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La táctica de Satanás
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Puntos de conversación:
- La fase 1 del ataque de Satanás es la oposición. Satanás se opone activamente a la obra de Dios. 1 Tesalonicenses 2:17-20, 1 Tesalonicenses 3:1-3
- Las tres estrategias que usa Satanás para que su fase #1 de ataque triunfe y así “devorar” al cristiano: (1) desánimo y sufrimiento, (2) tentación y los viejos patrones y (3) la separación de la comunidad.
- La fase 2 del ataque de Satanás es la victoria. La realidad es esta: Satanás puede salir victorioso sobre ti, pero su victoria es evitable. 1 Tesalonicenses 3:4-8
La semana pasada vimos que la Palabra de Dios no sólo te informa; te expone. En otras palabras, saca a la luz hasta lo más profundo de ti y es tu decisión aceptarla o rechazarla. Algunos escuchan el evangelio y lo reciben, se someten a él. Otros se resisten activamente, se burlan o incluso intentan deshacer los propósitos de Dios. Esto era cierto en tiempos bíblicos y sigue siendo cierto hoy.
Hoy veremos que no son sólo las personas las que trabajan contra Dios. Satanás también lo hace. Así que te pregunto, sabes ¿Cuál es la táctica de Satanás y cuáles son sus estrategias para llevarla a cabo?
Satanás solo tiene una gran táctica: hacerte caer. Pero lo hace paso a paso, disfrazado de múltiples estrategias. Él no es creativo, es predecible. Él todavía trabaja como lo hacía hace 2000 años, así que prestemos atención a lo que nos dice la Biblia.
1 Pedro 5:8 (NTV) ¡Estén alerta! Cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a quién devorar.
Te doy un ejemplo: Un grupo de excursionistas subía por una montaña rodeada de árboles y neblina. Disfrutaban del paisaje, distraídos, sin notar que, desde lo alto, un león los observaba silencioso, esperando que uno se apartara del grupo. No rugía, no atacaba, solo acechaba esperando el momento oportuno para atacar.
Así actúa nuestro enemigo el diablo; no siempre de forma ruidosa, pero sí constante, esperando momentos de descuido espiritual para atacar. Por lo tanto debes estar consciente del peligro real que enfrentas; por eso hoy hablaremos de dos fases de ataque de Satanás y tres estrategias específicas que usa para devorarte.
Pero antes de llegar al texto, es necesario saber esta verdad: Satanás es real, no un personaje de dibujos animados. Jesús mismo tuvo un encontronazo con Satanás (Mateo 4:1-11). La Iglesia Primitiva tomó a Satanás en serio (Hechos 5:3). Pedro, Pablo y Juan se refieren a Satanás en sus escritos del NT.
Apocalipsis 20:10 (NTV) Después el diablo, que los había engañado, fue lanzado al lago de fuego que arde con azufre…
¡Satanás no quiere que creas en él! Pero ten por seguro que si es real. Abramos con la primera fase de ataque de Satanás.
La fase 1 del ataque de Satanás es la oposición. Satanás se opone activamente a la obra de Dios.
1 Tesalonicenses 2:17-18 (NTV) Amados hermanos, después de estar separados de ustedes por un breve tiempo (aunque nuestro corazón nunca los dejó), hicimos todo lo posible por regresar, debido a nuestro intenso anhelo de volver a verlos. 18 Teníamos muchas ganas de visitarlos de nuevo, y yo, Pablo, lo intenté una y otra vez, pero Satanás nos lo impidió.
Esta es la primera vez que Pablo menciona a Satanás en sus escritos. Lo hace otras 6 veces. La próxima vez que lo mencione será en 2 Tes. El meollo del asunto que Pablo quiere dejar claro es que Satanás se opone activamente a la obra de Dios. Eso es literalmente lo que significa su nombre: “adversario”. Además, la palabra griega original usada para “impidió” o “estorbó” es ἐνέκοψεν (enekopsen), que viene del verbo enkoptō. Este término tiene raíces en un uso militar muy concreto: se refiere a la acción de destruir un camino o levantar barricadas para obstaculizar el avance de un ejército enemigo. ¿Cómo se los impidió Satanás?
- Podría haber sido espiritual.
1 Tesalonicenses 2:15-16 (NTV) Pues algunos de los judíos mataron a los profetas, y otros incluso mataron al Señor Jesús. Ahora también nos han perseguido a nosotros. Ellos no agradan a Dios y actúan en contra de toda la humanidad 16 al tratar de impedir que prediquemos la Buena Noticia de salvación a los gentiles. …
- Podría haber sido legal
Hechos 17:9 (NTV) Así que los funcionarios obligaron a Jasón y a los otros creyentes a pagar una fianza y luego los soltaron.
Esto parece una orden judicial.
