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Puntos de conversación:
- Pablo insta a los creyentes a vivir de una manera que agrade a Dios, no para ganar la salvación, sino gracias a ella. 1 Tesalonicenses 4:1-2
- La santificación tiene dos partes: posicional (somos santificados en Cristo) y práctica (crecemos cada día en santidad). Ambas son importantes para Dios.
- La voluntad de Dios es que vivamos vidas santas evitando todo pecado sexual; esto incluye más que solo acciones físicas; se extiende a pensamientos, medios de comunicación y actitudes. 1 Tesalonicenses 4:3-5
- Rechazar las instrucciones de Dios sobre la sexualidad no es simplemente romper la tradición, sino oponerse a su diseño y entristecer al Espíritu Santo. 1 Tesalonicenses 4:7-8
En esta parte de la carta, Pablo se pone práctico—como lo hace en muchas de sus enseñanzas. Primero nos recuerda la teología del evangelio: que somos salvos solamente por gracia mediante la fe. Pero no se detiene allí. Él concluye con llamados concretos sobre cómo vivir esa fe en la vida diaria. Nuestra relación con Dios no solo cambia nuestro destino eterno, sino también la forma en que vivimos aquí y ahora. En medio de una cultura hipersexualizada, esta verdad nos reta a responder.
Entonces surge una pregunta honesta y profunda: ¿Dónde debe poner límites un cristiano en una cultura hipersexualizada? ¿Dónde los pones tú? Porque seamos sinceros… todos los ponemos en algún lugar. Mira la siguiente lista y piensa donde los cristianos deberían trazar una línea y decir; ¡Basta!
- Explotación sexual y trata de personas
- Infidelidad en el matrimonio
- Cultura de encuentros casuales
- Cultura de encuentros “comprometidos”
- Pornografía
- Contenido cargado sexualmente (películas, series, música, redes sociales).
- “Bromas” inofensivas o insinuaciones sexuales.
Las primeras dos cosas en la lista parecen obvias, pero ¿qué pasa con el resto? Algunos pondrían límites cuando se trata de encuentros casuales, pero verían con buenos ojos los encuentros “comprometidos”, porque son parejas que están en una “relación seria”, aunque no estén casados. Te pregunto: ¿eso realmente es mejor?
¿Y qué hay de la pornografía? Tal vez dirías que no es lo ideal, pero lo justificarías pensando: “lo mantengo en privado, nadie sale herido”. ¿Y el contenido cargado sexualmente en películas, series, música o redes sociales? ¿O lo último en la lista… esas bromas que parecen inofensivas pero que sí dañan, o las insinuaciones con doble sentido? Si piensas que eso está bien, te recuerdo lo que Dios nos dice en Proverbios 4:24: Evita toda expresión perversa; aléjate de las palabras corruptas.
Hoy, mientras seguimos con nuestro estudio, veremos lo que dice la Biblia sobre este tema. Una cultura hipersexualizada no es algo exclusivo del mundo moderno. Ya era igual de grave en la antigua Grecia y Roma.
En aquel tiempo, en la antigua Tesalónica, la sexualidad estaba profundamente ligada a la religión. Muchas formas de inmoralidad sexual eran parte del culto pagano. La adoración a dioses y diosas de la fertilidad, como Afrodita, incluía prostitución ritual en los templos. Esto no era visto como escandaloso, sino como parte normal del culto espiritual.
Además, el sexo casual era algo completamente normalizado. Tener relaciones fuera del matrimonio no solo se toleraba, sino que se esperaba, especialmente en los hombres. Filósofos griegos como Demóstenes hablaban abiertamente de tres tipos de mujeres, cada una con una función específica:
- Prostitutas, para el placer (hoy: cultura de encuentros casuales)
- Amantes, para compañía diaria y necesidades físicas (hoy: pornografía)
- Esposas, para tener hijos y cuidar el hogar
Este sistema reflejaba un fuerte doble estándar sexual: se esperaba fidelidad de las esposas, pero no de los esposos.
La homosexualidad también era común. Las relaciones entre hombres mayores y jóvenes (llamadas pederastia) eran aceptadas culturalmente, e incluso promovidas en ciertos círculos como parte de la formación social o intelectual.
