La eternidad es real y todos la enfrentaremos cuando demos nuestro último aliento. Hoy te daremos cinco versículos bíblicos que nos muestran cómo estar preparados para ese día. Compártelo con un amigo usando esta hojita. Pero antes de llegar allí quiero que entendamos dos conceptos relacionados con el “Infierno”.
El primer concepto es el Seol o el Hades. El Seol o el Hades se refiere al “reino de los muertos”. Antes de la cruz y la resurrección de Jesús, todos los que morían, creyentes y no creyentes, iban al “Seol”. Esto lo deducimos por la historia del hombre rico y Lázaro en Lucas 16:19 en adelante.
Lucas 16:22-23 (NTV) »Con el tiempo, el hombre pobre murió y fue llevado por los ángeles para que se sentara junto a Abraham en el banquete celestial. El hombre rico también murió y fue enterrado, 23 y fue al lugar de los muertos. Allí, en medio del tormento, vio a Abraham a lo lejos con Lázaro junto a él.
El Hades, un concepto importado de la mitología griega como traducción griega de Seol (hebreo), es retratado como un lugar de tormento para el hombre rico injusto. Aquí “tormento” es una idea ampliada del concepto del Seol en el Antiguo Testamento.
El Seol se divide en tres partes. Primero está el “lugar de tormento” para los incrédulos (donde fue el hombre rico). Segundo, está el lugar de consuelo para los que creyeron, conocido como “el seno de Abraham” y/o el paraíso (donde está Lázaro). La tercera división es el gran abismo entre los dos lugares.
Lucas 16:26 (NTV) Además, hay un gran abismo que nos separa. Ninguno de nosotros puede cruzar hasta allí, y ninguno de ustedes puede cruzar hasta aquí”.
Este abismo es como un pozo sin fondo. Algunos creen que este “pozo sin fondo” mencionado en la Biblia podría referirse a Tártaro, un concepto que aparece en la mitología griega y en algunos textos cristianos. En el Nuevo Testamento, la palabra “Tártaro” aparece en 2 Pedro 2:4.
2 Pedro 2:4 (NTV) Pues Dios ni siquiera perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó al infierno (“tartarus”), dentro de fosas tenebrosas, donde están encerrados hasta el día del juicio.
El Tártaro mencionado aquí es un lugar de castigo temporal para ciertos seres antes del juicio final. Vemos esto mencionado en el Apocalipsis en los últimos tiempos. Pero aquí está el punto principal: después de la muerte de Jesús, el Seol cambió. La cruz y la resurrección marcaron el momento decisivo de la historia.
Primero, Jesús fue al “paraíso” (lado bueno del Seol) como le dijo al criminal que fue crucificado junto a él cuando se arrepintió y puso su fe en Jesús: “…hoy estarás conmigo en el Paraíso”. Lucas 23:43 (NTV). También proclamó el evangelio allí como dice Pedro:
1 Pedro 3:19 (NTV) Por lo tanto, fue a predicarles a los espíritus encarcelados…
Jesús Vació el “Paraíso” (el lado justo del Seol) y trajo las almas de los fieles muertos al Cielo, ahora que se había cumplido la expiación.
Efesios 4:8 (NTV) Por eso las Escrituras dicen: «Cuando ascendió a las alturas, se llevó a una multitud de cautivos y dio dones a su pueblo».
Desde entonces, los creyentes ya no van al Seol, sino directamente a la presencia de Dios ya que Jesús reubico el Paraíso en “Cielo”. Así que ahora los creyentes que mueren van directamente a la presencia de Dios y ya no al lugar de los muertos como dijo el apóstol Pablo:
2 Corintios 5:8 (NTV) Sí, estamos plenamente confiados, y preferiríamos estar fuera de este cuerpo terrenal porque entonces estaríamos en el hogar celestial con el Señor.
