En esta última lección de la serie Salmos populares, nos enfocamos en uno de los textos más personales y poderosos de toda la Biblia. Aunque hay 150 salmos, en esta serie hemos explorado solo cinco—los más conocidos y queridos. Hoy concluimos con el Salmo 139, una meditación profundamente íntima sobre cómo Dios nos conoce, nos forma y nos guía.
Hay un anhelo en cada una de nosotras por responder la pregunta: ¿Quién soy yo? Deseamos profundamente descubrir nuestro valor y propósito. Desafortunadamente, muchas buscan en los lugares equivocados para encontrar su autoestima: características físicas, logros, linaje, etc.
La Biblia tiene mucho que decir sobre nuestro valor como portadoras de la imagen de Dios, así como sobre nuestro propósito y misión en la vida. No hay mejor lugar para comenzar que el Salmo 139. Este salmo crea una imagen de un Dios amoroso que estaba teniendo un gran día cuando pensó en la idea de crearnos—a cada una como una obra de arte original. Y como Su obra original, el Salmo 139 nos revela tres verdades profundas que moldean nuestra identidad. Aqui están:
Primero, tienes valor: Dios te creó — creó cada parte de ti.
Salmo 139:13-15 (NTV) Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo y me entretejiste en el vientre de mi madre. Gracias por hacerme tan maravillosamente compleja. Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien. Tú me observabas mientras iba cobrando forma en secreto, mientras se entretejían mis partes en la oscuridad del vientre.
Dios no solo nos conoce—Él nos formó. Cada célula, cada rasgo, cada aspecto de nuestra personalidad fue diseñado por Él con intención y amor. No somos una coincidencia ni una mezcla aleatoria de cualidades. Somos portadoras de belleza, creatividad, fuerza y compasión, porque así nos pensó nuestro Creador. Este pasaje nos invita a dejar de compararnos con otras y a empezar a valorar cómo hemos sido creadas. Cuando entendemos esto, dejamos de buscar validación en la aprobación externa y comenzamos a vivir desde un sentido interno de dignidad. No somos una copia barata, ¡somos una obra maestra!
Segundo, tienes propósito. Dios ha escrito tu historia.
Salmo 139:16 (NTV) Me viste antes de que naciera. Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro. Cada momento fue diseñado antes de que un solo día pasara.
Nuestro diseño no vino solo con belleza, sino con propósito. Cada día que vivimos ya estaba en los planes de Dios. No hay segundo de nuestra vida que escape a Su conocimiento ni a Su interés. Eso significa que incluso nuestras temporadas más difíciles no son desperdicio: pueden formar parte del tejido de un propósito mayor. Dios nos ha confiado dones específicos, experiencias y una historia que puede impactar la vida de otras personas. Nuestro llamado no se trata de fama o éxito visible, sino de fidelidad a lo que Él escribió para nosotras. Él está construyendo algo eterno en medio de lo cotidiano.
Tercero y último, tienes seguridad. Dios lo sabe todo sobre ti y aun así te ama.
Salmo 139:17, 23-24 (NTV) Qué preciosos son tus pensamientos acerca de mí, oh Dios. No se pueden enumerar. Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos inquietos. Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda, y guíame por el camino de la vida eterna.
Una de nuestras mayores necesidades emocionales es sentirnos completamente conocidas… y aun así amadas. En un mundo que premia las apariencias, Dios mira el corazón. Él ve lo que nadie más ve—las dudas que callamos, las inseguridades que escondemos, los errores que nos pesan—y no se aleja. Su amor no es condicional ni temporal. Es paciente, fiel, restaurador. Podemos ir a Él tal como somos, y saber que nos recibe con ternura.
Esa seguridad transforma: nos da libertad para crecer, nos fortalece para cambiar, y nos sostiene en las temporadas más frágiles. No estamos solas; estamos acompañadas por un Dios que nos conoce mejor de lo que nos conocemos a nosotras mismas.
Entonces, ¿cómo veremos nuestro valor y dignidad de ahora en adelante? ¿Nos dejaremos engañar por lo que el mundo dice que importa—estatus, apariencia, logros—o abrazaremos lo que Dios dice de nosotras? El Salmo 139 no es solo poesía: es un llamado a vivir arraigadas en la verdad de que somos creadas, conocidas y amadas por el Dios que nos diseñó con propósito.
Jeremías 29:11 (NTV) Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.
Ver también: