
Mentiras creibles (serie)
Todos las hemos escuchado. Frasecitas que suenan sabias, reconfortantes o incluso espirituales—pero no son verdaderas. En esta serie, descubriremos algunas de las mentiras más comunes y creíbles que la gente acepta sobre Dios, la vida y la fe. Al principio parecen correctas, pero cuando profundizas, te das cuenta de que pueden llevarte en la dirección equivocada.
Mentira creíble: Dios es un aguafiestas
Haz clic aquí para ver el bosquejo del sermón.
Puntos de conversación:
- La primera acción de Dios hacia la humanidad fue bendecir, no restringir. Génesis 1:28-30
- El Edén revela la provisión de Dios: familia, alimento, trabajo con propósito y un entorno seguro. Génesis 2:15
- El límite que Dios puso en el Edén no fue para matar el gozo, sino para protegerlo. Génesis 2:16-17
- La serpiente torció la generosidad de Dios en una aparente restricción, sembrando duda sobre Su bondad. Génesis 3:1-5
- Eva redefinió lo “bueno” fuera de Dios, lo que llevó a la vergüenza en lugar de gozo. Génesis 3:6-7
- La verdad de Dios: el gozo y la satisfacción se encuentran en Su provisión y dentro de Sus límites.
Todos las hemos escuchado. Son esas frasecitas que suenan sabias, reconfortantes o incluso espirituales pero no son verdaderas. En esta serie, descubriremos algunas de las mentiras más comunes y creíbles que la gente acepta sobre Dios, la vida y la fe.
Al principio parecen correctas, pero cuando profundizas, te das cuenta de que pueden llevarte en la dirección equivocada. Algunas de esas mentiras que parecen creíbles son: “Dios es un aguafiestas”, “Estoy demasiado lejos del alcance de Dios” o “Dios ha muerto”
Hoy, abrimos esta serie con la primera mentira que muchos creen acerca de Dios. Esta mentira creíble es “Dios es un aguafiestas”. Esta es una de las mentiras más antiguas y persistentes. Muchos creen que Dios está en contra de nuestra felicidad. No quiere que se diviertan, y por eso existen tantas reglas y restricciones.Que el cristianismo es una camisa de fuerza, llena de reglas diseñadas para reprimir el gozo. Pero si volvemos al principio de la historia bíblica, descubrimos algo muy diferente.
Así que vayamos al Génesis. Es el lugar natural para comenzar, porque fue la primera mentira dada. Deja te explico. En Génesis 1 y 2, Dios hizo todo para el bien de la humanidad, es decir, para su gozo. Dios creó todo el mundo en los primeros cinco días, en anticipación al sexto día, cuando creó a la humanidad. Todo esto fue para ellos, para su bien.
Génesis 1:28-29 (NTV) Luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo».
Aquí leemos que Dios los bendijo. Fue lo primero que hizo Dios después de crear a los humanos. ¡Piénsalo! Dios estaba a favor de ellos. Te digo porque. Primero, porque les dijo: “Sean fructíferos y multiplíquense”. Dios quería que tuvieran hijos. Las familias son una bendición. Medita en ESO. Segundo, les dio propósito, autoridad, provisión y libertad. El mandato de “llenar la tierra y gobiernen sobre ella” no era una carga, sino una invitación a participar en su obra. La creación misma fue diseñada para el florecimiento humano. La tierra fue creada para los humanos. Luego Dios les dijo que la llenaran con ese propósito, para que todos pudieran disfrutar de su provisión.
Algo interesante con respecto a “gobiernen sobre ella”. Aquí empezó el gobierno familiar. Luego se extendió al gobierno civil. Todo parte del plan de Dios para bendecir a la humanidad.
Por último, cuando les dice “Reinen sobre… todos los animales”, Dios les está dando a los humanos se les dio autoridad incluso sobre el reino animal. Esto es parte de lo que significa ser hechos “a imagen de Dios”. Nosotros también podemos gobernar.
El punto es que todo lo que hizo Dios fue para nuestro bien, para el florecimiento humano. Pero aún hay más.
Génesis 1:29 (NTV) Entonces Dios dijo: «¡Miren! Les he dado todas las plantas con semilla que hay sobre la tierra y todos los árboles frutales para que les sirvan de alimento.
En este versículo vemos la provisión generosa de alimento por parte de Dios. Es interesante ver que no se menciona el consumo de carne hasta después del diluvio (Génesis 9:3). Esto sugiere que la visión original era pacífica y no violenta. Era de una vida alimentándose de vegetación, no unos de otros.
Otro dato interesante es que las semillas representan provisión continua. Los humanos no solo consumen, sino que son administradores que aseguran que la creación siga produciendo. Resuena con el mandato anterior de “gobernar” y “someter” la tierra (v. 28), lo cual no es explotación sino administración sabia.
Génesis 2:15 (NTV) El Señor Dios puso al hombre en el jardín de Edén para que se ocupara de él y lo custodiara;
El nombre “Edén” proviene de גן עדן (Gan Eden); una raíz que significa “deleite” o “placer”. El significado de jardín proviene de la raíz de “recinto, lugar protegido”. El “Jardín del Edén” era literalmente un “lugar protegido de placer”. Dios no creó una prisión, sino un paraíso. Les dio un entorno seguro, trabajo significativo, comida abundante y compañía. Esto muestra la provisión de Dios como un padre amoroso. Detente y pregúntate ahora: ¿Está describiendo esto a un Dios bueno o a un aguafiestas? ¡No! ¡Obviamente todo era bueno! ¿Qué más se puede pedir?
En serio, detente y piensa en eso. ¿Estaría satisfecha la persona promedio con un hogar seguro, trabajo significativo, comida en la mesa, una familia unida? ¡Por supuesto que sí! Pero aquí está lo que abrió la puerta a la mentira de que Dios es un aguafiestas y que no quiere que disfrutemos y seamos felices.
Génesis 2:16-17 (NTV) 16 pero el Señor Dios le advirtió: «Puedes comer libremente del fruto de cualquier árbol del huerto, 17 excepto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Si comes de su fruto, sin duda morirás».
Este no es realmente el primer mandamiento en la Biblia. En Génesis 1:3 y siguientes, Dios dice cosas como “Que haya luz”. Esos son decretos creativos. Lo que quiere decir es que el habla de Dios llama a la realidad a existir. Los teólogos a menudo distinguen estos como mandamientos fiat del latín fiat lux, “que haya luz”. Nota que una moneda fiat funciona igual. Tiene valor porque el gobierno lo decreta. La gente la acepta no por su sustancia física sino porque la autoridad del estado declara: “Esto es dinero”.
