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Puntos de conversación:
- El sufrimiento no es un error en la vida cristiana—es algo esperado y con propósito. 2 Tesalonicenses 1:4
- Las dificultades abren la puerta a la justicia de Dios; Él promete arreglar todas las cosas en Su tiempo. 2 Tesalonicenses 1:5–9
- Las dificultades abren la puerta al descanso de Dios; el alivio y la paz definitiva llegarán cuando Cristo regrese. 2 Tesalonicenses 1:7
- Las dificultades abren la puerta a la alabanza de Dios; las pruebas nos dan aún más razones para adorarlo. 2 Tesalonicenses 1:10, Santiago 1:2
- La gracia de Dios capacita a los creyentes para soportar el sufrimiento de una manera que honra a Cristo. 2 Tesalonicenses 1:11–12
Continuamos nuestro estudio de Tesalonicenses. Pasamos 11 semanas cubriendo los 5 capítulos de 1 Tesalonicenses. Ahora, entramos a 2 Tesalonicenses. Terminaremos los 3 capítulos de 2 Tesalonicenses en cuatro semanas.
Antes de entrar al texto, debo reconocer un dato poco conocido: Ya hemos señalado que 1 Tesalonicenses probablemente fue la primera carta de Pablo. Él escribió un total de 13 cartas, dirigidas a iglesias e individuos.
Mencionamos que Gálatas posiblemente fue escrita antes que 1 Tesalonicenses, pero la mayoría de los estudiosos creen que fue al revés. Sin embargo, hay quienes creen que 2 Tesalonicenses fue escrita primero. Suena loco, ¿verdad? ¡Sería una excelente pregunta de trivia! ¡Nadie adivinaría que 2 Tesalonicenses fue la primera carta de Pablo! Pero el orden de 1 y 2 Tesalonicenses en el canon se basó en el tamaño, no en la cronología. (¡Eso es cierto!) Así que hablemos de eso un momento antes de entrar al texto de hoy.
A continuación te presento la teoría alternativa de que 2 Tesalonicenses fue primero por Charles A. Wanamaker, erudito del NT. Pablo, Silas y Timoteo fueron obligados a salir de Tesalónica por causa de la persecución (Hechos 17:1–10). Pablo envió a Timoteo de regreso para verificar cómo estaban los nuevos creyentes (1 Tesalonicenses 3:1–2).
Según esta teoría, Pablo escribió 2 Tesalonicenses primero, probablemente en respuesta a noticias perturbadoras o a un informe falso de que el Día del Señor ya había llegado. Timoteo pudo haber llevado esta primera carta (2 Tesalonicenses) de regreso a la iglesia como una forma de corregir el pánico o la falsa enseñanza sobre el regreso de Jesús (2 Tes 2:1-2). Luego, después de que Timoteo regresó con un informe más alentador (1 Tes 3:6), Pablo escribió 1 Tesalonicenses—una carta más personal y edificante para animarlos y agradecer a Dios por su fe.
La teoría tradicional de que 1 Tesalonicenses fue primero es más prevalente porque los primeros cristianos y la tradición de la iglesia lo afirmaron abrumadoramente. No hay registro de debate o controversia sobre el orden en la iglesia primitiva. 2 Tesalonicenses incluye instrucciones más avanzadas, que parecen basarse en enseñanzas anteriores. Pablo nunca menciona otra carta en 1 Tesalonicenses… ¡pero sí lo hace en 2 Tesalonicenses! 2 Tesalonicenses 2:15 (NTV): Con todo esto en mente, manténganse firmes y sigan fieles a lo que les enseñamos tanto en persona como por carta.
Con ese debate fuera del camino, pasemos a nuestra pregunta central: ¿Por qué Dios permite el sufrimiento? En la teología sistemática esto se llama la teología del sufrimiento. El cristianismo moderno ha perdido de vista esto y dice: “Si estás sufriendo, algo está mal.” El cristianismo bíblico lo abraza y dice: “Si estás sufriendo, algo está bien.” Dios lo usará para abrir puertas. Hoy hablaremos de tres puertas por las que caminamos cuando sufrimos. Vamos al texto.