El arte pornográfico y la desnudez pública eran parte habitual de la vida. Las imágenes sexualmente explícitas eran comunes en cerámica, murales y baños públicos. La desnudez y el entretenimiento con contenido sexual eran considerados normales. Hoy, este tipo de exposición se ve en medios de comunicación como películas, redes sociales y música.
En el contexto de esta cultura, veamos lo que Pablo escribió a los nuevos creyentes en Tesalónica en la sección final de su carta, donde primero:
Pablo insta a los creyentes a vivir de una manera que agrade a Dios, no para ganar la salvación, sino gracias a ella.
1 Tesalonicenses 4:1-2 (NTV) Finalmente, amados hermanos, les rogamos en el nombre del Señor Jesús que vivan de una manera que le agrada a Dios, tal como les enseñamos. Ustedes ya viven de esta manera, y los animamos a que lo sigan haciendo aún más. 2 Pues recuerdan lo que les enseñamos por la autoridad del Señor Jesús.
Pablo comienza esta sección con la palabra “finalmente”. No significa que ya terminó, sino que está haciendo una transición hacia el cierre de su carta. Él va a terminar con instrucciones prácticas sobre cómo Dios quiere que su pueblo viva. Abre la lista diciendo que como creyentes, Dios quiere que “vivan de una manera que le agrada a Dios” (v.1). Esto es lo que en el círculo completo de la búsqueda de Dios representamos con la flecha 2: Honrar a Dios.
Esto es parte esencial del mensaje cristiano, pero el orden importa: Eres salvo por fe. Punto. Y esa salvación transforma tu vida desde adentro hacia afuera. A partir de ahí, comprendemos que hay una diferencia entre la santificación posicional y la santificación práctica.
La santificación posicional es instantánea: en el momento en que confías en Jesús, Dios te declara santo por el sacrificio de Cristo. Esa es tu identidad espiritual, y no cambia. La santificación práctica, en cambio, es un proceso. Aunque ya eres santo ante los ojos de Dios, todavía estás en camino de crecer y parecerte más a Jesús cada día.
El amor de Dios por ti es incondicional. Se basa en su carácter, no en el tuyo. Pero eso no significa que Él siempre esté complacido contigo. La manera en que vives puede agradarlo o entristecerlo. Yo nunca dudé del amor de mis padres, incluso cuando cometía errores o era desobediente. Pero sí recuerdo momentos en los que claramente no estaban contentos conmigo. De la misma manera, por gratitud por lo que Dios ha hecho en tu vida, y porque lo amas, deberías desear vivir de una forma que le agrade.
Esta es la Verdad 2 que queremos afirmar: Buscamos vivir una vida que honra a Dios. Esto no era una instrucción nueva de Pablo. Era un recordatorio de lo que ya les había enseñado cuando estuvo con ellos en Tesalónica como les dice: “tal como les enseñamos” (v.1)
Pablo sabía que el discipulado no termina con el mensaje del evangelio. No se trata solo de recibir las buenas noticias de salvación, sino también de aprender a vivir como seguidores de Cristo. El discipulado incluye el mandato de Jesús: “enseñenles a obedecer todo lo que les he mandado”. Eso implica caminar junto a otros creyentes mientras crecen en obediencia y madurez espiritual.
Parte de la responsabilidad de un pastor es justamente esa: recordarle al rebaño las instrucciones de Dios. No es repetición vacía, es cuidado espiritual. A través de la enseñanza constante, Dios nos forma, nos corrige y nos anima. Por eso es importante reunirse con frecuencia y escuchar la enseñanza de la Palabra de Dios. No solo para aprender cosas nuevas, sino para reafirmar verdades que necesitamos volver a practicar.
Pablo ya había visto cambios en la vida de los tesalonicenses, por eso los anima diciéndoles: “ya viven de esta manera”. Ellos se habían apartado de la cultura que los rodeaba, marcando una diferencia notable en su forma de vivir. Sin embargo, Pablo sabía que la santificación no es algo que se completa en esta vida.
Es como un agricultor que ha trabajado un campo durante años. Nunca consigue sacar todas las piedras, pero con el tiempo, esas piedras son más pequeñas y menos frecuentes que hace cinco o diez años. El terreno mejora, aunque el trabajo continúa.