Pudo ser por motivos médicos
2 Corintios 12:7 (NTV) …Así que, para impedir que me volviera orgulloso, se me dio una espina en mi carne, un mensajero de Satanás para atormentarme e impedir que me volviera orgulloso.
Aprende a discernir esta primera fase del ataque de Satanás: la oposición. A él le encanta hacer esto, especialmente con los nuevos creyentes. Aquí tengo que hablar de
Las tres estrategias que usa Satanás para que su fase #1 de ataque triunfe y así “devorar” al cristiano: (1) desánimo y sufrimiento, (2) tentación y los viejos patrones y (3) la separación de la comunidad.
Cuidado con las tres estrategias predecibles de Satanás:
1. Desánimo y sufrimiento: El enemigo sabe que si logra quebrar tu ánimo, puede frenar tu avance. Utiliza el dolor, la frustración y la oposición para sembrar dudas sobre el llamado de Dios o su fidelidad. Como Pablo, quizás sigues comprometido con el evangelio, pero estás siendo “atormentado” por una espina que te debilita, o tienes problemas legales o estás pasando por pruebas espirituales. Pero que te quede claro: El sufrimiento no siempre significa derrota, pero Satanás quiere que lo interpretes así.
2. Tentación y los viejos patrones: Satanás rara vez usa estrategias nuevas. Su arma favorita es la tentación, disfrazada de lo que ya funcionó antes: tus antiguos hábitos, pensamientos tóxicos, miedos o pecados. Quiere que regreses a cadenas que ya te habían sido rotas. Su meta no es solo hacerte tropezar, sino detener el avance que estabas logrando.
Por eso, estar alerta es también reconocer las viejas rutas de caída o sea aquellas estructuras mentales, emocionales o espirituales que parecen parte de ti pero en realidad son cadenas disfrazadas. La tentación apunta directo a tus puntos ciegos. Si no lo haces, puedes terminar cediendo no por falta de fuerza, sino por falta de vigilancia.
3. Separación de la comunidad: Nada complace más al enemigo que un creyente aislado. Como un depredador que estudia al rebaño, Satanás va tras el rezagado: el que se aleja, el que deja de congregarse, el que se convence de que puede pelear solo. Pero déjame decirte que el aislamiento nunca es casual. Hay una guerra espiritual detrás de cada desconexión. Por eso Pablo deseaba con intensidad volver a ver a los tesalonicenses, pero Satanás lo impidió (1 Tes. 2:18). Pablo sabía que un cristiano desconectado de la manada, mejor dicho del rebaño, era presa fácil para Satanás que anda buscando como devorarnos. El corazón de Pablo se rompía por ellos. Porque él ha estado separado de ellos. Y eso es obra de Satanás.
Ahora, después de esta pausa para exponer tres estrategias de Satanás para destruir a los creyentes, concluyamos con la fase 1 de su ataque y pasemos a los versículos 19-20 para seguir leyendo el relato de Pablo después de enterarnos de su desesperación por volver a estar con los hermanos de Tesalónica.
1 Tesalonicenses 2:19-20 (NTV) Después de todo, ¿qué es lo que nos da esperanza y alegría?, ¿y cuál será nuestra orgullosa recompensa y corona al estar delante del Señor Jesús cuando él regrese? ¡Son ustedes! 20 Sí, ustedes son nuestro orgullo y nuestra alegría.
Aunque Satanás intentó impedir el reencuentro entre Pablo y los tesalonicenses, no logró apagar lo que Dios había establecido entre ellos: un vínculo espiritual cargado de significado y esperanza futura. Pablo no solo quería verlos por afecto personal—¡ellos eran su corona!
También quería enseñarles que hay que mantenerse firme sabiendo lo que el enemigo intenta detener es precisamente lo que más vale la pena proteger: Tu llamado porque es la expresión única de la misión que Dios te ha confiado. Tu comunidad espiritual porque en ella creces, sirves y eres fortalecido. Tu recompensa futura porque no es momentánea ni superficial, sino eterna y gloriosa en la presencia de Cristo. La intensidad del ataque revela el valor del objetivo. Si Satanás se empeña en estorbar tu camino, es porque lo que llevas dentro es demasiado peligroso para su reino. Esto se ve claramente en el relato que estamos viendo de Pablo:
1 Tesalonicenses 3:1-3 (NTV) 11 Por último, cuando ya no pudimos soportarlo más, decidimos quedarnos solos en Atenas 2 y enviamos a Timoteo para que los visitara. Él es hermano nuestro y colaborador de Dios en la proclamación de la Buena Noticia de Cristo. Lo enviamos a ustedes para que los fortaleciera, los alentara en su fe 3 y los ayudara a no ser perturbados por las dificultades que atravesaban; pero ustedes saben que estamos destinados a pasar por tales dificultades.