2 Tesalonicenses 1:1-2 (NTV) 1 Esta carta es de parte de Pablo, Silas y Timoteo. Va dirigida a la iglesia en Tesalónica, a ustedes que pertenecen a Dios nuestro Padre y al Señor Jesucristo. 2 Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les den gracia y paz.
Probablemente escrita solo unos meses después de 1 Tesalonicenses.
2 Tesalonicenses 1:3-4 (NTV) 3 Amados hermanos, siempre debemos dar gracias a Dios por ustedes, como es justo, porque su fe está creciendo mucho y el amor que todos ustedes tienen unos por otros se mantiene firme. 4 Con orgullo hablamos de ustedes a las demás iglesias de Dios. Les contamos de su perseverancia y fe en todas las persecuciones y dificultades que están soportando.
Recuerda que en la primera carta les habló del amor fraternal, que debía extenderse más allá de la familia biológica hacia la familia de la iglesia. ¡Ellos lo tomaron en serio! ¡Lo están viviendo!
Y tú, ¿qué tipo de dificultades estás enfrentando hoy? Tal vez se trate de oposición directa por tu fe, o quizás de esas pruebas cotidianas que, aunque no parezcan persecuciones, igual desgastan el alma. Pablo menciona “persecuciones y dificultades” como parte de la experiencia cristiana, y aunque algunas son profundas y dolorosas, otras llegan disfrazadas de días absurdamente complicados. Sabes que será un día difícil cuando llamas a la línea de prevención del suicidio y te ponen en espera, o cuando el equipo de “60 Minutos” está esperando en tu oficina sin previo aviso. Si tu pastel de cumpleaños se colapsa por el peso de las velas, tu hermana gemela olvida tu cumpleaños, y el pájaro que canta fuera de tu ventana resulta ser un buitre… bueno, tal vez no sea persecución espiritual, pero definitivamente es una jornada que pone a prueba tu paciencia.
A veces, las dificultades no vienen en forma de grandes tragedias, sino en una serie de momentos frustrantes que nos hacen preguntar si Dios realmente está cerca. Pero incluso en medio de esos días —cuando tu bocina se queda pegada detrás de un grupo de motociclistas, tu cheque de devolución de impuestos rebota, o te pones ambos lentes de contacto en el mismo ojo— hay una invitación a permanecer firmes. Porque si Pablo se preocupaba por la fe de los tesalonicenses en medio de presiones sociales intensas, también podemos confiar en que Dios se interesa por nuestra fe en medio de los días caóticos, confusos o simplemente ridículos. Él sigue fortaleciendo y animando a los suyos, incluso cuando todo parece estar en contra.
Deja te hablo un poco de la naturaleza de las dificultades. El sufrimiento viene porque vivimos en un mundo roto → las cosas se descomponen / la tierra produce terremotos, tornados, enfermedades. El sufrimiento viene por las acciones malvadas de otras personas → más sobre esto en los versículos 5–6. A veces el sufrimiento es resultado de nuestras propias decisiones y acciones (no tanto en este pasaje).
Mi suegro ha tenido tres intervenciones quirúrgicas del corazón y no ha quedado bien. Después de estas operaciones ha ido en declive siendo internado varias veces en el hospital. Pero sigue fuerte en la fe. Porque así es la vida. Mientras estemos en estemos en este mundo habrá sufrimiento pero debe fortalecernos en la fe y no derrumbarnos.
Presta atención hoy; el mensaje de la Biblia es radicalmente diferente a cómo la mayoría piensa. La obsesión de nuestra cultura es vivir lo más largo posible, lo más saludable posible, con la mayor cantidad de dinero posible. Es decir, evitar el sufrimiento si es posible, por el mayor tiempo posible. Vivir una vida fácil, sin problemas. Esto ha afectado a la iglesia → cambia cómo vemos el sufrimiento / cómo vemos la eternidad. Nos hemos enamorado de lo que podemos tocar y ver. Así que cualquier cosa que no cumpla nuestras expectativas de paz, comodidad y facilidad se convierte en decepción con Dios.