Pablo les ofrece ánimo, reconociendo su crecimiento espiritual. Pero también los desafía a seguir avanzando, a no conformarse con lo alcanzado… sino a vivir así, ¡y “aún más”!
La voluntad de Dios es que vivamos vidas santas evitando todo pecado sexual; esto incluye más que solo acciones físicas; se extiende a pensamientos, medios de comunicación y actitudes.
1 Tesalonicenses 4:3-5 (NTV) La voluntad de Dios es que sean santos, entonces aléjense de todo pecado sexual. 4 Como resultado, cada uno controlará su propio cuerpo y vivirá en santidad y honor, 5 no en pasiones sensuales como viven los paganos, que no conocen a Dios ni sus caminos.
Por si te interesa saber, el tema central de este mensaje lo sacamos directamente de la primera frase del versículo 5. Pero profundicemos en lo que dicen los versículos. Pablo no está simplemente dando una sugerencia; él amonesta, aconseja y manda que se “aléjense de todo pecado sexual”. Parece que dice: Ni siquiera te acerques. No trates de ver cuán cerca puedes llegar a la línea sin cruzarla. Establece límites bien demarcados, claros y definidos. No se trata de jugar con fuego, sino de mantenerte lejos del peligro.
Una advertencia así no es exagerada ni innecesaria; de hecho, está respaldada por la misma Escritura, donde Pablo reafirma esta urgencia en más adelante en otra de sus cartas:
1 Corintios 6:18 (NTV) ¡Huyan del pecado sexual! Ningún otro pecado afecta tanto el cuerpo como este, porque la inmoralidad sexual es un pecado contra el propio cuerpo.
Pablo lo dice con mucha firmeza. Algunas traducciones en inglés usan la palabra “run” — “corran”. El mensaje es el mismo: ¡huye! Corre como si tu vida dependiera de ello. Corre como lo harías si estuvieras escapando de un peligro grave. Cuando se trata de la tentación sexual, Pablo no dice que luches. Dice que huyas. El cuerpo tiene dos respuestas naturales: lucha o huida. Y en este caso, elige huir. No por debilidad, sino por sabiduría.
Al alejarnos del pecado sexual, Pablo dice que “Como resultado, cada uno controlará su propio cuerpo”. En otras palabras, no esperes tener dominio propio si estás jugando con el pecado sexual. Volvamos a mirar la lista:
- Explotación sexual y trata de personas
- Infidelidad en el matrimonio
- Cultura de encuentros casuales
- Cultura de encuentros “comprometidos”
- Pornografía
- Contenido cargado sexualmente (películas, series, música, redes sociales).
- “Bromas” inofensivas o insinuaciones sexuales.
Déjame decirte que participar en lo que está al final de esta lista abre la puerta para caer en lo que está escrito más antes.
Rechazar las instrucciones de Dios sobre la sexualidad no es simplemente romper la tradición, sino oponerse a su diseño y entristecer al Espíritu Santo.
1 Tesalonicenses 4:6 (NTV) Nunca hagan daño ni engañen a otro creyente en este asunto, teniendo relaciones sexuales con su esposa, porque el Señor toma venganza de todos esos pecados, como ya les hemos advertido solemnemente.
En el versículo 6, Pablo nos da una advertencia contra rechazar las normas de Dios con respecto a la pureza sexual: La pureza sexual no es solo una decisión individual; también tiene consecuencias en las relaciones presentes y futuras. Cuando alguien cruza los límites en esta área, no solo afecta su propia vida espiritual y emocional, sino que puede herir profundamente a otras personas—incluyendo a quien algún día será esposo o esposa de alguien más.
Pablo no está hablando solo de adulterio, sino de cualquier acción sexual que perjudique a otro creyente. Si tú te involucras sexualmente con alguien antes del matrimonio, y esa persona luego se casa con otro, has robado algo que no te pertenecía. Dios ve eso como una ofensa seria, porque Él valora profundamente la santidad, el respeto y la fidelidad en las relaciones.