A Pablo se le presentaron mil y una traba para poder regresar con los hermanos tesalonicenses. Ellos estaban pasando muchos problemas como vimos. Pero aviso: Satanás mismo trajo las dificultades. Sin embargo, el antídoto de Pablo no es deshacerse de los problemas. De alguna manera, Dios permite que Satanás traiga dificultades. Puede que nunca comprendamos esto del todo. Sabemos que en parte es para probar nuestra fe.
Si la solución no es eliminar las dificultades, ¿qué propone entonces? Pablo les dice que les mandó a Timoteo para que se fortalecieran, alentaran y no se dejaran perturbar por las dificultades a las que estamos destinados a pasar. Pablo no dice: “Oremos para que haya menos problemas”. En cambio, la solución que presenta es la resiliencia espiritual; es decir, mantenerse firmes y perseverar en frente a las dificultades.
Entonces, para resumir la fase 1 del ataque de Satanás: Él traerá oposición; estás destinado a ello. Léete el libro de Job para que te convenzas. Además, lee Mateo 4. Sin embargo, si no resistes y te mantienes firme en medio de la oposición, corres el riesgo de caer en su siguiente jugada: la victoria sobre tu vida. Y es que:
La fase 2 del ataque de Satanás es la victoria. La realidad es esta: Satanás puede salir victorioso sobre ti, pero su victoria no es inevitable.
1 Tesalonicenses 3:4-5 (NTV) Aun cuando estábamos con ustedes, les advertimos que las dificultades pronto llegarían, y así sucedió, como bien saben. 5 Por esta razón, cuando ya no pude más, envié a Timoteo para averiguar si la fe de ustedes seguía firme. Tenía miedo de que el tentador los hubiera vencido y que nuestro trabajo hubiera sido en vano.
Ahí está de nuevo: “el tentador” (es decir, Satanás). Y es que si, Satanás puede salir victorioso sobre ti. No porque tenga más poder que Dios, sino porque encuentra lugar cuando bajamos la guardia. Si logra que sucumbas al desánimo, caigas en patrones antiguos o te desconectes de la comunidad, entonces pasa de oponerte a conquistarte.
Esa es la fase dos de su estrategia: no solo detenerte, sino derribarte. Pero su victoria no es inevitable. Si conoces su plan, puedes contraatacar. Entonces, ¿cuál fue el informe de Timoteo? ¿Llegó Satanás a la fase 2 con los nuevos creyentes tesalonicenses?
1 Tesalonicenses 3:6-8 (NTV) Pero ahora Timoteo acaba de regresar y nos trajo buenas noticias acerca de la fe y el amor de ustedes. Nos contó que siempre recuerdan nuestra visita con alegría y que desean vernos tanto como nosotros deseamos verlos a ustedes.
Un momento de alivio y gozo para Pablo, después de tanta preocupación ¡Alabado sea Jesús! Ellos tenían fe, amor, alegría y hambre espiritual (desean vernos tanto como nosotros deseamos verlos a ustedes). Verdaderamente es bastante increíble que quieran verlos. La última vez que vieron a los apóstoles, tuvieron dificultades (problemas) y sufrimiento. Pero aun así quieren que vuelvan.
1 Tesalonicenses 3:7-8 (NTV) Así que, amados hermanos, en medio de nuestras dificultades y sufrimientos hemos sido muy animados porque han permanecido firmes en su fe. 8 Nos reaviva saber que están firmes en el Señor.
Esto claramente nos muestra que la oposición satánica NO es inevitablemente una victoria satánica. Satanás vendrá contra ti, pero Satanás NO tiene por qué ganar. Dios nos da todo lo que necesitamos para mantenernos firmes, incluso cuando los tiempos son difíciles. Siempre mantengamos las siguientes palabras en mente cuando pasemos pruebas, tentaciones y sufrimientos:
Romanos 16:20 (NTV) El Dios de paz pronto aplastará a Satanás bajo los pies de ustedes…
Esta es una promesa poderosa que cierra con esperanza la lucha espiritual: el enemigo será vencido, y no solo por Dios, sino bajo tus pies. Entonces, estemos siempre alerta ante las maquinaciones de Satanás, pero también mantengamos la confianza en la victoria que ya tenemos en Jesús. Jesus ya venció al diablo en la cruz. Mantengámonos firmes porque ya sabemos el futuro: Jesús gana, Satanás pierde.