Aun en medio de persecuciones y dificultades, Pablo estaba profundamente preocupado por la fe de los tesalonicenses. Según el Comentario de Pilar del Nuevo Testamento sobre 2 Tesalonicenses 1:4, su inquietud lo llevó a enviar a Timoteo “para averiguar sobre” su fe (1 Tes. 3:5) y “para fortalecerlos y animarlos” (1 Tes. 3:2), temiendo que la presión social abrumadora —motivada por el mismo tentador— los hubiera llevado a abandonar su compromiso con Cristo. Sin embargo, en lugar de cerrar puertas, la dificultad abrió caminos inesperados: fortaleció su determinación, profundizó su testimonio y reveló una fe que persevera incluso cuando todo parece estar en contra.
La puerta #1 que abrió fue la justicia de Dios
2 Tesalonicenses 1:5-6 (NTV).5 Dios usará esa persecución para mostrar su justicia y para hacerlos dignos de su reino, por el cual sufren. 6 En su justicia, él castigará a los que los persiguen.
La dificultad abre la puerta a la justicia de Dios. El sufrimiento es difícil (obvio), pero es temporal. La mayoría de las personas tienen un sentido innato de justicia. Reconocen cuando alguien está siendo tratado injustamente. Ejemplo: discriminación, etc.
Definición de la justicia de Dios: Dios siempre actúa conforme a lo que es correcto. Dios mismo es el estándar de lo que es correcto. Dios demostrará su justicia en respuesta a la persecución de su pueblo, así como cualquier sufrimiento que resulte de condiciones o decisiones que no son correctas.
2 Tesalonicenses 1:7-8 (NTV).…Él vendrá con sus poderosos ángeles, 8 en fuego ardiente, para traer juicio sobre los que no conocen a Dios y sobre los que se niegan a obedecer la Buena Noticia de nuestro Señor Jesús. 9 Serán castigados con destrucción eterna, separados para siempre del Señor y de su glorioso poder.
La venganza le pertenece al Señor. El problema es que cuando sufrimos por causa de la injusticia (o cualquier sufrimiento), queremos alivio inmediato. La dificultad no se siente temporal. Queremos que Dios castigue a quienes causan nuestro dolor rápidamente. Pero Dios tiene un calendario completamente diferente. Dios puede dar justicia inmediata en respuesta a la persecución, pero lo que promete es hacer todo correcto al final, cuando Jesús regrese (cuando “vendrá con sus poderosos ángeles). Por eso la Biblia nos llama a perseverar, como lo dice en Santiago 1:12.
La puerta #2 que la dificultad abre es el descanso de Dios
2 Tesalonicenses 1:7 (NTV) Y Dios les brindará descanso a ustedes que están siendo perseguidos y también a nosotros cuando el Señor Jesús aparezca desde el cielo. Él vendrá con sus ángeles poderosos.
El sufrimiento, aunque doloroso y muchas veces incomprensible, puede abrir la puerta al descanso de Dios. Esta idea puede sonar contraintuitiva, pero es una realidad espiritual que se revela en medio de la aflicción. El dolor se manifiesta de muchas formas: físico, como enfermedades o agotamiento; social, como marginación, rechazo o exclusión; y mental o emocional, como la lucha interna para no caer en desesperanza o depresión. En medio de todo esto, el descanso se presenta como una bendición: un sentido de alivio que no siempre elimina el sufrimiento, pero sí lo acompaña con paz.
La justicia, por otro lado, es externa; deseamos que Dios corrija lo injusto y que los causantes del dolor rindan cuentas. Pero el descanso es interno: anhelamos alivio, que el sufrimiento termine, ser libres del dolor. Es una bendición real cuando encontramos descanso en medio del sufrimiento, y Dios puede —y a menudo lo hace— concederlo.