Luego tienes mandatos a la creación misma como “Que la tierra produzca vegetación” (1:11) y “Que las aguas se llenen de seres vivientes” (1:20). La creación no podía evitar obedecer.
También hay mandatos a los seres vivientes. Mandatos como “Sean fructíferos y multiplíquense”. Este es dado a los animales, aves, peces y humanos.
En Génesis 2:16-17 es el primer mandamiento moral. Dos formas de responder a este primer mandamiento moral. La primera manera es con confianza y sumisión. En este caso uno dice “¡Dios sabe lo que es mejor para mí!”. La otra manera es responder con desconfianza y sospecha. Es cuando uno responde: “¿Por qué Dios está reteniendo esta cosa buena?”
Lastimosamente, esa es la respuesta de Adan y Eva al primer mandato moral. Esto lo vemos en Génesis 3.
Génesis 3:1 (NTV) La serpiente era el más astuto de todos los animales salvajes que el Señor Dios había hecho. Cierto día le preguntó a la mujer: —¿De veras Dios les dijo que no deben comer del fruto de ninguno de los árboles del huerto?
La serpiente introduce la duda con una pregunta manipuladora. Resulta curioso que Génesis nunca dice que la serpiente es Satanás. Lo sabemos por referencias del NT. Juan 8:44 describe a Satanás como “el padre de la mentira”, lo cual coincide con lo que hace la serpiente en Edén. 2 Corintios 11:3 advierte que “Eva fue engañada por la astucia de la serpiente” y en el versículo 14 Pablo aclara que Satanás “se disfraza”. Apocalipsis 12:9 lo llama “esa serpiente antigua, llamada el diablo o Satanás, que engaña al mundo entero”.
Volviendo a la historia, observa el enfoque del diablo/serpiente: hace una pregunta escéptica. No miente aún; solo empieza a manipular. Esto es manipulación 101: sembrar incertidumbre antes de plantar una mentira directa. Por si no has conectado los puntos del puzzle, así es como funciona nuestra cultura hoy en día también.
Hace preguntas escépticas: “¿De verdad dijo Dios que el sexo solo debe ser dentro del matrimonio?” “¿De verdad la Biblia quiere decir que no puedes…?” Todas esas son migajas de manipulación como publicaciones en redes sociales, entretenimiento, conversaciones que erosionan lentamente la confianza en la verdad de Dios no con una gran mentira, sino con una serie de pequeñas dudas. Es muerte por mil cortes, espiritualmente hablando
Génesis 3:2-3 (NTV) —Claro que podemos comer del fruto de los árboles del huerto—contestó la mujer—. 3 Es solo del fruto del árbol que está en medio del huerto del que no se nos permite comer. Dios dijo: “No deben comerlo, ni siquiera tocarlo; si lo hacen, morirán”.
Ella conocía el mandamiento… más o menos. Eva añade algo que Dios no dijo: “ni siquiera tocarlo”. Esa pequeña distorsión es sutil, pero significativa. Muestra cuán fácil es malinterpretar o citar mal la Palabra de Dios y cómo eso abre la puerta a la tentación. Es la primera evidencia de que Eva podría haber visto a Dios como un aguafiestas, exagerando sus límites y cuestionando Su intención con Sus mandamientos.
La primera semilla de duda no fue solo sobre lo que Dios dijo, sino sobre qué tipo de Dios es. En lugar de un Padre generoso que les dio todos los árboles del huerto, Él es reformulado como un aguafiestas que está reteniendo algo de ellos. Si Eva ve el mandamiento como extremo, entonces romperlo se siente más justificable.
Génesis 3:4-5 (NTV) —¡No morirán!—respondió la serpiente a la mujer—. 5 Dios sabe que, en cuanto coman del fruto, se les abrirán los ojos y serán como Dios, con el conocimiento del bien y del mal.
Finalmente, la MENTIRA dada por Eva: Dios dijo: “si comes, morirás”. Satanás la contradijo. Luego añadió una segunda mentira: “Serás como Él”. Vale destacar que el ser humano ¡ya eran como Él! Ya eran creados a Su imagen pero lo querían de otra manera, en sus propios términos
En otras palabras, el diablo les dijo: el mandamiento de Dios es para retenerte; desobedece y serás bendecido con ojos abiertos y con conocimiento como Dios. El Comentario Bíblico del Expositor: Edición Abreviada, 2 Volúmenes comenta con respecto a Génesis 3:2 “Las declaraciones de la serpiente son un desafío directo al tema central de que Dios proveerá lo “bueno” para la raza humana si tan solo confían y le obedecen.” Dios ya había proveído “eso bueno”. Ya los había bendecido.
Génesis 3:6 (NTV) La mujer quedó convencida. Vio que el árbol era hermoso [bueno] y su fruto parecía delicioso, y quiso la sabiduría que le daría. Así que tomó del fruto y lo comió. Después le dio un poco a su esposo que estaba con ella, y él también comió.
La palabra hebrea es “tov” = bueno, agradable, deseable, beneficioso. En Génesis 1, tov = lo que Dios considera bueno. En Génesis 3:6, tov = lo que la mujer considera bueno. Es la primera vez que alguien que no es Dios llama algo “bueno” y es una mentira. No porque el árbol no fuera bueno. Era bueno, porque fue creado por Dios. Pero ella quiso definir su beneficio para sí misma. Para usarlo para sus propias motivaciones. En su propio tiempo.
Este cambio es enorme. La humanidad pasa de confiar en la definición de lo bueno según Dios a decidir lo bueno por sí misma. Tristemente, seguimos haciendo esto hoy en día. Un ejemplo son las relaciones y la sexualidad. La cultura dice: “Si se siente bien y me hace feliz, es bueno”. Mas Dios dice: la verdadera bondad se encuentra en el amor en pacto y la pureza (Génesis 2:24; 1 Tesalonicenses 4:3–5). A menudo justificamos cruzar límites porque algo nos parece bueno
Otro ejemplo tiene que ver con el dinero y el éxito. Llamamos bueno a la riqueza, el estatus o “la lucha” porque nos beneficia. Empero Dios dice: la generosidad, la buena administración y el contentamiento son verdaderamente buenos (Lucas 12:15; 1 Timoteo 6:6–10). Torcemos el “tov” cuando decimos que el éxito a cualquier costo es “bueno”.
Génesis 3:7 (NTV) En ese momento, se les abrieron los ojos, y de pronto sintieron vergüenza por su desnudez. Entonces cosieron hojas de higuera para cubrirse.
La promesa de Satanás: “se les abrirán los ojos”. Promesa cumplida. “Conocerán el bien y el mal”. Pues sí, pero la realidad va más allá. Ellos
sintieron vergüenza por primera vez, pero no la última. En otras palabras: se les prometió “lo bueno” pero recibieron “lo malo”.