Entonces el Hades o Seol es sólo para los incrédulos pero no es su destino final. El destino final de los incrédulos es el Lago de fuego o el Gehena. El Gehena/el Lago de Fuego es el segundo concepto relacionado con el infierno y se refiere al infierno “final”. Jesús usó el término Gehena en el AT. Se refiere al valle de Hinom en las afueras de Jerusalén, que tenía una historia de sacrificio de niños. Luego se convirtió en un lugar de quema de basura. Jesús lo usó simbólicamente para el juicio final y el castigo de fuego (ej. Lucas 12:5, Marcos 9:43-47, Mateo 5:22, 23:33 y 10:28).
Mateo 10:28 (NTV) »No teman a los que quieren matarles el cuerpo; no pueden tocar el alma. Teman solo a Dios, quien puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno.
Jesús también usa “oscuridad de afuera” 3 veces para describir el infierno como un lugar de separación de Dios, de profundo dolor y arrepentimiento (Mateo 8:12; 22:13; 25:30).
En Apocalipsis (p. ej., Apocalipsis 20:10-15), el infierno se presenta como un lago de fuego, la “muerte segunda”, al que son arrojados el diablo, la bestia y aquellos que no están en el Libro de la Vida.
Apocalipsis 20:14 (NTV) Entonces la muerte y la tumba fueron lanzadas al lago de fuego. Este lago de fuego es la segunda muerte.
Con este trasfondo establecido, veamos 5 versículos bíblicos sobre la eternidad.
Hebreos 9:27 (NTV) …cada persona está destinada a morir una sola vez y después vendrá el juicio….
La cultura popular enseña que después de la muerte vienen las alitas angelicales. Nos presentan imágenes caricaturescas. El cielo se muestra frecuentemente como un lugar en las nubes con puertas de perlas, ángeles con halos y alas y personas con túnicas blancas. También enseña que todos vamos al cielo (universalismo) y que si el infierno existe es para los Hitler y Bin Laden del mundo. Shows como Los Simpson, Padre de familia (Family Guy), y South Park a menudo convierten el infierno en un chiste, socavando su seriedad con lo absurdo.
En contraste, la Biblia enseña que después de tu muerte, comparecerás ante Dios para ser juzgado por tus acciones y decisiones en la tierra. No hay reprises ni segundas oportunidades. Esto es cierto para todos los seres humanos, sin excepciones. El infierno es real y la gente va allí.
Romanos 3:23 (NTV) Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios.
Todo ser humano peca y no alcanza el estándar de Dios. Esto hace que el día del juicio sea una mala noticia. ¿Quién va al Infierno (Hades) según la Biblia? La Biblia dice que el infierno está preparado para el diablo y sus ángeles (Mateo 25:41, Apocalipsis 20). También para los pecadores que no se han arrepentido como dice Gálatas 5:19–21 y Apocalipsis 21:8: »Pero los cobardes, los incrédulos, los corruptos, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican la brujería, los que rinden culto a ídolos y todos los mentirosos, tendrán su destino en el lago de fuego que arde con azufre. Esta es la segunda muerte».
También es para los que rechazan a Cristo como lo leemos en Juan 3:18 y 2 Tesalonicenses 1:8–9: …Él vendrá con sus ángeles poderosos, 8 en llamas de fuego, y traerá juicio sobre los que no conocen a Dios y sobre los que se niegan a obedecer la Buena Noticia de nuestro Señor Jesús. 9 Serán castigados con destrucción eterna, separados para siempre del Señor y de su glorioso poder.
En otras palabras: por defecto, todo ser humano se dirige al infierno. Esto no nos parece justo a muchos de nosotros. Pero eso es porque no lo vemos desde la perspectiva de Dios. Minimizamos nuestro pecado y la necesidad de juicio. Nos decimos: “No soy una mala persona. He cometido errores, pero en general soy bueno. Dios no enviaría a alguien como yo al infierno”. Lastimosamente si, aunque seas bueno, según tu criterio, pero si no has aceptado a Cristo, vas al infierno. Pero aquí es donde entran las buenas noticias…
Gálatas 1:4 (NTV) Tal como Dios nuestro Padre lo planeó, Jesús entregó su vida por nuestros pecados para rescatarnos de este mundo de maldad en el que vivimos.
