Hoy concluimos nuestra serie sobre Tesalonicenses, que hemos recorrido versículo por versículo desde el inicio del verano. Esta es la última lección de una serie de quince, disponible en buscadeDios/tesalonicenses-serie, con puntos clave y preguntas para comentar.
Hoy cerramos con un tema que ha nadie le gusta, al menos que sean ellos los receptores de esta acción. La obediencia. Suena como algo que solo se les exige a los niños. Pero no. Es una palabra que incomoda a los adultos también. ¿Cuándo fue la última vez que tuviste que obedecer a alguien? Tal vez fue hoy. Tal vez fue a Jesús.
Pablo cierra su segunda carta a los tesalonicenses con una exhortación directa y profundamente práctica. Comienza con una petición: oración.
2 Tesalonicenses 3:1-3 (NTV) Finalmente, amados hermanos, les pedimos que oren por nosotros. Oren para que el mensaje del Señor se difunda rápidamente y sea honrado en todo lugar adonde llegue, así como cuando les llegó a ustedes. 2 Oren, también, para que seamos rescatados de gente perversa y mala, porque no todos son creyentes. 3 Pero el Señor es fiel; él los fortalecerá y los protegerá del maligno.
La obediencia comienza con oración y confianza en la fidelidad de Dios. Pablo no pide comodidad, sino que el evangelio avance. Y aunque reconoce la oposición, confía en que el Señor protegerá a sus hijos.
Luego, Pablo afirma su confianza en la obediencia de los creyentes.
2 Tesalonicenses 3:4 (NTV) Además, confiamos en el Señor que ustedes hacen y seguirán haciendo lo que les ordenamos.
Esta frase puede incomodar hoy. Nadie quiere ser corregido. Muchos prefieren abandonar una iglesia antes que recibir exhortación. Pero la obediencia a la autoridad espiritual es parte de la vida cristiana. Es lo que distingue a un discípulo de un creyente casual.
Pablo continúa con una oración que conecta mente y corazón.
2 Tesalonicenses 3:5 (NTV) Que el Señor les guíe el corazón a un entendimiento total y a una expresión plena del amor de Dios, y a la perseverancia con paciencia que proviene de Cristo.
Aquí vemos dos dimensiones: el entendimiento (ortodoxia) y la expresión (ortopraxis). En esta serie hemos explorado buena teología: escatología, el mal, el sufrimiento, incluso debates doctrinales como calvinismo y arminianismo. Pero Pablo nos recuerda que no basta con entender. Hay que vivirlo. Dios se interesa por nuestra obediencia práctica.
Y entonces, Pablo da un ejemplo concreto. No habla de inmoralidad sexual, idolatría o codicia. Habla de la pereza.
2 Tesalonicenses 3:6 (NTV) Y ahora, amados hermanos, les damos el siguiente mandato en el nombre de nuestro Señor Jesucristo: aléjense de todos los creyentes que llevan vidas ociosas y que no siguen la tradición que recibieron de nosotros.
La obediencia no se trata solo de evitar los “grandes” pecados como la inmoralidad sexual o la idolatría. Habla de algo muy práctico: la pereza. La obediencia no es solo evitar los pecados graves, sino vivir con fidelidad diaria como es el trabajar. Ya lo había dicho en su primera carta.
1 Tesalonicenses 4:11-12 (NTV) Pónganse como objetivo vivir una vida tranquila, ocúpense de sus propios asuntos y trabajen con sus manos, tal como los instruimos anteriormente. 12 Entonces aquellos que no son creyentes respetarán la manera en que ustedes viven, y ustedes no tendrán que depender de otros. .
Pablo promueve el trabajo digno y advierte contra la caridad tóxica. No debemos fomentar ciclos de dependencia, sino empoderar hacia la independencia. Pablo no solo enseñaba esto (ortodoxia). Lo vivía (ortopraxis).
2 Tesalonicenses 3:7-9 (NTV) Pues ustedes saben que deben imitarnos. No estuvimos sin hacer nada cuando los visitamos a ustedes. 8 En ningún momento aceptamos comida de nadie sin pagarla. Trabajamos mucho de día y de noche a fin de no ser una carga para ninguno de ustedes. 9 Por cierto, teníamos el derecho de pedirles que nos alimentaran, pero quisimos dejarles un ejemplo que seguir.
Su vida era un modelo de obediencia práctica. Y vuelve a repetir la instrucción.
2 Tesalonicenses 3:10 (NTV) Incluso mientras estábamos con ustedes les dimos la siguiente orden: «Los que no están dispuestos a trabajar que tampoco coman».
Aparentemente, todavía seguía siendo un problema. Algunos, aun después de recibir su primera carta, seguían sin obedecer esta instrucción. Pablo tuvo que volver a repetirlo.