No caigas en la mentira creíble de que Dios es un aguafiestas y no quiere que te diviertas. La verdad es que desde el principio, Dios creó todo para nuestro bien. Él ha sido generoso, protector y bueno. Nos dio abundancia, propósito y límites por amor. La verdadera libertad no está en romper sus mandamientos, sino en confiar en su carácter.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Por qué crees que Satanás eligió atacar primero el carácter de Dios, haciéndolo parecer alguien que quita la alegría?
- ¿Cómo nuestra cultura actual redefine los mandamientos de Dios como “restrictivos” o “injustos”?
- ¿Cuál es la diferencia entre la definición de “bueno” según Dios y la forma en que las personas suelen definirlo por sí mismas?
- ¿Cómo los límites pueden traer realmente libertad y alegría en la vida?
- Piensa en un momento en que dudaste de la bondad de Dios. ¿Cómo afectó eso tus decisiones?
- ¿Cuál es un área de tu vida en este momento en la que necesitas confiar en la definición de “bueno” que tiene Dios?
Estoy demasiado lejos del alcance de Dios
Haz clic aquí para ver el bosquejo del sermón.
Puntos de conversación:
- La mentira dice: “Estoy demasiado lejos del alcace de Dios”, pero la verdad es que la misericordia de Dios es más grande que nuestro pasado (Jonás 4:2, Lucas 15:20).
- Nínive era infame por su violencia, idolatría y crueldad, pero cuando se arrepintieron, Dios los perdonó (Jonás 3:4–10).
- El carácter de Dios siempre ha sido misericordioso y compasivo (Éxodo 34:6–7, Salmo 103:8, Joel 2:13).
- El hijo pródigo nos representa a todos: rotos, avergonzados e indignos, pero recibidos nuevamente por el amor del Padre (Lucas 15:11–20).
- La clave es el arrepentimiento: apartarse del pecado y volver a Dios (2 Pedro 3:9).
La semana pasada vimos el primer tema de la serie: Dios es un aguafiestas. Exploramos la mentira creíble de que Dios no quiere que te diviertas y por eso todas las reglas y regulaciones. Empero, la verdad es que desde el principio, Dios creó todo para nuestro bien. Nos dio abundancia y provisión pero también límites. Adán y Eva pasaron de confiar en la definición de Dios del bien a decidir lo bueno para sí mismos. Y el resultado NO FUE BUENO, resultó en vergüenza.
Esto nos lleva al tema de hoy. Tal vez sientas una profunda vergüenza por tu pecado. La Biblia tiene algo que decir sobre eso. Hoy vamos a confrontar una mentira que parece creíble: “Estoy demasiado lejos del alcance de Dios.” Quizás pienses: “Si supiera dónde he estado, lo que he hecho… Dios nunca me querría.” Ese pensamiento parece razonable. Lo he escuchado muchas veces en el ministerio. Personas que creen que Dios no puede perdonarlas por sus errores pasados, por haber cruzado un límite, por sus adicciones —ya sea a las drogas, al alcohol, a la pornografía— o incluso por lo que otros les han hecho, como el abuso de un familiar.
Pero la verdad honesta de Dios es esta: nadie está demasiado lejos de su alcance. Ni el asesino más cruel, ni el adúltero, ni el fornicario. Hoy veremos dos historias bíblicas que lo demuestran. Solo tendremos tiempo para dos ejemplos, pero hay cientos. Este es un tema que atraviesa toda la Escritura, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Elegiremos una historia representativa de cada uno, porque Dios es el mismo en ambos, y su corazón siempre ha estado a favor de la gente.
En ambas historias, presta atención a dos cosas: lo que hicieron mal —y créeme, es peor que lo tuyo— y lo que hicieron bien para volver a Dios y ser aceptados por Él. La primera historia está en el libro de Jonás, en el Antiguo Testamento, y trata de los ninivitas.
Jonás 1:1-2 (NTV) 1 El Señor le dio el siguiente mensaje a Jonás, hijo de Amitai: 2 «Levántate y ve a la gran ciudad de Nínive. Pronuncia mi juicio contra ella, porque he visto lo perversa que es su gente».
En tiempos de Jonás, Nínive era una de las ciudades más importantes del Imperio asirio. Asiria era temida por su poder militar y su crueldad. Gobernaban mediante el terror, y otras naciones los veían como opresores despiadados. Los registros históricos muestran prácticas brutales: desollaban vivos a los cautivos, amontonaban cabezas enemigas como trofeos, empalaban prisioneros. La injusticia era evidente y provocaba indignación.
Además, los ninivitas adoraban a dioses falsos, especialmente a Ishtar, diosa del amor y la guerra. Tenían templos dedicados a ella, practicaban la prostitución ritual y la idolatría. Arqueólogos han encontrado santuarios al aire libre y figuras de Ishtar en hogares. Incluso se realizaban sacrificios de niños en ese entorno pagano. Este es el contexto del libro de Jonás. Y la pregunta es inevitable: ¿estaban los ninivitas demasiado lejos del alcance de Dios? A simple vista, sí. Pero aquí viene la parte que quizás te hayas perdido.
Jonás 3:4 (NTV) El día que Jonás entró en la ciudad, proclamó a la multitud: «Dentro de cuarenta días Nínive será destruida».
Tal vez ese sea el único mensaje que hayas escuchado sobre Dios: juicio, condena, destrucción. Que Él está en tu contra. Que esta vez sí que te pasaste. Que nunca aceptaría a alguien como tú. Pero todo eso forma parte de la mentira creíble. Y muchos se la han tragado por completo.
Jonás 3:5,10 (NTV) 5 Entonces la gente de Nínive creyó el mensaje de Dios y desde el más importante hasta el menos importante declararon ayuno y se vistieron de tela áspera en señal de remordimiento. 10 Cuando Dios vio lo que habían hecho y cómo habían abandonado sus malos caminos, cambió de parecer y no llevó a cabo la destrucción con que los había amenazado.
¿¡Qué!? Ese es el giro inesperado. Dios perdonó a Nínive. Increíble. Estaban perdidos, lejos, más allá de toda esperanza. Y sin embargo, Dios los perdonó. La reacción de Jonás lo dice todo.
Jonás 4:1-2a (NTV) Este cambio de planes molestó mucho a Jonás y se enfureció. 2 Entonces le reclamó al Señor: —Señor, ¿no te dije antes de salir de casa que tú harías precisamente esto?
Jonás sabía que Dios es el Dios de segundas oportunidades. Lo sabía desde el principio. Dios le dio a Jonás una segunda oportunidad. Y ahora se la da a Nínive, la ciudad malvada.