Satanás ataca en fases: primero con oposición —sufrimiento, tentación, aislamiento— para frenar tu avance espiritual. Si no resistes, pasa a la segunda fase: la victoria. Su objetivo es vencerte desde dentro, debilitando tu fe y haciendo que todo parezca en vano. Pero su victoria si se puede evitar. Dios ha provisto todo lo necesario para mantenerte firme. Como los tesalonicenses, puedes resistir. Y la promesa permanece: el Dios de paz aplastará a Satanás bajo tus pies (Rom. 16:20). Así que no retrocedas; mantente en amor, alegría y con hambre espiritual como los tesalonicenses.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- Según 1 Tesalonicenses 2:17-20, ¿cómo se describe la oposición de Satanás a la obra de Dios en la vida de los creyentes?
- ¿Qué significa que Satanás use el desánimo y el sufrimiento como una estrategia en la fase 1 de su ataque? ¿Cómo podemos identificar esta estrategia en nuestra vida diaria?
- ¿Por qué los viejos patrones y la tentación son herramientas efectivas que Satanás utiliza para alejarnos de Dios? ¿Qué pasos prácticos podemos tomar para resistirlas?
- ¿Cómo afecta la separación de la comunidad cristiana a nuestra fe y resistencia espiritual? ¿Qué podemos hacer para mantenernos conectados con otros creyentes?
- En la fase 2 del ataque de Satanás, ¿qué significa que él puede salir victorioso sobre un cristiano? ¿Qué señales podrían indicar que estamos cediendo terreno al enemigo?
- Según 1 Tesalonicenses 3:4-8, ¿qué recursos o promesas nos da Dios para evitar que Satanás tenga la victoria final sobre nosotros?
El poder de la Palabra de Dios
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Puntos de conversación:
- Los tesalonicenses recibieron y aceptaron la Buena Noticia. 1 Tesalonicenses 1:5; 2:13a
- La Palabra de Dios tiene un poder transformador. 2 Tesalonicenses 2:13-14
- ¿Qué pasa con quienes rechazan la Palabra de Dios? 1 Tesalonicenses 2:14-16
La semana pasada vimos que mientras las filosofías antiguas y modernas ofrecen verdades parciales sobre la vida y la felicidad, el cristianismo ofrece algo más grande. El cristianismo no sólo ofrece un conjunto de ideas para vivir, sino una relación con Jesucristo que nos transforma de adentro hacia afuera y nos invita al reino de Dios.
Esta semana veremos que la Palabra de Dios no sólo te informa; te expone. Lo creas o no, la Palabra de Dios te revelará lo que realmente está sucediendo en tu interior. Puedes huir, pero no puedes esconderte de la Palabra de Dios. Hoy estamos hablando del poder de la Palabra de Dios. Específicamente, cómo la Palabra de Dios puede dejarte al descubierto.
Seguido me reúno con personas y no siempre puedo saber dónde están espiritualmente. Algunos podrían decir: “¡Ni yo mismo lo sé!” Pero esto sí lo podemos afirmar con certeza: la Palabra de Dios eventualmente dejará al descubierto a todos. Puedes correr, pero no puedes esconderte de la Palabra de Dios. Nuestro versículo clave para esta lección viene de otro libro de la Biblia pero aplica perfectamente.
Hebreos 4:12 (NTV) Pues la palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra entre el alma y el espíritu, entre la articulación y la médula del hueso. Deja al descubierto nuestros pensamientos y deseos más íntimos.
La palabra de Dios traza una línea en la arena y hace que te definas si estas dispuesto a someterte a Su Palabra o no. Veremos esto en acción en nuestro texto de hoy.Empecemos con nuestra pregunta: ¿Cuándo fue la última vez que la Palabra de Dios dejó al descubierto algo en ti? Esto pudo haber pasado cuando estabas leyendo la Biblia. Tal vez fue al leer un pasaje familiar que, de pronto, te confrontó. Posible paso cuando al escuchar un sermón que pareció hablar directamente a tu situación.
Y es que cuando recibimos la Palabra como lo que realmente es—la voz de Dios—ella no solo informa, sino que tiene el poder de confrontarnos y transformarnos. Pero para ello, tenemos que ser como los tesalonicenses:
Los tesalonicenses recibieron y aceptaron la Buena Noticia.
1 Tesalonicenses 2:13a Por lo tanto, nunca dejamos de darle gracias a Dios de que cuando recibieron su mensaje de parte nuestra, ustedes no consideraron nuestras palabras como solo ideas humanas. Tomaron lo que dijimos como la misma palabra de Dios la cual, por supuesto, lo es.
Presta atención a dos palabras aquí. La primera es recibieron =paralabontes. Al respecto a esta palabra griega, el “Comentario Pilar del Nuevo Testamento dice que “la recepción de enseñanzas de un maestro por parte de un alumno se describía comúnmente con la palabra utilizada aquí (paralabontes)… como en el caso de Alejandro Magno, quien “recibió de su maestro [Aristóteles] sus doctrinas éticas y políticas”. Este tipo de lenguaje subraya que no se trata solo de escuchar, sino de asumir activamente una enseñanza como verdadera y formativa. Esto demostraba un asentimiento intelectual, o sea, un conocimiento que llegaba a la mente.
