Dios ha actuado para redimir a la humanidad caída. Envió a su Hijo para hacer el sacrificio supremo en la cruz, dando su vida para pagar el precio del pecado y reconciliar a los pecadores con un Dios santo. Pero surge una pregunta clave: ¿Por quién murió Jesús realmente? ¿Murió en la cruz por todos los seres humanos (expiación universal)? ¿O murió solo por aquellos que han sido elegidos para creer (expiación limitada)?
¿Qué es la expiación?
El mensaje central de la Biblia es la expiación. Desde los primeros relatos en Génesis hasta las últimas visiones en Apocalipsis, es evidente que Dios busca reconciliar a su pueblo consigo mismo y ha provisto un camino para hacerlo.
La expiación es necesaria porque todos somos pecadores. Estamos alejados de Dios y somos hostiles a Él. Estamos muertos en nuestros pecados. Estamos sujetos al juicio justo de Dios.
El Nuevo Testamento presenta a Cristo como la provisión suprema de Dios para la expiación. Su muerte en la cruz satisface la justicia de Dios y logra la reconciliación para todos los que serán redimidos.
La expiación se describe de muchas maneras en el Nuevo Testamento. A continuación te doy algunos aspectos de la expiación de Cristo:
2 Corintios 5:18-19 (NTV) Y todo esto es un regalo de Dios, quien nos trajo de vuelta a sí mismo por medio de Cristo. Y Dios nos ha dado la tarea de reconciliar a la gente con él. Pues Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando más en cuenta el pecado de la gente.
1 Juan 4:10 (NTV) En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados.
Mateo 20:28 (NTV) Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos.
Mateo 26:28 (NTV) Porque esto es mi sangre, que confirma el pacto, la cual es derramada como sacrificio para muchos, para el perdón de los pecados.
Con esto en mente, la pregunta permanece: ¿por quién murió Jesús en la cruz para lograr esta expiación? Hay dos corrientes doctrinales, la expiación universal y la expiación limitada, que intentan responder esa pregunta.
Expiacion universal
Los arminianos creen que cuando Cristo murió, tomó sobre sí cada pecado de cada ser humano a lo largo de la historia. Dios desea que todos sean salvos, por lo que envió a Cristo para morir por todos. Por lo tanto, la obra de Cristo no está limitada a un grupo predestinado, sino que es para el mundo entero.
Por lo tanto, la expiación se considera un pago universalmente efectivo por el pecado. Sin embargo, el sacrificio de Cristo no salva automáticamente a los individuos, sino que proporciona el potencial para que cada persona sea salva, estableciendo así la base para una oferta universal de salvación.
Los beneficios de la muerte de Cristo se aplican cuando una persona responde con fe a la oferta de salvación. Los seres humanos tienen la capacidad de aceptar o rechazar libremente la expiación que Jesús realizó en la cruz. Aunque, por su muerte, Jesús obtuvo redención y perdón de pecados para todos, nadie disfruta realmente de este perdón excepto el creyente.
En Éxodo 12, el Cordero de la Pascua fue sacrificado, y su sangre fue aplicada en los marcos de las puertas de los hogares para liberar a Israel del juicio de Dios sobre Egipto. De manera similar, los arminianos distinguen entre la muerte de Cristo y la aplicación de su sangre a los creyentes. La muerte de Cristo hace que la salvación sea posible para todos, y Dios desea que todos crean y sean salvos por medio de Su sangre; sin embargo, solo quienes aplican la expiación a sí mismos, por fe, son realmente limpiados por la sangre de Cristo.
Muchos pasajes dicen que Cristo murió por el mundo o por todas las personas. Aunque la palabra “mundo” tiene un amplio rango de significados, ninguno de ellos excluye la conclusión de que Cristo murió por todos.
Los arminianos enfatizan pasajes bíblicos que describen el alcance universal de la obra salvadora de Jesús:
Juan 1:29 (NTV) ¡Miren! ¡El Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!
Juan 3:16 (NTV) Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.
Juan 12:32 (NTV) “Y, cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí.
1 Timoteo 2:3-6 (NTV) Esto es bueno y le agrada a Dios nuestro Salvador, quien quiere que todos se salven y lleguen a conocer la verdad. Pues hay un Dios y un Mediador que puede reconciliar a la humanidad con Dios, y es el hombre Cristo Jesús. Él dio su vida para comprarles la libertad a todos.