Jonás 4:2b (NTV) ¡Por eso hui a Tarsis! Sabía que tú eres un Dios misericordioso y compasivo, lento para enojarte y lleno de amor inagotable. Estás dispuesto a perdonar y no destruir a la gente.
Esta es la verdadera imagen del Dios del Antiguo Testamento. Su carácter misericordioso se repite en Éxodo 34:6-7, Números 14:18, Nehemías 9:17, Salmos 86:15, 103:8, 145:8, Joel 2:13. Y también en el Nuevo Testamento, especialmente en este versículo:
2 Pedro 3:9 (NTV) En realidad, no es que el Señor sea lento para cumplir su promesa, como algunos piensan. Al contrario, es paciente por amor a ustedes. No quiere que nadie sea destruido; quiere que todos se arrepientan.
Ese es el camino de regreso a Dios. Funcionó para Nínive. Y funciona también en otra historia: la del hijo pródigo.
Lucas 15:11-12 (NTV) 11 Para ilustrar mejor esa enseñanza, Jesús les contó la siguiente historia: «Un hombre tenía dos hijos. 12 El hijo menor le dijo al padre: “Quiero la parte de mi herencia ahora, antes de que mueras”. Entonces el padre accedió a dividir sus bienes entre sus dos hijos.
Esta petición era una ofensa grave. En la cultura judía, pedir la herencia en vida era como declarar muerto al padre. El hijo menor avergonzó públicamente a su familia. Estaba perdido, demasiado lejos del perdón de Dios. Pero la historia empeora.
Lucas 15:13 (NTV) 13 »Pocos días después, el hijo menor empacó sus pertenencias y se mudó a una tierra distante, donde derrochó todo su dinero en una vida desenfrenada.
Se fue lejos. Vivió desenfrenadamente. Terminó comiendo con los cerdos, lo cual era impuro según la ley. Esta parábola es para ti, si te sientes perdido por tus errores o por lo que otros te han hecho. Jesús la contó para demostrar algo.
Lucas 15:17-19 (NTV) 17 »Cuando finalmente entró en razón, se dijo a sí mismo: “En casa, hasta los jornaleros tienen comida de sobra, ¡y aquí estoy yo, muriéndome de hambre! 18 Volveré a la casa de mi padre y le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no soy digno de que me llamen tu hijo. Te ruego que me contrates como jornalero’”.
El hijo se sentía indigno. Tal vez tú también. Pero regresó. Confió en la bondad de su padre. Estaba listo para una nueva relación, bajo los términos del padre. Pensó que sería un sirviente. Pero aquí viene el giro sorprendente.
Lucas 15:20 (NTV) »Entonces regresó a la casa de su padre, y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio llegar. Lleno de amor y de compasión, corrió hacia su hijo, lo abrazó y lo besó.
La historia termina con una fiesta. El padre lo recibe como hijo, no como siervo. En las palabras de Jonás: “Sabía que tú eres un Dios misericordioso y compasivo, lento para enojarte y lleno de amor inagotable. Estás dispuesto a perdonar y no destruir a la gente.”
El Dios de Jonás es el Dios del hijo pródigo. Y es el mismo Dios de hoy. Ya no creas a la mentira creíble. Cree en la verdad honesta de Dios: nadie está demasiado lejos de su alcance. Los ninivitas no lo estuvieron, a pesar de su vida sin Dios. El hijo pródigo no lo estuvo, a pesar de sus vergonzosas acciones. Y tú tampoco lo estás.
No hay nada que hayas hecho que pueda descalificarte del amor de Dios. Él está mirando, esperando que tomes tu decisión. Y aquí está esa decisión: volver a Dios, ser aceptado por Él.
Este llamado es tanto para ti que te has alejado de Dios, como para ti que nunca lo has aceptado como tu Señor y Salvador. Tanto los ninivitas como el hijo pródigo lo hicieron. Ellos se volvieron a Dios, admitieron su pecado, se arrepintieron y se sometieron a Él.
Dios no te ha dado la espalda. Él te espera con los brazos abiertos. Jesús ya pagó el precio. Solo falta que digas “si”.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Por qué crees que tantas personas creen la mentira de que están “demasiado lejos del alcance” de Dios?
- ¿Cómo desafía la historia de Nínive la manera en que pensamos sobre el juicio y la misericordia de Dios?
- ¿Con qué parte de la historia del hijo pródigo te identificas más: la vergüenza del hijo o la compasión del padre?
- ¿Qué pasos puede tomar alguien hoy si se siente indigno del amor de Dios?
- ¿Cómo te animan estas historias a ver de manera diferente a las personas en tu vida que parecen “demasiado perdidas”?
- ¿Cómo se vería para ti, personalmente, arrepentirte y volver a Dios de una manera renovada esta semana?
Dios no me dará más de lo que puedo soportar
Haz clic aquí para ver el bosquejo del sermón.
Puntos de conversación:
La verdad sobre las tentaciones:
- Las tentaciones son reales, pero no irresistibles.
- La “salida de escape” de Dios toma muchas formas.
- La fidelidad de Dios es el fundamento. (2 Corintios 1:8-9a)
La verdad sobre el sufrimiento:
- Es posible que Dios nos dé más de lo que podemos soportar.
- El sufrimiento nos enseña a depender de Cristo. (2 Corintios 1:9b)
- El sufrimiento nos impulsa a conectarnos con la familia de la iglesia. (2 Corintios 1:4)
En la década de 1930, Alemania se sumía en la oscuridad. Adolf Hitler había tomado el poder, y el régimen nazi exigía lealtad absoluta, incluso de la iglesia. La mayoría de los pastores lo aceptaron. Pero un joven teólogo, Dietrich Bonhoeffer, se negó a doblegarse.
Bonhoeffer creía que seguir a Cristo significaba decir la verdad, incluso cuando le costaba todo. Entrenó a jóvenes pastores en secreto, escribió conmovedoramente sobre el discipulado y finalmente se unió a la resistencia contra Hitler. Por ello, fue arrestado.
Durante dos largos años, permaneció en prisión. Separado de sus amigos, sus libros, sus clases, su púlpito. Soportó interrogatorios, soledad y la constante amenaza de muerte. Esto era mucho más de lo que cualquier hombre podía soportar. Sin embargo, en sus escritos, seguía guiando a la gente hacia Jesús. Dijo:“Debemos estar dispuestos a dejarnos interrumpir por Dios”. Su vida fue interrumpida por el sufrimiento y la injusticia. ¿Qué crees que le habría dicho Bonhoeffer a un hombre de hoy en estos tiempos donde el confort es primordial?
