La Biblia tiene mucho que decir sobre el pecado y la caída del ser humano, pero gran parte del lenguaje que usa (¡incluso la palabra “pecado”!) parece arcaico para los oídos modernos. Desafortunadamente, esto lleva a muchas personas a creer que las enseñanzas bíblicas también son arcaicas. Nada más lejos de la realidad.
La Biblia usa muchas palabras para referirse a la caída del ser humano. La más común en las Biblias en español es “pecado”.
¿Qué es el pecado?
“Pecado” se traduce de la palabra chata (hebreo: חָטָא). Su significado más básico no es religioso (ver el excurso 1 al pie de la página para más información). En el Antiguo Testamento (AT), el pecado es básicamente el incumplimiento de un objetivo.
Todo pecado se reduce a no amar a Dios por encima de todo y a amar al prójimo como a uno mismo (Mateo 22:37-39). Por eso Jesucristo dijo que estos eran los mandamientos más importantes, y por eso la mitad de los Diez Mandamientos advertía a los israelitas que no debían dejar de amar a Dios, y la otra mitad les advertía que no debían dejar de amar al prójimo. Existe una profunda conexión entre dejar de amar a Dios y dejar de amar a las personas, y cuando pecamos contra ellas, pecamos contra Dios.
El pecado es engañoso
En la Biblia, cuando las personas pecan, a menudo no lo saben o creen que, de alguna manera, están teniendo éxito, como el Faraón esclavizando a los israelitas o el Rey Saúl persiguiendo a David en el desierto. Esto es significativo porque presenta el pecado como engañoso. El pecado no es solo dejar de hacer lo correcto. También se trata de redefinir lo que es correcto o incorrecto en nuestros propios términos, en contraposición a los de Dios.
¿De dónde proviene el pecado?
La primera mención del pecado en la Biblia aparece en Génesis:
Génesis 4:7 (NTV) Serás aceptado si haces lo correcto, pero si te niegas a hacer lo correcto, entonces, ¡ten cuidado! El pecado está a la puerta, al acecho y ansioso por controlarte; pero tú debes dominarlo y ser su amo».
En el capítulo anterior, Adán y Eva, los padres de Caín y Abel, “erraron el blanco” al elegir desobedecer a Dios. Desde entonces, todos los seres humanos se han enfrentado a las mismas decisiones y los mismos desafíos. El pecado, como un animal salvaje, acecha a la puerta, ansioso por consumirnos.
Nuestras tendencias al fracaso y al autoengaño son profundas. Incluso nuestros impulsos y deseos parecen empeñados en anteponer nuestras propias metas a las de Dios.
El pecado en el Nuevo Testamento
En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo usa la palabra griega hamartia (ἁμαρτία) para describir el pecado como un poder o fuerza que gobierna a los humanos y nos obliga a hacer cosas que no queremos (Romanos 6:6; 7:15-16).
El significado general del pecado en la Biblia
El pecado es la incapacidad de ser seres humanos que aman plenamente a Dios y al prójimo. Es nuestra incapacidad para decidir correctamente si estamos teniendo éxito o fracasando ante los ojos de Dios. Y es un impulso profundo y egoísta que impulsa gran parte de nuestro comportamiento.
La respuesta al pecado es Jesucristo
La respuesta al problema del pecado es Jesucristo. No se le representa como un ser separado y alejado de nosotros, sino como el único “verdadero ser humano” que ha existido. Esto se debe a que Jesús vivió sin dejar jamás de amar a Dios ni al prójimo; nunca “erró el blanco” ni “se extravió”. Aunque el pecado busca, y a menudo, devorarnos, él lo sometió.
A pesar de esto, Jesús asumió la responsabilidad de la historia de fracasos de la humanidad. Vivió sin pecado por todos nosotros, pero murió por nuestros pecados. Cuando Dios lo resucitó de entre los muertos, ofreció el regalo de su vida perfecta para cubrir todos nuestros pecados, si nos volvemos a él con fe verdadera.
Excursus 1
“Chata” significa “fallar” o “errar [el blanco/un objetivo]”. Cuando la tribu de Benjamín entrenó un batallón de honderos, ellos no podían “errar” – chata (Jueces 20:16). Proverbios 19:2 habla de “chata-ing” (o “perder/extraviar”) el camino.
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