La otra palabra es tomaron / aceptaron (como traducen otras traducciones) = edexasthe. El “Comentario de Pilar del Nuevo Testamento” también comenta al respecto: “Aunque “aceptaron” (edexasthe) es casi sinónimo de “recibieron” en la cláusula anterior, este verbo suele poner más énfasis en la apropiación personal. En otras palabras, recibieron solemnemente el mensaje sagrado y lo hicieron suyo.” Este matiz es clave: no se trata solo de escuchar o asentir intelectualmente, sino de abrazar el mensaje con convicción y dejar que transforme la vida.
No es solo entender con la mente, sino creer con el corazón. Es creer desde lo más profundo del ser, del alma. En otras palabras, Pablo está describiendo el momento de conversión de los tesalonicenses. Compartieron la buena noticia sobre el Mesías (más que filosofía). Aparentemente, llegaron a ellos usando sus “propias palabras” o “ideas” para llamar su atención, pero en realidad, llegaron con una invitación divina, la palabra de Dios como lo dijo Pablo al abrir la carta a los tesalonicenses:
1 Tesalonicenses 1:5 (NTV) Pues, cuando les llevamos la Buena Noticia, no fue solo con palabras sino también con poder, porque el Espíritu Santo les dio plena certeza de que lo que decíamos era verdad…
Los tesalonicenses recibieron el evangelio, la Buena Noticia, y lo aceptaron. Ahora, establecido como recibieron el mensaje del evangelio, pasemos a ver como la Palabra de Dios es poderosa.
La Palabra de Dios tiene un poder transformador.
Porque no se trata solamente de un llamado intelectual, sino de un poder transformador.
2 Tesalonicenses 2:14 (NTV) Él los llamó a la salvación cuando les anunciamos la Buena Noticia; ahora pueden participar de la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
Así es cómo funciona la Palabra de Dios para los que creen: primero viene el llamado externo. Alguien comparte el mensaje de que estás roto pero Jesús puede salvarte. Lo captas con los oídos físicos.
Después, el llamado interno (Hechos 2:37). En este caso, Dios lo hace personal. El Espíritu Santo te convence de pecado, abre los ojos a la verdad del evangelio e invita a la persona a responder (Juan 16:8-11). Esto entra por los oídos espirituales.Este trabajo es real, personal e interno: no sólo escuchas un mensaje, sino sientes el peso del llamado de Dios en tu corazón. Hechos 2:37 dice que “Las palabras de Pedro traspasaron el corazón de ellos, quienes le dijeron a él y a los demás apóstoles: —Hermanos, ¿qué debemos hacer?”
Luego llega la fe y arrepentimiento (Romanos 10:9). Esta es nuestra respuesta a la obra de Dios como dice Romanos 10:9 (NTV) “Si declaras abiertamente que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo.” La palabra de Dios ha expuesto mis pensamientos y deseos más íntimos. Ahora estoy respondiéndole (y aceptándolo).
Una vez que Dios da vida espiritual, la persona se vuelve a Él voluntaria y gozosamente. Se arrepiente, se aparta del pecado y cree en el evangelio. Esto es lo que usualmente llamamos conversión: nuestra respuesta activa a la gracia salvadora de Dios que pasa a la regeneración. En otras palabras, Dios da un corazón nuevo. La persona “nace de nuevo”, vuelve a vivir espiritualmente. (Nota: Los calvinistas dirían que la regeneración ocurre antes de la fe/arrepentimiento. Ver la serie Calvinismo vs. Arminianismo para aprender más sobre este tema.) Y a una vida cambiada (1 Tes 2:13). Esta es la evidencia de la verdadera conversión porque una vida cambiada trae nuevos deseos, obediencia y amor a Jesús o sea que la Palabra de Dios, como dice la segunda parte del v.2:13
1 Tesalonicenses 2:13b (NTV) …Y esta palabra sigue actuando en ustedes los que creen.
¿Qué pasa con quienes rechazan la Palabra de Dios?
Leamos la trágica respuesta de los incrédulos:
1 Tesalonicenses 2:14-15a (NTV) Y luego, amados hermanos, sufrieron persecución por parte de sus propios compatriotas. De esta manera imitaron a los creyentes de las iglesias de Dios en Judea, quienes por su fe en Cristo Jesús sufrieron a manos de su propio pueblo, los judíos. 15 Pues algunos de los judíos mataron a los profetas, y otros incluso mataron al Señor Jesús. Ahora también nos han perseguido a nosotros….