Así, que empecemos con la mentira creíble de hoy: Dios no me dará más de lo que puedo soportar. La gente la toma como una pequeña promesa que podrías encontrar en una placa en una cocina estadounidense. Pero no lo habrías encontrado en las paredes de la celda de la prisión de Bonhoeffer. Y tampoco lo encontrarás en la Biblia.
Es posible que se lo hayas dicho a alguien con buenas intenciones. Para animarlos en su sufrimiento y/o para ayudarles a confiar en un Dios bueno. Si bien es cierto que Dios está A FAVOR de ellos cómo se manifiesta esto en la vida cotidiana no es tan sencillo. Dios no promete que no serás aplastado, abrumado o incapaz de soportar sufrimientos.
Este concepto erróneo se basa en una lectura equivocada de 1 Corintios 10:13. Es un buen recordatorio para todos nosotros de leer y estudiar nuestra Biblia, porque es tentador hacer que las Escrituras digan lo que queremos que digan. Veamos el versículo:
1 Corintios 10:13 (NTV) Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrará una salida, para que puedan resistir.
Hablemos de lo que dice este versículo y lo que NO dice. Lo que está diciendo: Dios no permitirá que la tentación sea más de lo que puedes soportar. Ahí está la parte mal citada. No dice “Dios no me dará más de lo que pueda soportar” en términos de sufrimiento. Sino más bien, “Dios no me dará más de lo que pueda soportar” en términos de tentación.
La verdad sobre las tentaciones:
Primero, las tentaciones son reales, pero no irresistibles.
La historia de Israel lo demostró: algunos cayeron, pero no todos. La diferencia no residió en la fuerza de la tentación, sino en si la gente confiaba en Dios. El contexto inmediato está hablando sobre el peregrinaje de los israelitas. Estuvieron tentados a quejarse. Tentados por la comida, la bebida, la inmoralidad sexual y por la idolatría.
Mas este no es un problema del antiguo Israel. Es un problema humano. Todos somos tentados, hoy más que nunca. Sin embargo, la perseverancia es posible para todo creyente. El versículo no promete inmunidad a la tentación, sino la seguridad de que la fidelidad es posible gracias a la ayuda de Dios (Hebreos 2:18).
Segundo, la “salida de escape” de Dios toma muchas formas.
A veces la “salida” es alejarse literalmente de la situación, otras veces es la fuerza para soportar la tentación sin ceder. De cualquier manera, Dios nunca nos abandona al fracaso (Santiago 1:12). ¿Una salida? ¿Cómo qué? ¿Una señal de Dios o un milagro? No, solo una elección diferente. No tienes que seguir a tu carne
A continuación te doy algunos ejemplos de salida de escape. Primero, cambia tu entorno. Sientes la tentación de ver algo inapropiado en línea. La solución podría ser cerrar la laptop, dejar el teléfono o salir de la habitación. Eso no es un milagro sino es una elección de alejarse antes de que la tentación crezca.
Segundo ejemplo, usa las Escrituras para contraatacar la tentación. Cuando Jesús fue tentado en el desierto, respondió con la Palabra de Dios (Mateo 4). Si sientes la tentación de arremeter con ira, recuerda Proverbios 15:1 (“La respuesta amable calma el enojo”). Esa es una salida.
Tercer ejemplo, busca ayuda. ¿Te sientes tentado a recaer en una adicción? Contáctate con alguien sabio. Un mensaje a un amigo o mentor de confianza puede ser la salida. Santiago 5:16 nos recuerda que confesar a otros y orar juntos trae sanidad.
Tercero, la fidelidad de Dios es el fundamento.
No tu fidelidad. Nuestra capacidad para mantenernos firmes no proviene de la fuerza de voluntad, sino de que Dios cumple las promesas que nos hizo. Él es fiel incluso cuando nos sentimos débiles. Es decir, cuando somos infieles (2 Tesalonicenses 3:3). Este versículo se convierte en una advertencia contra la arrogancia. Clarificando, pensar que estás seguro de ti mismo es la misma actitud que te lleva a caer. Es interesante la elección de palabras. Tienes la tentación de NO ser fiel pero Dios permanecerá fiel. ¡Tú no eres fiel, Dios sí lo es!
Así que, en pocas palabras, la verdad es: Dios no te dará más tentación de la que puedes soportar. Pero eso no quiere decir que: Dios no te dará más sufrimiento del que puedas soportar. La prueba de esto está en la siguiente carta que Pablo escribe a los corintios.
2 Corintios 1:8-9a (NTV) 8 Amados hermanos, pensamos que tienen que estar al tanto de las dificultades que hemos atravesado en la provincia de Asia. Fuimos oprimidos y agobiados más allá de nuestra capacidad de aguantar y hasta pensamos que no saldríamos con vida. 9 De hecho, esperábamos morir;…
En otras palabras, Pablo está diciendo que el sufrimiento fue MÁS de lo que podían soportar. Así que ahora veamos
La verdad sobre el sufrimiento:
Primero, es posible que Dios nos dé más de lo que podemos soportar.
¿Alguna vez te has sentido aplastado, abrumado, incapaz de soportar más o esperando morir? Yo sí. Cuando hace años pasé por una gran enfermedad que me mantuvo atada a la cama por un poco más de 5 años. Literalmente, me sentía morir. Sufrí de un dolor en la parte inferior del cuerpo, en ambas piernas. No encontré ninguna respuesta médica al dolor.
Debilitada, super delgada, con los músculos atrofiados y sin fuerzas lo único que podía hacer es venir a Dios y confiar en Él. No te voy a decir que a veces mi fe no flaqueaba porque el peso de esta enfermedad era demasiado. Pero yo sabía que aunque no sanara, mi Dios seguía siendo Dios. Y que a pesar de que si moría, viviría por la eternidad con Él. En todo este proceso aprendí que solo me quedaba confiar en Dios totalmente y que yo no podía hacer nada sin Él.
Segundo, el sufrimiento nos enseña a depender de Cristo.
2 Corintios 1:9b (NTV) …pero, como resultado, dejamos de confiar en nosotros mismos y aprendimos a confiar solo en Dios, quien resucita a los muertos.
Lo que aprendemos de nuestros sufrimientos es que el sufrimiento es un maestro poderoso. Nos libera de la autosuficiencia y nos pone firmemente en las manos de Jesús, quien incluso puede resucitar a los muertos.
Tercero, el sufrimiento nos impulsa a conectarnos con la familia de la iglesia.
Pensando en un mundo futuro para nuestros hijos, me da temor pensar en tanto que está avanzado la tecnología como la inteligencia artificial (de verdad que asusta). Quizás nosotros ya no estemos presentes en este mundo loco e impredecible. Pero nuestros hijos lo estarán. Y sus hijos. Da miedo pensar que tal vez no estemos allí para apoyarlos.
