El egoísmo destruye las relaciones buenas y satisfactorias y ahuyenta a los demás.  (Ver el artículo “Entendiendo el egoísmo“.) ¿Cómo podemos superar el egoísmo y los problemas que produce?

La humildad en vez del egoísmo
Luchar contra el pecado del egoísmo requiere humildad. El egoísmo es exaltarse a uno mismo por encima de los demás. La humildad, por el contrario, está en ganar una verdadera perspectiva de lo que yo valgo, basado en mi relación con Dios. Romanos 12:3 dice: “ninguno se crea mejor de lo que realmente es. Sean realistas al evaluarse a ustedes mismos, háganlo según la medida de fe que Dios les haya dado.” Una evaluación correcta de nosotros mismos delante de Dios nos ayuda a evaluar adecuadamente nuestro valor con respecto a otras personas. Esta evaluación incluye dos realizaciones.

Razones para la humildad.
En primer lugar, todos somos criaturas. Somos completamente dependientes de Dios para nuestra propia existencia y nuestra vida actual. Cualquier habilidad o éxitos que tenemos son dones de Dios, no el resultado de nuestros propios méritos.

En segundo lugar, todos somos pecadores salvados sólo por la gracia de Dios. Ninguno de nosotros es moralmente superior en comparación con cualquier otra persona. Si no fuera por la misericordia de Dios en nosotros, todos estaríamos perdidos eternamente. Dios no nos elige por algún mérito en nosotros, sino simplemente como un acto de su amor generoso. Esta es la razón por la que Filipenses 2: 3 puede decir: “No sean egoístas; no traten de impresionar a nadie. Sean humildes, es decir, considerando a los demás como mejores que ustedes.” Otros son tan dignos de valer lo mismo que nosotros, porque nuestro valor está definido por la bondad de Dios para con nosotros.

El ejemplo máximo de humildad es Jesús.  Filipenses 2:5-8 describe cómo Él se humilló a sí mismo, haciéndose un ser humano y tomando el papel de un siervo para morir por nuestros pecados en la cruz. Como Dios eterno, Jesús no es un ser creado. Tampoco es un pecador necesitado de salvación. Por lo tanto, si puede aceptar y hacer suya la humildad, ciertamente nosotros tenemos todas las razones para hacerlo.

La humildad mejora las relaciones
A medida que aprendemos a relacionarnos con los demás en humildad, las relaciones florecen. Esos comportamientos odiosos y egoístas que la gente encuentra poco atractivo comienzan a disminuir. Es mejor cuando escuchamos más de lo que hablamos para las relaciones. Ayuda a las relaciones cuando alabamos a otros en lugar de buscar ser elogiado, cuando estamos dispuestos a ayudar en lugar de hacer solo lo que nos gusta. Las relaciones son mejores cuando somos tardos para ofendernos o molestarnos.

Este tema es para auto-reflexionar porque es difícil darnos cuenta de nuestros patrones egoístas. Es bueno detenerse y pensar: “¿Por qué acabo de decir eso? ¿Por qué llamo la atención sobre mí de esa manera? ¿Hay maneras en que manipulo a los demás para que las cosas se hagan a mi manera? ¿Cómo me siento cuando no me salgo con la mía, o cuando alguien más tiene el honor en vez de mí? “

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