1 Tesalonicenses 4:7-8 (NTV) Dios nos ha llamado a vivir vidas santas, no impuras. 8 Por lo tanto, todo el que se niega a vivir de acuerdo con estas reglas no desobedece enseñanzas humanas sino que rechaza a Dios, quien les da el Espíritu Santo.
Una vez más, exploremos el pasaje. El versículo 8 dice que “todo el que se niega a vivir de acuerdo con estas reglas…. rechaza a Dios.” El vivir vidas santas y puras es una prueba que revela la fe verdadera. Recordemos el mensaje de unas semanas atrás que nos enseñaba que ir a la Palabra de Dios expone los pensamientos y deseos más profundos del corazón.
El llamado de Pablo a la pureza sexual no era solo un pequeño ajuste de conducta para los nuevos creyentes. Era una revolución total contra la cultura de su tiempo. Pablo no estaba predicando solo sobre moralidad privada. Estaba ayudando a esta iglesia joven a liberarse de un sistema de explotación sexual, cosificación (objetivación) y adicción.
Engañar o dañar a otro creyente al violar a su esposa tiene una aplicación obvia: no te acuestes con una mujer casada. Pero va más allá. Si te acuestas con alguien antes del matrimonio, y esa persona termina casándose con otro, has violado a la esposa de ese hombre. Le has robado la virginidad de su esposa en la noche de bodas. Eso es engañar a otro creyente, si él es cristiano.
El hijo de un amigo acaba de asistir a la boda de uno de sus mejores amigos. Su amigo se casó con una joven con la que él había salido años atrás. Imagínate lo incómodo y doloroso que habría sido para su mejor amigo si este muchacho se hubiera acostado con ella mientras eran novios. Dios ciertamente puede redimir eso, pero sigue siendo una herida.
Este tipo de situaciones nos muestra por qué es tan importante vivir con sabiduría y anticipación, tomando decisiones que honren a Dios desde el principio. Entonces, para cerrar, volvamos a la pregunta que hice al principio: ¿Dónde debe poner límites un cristiano en una cultura hipersexualizada? La respuesta es: en todo lo que ofenda a Dios. Aléjate de todo pecado sexual. Vive de una manera que agrada a Dios.
No es que Dios te está negando algo en esta área. Es que no todo nos conviene. Él sabe lo que es mejor para ti y quiere lo mejor para tu vida. ¿Confiarás en Él? Él es el diseñador y creador de la intimidad sexual.
Toda esta supuesta “libertad” e “iluminación” en cuanto al sexo ha producido la generación de hombres más impotente que se haya visto.
No puedes encender la televisión sin que aparezca un comercial sobre disfunción eréctil. Claro, hay casos en los que se trata de un problema físico, y hasta alguien que ha honrado a Dios puede enfrentarlo. Pero gran parte de esto viene del bombardeo constante de imágenes sexuales y expectativas irreales sobre cómo debe ser el sexo.
Todas esas cosas que supuestamente nos harían más “masculinos” nos han debilitado. Hemos sido neutralizados, y lo aceptamos sin resistencia. Hemos cambiado la verdadera intimidad y el gozo con nuestras esposas por un placer artificial.
Así que mantengámonos en santidad. Viviendo para honrar a Dios y huyendo de las pasiones sexuales. No tratemos de ser fuertes y “ganarles”. El mandato es “huyan”. Cuando una situación de pecados sexual se presente, ¡Corramos como si nuestra vida dependiera de ello! ¡Porque sí! ¡Nuestra vida espiritual, emocional, mental (y a veces física) depende de ello!
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Por qué crees que Pablo dedicó tanto tiempo a abordar la pureza sexual en una nueva iglesia?
- ¿Dónde pones el límite en una cultura saturada de contenido sexual? ¿Cómo crees que la Palabra de Dios te indica que lo vuelvas a poner?
- Pablo dice que el pecado sexual daña a otros (v. 6). ¿Qué significa eso en la práctica y cómo lo has visto en la vida real?
- ¿Qué pasos puedes dar para huir de la tentación sexual, en lugar de coquetear con ella?
- ¿Cómo te ayuda recordar tu identidad en Cristo a resistir la tentación sexual?
- ¿Qué papel juegan la comunidad y la responsabilidad en la búsqueda de la santidad en este ámbito?