Hebreos 2:9 (NTV) Por la gracia de Dios, Jesús conoció la muerte por todos.
1 Juan 2:2 (NTV) Él mismo es el sacrificio que pagó por nuestros pecados, y no solo los nuestros sino también los de todo el mundo.
1 Juan 4:14 (NTV) Hemos visto con nuestros propios ojos y ahora damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para que fuera el Salvador del mundo.
Expiación limitada
Los calvinistas creen que Cristo murió solo por los elegidos. Dios envió a Jesús para morir específicamente por los pecados de los elegidos, asegurando su salvación. La expiación no es solo una posibilidad, sino que garantiza la salvación de los elegidos para que reciban la vida eterna.
Los calvinistas celebran la eficacia real de lo que Jesús logró. Cuando tomó sobre sí los pecados de los elegidos en la cruz, proporcionó una expiación completa por sus pecados, asegurando definitivamente su salvación. La expiación de Cristo no fue simplemente una obra potencial de salvación, sino que cumplió eficazmente todo lo necesario para la redención de los elegidos, incluida la fe que ellos ejercen. La fe, en sí misma, es un don de Dios, el cual el Espíritu Santo aplica a la vida de los elegidos.
Así lo expresó un escritor calvinista: “Si Cristo se sacrificara y muriera por alguien, y luego esa persona no eligiera ser salva, eso haría que la obra de Cristo fuera un fracaso.”
El teólogo puritano John Owen argumentó que si, como creen los arminianos, Cristo murió por los pecados de todas las personas, entonces ¿por qué no todos están libres del castigo de Dios?
Owen imagina que los arminianos responderían: “Porque no creyeron.” Entonces plantea la pregunta: “¿No es la incredulidad un pecado?”
Si la incredulidad es un pecado, y Cristo sufrió el castigo por todos los pecados en la cruz, ¿por qué la incredulidad impediría que alguien fuera salvo, si el pecado de la incredulidad ya fue pagado junto con todos los demás pecados?”
Este argumento es un punto clave en el debate entre expiación universal y expiación limitada, ya que los calvinistas sostienen que la obra expiatoria de Cristo no solo hace posible la salvación, sino que la asegura para los elegidos.
Los calvinistas tienden a citar pasajes bíblicos que apuntan a un enfoque más definido de la obra salvadora de Jesús:
Mateo 1:21 (NTV) Y tendrá un hijo y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
Mateo 20:28 (NTV) Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos.
Juan 10:11 (NTV) Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida en sacrificio por las ovejas.
Juan 13:1 (NTV) Jesús sabía que había llegado su momento para dejar este mundo e ir al Padre. Había amado a sus discípulos durante su ministerio en la tierra, y ahora los amó hasta el final.
Hechos 20:28 (NTV) Cuiden de sí mismos y de todo el rebaño que el Espíritu Santo les ha dado para pastorear. Apacienten la iglesia de Dios, que él compró con su propia sangre.
Efesios 5:25 (NTV) Para los maridos, eso significa: ame cada uno a su esposa tal como Cristo amó a la iglesia. Él entregó su vida por ella.
Apocalipsis 5:9 (NTV) Con tu sangre compraste para Dios gente de toda raza, lengua, pueblo y nación.
Enseñanza clave:
Tanto los arminianos como los calvinistas creen en la iniciativa de Dios en la salvación y en que el perdón de los pecados y la vida eterna vienen únicamente por medio de Jesucristo. Nadie es salvo simplemente por creer en la expiación limitada o en la expiación universal. Ambas posturas enfatizan la necesidad de la fe en la persona y la obra de Jesús.
Independientemente de las diferencias doctrinales, ambas partes deben valorar el énfasis que la otra hace en quién es Jesús, su muerte en la cruz y su resurrección de la tumba. Todos los creyentes afirmamos la gloria de la expiación de Cristo cuando participamos de la Cena del Señor, cuando bautizamos a nuevos creyentes y cuando celebramos Navidad y Domingo de Resurrección.
Cristo ciertamente murió por todos sus seguidores verdaderos. Podemos debatir si murió por otros también, pero aquellos que le pertenecemos podemos adorarlo juntos, hombro a hombro, como nuestro maravilloso y misericordioso Salvador.
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