Fíjate cómo Pablo está señalando a aquellos que rechazan la Palabra de Dios. En ellos, el mensaje tiene un efecto completamente diferente. Escucharon el mismo llamado externo, pero en lugar de responder con fe y arrepentimiento, terminaron matando a los mensajeros. A los profetas primero;
- Elías: 1 Reyes 19:10 (NTV) —He servido con gran celo al Señor Dios Todopoderoso —respondió Elías—; pero el pueblo de Israel ha roto su pacto contigo, derribó tus altares y mató a cada uno de tus profetas. Yo soy el único que queda con vida, y ahora me buscan para matarme a mí también.
- Jesús: Mateo 23:37 (NTV) »¡Oh Jerusalén, Jerusalén, la ciudad que mata a los profetas y apedrea a los mensajeros de Dios! Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina protege a sus pollitos debajo de sus alas, pero no me dejaste.
- Esteban: Hechos 7:51
Hechos 7:51 (NTV) »¡Pueblo terco! Ustedes son paganos de corazón y sordos a la verdad. ¿Resistirán para siempre al Espíritu Santo? Eso es lo que hicieron sus antepasados, ¡y ustedes también!
Es resistir o rechazar el llamado interno del que hablamos ya. Resisten al Espíritu Santo primero. Segundo, a Jesús. Y ahora también a los creyentes. Pero las palabras más duras vienen a continuación:
1 Tesalonicenses 2:15b-16 (NTV) Ellos no agradan a Dios y actúan en contra de toda la humanidad, 16 al tratar de impedir que prediquemos la Buena Noticia de salvación a los gentiles. Cuando hacen esto siguen amontonando sus pecados, pero la ira de Dios por fin los ha alcanzado.
La Biblia es clara: no todos son neutrales. Algunos se resisten activamente, se burlan o incluso intentan deshacer los propósitos de Dios. Esto era cierto en tiempos bíblicos y sigue siendo cierto hoy en día. Obviamente se convierten en perseguidores de la Iglesia.
Gobiernos, extremistas o individuos que arrestan, silencian o matan a cristianos en todo el mundo hoy en día.obiernos, extremistas o individuos arrestan, silencian o matan a cristianos en todo el mundo hoy. Entre los ejemplos actuales están: el gobierno de Corea del Norte, grupos islamistas radicales como Boko Haram e ISIS, y también ateos militantes
Algunos no sólo son escépticos; son agresivamente anti-Dios y anti-Biblia. Richard Dawkins, por ejemplo, ha llamado a la creencia en Dios un “engaño” y alienta a otros a burlarse de la religión
Más allá de eso, hay activistas que rechazan abiertamente el diseño de Dios. Los movimientos que promueven la confusión sobre el género, la devaluación de la vida o la inmoralidad sexual a menudo parten de una postura de rebelión contra el orden creado por Dios (Romanos 1:18-32). Por ejemplo, Planned Parenthood promueve el aborto y se beneficia de esta práctica, socavando la santidad de la vida humana hecha a imagen de Dios (Salmo 139:13-16).
Claro, que algunas personas se resisten a Dios por ignorancia. Mas otras se oponen activamente a Él con sus palabras, acciones e influencia. Pero nadie detendrá jamás el plan de Dios.
Hebreos 4:12 (NTV) Pues la palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra entre el alma y el espíritu, entre la articulación y la médula del hueso. Deja al descubierto nuestros pensamientos y deseos más íntimos.
Ese es el poder de la Palabra. Deja todo al descubierto. nada ni nadie se puede esconder ni escapar de ella.
Hebreos 4:13 (NTV) “No hay nada en toda la creación que esté oculto a Dios. Todo está desnudo y expuesto ante sus ojos; y es a él a quien rendimos cuentas.
Veamos el término griego allí (“trachēlizō”) en está desnudo y expuesto. La palabra “trachēlizō” literalmente tiene que ver con descubrir el cuello o la garganta, como si algo quedara completamente expuesto, sin posibilidad de ocultarse. En el contexto del versículo, transmite la idea de que nada puede esconderse de Dios: estamos completamente vulnerables ante Su mirada, como si estuviéramos con el cuello descubierto, listos para ser examinados o juzgados.
Es una imagen fuerte y solemne: la Palabra de Dios no solo penetra (v.12), sino que nos deja completamente expuestos ante el Juez divino (v.13). La imagen aquí, también es como una llave de sumisión en lucha libre (y otros deportes de combate como MMA o jiu-jitsu) es una técnica que obliga al oponente a rendirse debido al dolor, la presión o la amenaza de lesión. Está diseñada para que el oponente ceda completamente el control.
Así que aquí está la línea trazada en la arena: ¿estamos dispuestos a someternos? No solo a escuchar la Palabra, sino a creerla desde lo más profundo. No solo a entenderla, sino a responderle. Porque el mismo mensaje que salva al que cree, confronta y desenmascara al que resiste. Y nadie queda neutral ante ella: o nos rendimos a su verdad, o endurecemos el corazón.
