A los escépticos y burladores les encanta desconcertar a los cristianos con esta pregunta: Si Dios es bueno, ¿por qué existe el mal? Los filósofos han planteado el problema de la siguiente manera:
- Si Dios es capaz de prevenir el mal, pero no está dispuesto a hacerlo, él mismo es malo.
- Si Dios está dispuesto a prevenir el mal, pero no puede, es impotente.
A primera vista, esta paradoja parece imposible de responder. Pero echemos un segundo vistazo a la Biblia y no sólo encontrarás sentido a esta difícil pregunta… encontrarás una respuesta que puede cambiar tu eternidad. Encontraremos la respuesta de hoy en 2 Pedro capítulo 3, y llegaremos a eso al final de la lección. Pero contextualicemos toda esta pregunta con este versículo:
2 Pedro 3:3 (NTV) Sobre todo, quiero recordarles que, en los últimos días, vendrán burladores que se reirán de la verdad y seguirán sus propios deseos.
Un “burlador” hace la pregunta sin querer realmente saber la respuesta. Ya han tomado una decisión y simplemente quieren contender y rechazarla. Un buscador genuino es diferente. Hace la pregunta de buena fe y tienen un corazón dispuesto a someterse a Dios. Espero que esta sea la actitud que tengas al abordar la pregunta de hoy.
Es fácil para nosotros cuestionar la bondad de Dios frente al mal, pero la vida de Jesús nos muestra que Dios es poderoso y compasivo. Él está a tu favor, no en tu contra.
Comencemos con la primera parte de la pregunta:
(Si) Dios es bueno.
Y por supuesto que Dios es bueno. ¡Esto lo sabemos con seguridad! Jesús nos mostró la bondad de Dios en su vida. Él nos dejó claro que Dios está a tu favor, no en tu contra. A través de su vida y enseñanzas, Jesús conmocionó al mundo religioso con su actitud hacia los perdidos y los no religiosos. Invitó a humildes pescadores y despreciados recaudadores de impuestos –no a expertos religiosos– a formar parte de su círculo íntimo. Y luego anduvo codeándose con borrachos, sanando a los endemoniados y tocando a los intocables. Jesús no evitó a los quebrantados y perdidos, los buscó. Aquí hay un ejemplo perfecto de su bondad:
Mateo 8:2-3 (NTV) De repente, un hombre con lepra se le acercó y se arrodilló delante de él. —Señor—dijo el hombre—, si tú quieres, puedes sanarme y dejarme limpio. Jesús extendió la mano y lo tocó. —Sí quiero—dijo—. ¡Queda sano! Al instante, la lepra desapareció.
El leproso sabía que Jesús tenía la capacidad de sanar; simplemente no sabía si tenía la voluntad de hacerlo. Para la mayoría de las personas, es más fácil creer que Dios es poderoso que creer que es bueno. Pero aquí está la verdad: ¡él es ambas cosas! Consideremos cómo Jesús sanó al leproso: lo tocó. Eso era impensable en los días de Jesús.
Ahora a la segunda parte de la pregunta:
¿Por qué existe el mal?
Esta parte de la pregunta requiere algunas explicaciones. Pero considera esto: Dios sí erradica algo del mal. Ya verán porqué digo algo y no todo.
Génesis 6:5-8 (NTV) El Señor vio la magnitud de la maldad humana en la tierra y que todo lo que la gente pensaba o imaginaba era siempre y totalmente malo. Entonces el Señor lamentó haber creado al ser humano y haberlo puesto sobre la tierra. Se le partió el corazón. Entonces el Señor dijo: «Borraré de la faz de la tierra a esta raza humana que he creado. Así es, y destruiré a todo ser viviente: a todos los seres humanos, a los animales grandes, a los animales pequeños que corren por el suelo y aun a las aves del cielo. Lamento haberlos creado». Pero Noé encontró favor delante del Señor.