Jesús fue a la cruz para rescatarnos del juicio venidero. Como Dios, vivió una vida sin pecado y murió como un criminal en nuestro lugar. Este fue el momento decisivo en la historia (tema 5 de La búsqueda) ya que como dice Romanos 3:23-24 (NTV) “Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios. 24 Sin embargo, en su gracia, Dios gratuitamente nos hace justos a sus ojos por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados.”
El plan de rescate está en marcha, pero tenemos que hacer algo para acceder a él. Este “algo” no tiene que ver con buenas acciones ni sacrificios. Es muy sencillo y lo vemos en Romanos..
Romanos 10:9 (NTV) Si declaras abiertamente que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo.
Somos salvos al poner nuestra fe en la obra consumada de Jesús, no en cualquier cosa que podamos hacer. Cada ser humano es personalmente responsable de dar esta respuesta de fe (Tema 6 de La búsqueda). Al poner nuestra fe en Jesús somos salvos porque “Dios nos hace justos a sus ojos cuando ponemos nuestra fe en Jesucristo. Y eso es verdad para todo el que cree, sea quien fuere.” (Romanos 3:22)
Un momento después de tu muerte serás juzgado por una cosa: confiar en Jesús o sea haber aceptado a Jesús como tu Salvador. Los que han aceptado a Jesús irán al Paraíso. Los que no, irán al Hades o sea el infierno. Si quieres ir al paraíso, necesitas poner tu fe en Jesús, y el primer paso es hacer una oración como la siguiente:
La oración del pecador:
“Jesús, reconozco que soy un pecador. Sé que moriste en la cruz y resucitaste de entre los muertos para que yo pudiera tener vida. Ahora me aparto de mi pecado y recurro a ti con fe. Confío sólo en ti para perdonar mi pecado y darme una nueva vida. Gracias por este regalo gratuito. Amén”.
La salvación en última instancia significa el cielo.
Apocalipsis 21:4 Él les secará toda lágrima de los ojos, y no habrá más muerte ni tristeza ni llanto ni dolor. Todas esas cosas ya no existirán más».
Para aquellos que han puesto su fe en Jesús, no hay nada que temer de la muerte. El cielo es un lugar de alegría y libertad más allá de nuestra imaginación más loca. Te hablo un poquito de cómo es el cielo. El cielo
no trata sólo de nubes y arpas. Es un mundo renovado y físico. Apocalipsis 21 describe un cielo nuevo y una tierra nueva, donde la belleza, la cultura y la vida florecen de la manera que Dios planeó desde el principio.
Solía pensar que era una habitación de paredes blancas que ahora me parece una imagen de un manicomio. ¡De ninguna manera! Hay colores y belleza. Es un lugar vibrante lleno de vida plena.
Antes pensaba que las relaciones allí serían inexistentes. Pero no. Estaremos con todos los redimidos. Estas son personas de cada nación y generación. Habrá relaciones profundas y sin pecado y unidad sin conflicto ni miedo.
Sobre todo, el cielo es donde habita Dios con nosotros en gloria pura y sin filtros. Mira como lo narra Juan: “Oí una fuerte voz que salía del trono y decía: «¡Miren, el hogar de Dios ahora está entre su pueblo! Él vivirá con ellos, y ellos serán su pueblo. Dios mismo estará con ellos.” (Apocalipsis 21:3).
Así que así es como funciona la eternidad. La muerte no es el fin para nadie. Tanto los justos como los injustos continúan existiendo. Los injustos van al lugar de los muertos. A la espera del juicio final y del Lago de Fuego.
Los justos van a estar con el Señor esperando los cielos nuevos y la tierra nueva. Nuestra justicia no es algo que ganamos por nuestras obras. Es un regalo de Dios basado en la justicia de Jesús. Es un regalo que alguien puede recibir si pone su confianza en él.
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