Sea o no cierto lo de la inteligencia artificial, habrá sufrimiento que tendrán que pasar como persecución por su fe. Tal vez,cáncer, demencia, etc. Posible, guerras, hambrunas, etc. ¿Cómo resistirán? Pues, necesitan una comunidad. Necesitan a la familia de la iglesia. De eso es de lo que habla este versículo final:
2 Corintios 1:4 (NTV) Él nos consuela en todas nuestras dificultades para que nosotros podamos consolar a otros. Cuando otros pasen por dificultades, podremos ofrecerles el mismo consuelo que Dios nos ha dado a nosotros.
Por eso es importante la iglesia local. En ella encontramos comunidad; Familia. No es solo un hábito dominical; es un salvavidas. Cuando las dificultades azotan, la familia de la iglesia se convierte en las manos y los pies de Dios para brindar su consuelo. Eso es lo que quiero para mis hijos. No hay forma de predecir todos los desafíos. Pero una cosa es segura: sufrirán.
Así que para dejar todo bien claro, recalco: La Verdad es que Dios puede darnos más de lo que nosotros podemos soportar, pero nunca nos dará más de lo Él que puede soportar. El sufrimiento nos impulsa a depender de Cristo, apoyarnos en nuestra familia de la iglesia y preparar a la próxima generación para hacer lo mismo.
Para cerrar, el 9 de abril de 1945, apenas cuatro semanas antes de la rendición de Alemania, los nazis sacaron a Bonhoeffer de su celda en el campo de concentración de Flossenbürg. Lo desnudaron, lo llevaron a la horca y lo ejecutaron. Pero lo más destacable es que el médico de la prisión que presenció su muerte dijo más tarde: “Casi nunca he visto a un hombre morir tan completamente sumiso a la voluntad de Dios”.
Bonhoeffer había escrito una vez: “Sólo un Dios que sufre puede ayudar”. Esa fue su ancla. No se aferró a la falsa esperanza de que Dios nunca le daría más de lo que podía soportar. En cambio, se aferró a la verdadera esperanza de que Dios nunca lo abandonaría, ni siquiera en la muerte.
Esa es nuestra conclusión hoy: Dios si puede darte más de lo que puedes soportar, pero nunca te dará más de lo que Él puede soportar. El sufrimiento vendrá. Las pruebas te agobiarán. Pero Cristo es suficiente. Él sostuvo a Bonhoeffer. Él sostuvo a Pablo. Él me sostuvo en mi sufrimiento. Y Él te sostendrá a ti.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Qué diferencia marcó la fe de Bonhoeffer frente a la obediencia ciega de otros líderes religiosos en su tiempo?
- ¿Por qué es importante distinguir entre tentación y sufrimiento al interpretar 1 Corintios 10:13?
- ¿Cómo puede el sufrimiento enseñarnos a depender más profundamente de Cristo?
- ¿Qué papel juega la comunidad de la iglesia en medio de las pruebas y el dolor?
- ¿Qué legado espiritual dejó Bonhoeffer y cómo puede inspirar a las futuras generaciones?
La verdadera fe significa no tener dudas
Haz clic aquí para ver el bosquejo del sermón.
Puntos de conversación:
- Nuestra doctrina puede estar “en construcción” sin poner en riesgo nuestra salvación. Hechos 2:36–39
- La duda a menudo surge cuando nuestra imagen de Jesús no coincide con la realidad. Mateo 3:12
- Juan enfrentó sus dudas más profundas en prisión—un recordatorio de que las temporadas difíciles ponen a prueba la fe. Mateo 11:2–3
- Jesús no rechaza ni avergüenza por las preguntas sinceras; al contrario, nos guía de nuevo hacia la verdad y la evidencia.. Mateo 11:4–6
A muchos nos han dicho que si realmente confiamos en Dios, nunca tendremos preguntas ni dudas. Pero eso simplemente no es verdad. Incluso algunos de los más grandes héroes de la fe lucharon con las dudas. Uno de ellos fue Juan el Bautista. Y es que la verdadera fe no significa no tener dudas. Significa elegir confiar en Jesús incluso cuando tenemos muchas preguntas.
¿Alguna vez has mirado a otro cristiano y pensado: “¡Vaya, lo tiene todo bajo control! Su fe es tan fuerte. Nunca parece pasar por momentos difíciles como yo”?
Luego te comparas y tus propias dudas te hacen preguntarte si siquiera perteneces a la familia cristiana o si tu fe es lo suficiente fuerte. Pero aquí está la verdad: eso es una mentira. Una mentira creíble, sí, pero mentira al fin y al cabo. Porque incluso el hombre de fe más fuerte y valiente, Juan el Bautista, luchó con la duda.
Piensa en esto: El predicador apasionado en el desierto. El hombre que bautizó a Jesús. El que declaró: “¡Miren! ¡El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!” Aun él tuvo momentos en los que no estaba tan seguro. Así que si alguna vez has sentido que tus dudas te descalifican, no estás solo.
Hoy vamos a ver por qué la duda no destruye la fe, y cómo responde Jesús cuando le presentamos nuestras dudas. Bienvenidos a la semana 4 de nuestra serie Mentiras Creíbles. Lo que vamos a desmentir hoy es la mentira creíble: La fe verdadera significa no tener dudas. Vayamos al texto:
Mateo 3:7-8 (NTV) 7 Cuando Juan vio que muchos fariseos y saduceos venían a mirarlo bautizar, los enfrentó. «¡Camada de víboras!—exclamó—. ¿Quién les advirtió que huyeran de la ira que se acerca? 8 Demuestren con su forma de vivir que se han arrepentido de sus pecados y han vuelto a Dios.
¡Juan era INTENSO! Quizás conozcas a cristianos así; intensos en su amor por Jesús. A veces, quizás se pasan un poco. Cuando recién me convertí, quería que todos aceptaran a Jesús y si no lo hacían los mandaba al infierno sin misericordia. Me excusaba diciendo: “es que el celo santo me consume.”
Estos son los cristianos que parecen marcar el estándar de un cristiano verdadero. Los que dan la impresión de tener una fe madura y sólida. Ciertamente estas personas no tienen dudas. Nos hace cuestionar nuestra propia fe comparándola con la de ellos. Y todos, alguna vez o muchas, en nuestro caminar lo hacemos.
A mí me pasaba, por ejemplo, cuando empecé a asistir a reuniones pastorales. Escuchaba a grandes pastores con títulos universitarios, como el pastor Bryan, que tiene una mente brillante, es muy articulado y posee una fe tan grande que pasó de liderar un grupo de 50 personas en un garaje a dirigir una iglesia con ocho campus. ¡A veces todavía los escucho y me pregunto si estoy en su nivel de fe!