No importa si dudas o estás buscando, si crees o no: la Palabra de Dios siempre te confrontará. Puedes resistirte… o permitir que transforme tu vida. La elección está en tus manos.
Ver también:
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Alguna vez te has sentido confrontado o expuesto personalmente por algo que leíste en la Biblia? ¿Cómo fue esa experiencia?
- ¿Qué significa pasar de “recibir” la Palabra de Dios intelectualmente a “aceptarla” verdaderamente con el corazón?
- ¿Por qué crees que algunas personas responden a la Palabra de Dios con rechazo u hostilidad? ¿Cuáles son ejemplos modernos de esto?
- Hebreos 4:12-13 describe la Palabra de Dios como aguda y reveladora. ¿Cómo te ayuda esta imagen a comprender la seriedad de responder a Dios?
- ¿Cómo ha seguido obrando la Palabra de Dios en ti a lo largo del tiempo, generando cambio y crecimiento?
- ¿En qué áreas de tu vida sientes que la Palabra de Dios te llama al arrepentimiento y la transformación hoy?
Más que filosofía
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Puntos de conversación:
- A diferencia de los epicúreos, que predicaban placer sin sacrificio, Pablo proclamaba un evangelio que llama a cargar la cruz con valentía, aun en medio del dolor. 1 Tesalonicenses 2:1-3
- A diferencia de los sofistas, que usaban palabras hermosas para ganar fama, el propósito de Pablo era agradar a Dios, no a las personas. 1 Tesalonicenses 2:4-6
- A diferencia de los cínicos, que usaban un lenguaje provocador, cortante y confrontativo, Pablo usaba un lenguaje humilde, relacional y familiar. 1 Tesalonicenses 2:7-8
- A diferencia de los estoicos, que buscaban fortaleza interior por disciplina propia, Pablo vivía su perseverancia como fruto del llamado de Dios y la esperanza en su gloria. 1 Tesalonicenses 2:9-12
En la semana 1 de esta serie, exploramos cómo, en medio de un mundo lleno de identidades tribales y voces en competencia, Pablo les recuerda a los tesalonicenses —y a nosotros— que nuestra identidad principal como creyentes es nuestra pertenencia a la familia de Dios. Esta verdad redefine todo: desde cómo nos vemos a nosotros mismos hasta cómo respondemos a la presión social o cultural.
La semana pasada, reflexionamos sobre el contraste entre proclamar a Jesús como Señor y las lealtades impuestas por el imperio romano. Así como los primeros cristianos afirmaban su fe en un contexto que adoraba al César, hoy también nosotros estamos llamados a depositar nuestra esperanza en el Reino de Cristo, en lugar de dejarnos seducir por influencias políticas o promesas culturales de salvación.
Hoy entramos en la parte de la carta donde Pablo recuerda cómo fue su llegada a Tesalónica y cuál fue su enfoque ministerial (Hechos 17). Esta sección no se entiende completamente sin el trasfondo cultural de esa ciudad. Tesalónica era una metrópolis romana próspera, un centro de comercio, política e intercambio de ideas. Como otras urbes importantes del imperio, estaba llena de filósofos ambulantes, oradores públicos y expertos morales que moldeaban el pensamiento social, la identidad colectiva y el comportamiento ético.
En Hechos 17 vemos cómo Pablo primero llegó a Tesalónica (vv. 1–9), luego pasó por Berea (vv. 10–15) y después llegó a Atenas (vv. 16–33). En ese último tramo, el versículo 18 destaca algo clave:
Hechos 17:18 (NTV) TTambién debatió con algunos filósofos epicúreos y estoicos. Cuando les habló acerca de Jesús y de su resurrección, ellos dijeron: «¿Qué trata de decir este charlatán con esas ideas raras?». Otros decían: «Parece que predica de unos dioses extranjeros»
A los ojos de la gente común de Tesalónica, Pablo parecía uno más de esos filósofos errantes. Sin embargo, el mensaje que él traía iba mucho más allá de la filosofía. Déjame explicarte. Durante los días de Pablo circulaban al menos cuatro tipos principales de figuras filosóficas.
El primer grupo eran los epicúreos; los buscadores del placer. Enseñaban que el mayor bien era el placer entendido como paz mental y libertad del sufrimiento. Su enfoque giraba en torno a evitar el dolor y disfrutar los placeres simples. En términos modernos, podríamos decir que eran los maestros del carpe diem o sea aprovecha el día.
