En el comienzo de su ministerio público, Jesús se fue al desierto por un tiempo prolongado de preparación. (Ver Mateo 4:1-11 ) Allí fue tentado por Satanás en tres aspectos importantes. La manera cómo Jesús lidió con esas tentaciones nos enseña algunas lecciones útiles acerca de honrar a Dios.
Tentación # 1:. Dios no te proveerá.
Jesús estaba en ayuno, por lo que el diablo le tentó con pan. “Si eres Hijo de Dios,” Satanás dice, “¿por qué debes pasar hambre? Tú puedes hacer pan de estas rocas.” Ésta fue una tentación física, pero también una tentación para que usara su poder para sus propios fines egoístas en lugar de la misión de Dios. La mentira de Satanás era que podía confiar en la provisión de Dios, por lo que debía tomar cartas en el asunto y por sus propias manos. Más después, Jesús creó milagrosamente pan, pero la alimentación de los 5.000 estaba en línea con los propósitos de Dios para él, para atraer a la gente a sí mismo.
Tentación #2: Dios no te ama.
Segundo, Satanás invitó a Jesús a saltar de un lugar muy alto para demostrar que él era el Hijo de Dios. Satanás incluso citó un pasaje de la Biblia en el sentido de que los ángeles protegerían al Hijo de Dios de cualquier daño. Esta fue una tentación para probar el cuidado del Padre por él. ¿Lo amaba realmente el Padre? Él podía demostrarlo poniéndose a sí mismo en peligro para forzar a Dios a que lo ayudara.
Tentación #3: Puedes tomar un atajo a la voluntad de Dios.
Luego Satanás tentó a Jesús con el control sobre todos los reinos del mundo. Estas naciones eran la razón por lo qué vino Jesús. Su misión era la de reunir a todas las naciones bajo el reino de Dios. Ésta fue una tentación de tomar un atajo al propósito de Dios. Todo el dominio del mundo sería dado a Jesús cuando él terminara su trabajo – pero no antes. Su trabajo consistió en la crucifixión. Antes de que Jesús pudiera sentarse en el trono, tuvo que colgar de la cruz. Con esto, Satanás estaba diciendo: “puedes tener todo, y no tienes que seguir el plan de Dios para conseguirlo.”
Jesús responde con la Escritura.
En cada caso, Jesús respondió a la tentación del diablo de una manera simple: él citó un versículo de la Biblia. Cada vez, citó un versículo que iba directo al centro de lo que Satanás le estaba diciendo. Cada versículo dejaba al descubierto la mentira detrás de la tentación y mostraba la verdadera perspectiva.
Lecciones de aprender
Satanás le lanzó su arteria más pesada a Jesús, y la manera en cómo Jesús manejó estas tentaciones es instructiva.
- Nadie está exento de la tentación, ni siquiera Jesús. No hay ninguna razón para pensar que tú y yo nos libraremos, así que no te sorprendas cuando venga la tentación.
- Tentación no es lo mismo que pecado. No es un pecado ser tentado o sentir la tentación. Jesús fue tentado, pero nunca pecó. Se convierte en pecado cuando crees y actúas guiado por la mentira detrás de la tentación.
- Responde a la tentación con la Palabra de Dios. Si tienes una tentación particular que Satanás usa mucho en tu vida, memoriza (o pon en un lugar prominente) versículos de la Biblia que tienen que ver directamente con esta cuestión.
- Resiste al diablo con el poder del Espíritu. Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto. Todo lo que hizo fue en la dependencia del poder del Espíritu. Él no resistió la tentación en base a su propia deidad nata. Se enfrentó a la tentación confiando en el Espíritu -. de la misma manera podemos resistir al diablo.
- Busca la voluntad de Dios. En cada tentación, Satanás trató de desviar a Jesús de la misión de Dios. Si estás buscando el propósito de Dios para tu vida entonces tendrás éxito en ganarle a la tentación.