La semana pasada exploramos cómo un pasaje bíblico puede ser interpretado por dos grupos distintos: futuristas y preteristas. Aunque sus enfoques sobre los últimos tiempos difieren, ambos se basan en la Escritura y coinciden en fundamentos esenciales. Hoy repetimos ese ejercicio, pero con un tema aún más profundo y divisivo: la elección divina.
Este concepto, también conocido como “ser escogidos por Dios”, aparece por segunda vez en los escritos de Pablo en el texto que estudiaremos hoy. La primera mención fue en 1 Tesalonicenses 1:4, pero no nos detuvimos allí. Más adelante lo veremos en Romanos y Efesios. Hoy nos preguntamos: ¿La elección divina es real?
Un poco de historia: la Reforma y el debate teológico
Durante la Reforma del siglo XVI, los reformadores establecieron pilares teológicos como sola scriptura (solo la Escritura), sola fide (solo la fe) y sola gratia (solo la gracia). Estos fundamentos dieron forma a la teología protestante, pero también surgieron distinciones más específicas.
Entre ellas, la depravación total: la idea de que cada parte de la naturaleza humana está corrompida por el pecado, lo que impide que alguien elija a Dios por sí mismo. Por eso, la gracia es absolutamente necesaria.
También se desarrolló la doctrina de la elección soberana, donde Dios predestina a algunos para salvación. Algunos reformadores incluso hablaron de doble predestinación: unos elegidos para salvación, otros para condenación. Estas ideas surgieron del estudio bíblico, al leer términos como “escogidos”, “elegidos” y “predestinados”.
Jacobus Arminius (1560–1609), teólogo reformado, comenzó a cuestionar la elección incondicional y la doble predestinación. Propuso que Dios otorga gracia suficiente a todos para que puedan elegir (gracia preveniente), y que la elección divina está condicionada al conocimiento previo de quiénes responderían con fe.
Tras su muerte, sus seguidores escribieron la Remonstrancia en 1610, resumiendo su teología en cinco puntos. El Sínodo de Dort (1618–1619) respondió condenando esos puntos y estableciendo lo que hoy conocemos como calvinismo reformado, resumido en el acrónimo TULIP.
TULIP: los cinco puntos del calvinismo
- U – Elección Incondicional
- P – Perseverancia de los Santos
Cada punto refleja una visión específica sobre cómo Dios obra en la salvación. Hoy, al estudiar 2 Tesalonicenses 2:13–17, veremos cómo calvinistas y arminianos interpretan este pasaje desde sus respectivas perspectivas. Así, hoy, desglosamos cada versículo del pasaje bíblico a través de estas dos lentes.
2 Tesalonicenses 2:13 (NTV) En cuanto a nosotros, no podemos más que agradecerle a Dios por ustedes, queridos hermanos, amados por el Señor. Siempre estamos agradecidos de que Dios los eligió para que estén entre los primeros (o desde el principio) en experimentar la salvación, una salvación que vino mediante el Espíritu—quien los hace santos—y por creer en la verdad.
“Dios los eligió… para… experimentar la salvación”
Los calvinistas ven aquí una elección incondicional: Dios escogió desde la eternidad a quienes serían salvos, sin basarse en sus obras o creencias. La frase “desde el principio”, como dice la Reina Valera Contemporánea, refuerza esta idea.
Los arminianos, en cambio, interpretan que Dios escoge a los creyentes según su conocimiento previo de quiénes responderían con fe. Para apoyar esta ideología, ellos se basan en Romanos 8:29 (NTV):Pues Dios conoció a los suyos de antemano y los eligió para que llegaran a ser como su Hijo…
Aunque “desde el principio” puede apuntar al plan eterno de Dios, no necesariamente implica un decreto incondicional sobre la salvación individual.
“mediante el Espíritu, quien los hace santos”
Para los calvinistas, esto muestra que la salvación es obra de Dios de principio a fin: el Espíritu regenera y santifica a los elegidos. Para los arminianos, el Espíritu habilita la fe, pero esa gracia puede ser resistida.
Cuando Pablo dice “por creer en la verdad“ o como dice la RVC “por su fe en la verdad”, los calvinistas lo ven como fruto irresistible de la elección. Dios escoge, el Espíritu obra, y la fe y la santidad siguen. La fe misma es un regalo de Dios (Filipenses 1:29).
Los arminianos, por su parte, afirman que la fe es una respuesta humana genuina a la gracia ofrecida. No es forzada ni inevitable.