Esta es la culminación del pecado en la tierra. Comenzó con Adán y Eva, luego Caín mata a Abel. Sigue con la perversión sexual descrita al comienzo del capítulo 6. ¡El mal abundaba (y abunda)! Dios dijo “¡Basta!”
Así que mandó un diluvio que arrasó con todo ser vivo, incluyendo al ser humano. Solamente se salvaron Noe y su familia y una pareja de cada especie de animal. Noé encontró favor delante de Dios (¿lo habrías hecho TÚ?). Así que con agua limpio la tierra de la maldad. Empero, pasaron los años y nos encontramos en la misma maldad.
Génesis 18:20-21 (NTV) Así que el Señor le dijo a Abraham: —He oído un gran clamor desde Sodoma y Gomorra, porque su pecado es muy grave. Bajaré para ver si sus acciones son tan perversas como he oído. Si no es así, quiero saberlo.
Creo que conocemos la historia de Sodoma y Gomorra. La gente allí vivía a su manera, dándole rienda suelta a sus deseos carnales. (Muy similar a nuestros días.). Había una depravación sexual entre toda la gente. Continuando con la lectura del Génesis 18, vemos que Abraham intercede por esas dos ciudades. Apela a la bondad de Dios cuestionando que si destruiría la ciudad si hubiera 50 justos entre los pecadores. No lo había. Abraham continúa negociando: 45, 40, 30, 20, 10 justos. Y para sorpresa y dolor de Abraham, no había ni siquiera 10 justos. Así que:
Génesis 19:24-25 (NTV) Enseguida el Señor hizo llover de los cielos fuego y azufre ardiente sobre Sodoma y Gomorra. Las destruyó por completo, junto con las demás ciudades y aldeas de la llanura. Así arrasó a todas las personas y a toda la vegetación;
Una vez más, Dios erradica con la maldad a una escala más pequeña que en los tiempos de Noe. En esta ocasión, solo se salvaron Lot y su familia, ¡menos de 5 personas! Y esto porque Lot era primo de Abraham.
Entonces, me pregunto: ¿es esto lo que Dios debería hacer siempre? Porque claro está, que el denominador común entre los dos escenarios de destrucción para erradicar la maldad es el ser humano.
Si Dios erradicara la maldad de una vez por todas, ¿te salvarías como Noé y Lot? La realidad es que todos merecemos el juicio. Mas Dios es tan bueno que no nos erradica o destruye por completo por amor. Por eso es que Dios destruye algo de la maldad y no toda de una vez por todas. Más nos indignamos y cuestionamos la bondad de Dios diciendo que si Dios fuera bueno no habría maldad. Esto lo hacemos, porque de cierto modo, creemos que nosotros no somos tan malos como otros.
La mayoría de nosotros trazamos una línea sobre el pecado y le pedimos a Dios que se ocupe de los pecadores que están al otro lado de la línea, pero en realidad todos estamos en el lado equivocado de la línea; todos merecemos el juicio de Dios.
Y es que marcamos una división imaginaria entre “ellos” y “nosotros”. A este lado de mi línea traza estamos los buenos. Al otro lado de la línea, están “ellos” los pecadores. Como nos creemos buenos, y consideramos a los demás pecadores, hasta nos atrevemos a pedirle a Dios que castigue a los pecadores. A veces, hasta oramos pidiendo protección para el lado de nuestra línea y juicio para los del otro lado. Mas no nos damos cuenta que todos somos pecadores desde el día que Adán pecó.
Romanos 5:12 (NTV) Cuando Adán pecó, el pecado entró en el mundo. El pecado de Adán introdujo la muerte, de modo que la muerte se extendió a todos, porque todos pecaron.
