En Marcos 9:2-13 se narra la historia de la transfiguración de Jesús. La lección es clara: Jesús es más que un profeta de Dios; él es Dios. La transfiguración se refiere a una transformación, un cambio. Y es que Jesús, por un momento, se transformó en Jesús Dios. Él les mostró a sus discípulos más cercanos a él quien verdaderamente él era: Dios en la carne.
Hemos estado estudiando a Jesús durante meses a través de este libro. Ahora llegamos a un clímax, a una visión. Una visión que nos demuestra la divinidad de Jesus. Jesus no solo fue hombre. Él es totalmente Dios. C.S. Lewis dio una serie de charlas en la BBC en el apogeo de la Segunda Guerra Mundial. Esas charlas luego se compilaron en un libro llamado “Mero cristianismo”. Esta es probablemente la cita más famosa del libro:
“Estoy tratando aquí de evitar que alguien diga la cosa realmente tonta que la gente suele decir acerca de Él: ‘Estoy listo para aceptar a Jesús como un gran maestro moral, pero no acepto su afirmación de ser Dios.” Eso es lo único que no debemos decir. Un hombre que fuera simplemente un hombre y dijera el tipo de cosas que dijo Jesús no sería un gran maestro moral. O sería un lunático, al nivel del hombre que dice que es un huevo escalfado, o sería el Diablo del Infierno. Debes hacer tu elección. O este hombre era, y es, el Hijo de Dios: o un loco o algo peor. Puedes callarlo por tonto, puedes escupirlo y matarlo como un demonio; o puedes caer a Sus pies y llamarlo Señor y Dios. Pero no se nos ocurra ninguna tontería condescendiente acerca de que Él es un gran maestro humano. Él no ha dejado eso a nuestro criterio. Él no tenía la intención de hacerlo.”
En otras palabras, o crees totalmente en la divinidad de Jesús, aceptas que es Dios, o no. Pero no vengas con la mediocridad actual de que aceptas a Jesus como un gran maestro o profeta pero no como Dios. Y en caso de que sus discípulos más allegados a él estuvieran en este último grupo, Jesus decide mostrarles su divinidad.
Tres profetas
Jesús le da a su círculo íntimo un vistazo de su divinidad, reflejando la experiencia de Moisés en el Monte Sinaí en Éxodo. Entonces aparecen Moisés y Elías, que prueban la continuidad de la misión de Jesús con la Ley y los Profetas.
Marcos 9:2-4 (NTV) Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a Juan y los llevó a una montaña alta para estar a solas. Mientras los hombres observaban, la apariencia de Jesús se transformó, y su ropa se volvió blanca resplandeciente, más de lo que cualquier blanqueador terrenal jamás podría lograr. Después aparecieron Elías y Moisés y comenzaron a conversar con Jesús.
Aquí vemos algunos paralelos con la experiencia de Moisés en el Monte Sinaí y la transfiguración de Jesús en la montaña. Primero vemos que Marcos nota que fueron seis días los que han pasado cuando Jesús toma a sus discípulos más allegados a él para ir a la montaña. Esta fue la misma cantidad de días que Moisés se quedó en el Monte Sinaí.
Segundo, tanto Jesús como Moisés suben a un lugar alto. La montaña donde Jesus subió se llama el Monte Tabor, aunque ninguno de los evangelios lo nombra.
Tercero, los rostros de ambos resplandecieron por la gloria de Dios. Sin embargo, en el caso de Moises, él no pudo ver el rostro de Dios porque no hay humano que lo vea y viva (Éxodo 33:20), pero si pudo experimentar la gloria de Dios de una manera limitada. Jesús, por el contrario, se transformó en su cuerpo divino, glorificado.
Éxodo 33:21-23 (NTV) Párate cerca de mí, sobre esta roca. 22 Cuando pase mi gloriosa presencia, te esconderé en la grieta de la roca y te cubriré con mi mano hasta que yo haya pasado. Después retiraré la mano y dejaré que me veas por detrás; pero no se verá mi rostro.
Cuando Jesús experimenta la transfiguración, se aparecen Moisés y Elías. ¿Por qué Moisés y Elías? Bueno, aparece Moisés porque él es el representante de la Ley, y Elías el de los Profetas. Considere las últimas palabras del AT:
Malaquías 4:4-6 (NTV) «Acuérdense de obedecer la ley de Moisés, mi servidor, todos los decretos y ordenanzas que le entregué en el monte Sinaí para todo Israel. »Miren, les envío al profeta Elías antes de que llegue el gran y terrible día del Señor. Sus predicaciones harán volver el corazón de los padres hacia sus hijos y el corazón de los hijos hacia sus padres. De lo contrario, vendré y haré caer una maldición sobre la tierra».
Estos dos hombres fueron grandes profetas de Dios. Mas Jesús es el mayor Profeta de entre ellos. También aparecen porque muestra la continuidad de Jesús con el Antiguo Testamento. Sabemos que todo el Antiguo Testamento apuntaba a Jesus. Desde Adan, el primer hombre, Isaac como prototipo de Jesus hasta los profetas que hablaban “del que habría de venir” (profetas como Isaias).