Sin embargo, ese descanso a veces es solo temporal. El dolor regresa, o aparece otro tipo de aflicción. Pero la promesa de Dios es clara: el descanso completo, definitivo e irreversible llegará “cuando el Señor Jesús aparezca desde el cielo.” Como aprendimos hace unas semanas en 1 Tesalonicenses 4–5, el regreso de Jesús es central para nuestra fe. Su venida trae múltiples dimensiones de esperanza, y hoy lo vemos nuevamente en el contexto de circunstancias injustas y dolorosas.
La aplicación es sencilla pero profunda: el sufrimiento de esta vida no se compara con la gloria que será revelada. Lo que hoy parece injusto o difícil se convertirá en celebración. Todo el sufrimiento y dolor de este mundo se desvanecerá. No siempre tenemos respuestas al “por qué,” pero sí tenemos confianza razonable en Aquel que sí las tiene. La seguridad aquí es esta: Dios tendrá la última palabra.
La puerta #3 que abre la dificultad es la alabanza a Dios
2 Tesalonicenses 1:10 (NTV) Aquel día cuando él venga, recibirá gloria de su pueblo santo y alabanza de todos los que creen. Esto también los incluye a ustedes, porque creyeron lo que les dijimos acerca de él.
El sufrimiento, lejos de ser solo una carga, puede abrir la puerta a la alabanza. Nos da otra razón para adorar a Dios, no porque el dolor sea bueno en sí mismo, sino porque revela verdades profundas sobre quién es Él. La implicación es clara: cuando Jesús regrese —“aquel día”— lo recibiremos con alabanza y gloria. Tiene sentido, porque en ese momento veremos su justicia establecida y recibiremos descanso definitivo del sufrimiento. Pero ¿qué hay del presente? ¿Qué hacemos mientras el dolor aún forma parte de nuestra historia?
La respuesta es sorprendente y poderosa: aún ahora, tenemos razones para alabar a Dios. Incluso mientras el sufrimiento sigue presente en nuestras vidas, la alabanza no se detiene. De hecho, se vuelve más significativa. Déjame hablarte de dos razones por las que Dios merece alabanza incluso en medio de la aflicción.
La primera razón por la cual Dios merece nuestra alabanza es porque las dificultades demuestran que realmente le perteneces a Dios (Hebreos 12:7-8)
Hebreos 12:7–8 (NTV) Al soportar esta disciplina divina, recuerden que Dios los trata como a sus propios hijos. 8 ¿Acaso alguien oyó hablar de un hijo que nunca fue disciplinado por su padre? Si Dios no los disciplina a ustedes como lo hace con todos sus hijos, quiere decir que ustedes no son verdaderamente sus hijos, sino ilegítimos.
Una versión en inglés traduce el versículo 7 como: “Acepten las dificultades como parte de la disciplina.” Esta es una perspectiva completamente distinta sobre lo que ocurre en la vida. No es castigo, como muchos cristianos asumen. Es disciplina correctiva y formativa de parte de Dios.
La suposición común hoy en día es “si estoy pasando por tiempos difíciles, Dios me ha abandonado o no le importa.” Empero, la realidad es que Dios usa los tiempos difíciles para ayudarnos a crecer, porque nos ama y está profundamente comprometido con nuestro desarrollo.
La razon #2 por la cual Dios merece nuestra alabanza es porque el sufrimiento desarrolla madurez espiritual (Hebreos 12:9-11)
Hebreos 12:10–11 (NTV) Pues nuestros padres terrenales nos disciplinaron durante algunos años e hicieron lo mejor que pudieron, pero la disciplina de Dios siempre es buena para nosotros, a fin de que participemos de su santidad. 11 Ninguna disciplina resulta agradable a la hora de recibirla. Al contrario, ¡es dolorosa! Pero después, produce la apacible cosecha de una vida recta para los que han sido entrenados por ella
Esto refleja que Dios tiene un propósito mayor en la aflicción y la adversidad: no son castigos sin sentido, sino herramientas de formación espiritual. Los tiempos difíciles nos hacen más como Jesús, al permitirnos “participar de su santidad” y, como dice Hebreos, producir “una cosecha apacible de vida recta.”