La ética del Reino incluye la diligencia como se los dijo en Efesios 4:28 (NTV) Si eres ladrón, deja de robar. En cambio, usa tus manos en un buen trabajo digno y luego comparte generosamente con los que tienen necesidad.
Diligencia es el esfuerzo constante y cuidadoso que una persona pone en cumplir una tarea con responsabilidad, compromiso y atención. Implica actuar con prontitud, esmero y perseverancia, especialmente en lo que es correcto o necesario.
Según la Didaché: si un viajero desea quedarse, que trabaje para su sustento. La Didaché también conocida como La Enseñanza de los Doce Apóstoles) es uno de los documentos cristianos más antiguos que se conservan, probablemente escrito entre los años 70 y 100 d.C. Es una guía breve y práctica sobre cómo debía vivir un cristiano en comunidad, incluyendo enseñanzas morales, instrucciones sobre el bautismo, la oración, el ayuno y la celebración de la Eucaristía. No forma parte del canon bíblico.
Pablo continúa con una corrección directa.
12 Tesalonicenses 3:11-12 (NTV) Sin embargo, oímos que algunos de ustedes llevan vidas de ocio, se niegan a trabajar y se entrometen en los asuntos de los demás. 12 Les ordenamos a tales personas y les rogamos en el nombre del Señor Jesucristo que se tranquilicen y que trabajen para ganarse la vida.
La frase “entrometerse” no debe leerse desde nuestra cultura. El comentario del Nuevo Testamento de Pilar nos ayuda a entender que la idea no es que estas personas tuvieran demasiado tiempo libre y lo desperdiciaran interrumpiendo el trabajo de otros con sus conversaciones o chismes. Tampoco se refiere a que se metieran entre sus vecinos dando consejos no solicitados, ni a que causaran disturbios en las reuniones públicas.
El problema, más bien, era la participación de ciertos “beneficiados” en asambleas públicas, donde apoyaban las causas de sus beneficiarios, involucrándose en asuntos que en realidad no les correspondían. Lo que está en juego es su participación política en favor de quienes los patrocinaban. O sea que con tal que los siguieran manteniendo, se metían en la política a favor de los que los mantenían.
A los demás, Pablo les da una exhortación sencilla.
2 Tesalonicenses 3:13 (NTV) En cuanto al resto de ustedes, amados hermanos, nunca se cansen de hacer el bien.
¿No es así como funciona la crianza también? Gastamos nuestras energías más en los hijos problemáticos. Les damos más tiempo, palabras, correcciones. Pero al obediente solo nos queda decirle: “Bien hecho, sigue así”. Y eso es lo que le está diciendo Pablo a “sus hijitos” en la fe bien portados.
Pero la obediencia también requiere corrección comunitaria.
2 Tesalonicenses 3:14-15 (NTV) Tomen nota de quienes rehúsan obedecer lo que decimos en esta carta. Aléjense de ellos, para que se avergüencen. 15 No los vean como enemigos, sino llámenles la atención como lo harían con un hermano.
Dios se interesa por tu obediencia. Tú también deberías interesarte por tu obediencia. Y por la obediencia de tus hermanos.
Así que para terminar, te repito la pregunta del inicio: ¿Cuándo fue la última vez que tuviste que obedecer a alguien? Tu respuesta debería ser: Hoy. Tuve que obedecer a Jesús.
Y es que la obediencia no es una carga ni una costumbre anticuada. Es una respuesta viva al amor de Dios. Es una práctica que transforma no solo nuestra conducta, sino también nuestras relaciones, nuestras comunidades y nuestra visión del mundo.
Tal vez nunca has pensado en obedecer a Dios. Tal vez la palabra “obediencia” te suena a control, a religión rígida, o a algo que limita tu libertad. Pero en la Biblia, obedecer no es perder libertad, es encontrarla. Es confiar en que hay un Dios que te ama, que te guía, y que quiere lo mejor para ti.
Pablo termina su carta, y nosotros esta serie, con una bendición que no es solo para los creyentes de Tesalónica, sino también para ti hoy:
2 Tesalonicenses 3:16-18 (NTV) Ahora, que el mismo Señor de paz les dé su paz en todo momento y en cada situación. El Señor sea con todos ustedes. 17 Aquí está mi saludo de mi propio puño y letra: Pablo. Hago esto en todas mis cartas para probar que son mías. 18 Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes.
Si tu nunca has experimentado esa paz, esa gracia, esa cercanía con Dios, hoy puede ser el comienzo. No necesitas entenderlo todo. Solo necesitas abrir tu corazón. Dios no está esperando perfección, está esperando sinceridad.
Si has fallado, si te has alejado, o si nunca has obedecido a Jesús, puedes empezar ahora. Confiesa tu necesidad, pídele perdón, y recibe su amor. La obediencia no es el final del camino. Es el primer paso hacia una vida transformada. Y esa vida está disponible para ti hoy.