Solo a Jesús
Pedro entra en pánico al ver esta transfiguración y se ofrece a construir monumentos para estos tres personajes legendarios. El Padre llama la atención sólo sobre Jesús, y de repente los otros dos se van.
Marcos 9:5-8 (NTV) Pedro exclamó: «Rabí, ¡es maravilloso que estemos aquí! Hagamos tres enramadas como recordatorios: una para ti, una para Moisés y la otra para Elías». Dijo esto porque realmente no sabía qué otra cosa decir, pues todos estaban aterrados. Luego una nube los cubrió y, desde la nube, una voz dijo: «Este es mi Hijo muy amado. Escúchenlo a él». De pronto, cuando miraban ellos a su alrededor, Moisés y Elías se habían ido, y vieron solo a Jesús con ellos.
Analicemos como Pedro respoende a este acontecimiento tan fuera de lo normal en el versículo 6 donde leemos: …porque realmente no sabía qué otra cosa decir. Gracioso que Pedro suelta tonterías, sin saber qué decir en la presencia de Jesús transformado. Está aterrorizado (¿ansiedad?), así que solo quiere ponerse a trabajar. ¿Alguien puede relacionarse con Pedro? Todavía, al igual que Pedro, no te sientes muy cómodo con Dios, pero estás ansioso,a por hacer algo por él.
Miremos la respuesta del Padre Celestial que desde la nube dice: “Escúchenlo a él”. En otras palabras: para de trabajar. Deja de intentar tanto. Solo escucha. Ya basta de tanta palabrería cuando oramos. Seamos honestos con Dios y luego escuchemos lo que tiene que decirnos. Para esto, oremos y leamos su Palabra, la Biblia. Descansemos en lo que nos dice en las Escrituras y dejemos de estar ansiosos.
Algo más de notar aquí es el final de la visión (v. 8): “solo a Jesús”. ¡Qué fuerte! Este final es poderoso – todo desaparece excepto Jesús. Y es que la presencia de Moises y Elias no opacó a Jesús. Al contrario, estos dos estaban para reforzar su ministerio. La voz desde el cielo, o sea Dios Padre, estaba poniendo el enfoque en Jesús. Nadie más importa. Solo Jesus. Y es que él es la estrella de todo. Él es quien merece el lugar de atención en nuestras vidas, en nuestro servicio, en nuestra adoración, en fin, en todo lo que hacemos.
Solo escucha
En el camino de regreso de la montaña, los discípulos están obsesionados con lo que los maestros decían sobre Elías. Jesús vuelve a centrar la atención en lo que las Escrituras decían acerca de él.
Marcos 9:9-13 (NTV) Mientras descendían de la montaña, él les dijo que no le contaran a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del Hombre se levantara de los muertos. 10 Así que guardaron el secreto, pero a menudo se preguntaban qué quería decir con «levantarse de los muertos». Entonces le preguntaron: —¿Por qué los maestros de la ley religiosa insisten en que Elías debe regresar antes de que venga el Mesías? Jesús contestó: —Es cierto que Elías viene primero a fin de dejar todo preparado. Sin embargo, ¿por qué las Escrituras dicen que el Hijo del Hombre debe sufrir mucho y ser tratado con total desprecio? Pero les digo, Elías ya vino, y ellos prefirieron maltratarlo, tal como lo predijeron las Escrituras.
Ya de regreso de la montaña donde han visto a Jesus transformarse, y han escuchado a Dios afirmarlo una vez más como su hijo amado, los discípulos todavía estaban dudosos. Iban comparando lo que habían visto con lo que los maestros religiosos de la ley enseñaban. Y resulta que lo que estos dicen no concuerda con lo que Dios dice.
Esto nos enseña que tenemos que dejar de escuchar a los maestros falsos que han malentendido las Escrituras. Sólo escucha a Jesús. Él nos dirige de nuevo a las Escrituras para verlo todo con nuevos ojos. Se trata de Jesús y el impactante plan para salvar al mundo. Este plan estuvo todo este tiempo escondido en el Antiguo Testamento: él debe sufrir y ser tratado con desprecio por los maestros religiosos que se equivocaron. Solo escucha a Dios a través de su Palabra..
Toda la Escritura resalta la persona y la obra de Jesús. Cada vez que alguien se vuelve hacia él, se le quita el velo.
2 Corintios 3:16-18 (NTV) En cambio, cuando alguien se vuelve al Señor, el velo es quitado. Pues el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Así que, todos nosotros, a quienes nos ha sido quitado el velo, podemos ver y reflejar la gloria del Señor. El Señor, quien es el Espíritu, nos hace más y más parecidos a él a medida que somos transformados a su gloriosa imagen.
Esta debe ser nuestra meta: ser transformados a su imagen gloriosa. O sea ser transformados cada día para ser más como Jesús. Vivir nuestra vida según su voluntad. Cada día debemos cambiar nuestra manera vieja de vivir y cambiar nuestros malos hábitos para parecernos más a nuestro Creador. Ya el velo que nos impedía ver la verdad ha sido quitado a través de Cristo, así que no hay excusas para no ser transformados por su Palabra.