Pero hay una nota importante: este fruto es “para los que han sido entrenados por ella,” es decir, para quienes están dispuestos a ser enseñados y a someterse al propósito de la disciplina divina. Por eso, Santiago nos invita a alegrarnos cuando enfrentamos dificultades, sabiendo que en ellas Dios está obrando algo profundo y transformador en nosotros.
Santiago 1:2 (NTV) Amados hermanos, cuando tengan que enfrentar cualquier tipo de problemas, considérenlo como un tiempo para alegrarse mucho.
Esto nos da la certeza que aun en medio del sufrimiento, tenemos razones para alabar a Dios. Por su justicia. Por su paz. Por la madurez y el carácter semejante a Cristo que Él forma en nosotros durante esos tiempos difíciles.
2 Tesalonicenses 1:11–12 (NTV) 11 Así que seguimos orando por ustedes, pidiéndole a nuestro Dios que los ayude para que vivan una vida digna de su llamado. Que él les dé el poder para llevar a cabo todas las cosas buenas que la fe los mueve a hacer. 12 Entonces el nombre de nuestro Señor Jesús será honrado por la vida que llevan ustedes, y serán honrados junto con él. Todo esto se hace posible por la gracia de nuestro Dios y Señor, Jesucristo.
¿Cómo vivimos una vida fiel y piadosa en medio del sufrimiento? Dios tiene que capacitarnos (v.11) / darnos el poder ¿Será honrado el nombre de Jesús por la forma en que respondes a las dificultades? Eso solo es posible por la gracia de Dios Él nos ha salvado / nos bendice incondicionalmente Sin importar lo que esté pasando dentro o alrededor de nosotros Puedes confiar en Dios con todo lo que está ocurriendo en tu vida Aunque no puedas ver el final del camino.
Es como una caminata larga. He visto a los ciclistas subir por Sardine Canyon, enfrentando siete agotadoras millas hasta la cima. Aunque no pueden verla mientras luchan por avanzar, saben que está allí, justo después de una curva a la derecha, otra a la izquierda y tras dos elevaciones. Y cuando finalmente llegan, les esperan siete gloriosas millas cuesta abajo. Si pensaran que el camino sigue subiendo para siempre, perderían la esperanza.
De la misma manera, en tu prueba, sabes que la liberación de Dios viene. Puede que no sea muy pronto —tal vez solo cuando Jesús regrese— pero en algún lugar más adelante, donde no puedes ver, más allá de la curva en el camino, alcanzarás la cima. ¡Así que pon tu esperanza en Dios!
Es difícil poner tu esperanza en Dios cuando llegan las pruebas si no has decidido confiar en Él para toda tu vida y tu eternidad. Por eso, te invito a seguir a Jesús hoy. Las dificultades, los problemas y las enfermedades llegarán de todas maneras, pero con Cristo Jesús tienes fortaleza y la seguridad de que cada desafío te hará crecer y desarrollar resiliencia. Él nunca te deja. Siempre estará contigo, y al final del camino, podrás vivir con Él en la eternidad.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Por qué crees que el cristianismo moderno a menudo evita o rechaza la idea del sufrimiento? ¿Cómo se compara esto con la perspectiva bíblica?
- ¿Cómo te da esperanza la promesa de la justicia de Dios cuando enfrentas dificultades o persecución?
- ¿Qué significa encontrar “descanso” en Cristo, incluso cuando la vida se siente inquieta y dolorosa?
- ¿De qué maneras el sufrimiento puede profundizar tu adoración y aumentar tu gratitud hacia Dios?
- Pablo oró para que las creyentes que sufrían vivieran vidas “dignas de su llamado.” ¿Cómo se ve eso en tu vida diaria?
- ¿Cómo puede tu grupo animarse mutuamente a ver el sufrimiento no como un obstáculo, sino como una oportunidad para la gloria de Dios?