Todos tenemos una naturaleza pecaminosa que nos impulsa a desear o anhelar lo contrario de lo que Dios quiere en nuestras vidas – y lo que nosotros mismos realmente queremos. (Para obtener más información, consulte Comprendiendo tu naturaleza pecaminosa.) Los cristianos quieren vencer la naturaleza pecaminosa, pero a veces recurren a malas estrategias que no ayudan a largo plazo.
Muchos cristianos pretenden que no tienen deseos mundanos interiormente. Parecen vivir una vida moral. Ellos siguen las reglas. Pero a veces esa bondad exterior es sólo una cortina de humo para las expresiones más sutiles y desviadas de la carne – como un orgullo espiritual. Pero cuando niegas tu naturaleza pecaminosa, ésta se hace más fuerte. Tarde o temprano explotará, y reaccionarás de manera desmesurada – al igual que muchas personas que, finalmente, rechazan la imagen y código moral exterior por adoptar un estilo de vida contrario y desenfrenado.
Otros que admiten su naturaleza pecaminosa trataran de excusarla. Pueda que lo culpen a una infancia difícil o a una experiencia pasada traumática para excusar el hecho de darle rienda suelta a sus deseos pecaminosos. Esto hace a otros responsables, y a nosotros como víctimas. Realmente nunca somos victimas al minimizar el impacto de dificultades pasadas,. Tenemos el poder de elegir como vamos a responder a lo que otros han hecho o a nuestra disposición genética. Mientras más trates de excusar tu naturaleza pecaminosa, más se fortalecerá.
Castígarla.
Hay varias maneras de tratar de castigarte a ti mismo por tu naturaleza pecaminosa. Se trata de un sentimiento de culpabilidad en que te golpeas a ti mismo por esos deseos internos. Otra es la penitencia, con la cual tratas de equilibrar la balanza de la justicia mediante el pago de cierto tipo de precio por tus deseos. O pueda que reacciones exageradamente con auto-sacrificio para Dios y para los demás. Te castigas a ti mismo volviéndote excesivamente religioso. Otra estrategia consiste en comportamientos autodestructivos. Pero el castigarte a ti mismo nunca funciona. No te va a dar paz con Dios. Tu naturaleza pecaminosa solo se rebelará y portará aún más mal.
Muchos cristianos concluyen que la única manera de vencer la naturaleza pecaminosa es combatiendo de frente. ¡Simplemente di “NO” a tus deseos pecaminosos! ¡Se fuerte! Pueda que suene espiritual , pero no funciona. ¿Por qué? Porque tu naturaleza pecaminosa es parte de ti. Cuando luchas contra ella, vas a crear tensiones internas que tu alma no puede soportar. No puedes luchar contra ti mismo y ganar. Esto no significa que te des por vencido o que seas pasivo. Es sólo que el esfuerzo para tratar con la naturaleza pecaminosa debe ser de una manera diferente a la de una batalla absoluta.
Entonces, ¿qué funciona? Lee el artículo llamado Aplicando la gracia a tu naturaleza pecaminosa para que te enteres.