Elías es una de las figuras más importantes de la Biblia. Él es conocido por ser un profeta, pero si sólo nos referimos a esa función, entonces no comprenderemos plenamente su significado. Él también era un predicador, reformador político y hacedor de milagros. El ministró tanto dentro como fuera de Israel. Y su ministerio dejó una marca distintiva en Israel.

Antecedentes. Elías era de la región de Galaad, que estaba al este del río Jordán. La ubicación exacta de su ciudad natal de Tisbe es desconocida. Su nombre significa “Jehová es mi Dios.” Las historias de Elías demuestran que este era un nombre muy apropiado.

Misión de Elías. Mientras Elías estuvo implicado en una diversidad de actividades, hay un tema que nos encontramos a lo largo de su ministerio. Elías trabajó para demostrar que Yahvé, el Señor,  es el Dios verdadero y poderoso de la creación, y que Baal era un impostor. El baalismo fue una religión muy fuerte en Israel en el tiempo de Elías. Fue promovido celosamente por Jezabel, la esposa del rey Acab. Elías tomó como misión el hecho de derrotar a la religión falsa. Elías logró esto al demostrar que  Yahvé vive, pero que Baal no existía. Elías también enseñó que un compromiso con Dios significaba una vida de vivir para honrarlo.

Famosamente, Elías nunca murió. Él fue llevado al cielo en un torbellino (2 Reyes 2:1-11). Esta era sólo la segunda vez que algo así ocurría. Enoc también se fue para estar con Dios sin experimentar la muerte (Génesis 5:24). Este evento fue reportado por Eliseo quien se hizo cargo del ministerio profético de Elías después de su partida. Eliseo literalmente recogió el manto de Elías, ya que se le había caído mientras él ascendía al cielo. Lo mantuvo con él durante su ministerio para demostrar que seguía en el espíritu de Elías (2 Rey. 2:13-14).

Elías en la Biblia. Debido a su importancia y al final inusual de su existencia terrenal, Elías fue recordado, y continuó siendo de influencia a través de los textos bíblicos. Malaquías 4:5-6 espera que Elías volverá a anunciar el día del juicio del Señor. Jesús nos dice que Juan el Bautista fue el cumplimiento de esta promesa de Elías (Lucas 7:25-35). Tanto Juan como la figura representada en Malaquías proclaman un tiempo de salvación, pero también juicio para aquellos que se niegan regresar a Dios. La presencia de Elías en la transfiguración de Jesús (Marcos 9:2-8) demuestra su papel como un gran profeta. Sí el pueblo de Israel hubiera escuchado más de cerca a Elías, su historia podría haber sido muy diferente.

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