Lo que leímos son malas noticias para todos porque TODOS estamos en el lado equivocado de la línea; todos merecemos el juicio de Dios. Por consecuencia, Dios tiene todo el derecho de juzgarnos y erradicar el pecado y la maldad del mundo. Miremos lo que dice el apóstol Pablo al respecto:
2 Pedro 3:5-7 (NTV) …hace mucho tiempo Dios hizo los cielos por la orden de su palabra, y sacó la tierra de las aguas y la rodeó con agua. Luego usó el agua para destruir el mundo antiguo con un potente diluvio. Por esa misma palabra, los cielos y la tierra que ahora existen han sido reservados para el fuego. Están guardados para el día del juicio, cuando será destruida la gente que vive sin Dios.
Lo que está diciendo Pedro es que la palabra de Dios es lo suficientemente poderosa como para crearlo todo. Esa misma palabra es lo suficientemente poderosa como para juzgarlo todo. ¡Algún día el mal será definitivamente eliminado!
Medita en eso por un minuto. Tan seguro como Dios creó todo, Dios juzgará todo. Si alguna vez has sentido que la gente que no sigue a Jesús no le pasa nada por su maldad, dejame decirte que un día se verán con Dios. Serán juzgados por él. Así que no guardes una raíz de amargura por esto. La venganza es del Señor. Si alguna vez has sido lastimado, usado, abusado, etc., Dios algún día lo arreglará. Él es justo. La justicia prevalecerá.
Nota algo clave aquí: Dios es el autor de la creación y de la justicia. Pero él no es el autor del mal.
Entonces, ¿por qué Dios no pone fin a todo lo malo? Bueno, no lo hace, y esta es la buena noticia. Terminamos el punto 1 diciendo que la mala noticia es que todos somos pecadores y merecemos ser juzgados y castigados. Sin embargo, hay esperanza porque…
En definitiva, Jesús es la respuesta al mal. Al morir en la cruz, ofrece una manera para que las personas sean salvas y perdonadas. Esto muestra cómo Dios aborda el problema del mal de una vez por todas.
Cuando Jesús murió en la cruz, llevó cautiva la maldad y el pecado. Esto es una buena noticia, porque aquellos que hemos confiado en Jesús para recibir nuestra salvación hemos sido perdonados de nuestros pecados. Jesús los llevó sobres si en la cruz del calvario y con su sangre derramada nos lavó. Así que, ahora, ya no somos sometidos a juicio aunque por naturaleza somos pecadores. Y este regalo de perdón y salvación es para todos sin importar quien sea. Dios quiere que todos vengan al arrepentimiento para ser salvos por el sacrificio de Jesús en la cruz. Por esa razón de amor es que él no termina con la maldad de una vez por todas.
2 Pedro 3:9 (NTV) En realidad, no es que el Señor sea lento para cumplir su promesa, como algunos piensan. Al contrario, es paciente por amor a ustedes. No quiere que nadie sea destruido; quiere que todos se arrepientan.
¡Pedro parece estar diciendo que Dios ni siquiera quiere que los burladores (algunos) sean destruidos! Por eso es que no cumple su promesa de erradicar el mal de una vez por todas. Dios no quiere que ninguno, pecadores o no, sean destruidos. Él quiere que todos acepten el sacrificio de su Hijo Cristo en la cruz y puedan arrepentirse y ser salvos como reitera Pedro:
2 Pedro 3:15 (NTV) Y recuerden que la paciencia de nuestro Señor da tiempo para que la gente sea salva. …
El mal existe porque la gente existe. El pecado es lo que quebró al mundo, y Dios está siendo paciente con las personas para darles la oportunidad de arrepentirse. Él podría erradicar el mal nuevamente, pero ¿qué pasaría contigo? La verdad es que Dios definitivamente trató con el mal en la cruz.
Romanos 5:6 (NTV) Cuando estábamos completamente indefensos, Cristo vino en el momento justo y murió por nosotros, los pecadores.
Si no te has arrepentido de tus pecados y no has puesto tu confianza en Jesús para ser salvo, hazlo hoy que todavía hay tiempo.
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