En los días de Jesús, ese supercristiano era Juan el Bautista. Este personaje estaba realmente apasionado en Jesús y comprometido con la visión del reino de Dios. Veamos.
Mateo 3:11 (NTV) 11 »Yo bautizo con agua a los que se arrepienten de sus pecados y vuelven a Dios, pero pronto viene alguien que es superior a mí, tan superior que ni siquiera soy digno de ser su esclavo y llevarle las sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.
Tenía toda la razón: ¡Jesús es más grande! Su bautismo el mejor. Juan el Bautista parece tenerlo todo bajo control. Parece saber más sobre Jesús que nadie. Parece ese “súper cristiano” que te hace dudar de tu propia fe. Pero cuando se encuentra con Jesús le hace su primera pregunta:
Mateo 3:13-14 (NTV) 13 Luego Jesús fue de Galilea al río Jordán para que Juan lo bautizara, 14 pero Juan intentó convencerlo de que no lo hiciera. —Yo soy el que necesita que tú me bautices—dijo Juan—, entonces, ¿por qué vienes tú a mí?
No voy a entrar en detalles sobre esto, pero básicamente: Jesús tuvo que “cumplir toda justicia”. Jesús tuvo que identificarse con los pecadores antes de poder salvarlos. Lo que deducimos con esta pregunta de Juan a Jesús es que aun Juan el Bautista tenía aspectos de su doctrina que aún no comprendía del todo. Puede que te sientas así hoy, y eso podría hacerte sentir “menos” cristiano. Pero no es verdad.
La verdad es que nuestra doctrina puede estar en construcción sin amenazar tu salvación.
De hecho, siempre estará en construcción (como nuestras carreteras). Pero, ¿qué quiero decir con que “nuestra doctrina puede estar en construcción sin amenazar tu salvación”? Significa que no necesitamos entenderlo todo perfectamente para ser salvos; nuestra fe puede crecer mientras seguimos aprendiendo.
Para explicarlo mejor, hagamos un breve repaso del libro de los Hechos. El mensaje básico del cristianismo primitivo era este: todos somos pecadores. Jesús jamás lo fue; Él es, en realidad, Dios. Jesús murió y resucitó. Si te arrepientes y crees en Él, serás salvo. Jesús regresará algún día. Toda otra doctrina puede estar en proceso. No es necesario tenerlo todo resuelto y bien entendido antes de que Dios te llame suyo.
Así que tal vez Juan el Bautista no era tan perfecto como pensábamos después de todo. Pero no fueron sólo las cuestiones doctrinales las que lo hicieron menos que un superhéroe. También tenía preguntas más básicas sobre Jesús y su misión. Volvamos a cómo Juan imaginaba a Jesús antes de conocerlo personalmente.
Mateo 3:12 (NTV) Está listo para separar el trigo de la paja con su rastrillo. Luego limpiará la zona donde se trilla y juntará el trigo en su granero, pero quemará la paja en un fuego interminable».
Esto es cierto hasta cierto punto. Pero, ¿alguna vez te has preguntado qué quería decir Juan el Bautista con esto? ¿Cuál era la imagen que él tenía de Jesús? Léelo de nuevo… ¿A quién se parece la imagen que se ha formado? ¡Al mismísimo Juan el Bautista! Rudo, directo, sin filtros, y hasta un poco inclinado a juzgar y condenar.
La duda a menudo surge cuando nuestra imagen de Jesús no coincide con la realidad.
La verdad es que todos tendemos a formar una imagen de Jesús según nuestra propia perspectiva, y cuando descubrimos que en la vida real es diferente, eso puede generar dudas. Muchos estadounidenses, por ejemplo, no imaginan al Jesús de las Escrituras, sino una versión cultural moldeada por el arte, el cine y las preferencias personales: generalmente de piel clara, cabello castaño suelto, ojos dulces y expresión serena, más parecido a un modelo europeo que a un judío del Oriente Medio. Incluso, para algunos, Jesús se asemeja a un patriota ondeando la bandera estadounidense.
El peligro es que, cuando nuestra imagen de Jesús no coincide con la realidad, puede llevarnos a la decepción y a la duda, tal como le ocurrió a Juan el Bautista. Él esperaba un Mesías intenso, directo y confrontador; alguien incluso más radical que él. Pero Jesús, en cambio, se mostró como un siervo amable y sereno. Bendecía a las personas, corregía con ternura, y actuaba con amor y misericordia. Era amigo de publicanos y pecadores. Por eso, la pregunta que Juan hace más adelante tiene tanto sentido.
Mateo 9:14 (NTV) 14 Un día los discípulos de Juan el Bautista se acercaron a Jesús y le preguntaron: —¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?
¿Entiendes la pregunta? Jesús y sus discípulos estaban “viviendo la vida al máximo”: milagros, grandes multitudes, sermones llenos de esperanza. Mientras tanto, Juan el Bautista y sus discípulos estaban luchando. Juan estaba solo, encerrado en prisión por causa de su ministerio. Lejos de las multitudes. Su mensaje era de juicio y confrontación, muy distinto a los sermones esperanzadores de Jesús. Incluso dos de sus discípulos se habían marchado para seguir a Jesús. ¿Le habrá dolido eso en ese momento? Volvamos a la expectativa que Juan tenía sobre Jesús.
Mateo 3:12 (NTV) Está listo para separar el trigo de la paja con su rastrillo. Luego limpiará la zona donde se trilla y juntará el trigo en su granero, pero quemará la paja en un fuego interminable».
Esto no era lo que Juan el Bautista y sus seguidores estaban viendo en Jesús. Juan esperaba a un Mesías que derrocaría al imperio romano, alguien que traería juicio y liberación política. Pero cuando Jesús no encajó en ese perfil, la duda comenzó a surgir en su corazón. Sin embargo, Juan —y todos nosotros— necesitamos recordar esto: la fe consiste en confiar en el plan de Dios, incluso cuando no se alinea con nuestras expectativas.
Es normal tener dudas y cuestionarte sobre ciertos aspectos de la fe. Incluso Juan el Bautista tenía preguntas sobre la manera en que Jesús llevaba a cabo su ministerio. Tal vez tú también lo has sentido: “¿Dios, por qué no haces justicia con ese grupo? Que les caiga fuego del cielo” o “¿Por qué estoy luchando tanto en esta etapa de mi vida?”
A veces, como Juan, proyectamos nuestras expectativas sobre Jesús, esperando que actúe según nuestras preferencias, incluso políticas. Juan esperaba que el Mesías se involucrara en la vida política de su tiempo y derrotara al imperio romano. Hoy, algunos demócratas dudan de Jesús por la imagen que reciben de sus amigos republicanos, y algunos republicanos no logran ver a Jesús con claridad porque su visión está más influenciada por la política que por la verdad bíblica. Pero el verdadero giro llega en el capítulo 11.
