En nuestra serie sobre Tesalonicenses hemos explorado dos temas clave de la escatología: el Rapto (1 Tesalonicenses 4:13–18) y el Día del Señor (1 Tesalonicenses 5:1–11). Hoy añadimos una última lección sobre los últimos tiempos, porque Pablo vuelve a tocar el tema en su segunda carta. Esta vez, el enfoque está en una figura misteriosa: el hombre de anarquía o de pecado, según la traducción bíblica que leas.
Pablo no lo llama “Anticristo”, como lo hace Juan en sus cartas. Tampoco lo llama “la Bestia”, como aparece en Apocalipsis. Sin embargo, muchos estudiosos creen que se trata del mismo personaje. La pregunta que surge es inevitable: ¿quién es el hombre de anarquía?
La respuesta depende de la perspectiva escatológica que adoptemos. En este ensayo, exploraremos dos interpretaciones principales: la futurista (premilenial) y la preterista (amilenial). Ambas ofrecen lecturas bíblicas serias y comprometidas, aunque llegan a conclusiones distintas sobre el momento y la identidad de esta figura.
Desde la visión futurista, el Anticristo es un personaje que aún está por venir. A lo largo de la historia, se ha especulado sobre su identidad: Napoleón en el siglo XIX, Hitler o Stalin en el siglo XX, e incluso algunos presidentes de Estados Unidos como Bill Clinton, Barack Obama, Donald Trump, Ronald Wilson Reagan. Según esta perspectiva, su aparición será una señal clara de que el fin está cerca.
Por otro lado, los preteristas creen que muchas de las profecías sobre el Anticristo ya se cumplieron en el primer siglo. Para ellos, figuras como Nerón encarnaron esta oposición a Cristo. Aunque reconocen que podría haber una manifestación futura de esta figura, afirman que Jesús podría regresar en cualquier momento.
Ambas posturas coinciden en que el texto de 2 Tesalonicenses 2 puede interpretarse de distintas maneras. Algunos lo leen como una descripción de eventos ya cumplidos; otros lo ven como una profecía aún por realizarse. Lo importante es que ambas interpretaciones buscan entender fielmente las palabras de Pablo.
Veamos ahora el texto en detalle.
2 Tesalonicenses 2:1 (NTV) Ahora, amados hermanos, aclaremos algunos aspectos sobre la venida de nuestro Señor Jesucristo y cómo seremos reunidos para encontrarnos con él.
La palabra griega para “venida” es parusía, que significa “presencia” o “llegada”. En el Nuevo Testamento, se usa para referirse al regreso de Cristo al final de los tiempos. Pablo ya había mencionado este evento en su primera carta, pero ahora necesita aclarar algunos aspectos. El énfasis en “seremos reunidos” nos recuerda el concepto del rapto, donde los creyentes —tanto los que han muerto como los que viven— serán arrebatados para encontrarse con el Señor. Es una imagen poderosa de comunidad y esperanza.
2 Tesalonicenses 2:2 (NTV) No se dejen perturbar ni se alarmen tan fácilmente por los que dicen que el día del Señor ya ha comenzado. No les crean, ni siquiera si afirman haber tenido una visión espiritual, una revelación o haber recibido una carta supuestamente de nosotros.
Los futuristas ven este “día del Señor” como el período de tribulación y la segunda venida de Cristo. Los preteristas, en cambio, lo interpretan como el juicio sobre Jerusalén en el año 70 d.C., cuando el general Tito lideró la destrucción del templo, cumpliendo las palabras de Jesús en Mateo 24:2 (NTV) Pero él les respondió: «¿Ven todos esos edificios? Les digo la verdad, serán demolidos por completo. ¡No quedará ni una sola piedra sobre otra!».
A pesar de estas diferencias, los preteristas parciales aún afirman que habrá un Día del Señor futuro, con la segunda venida visible de Cristo, la resurrección final y el juicio eterno. Los preteristas totales, que creen que todo se cumplió en el año 70, son considerados heréticos por la mayoría de los teólogos.
2 Tesalonicenses 2:3 (NTV) No se dejen engañar por lo que dicen. Pues aquel día no vendrá hasta que haya una gran rebelión contra Dios y se dé a conocer el hombre de anarquía, aquel que trae destrucción.
Aquí Pablo menciona dos señales previas: una gran rebelión (apostasía) y la aparición del hombre de perversidad. Para los futuristas, la apostasía será una rebelión mundial contra Dios antes del fin de la tribulación, y el hombre de perversidad será el Anticristo, probablemente un gobernante global. Los preteristas ven la apostasía como la rebelión judía contra Roma y el rechazo de Israel hacia Cristo. Identifican al hombre de perversidad como Nerón César, conocido por su crueldad y blasfemia.
La práctica de la gematría —donde las letras tienen valores numéricos— permite entender por qué algunos vinculan a Nerón con el número 666. Transliterado al hebreo, su nombre (נרון קסר) suma ese valor.
La gematría es una práctica antigua que se usaba en hebreo y griego, donde cada letra tenía un valor numérico. Esto permitía que las palabras, especialmente los nombres, se pudieran sumar como si fueran números. Por ejemplo, en hebreo, la letra א (aleph) vale 1, ב (bet) vale 2, ג (gimel) vale 3, y así sucesivamente. Lo mismo ocurría en griego con letras como α (alfa) = 1, β (beta) = 2, γ (gamma) = 3, etc. La audiencia de Juan conocía esta práctica.