2 Tesalonicenses 2:14 (NTV) Él los llamó a la salvación cuando les anunciamos la Buena Noticia; ahora pueden participar de la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
“Él los llamó a la salvación”
Para los calvinistas, esto es el llamado eficaz de Dios. La predicación del evangelio es el llamado externo pero el Espíritu asegura que los elegidos respondan (Juan 6:37). Esto encaja perfectamente con la gracia irresistible: los que Dios llama en este sentido salvador vendrán a él sin poder resistirse a su llamado.
Los arminianos están de acuerdo en que Dios llama mediante el evangelio, pero lo ven como una invitación universal y genuina. Basan su creencia en Mateo 22:14: “..muchos son los llamados, pero pocos los elegidos.” Ellos dicen que este llamado es habilitado por la gracia preveniente. En otras palabras, Dios da a todos la capacidad de responder, pero pueden resistir o aceptar
“ahora pueden participar de la gloria”
La participación en la gloria de Cristo también se interpreta de forma distinta. Para los calvinistas, es una garantía: los elegidos perseverarán (Romanos 8:30 (NTV) Después de haberlos elegido, Dios los llamó para que se acercaran a él; y una vez que los llamó, los puso en la relación correcta con él; y luego de ponerlos en la relación correcta con él, les dio su gloria.).
Para los arminianos, compartir esa gloria depende de continuar en la fe (Colosenses 1:23). Uno “puede” compartir su gloria, pero no está garantizado que seremos partícipes de ella. Dios llama a todos, pero solo los que perseveran en la fe genuina experimentan esa gloria
2 Tesalonicenses 2:15 (NTV) Con todo esto en mente, amados hermanos, permanezcan firmes y sigan bien aferrados a las enseñanzas que les transmitimos tanto en persona como por carta.
En este versículo, Pablo cambia de la salvación y el llamado a la obediencia y la perseverancia. En este caso, ambos grupos están de acuerdo y afirman fuertemente el llamado a “permanecer firmes” y “mantenerse fieles a la enseñanza”, aunque explican la base de la obediencia de manera distinta. Ambos ven la obediencia como fruto de un corazón arrepentido, aunque los creyentes aún tropiezan,
Los calvinistas ven la obediencia y la perseverancia como evidencia de la elección y obra de Dios. La obediencia es resultado de la gracia de Dios y marca de los verdaderamente elegidos. Permanecer firmes y aferrarse a la enseñanza es evidencia de la elección previa y la gracia continua de Dios. Afirman que la obediencia fluye de la obra de Dios en nosotros (Filipenses 2:13 (NTV) Pues Dios trabaja en ustedes y les da el deseo y el poder para que hagan lo que a él le agrada.).
Los arminianos entienden la obediencia como una responsabilidad real: los creyentes deben elegir permanecer en Cristo (Juan 15:6 (NTV) El que no permanece en mí es desechado como rama inútil y se seca. Todas esas ramas se juntan en un montón para quemarlas en el fuego.).
2 Tesalonicenses 2:16-17 (NTV)16 Que nuestro Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre, quien nos amó y por su gracia nos dio consuelo eterno y una esperanza maravillosa, 17 los conforten y fortalezcan en todo lo bueno que ustedes hagan y digan.
“quien nos amó y por su gracia nos dio consuelo eterno y una esperanza maravillosa”
Ambas posturas coinciden: si alguien es creyente, es por el amor y la gracia de Dios. El calvinismo afirma que este amor es soberano y previo a cualquier respuesta humana: Dios elige, consuela y fortalece por pura gracia, sin depender del mérito.
El arminianismo, por su parte, sostiene que Dios ama a todos y ofrece su gracia, pero el ser humano debe responder con fe y permanecer firme. Aunque difieren en el proceso, ambos reconocen que si hoy alguien cree, es porque Dios lo amó primero y le dio la gracia para vivir con esperanza y consuelo. Esta verdad, más allá de las doctrinas, es motivo de gratitud y unidad entre creyentes.
Cerremos con la pregunta inicial: ¿La elección divina es real? La respuesta bíblica es sí. El concepto está presente en la Escritura y no puede ser ignorado. La verdadera pregunta es cómo lo interpretamos. Tanto calvinistas como arminianos coinciden en que la salvación es obra de Dios, que somos salvos por gracia mediante la fe, y que Dios merece todo el crédito.Como enseñaron los reformadores: sola gratia, sola fide.
Te dejo con la declaración de fe de Alpine Church: Creemos que el plan de Dios desde el principio fue tener una relación con todas las personas. Como el pecado lo impide, Dios estableció una forma de acreditar justicia: acepta la muerte de Cristo como pago por el pecado. Quienes se arrepienten y creen en la obra de Dios son perdonados y restaurados. Esta es la salvación, y es obra de Dios de principio a fin, para que seamos salvos únicamente por gracia.
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