, nunca tenemos que sentirnos solo o como si nadie se preocupa por nosotros.

Su presencia nos da la paz

En tercer lugar, el sentir la presencia de Dios nos puede dar paz. Cuando entendemos que no hay nada en esta vida demasiado grande o difícil para que Dios, y que Él está de nuestro lado, somos capaces de sentir una profunda sensación de paz. Sí, los tiempos pueden ser difíciles y las cosas podrían no funcionar de la manera que queremos, pero podemos estar absolutamente seguros de que nada está fuera del control de Dios. Dios está obrando en cada situación, y Él siempre está en su trono. Así que si pasan cosas difíciles, no es porque Dios ha perdido el control, Él simplemente está permitiendo que pasemos por retos para hacernos crecer y para que trabajemos hacia un propósito eterno que un día entenderemos en el cielo.

Así que en tus momentos de adversidad, no huyas de Dios, ven a él y pídele que te muestre Su presencia. A medida que aprendas a distinguir Su presencia en tu vida, te llenará de confianza, compañerismo y paz.

 

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