2 Tesalonicenses 2:4 (NTV) Se exaltará a sí mismo y se opondrá a todo lo que la gente llame «dios» y a cada objeto de culto. Incluso se sentará en el templo de Dios y afirmará que él mismo es Dios.
Los preteristas afirman que Nerón exigió adoración como “Señor y Dios” y persiguió a los cristianos con brutalidad. Los futuristas, por su parte, creen que este versículo solo puede cumplirse si hay un templo en Jerusalén, lo que explica su interés escatológico en Israel.
2 Tesalonicenses 2:5–6 (NTV) ¿No se acuerdan de que les mencioné todo esto cuando estuve con ustedes? 6 Y ustedes saben qué es lo que lo detiene, porque solo puede darse a conocer cuando le llegue su momento.
Este “detenedor” ha sido objeto de muchas interpretaciones. Los futuristas lo identifican como el Espíritu Santo obrando a través de la iglesia. Cuando la iglesia sea arrebatada, el Anticristo podrá manifestarse. Los preteristas lo ven como el emperador Claudio o el Imperio Romano, que contenía el caos hasta que Dios permitió su liberación.
Sin embargo, puede que no sea ni el Espíritu Santo, como creen los futuristas, ni una persona específica, como creen los preteristas. Podría ser otra opción, basada en el siguiente versículo:
2 Tesalonicenses 2:7 (NTV) Pues esa anarquía ya está en marcha en forma secreta, y permanecerá secreta hasta que el que la detiene se quite de en medio.
Este versículo sugiere que el detenedor está consciente del plan. Algunos creen que podría ser una fuerza maligna. En Apocalipsis, el dragón (Satanás) da autoridad a la bestia.
Apocalipsis 13:1–2 (NTV) Después vi a una bestia que subía del mar…Y el dragón le dio a la bestia su propio poder y trono y gran autoridad.
Esto ha llevado a algunos a ver una “trinidad impía” que es una imitación del Padre, Hijo y Espíritu: Satanás (dragón), el Anticristo (primera bestia) y el falso profeta (segunda bestia).
Este tema del “falso imitador” vuelve a aparecer en el siguiente versículo:
2 Tesalonicenses 2:8 (NTV) Entonces el hombre de anarquía será dado a conocer, pero el Señor Jesús lo matará con el soplo de su boca y lo destruirá con el esplendor de su venida.
Aquí se presenta una parodia de la parusía. El hombre de pecado o anarquía imita la llegada de Cristo, pero será destruido por el verdadero Señor. Satanás opera con imitaciones, tratando de distraernos de lo original. No puede crear, solo copiar.
Los futuristas creen que el Anticristo reinará hasta que Cristo regrese visiblemente. Los preteristas señalan la muerte repentina de Nerón en el año 68, que sumió a Roma en caos. Al final, ambos coinciden que lo esencial es que Jesús vence.
2 Tesalonicenses 2:9–12 (NTV) Ese hombre vendrá a hacer la obra de Satanás con poder, señales y milagros falsos. 10 Se valdrá de toda clase de mentiras malignas para engañar a los que van rumbo a la destrucción, porque se niegan a amar y a aceptar la verdad que los salvaría. 11 Por lo tanto, Dios hará que ellos sean engañados en gran manera y creerán esas mentiras. 12 Entonces serán condenados por deleitarse en la maldad en lugar de creer en la verdad.
Los futuristas creen que el Anticristo realizará señales milagrosas por medio del poder satánico, y que los incrédulos seguirán esta imitación. Los preteristas ven en Nerón y en los líderes judíos una figura que engañó al pueblo, endureciendo sus corazones y provocando el juicio de Dios en el año 70.
Al final del capítulo, Pablo nos deja con una verdad profunda. Aunque hay más de una forma de interpretar este pasaje, ambas posturas coinciden en lo esencial. El mal es real y está activo en el mundo. Jesús regresará algún día para destruir a todo enemigo. Habrá una resurrección real de su pueblo. Su Reino será establecido para siempre.
Este mensaje no pretende resolver todos los debates escatológicos, sino invitar a una lectura seria, humilde y centrada en Cristo. Tanto los futuristas como los preteristas buscan honrar la Palabra, y aunque difieren en los detalles, comparten la esperanza final: Jesús es el vencedor, y su pueblo será restaurado.
Así que, mientras esperamos Su venida, no nos dejemos llevar por el miedo ni por especulaciones vacías. Mantengamos firme nuestra fe, amemos la verdad y vivamos como quienes ya pertenecen al Reino que viene. Porque, al final, no importa si el hombre de pecado fue Nerón o será alguien futuro. Lo que importa es que Cristo lo vencerá.
Y aquí es donde el mensaje se vuelve personal. ¿Estás listo para ese día? ¿Has puesto tu confianza en Jesús como tu Salvador? La Biblia no solo nos advierte sobre el juicio, sino que también nos ofrece esperanza. Jesús vino, murió y resucitó para que tú no tengas que enfrentar ese día sola ni con temor. Él venció al pecado, a la muerte y al enemigo, y hoy te extiende su mano con gracia.
Si aún no has entregado tu vida a Cristo, este es el momento. No importa tu pasado, tus dudas o tus heridas. Él te llama con amor, te perdona con poder y te recibe con brazos abiertos.
Porque al final, no se trata solo de entender profecías. Se trata de estar segura en el corazón de Aquel que cumple cada promesa. Y esa seguridad comienza cuando dices: “Jesús, creo en ti. Te recibo como mi Salvador.”
Hoy puede ser el comienzo de tu eternidad con Él.