Juan enfrentó sus dudas más profundas en prisión—un recordatorio de que las temporadas difíciles ponen a prueba la fe.
Mateo 11:2-3 (NTV) 2 Juan el Bautista, quien estaba en prisión, oyó acerca de todas las cosas que hacía el Mesías. Entonces envió a sus discípulos para que le preguntaran a Jesús: 3 —¿Eres tú el Mesías a quien hemos esperado o debemos seguir buscando a otro?
Este es uno de los versículos más impactantes del Nuevo Testamento: Juan el Bautista pregunta si Jesús es realmente el Mesías. ¡¿Qué?! ¡Si él es primo de Jesús! Es la voz que clama en el desierto. Nació, literalmente, para señalar a la gente hacia Jesús. Fue quien dijo: “Es necesario que Él crezca y que yo disminuya”. ¿Y ahora lo está dudando todo?
Nota histórica: En relación con Mateo 11:3, el Comentario del Pilar del Nuevo Testamento señala lo siguiente: “Algunos sugieren que el propio Juan no tenía ninguna duda, sino que formuló la pregunta para que Jesús tranquilizara a sus seguidores. Esta perspectiva era común en la iglesia primitiva y entre los reformadores… Pero sin duda es demasiado artificial.”
En otras palabras, la verdad es que Juan el Bautista sí dudó. Miró a su alrededor, a la mazmorra poco iluminada de su realidad, y se preguntó si se había equivocado por completo. La cima de su ministerio había quedado atrás, y el aislamiento lo llevó a replantearse todo lo que alguna vez creyó.
Esto también es normal. Incluso Juan el Bautista tuvo dudas en su propio calabozo personal. ¿Has estado ahí? ¿O quizás estás ahí ahora mismo? Ese lugar de encierro emocional o espiritual donde las preguntas parecen más grandes que las respuestas.
Así que déjame hacerte una última pregunta: ¿Crees que esas dudas significaban que Juan el Bautista había perdido la fe? La respuesta de Jesús a los discípulos de Juan nos da una pista importante.
Mateo 11:4-5 (NTV) 4 Jesús les dijo: —Regresen a Juan y cuéntenle lo que han oído y visto: 5 los ciegos ven, los cojos caminan bien, los que tienen lepra son curados, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les predica la Buena Noticia.
La respuesta de Jesús a Juan nos muestra que:
Jesús no rechaza ni avergüenza por las preguntas sinceras; al contrario, nos guía de nuevo hacia la verdad y la evidencia.
En lugar de reprender a Juan, Jesús le señaló la evidencia para fortalecer su fe: los milagros que estaba realizando, las vidas transformadas y las profecías que se estaban cumpliendo. Jesús no lo regañó por dudar, sino que le mostró señales concretas de que el Reino de Dios estaba avanzando.
Pero eso no fue todo. Jesús también le envió un recordatorio personal y alentador, una respuesta que hablaba directo al corazón de Juan, reafirmando que su papel en la historia de la redención no había sido en vano.
Mateo 11:6 (NTV) 6 —Y agregó—: Dios bendice a los que no se apartan por causa de mí.
Deja que esas palabras penetren en tu mente: “…por causa de mí”. No dice “por culpa de Satanás, ni de malas influencias, ni de malos amigos…”, sino “por causa de Jesús”. Jesús fue la piedra de tropiezo. Juan no estaba luchando contra Satanás, sino con Jesús mismo. Luchaba con sus dudas, con aspectos de la doctrina que aún no comprendía del todo, con la estrategia de Jesús que no encajaba en sus expectativas, y con la oscuridad de su propia mazmorra personal.
Y Juan no es el único. ¿Estás tú en su lugar hoy? Escuchemos nuevamente las palabras de Jesús: “Dios bendice a los que no se apartan por causa de mí.” Para hacer eco de las palabras de El prisionero en la tercera celda —una novela profundamente reflexiva que explora los últimos días de Juan el Bautista en prisión— Gene Edwards escribe: “Cuando estés en el calabozo de las circunstancias de las que no puedes escapar, cuando estés en la celda donde no llega ningún milagro, te enfrentarás a la pregunta más importante de tu vida: ¿Amarás todavía a Dios?”
Déjame decirte algo importante: tus dudas no te hacen menos cristiano. Simplemente te hacen humano. Todos atravesamos momentos de incertidumbre, y eso no invalida nuestra fe. Esa fue la historia de Juan el Bautista. Y esto es lo que Jesús dijo sobre él:
Mateo 11:11 (NTV) 11 »Les digo la verdad, de todos los que han vivido, nadie es superior a Juan el Bautista…
Estas fueron palabras de afirmación, honra y reconocimiento, incluso en medio de sus preguntas y dudas. Jesús no descartó a Juan por dudar; lo valoró profundamente. Así que no creas la mentira creíble de que la fe verdadera significa no tener dudas. La verdad de Dios es esta: la verdadera fe no es la ausencia de dudas, sino confiar en Él incluso cuando la vida no tiene sentido.
Se trata de plantear esas preguntas difíciles sobre la doctrina y la teología. Es batallar con Dios en esas áreas, mientras se abrazan los principios esenciales del evangelio. Es atreverse a cuestionar la estrategia de Jesús y descubrir quién es en verdad. Es exponer tus dudas en tu calabozo personal.
Ya vimos que incluso uno de los más grandes héroes de la fe, como Juan el Bautista, luchó con las dudas. Esto demuestra que la duda y la fe pueden coexistir, porque la verdadera fe no es la ausencia de preguntas, sino la decisión de confiar en Jesús aun cuando el corazón está lleno de incertidumbre, sabiendo que Él no se aleja de nosotros, sino que camina a nuestro lado y nos guía de nuevo hacia la verdad con evidencias.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Alguna vez has pensado que tener dudas te hace menos cristiano? ¿Cómo desafía esa idea la historia de Juan el Bautista?
- ¿Qué expectativas has puesto sobre Jesús que no coinciden con quién es Él realmente?
- ¿Cómo afectan a tu fe tus “temporadas de prisión” —esos tiempos oscuros y desalentadores?
- ¿Por qué crees que Jesús nos señala la evidencia de su obra en lugar de reprendernos por nuestras dudas?
- ¿Cómo podemos crear un espacio seguro donde otros puedan compartir sus preguntas y luchas sin sentir vergüenza?
- ¿Cuál es un área de tu vida en la que hoy necesitas confiar en Jesús, incluso con tus dudas?