Hoy en día los escuchamos en frases como “haz lo que te haga feliz” o “prioriza tu tranquilidad”, muchas veces desvinculadas de responsabilidad o verdad. Ejemplos contemporáneos de esta mentalidad incluyen a figuras como Oprah Winfrey, quien dice: “La vida no es una obligación, sino una oportunidad de ser quien quieras”, o el presentador Yordi Rosado, que promueve autenticidad emocional y bienestar interior con frases como “haz lo que te haga bien”.
El segundo grupo eran los estoicos; los disciplinarios de la virtud. Para ellos, la virtud era el bien supremo y el ser humano debía vivir conforme a la razón. Valoraban el autocontrol, la paz interior, el deber moral y la aceptación del destino. Eran respetados por militares, líderes cívicos y pensadores romanos. Aunque hubo rumores antiguos de una correspondencia entre Pablo y Séneca, filósofo estoico del siglo I, la evidencia histórica muestra que probablemente nunca se conocieron. En el presente, vemos ecos de estoicismo en personas como Pepe García de El Estoico o Daniel Colombo, quienes promueven la autodisciplina, los hábitos y la resiliencia como herramientas de propósito.
Los cínicos, o sea, los críticos de la cultura es el tercer grupo. Eran filósofos callejeros que rechazaban las normas sociales y vivían en simplicidad extrema. Su enfoque se centraba en provocar, denunciar la hipocresía y confrontar la moral superficial con un lenguaje directo, incluso chocante. Podríamos ver su espíritu reflejado hoy en personas como Diego Ruzzarin, que critica el consumismo con un estilo confrontativo; Jorge Lanata, cuya denuncia directa lo hace polarizante; o incluso Franco Escamilla, que, aunque es comediante, tiene momentos de observación aguda sobre la cultura y la hipocresía social. Usa el humor para hablar de temas sociales, familiares y culturales con crudeza.
Por último, tenemos a los sofistas. Estos eran los showmen de la retórica. Eran oradores carismáticos que usaban su elocuencia para ganar fama y fortuna. Lo suyo era el espectáculo emocional, los aplausos y la rentabilidad de sus ideas, sin comprometerse necesariamente con la verdad.
Hoy esto se manifiesta en coaches motivacionales, influenciadores carismáticos y promotores del “éxito sin descanso”. Piensa en frases como “los límites los pones tú”, “trabaja mientras otros duermen” o “tú también puedes tener esta vida”. Ejemplos: Joel Osteen, con mensajes como “Dios te llevará a donde nunca has estado…”, Cash Luna, quien dice “Dios no te llamó a sobrevivir, te llamó a conquistar”, o incluso compañías como Amway, Herbalife o Monat, que mezclan desarrollo personal, espiritualidad y consumo con una narrativa de superación constante.
En ese mundo y en el nuestro, Pablo no trajo una filosofía más, sino una revelación que no glorificaba al orador ni prometía comodidad, sino un Reino donde el Rey se dio por nosotros. Lo que Pablo proclamaba no era placer, control, confrontación ni éxito personal sino a Cristo crucificado y resucitado como única esperanza verdadera. Eso sigue siendo lo único que transforma.
Y para que no quedara duda alguna, su mensaje contrastaba directamente con las voces más influyentes de su tiempo —y del nuestro— empezando por los que prometían placer sin cruz.
A diferencia de los epicúreos, que predicaban placer sin sacrificio, Pablo proclamaba un evangelio que llama a cargar la cruz con valentía, aun en medio del dolor. 1 Tesalonicenses 2:1-3
1 Tesalonicenses 2:1-3 (NTV) Ustedes bien saben, amados hermanos, que la visita que les hicimos no fue un fracaso. 2 Saben lo mal que nos trataron en Filipos y cuánto sufrimos allí justo antes de verlos a ustedes. Aun así, nuestro Dios nos dio el valor de anunciarles la Buena Noticia con valentía, a pesar de gran oposición. 3 Como ven, no predicamos con engaño ni con intenciones impuras o artimañas.
El mensaje de los epicúreos era —y sigue siendo— “haz lo que te haga feliz” y “evita el dolor a toda costa”. En contraste, Pablo enseñaba que seguir a Cristo implica abrazar lo contrario: ser tratados injustamente, sufrir y enfrentar oposición con gozo. No predicaba comodidad ni placer, sino un llamado a cargar la cruz y perseverar en medio del rechazo.
Pablo y los creyentes de Tesalónica no buscaban una vida “sin dolor”, sino una fe que vale más que la vida misma, incluso si conlleva persecución. Cuando los epicúreos se toparon con esta realidad, probablemente huyeron… pero los de Cristo —aunque perseguidos— se quedaron de pie.
A diferencia de los sofistas, que usaban palabras hermosas para ganar fama, el propósito de Pablo era agradar a Dios, no a las personas.
1 Tesalonicenses 2:4-6 (NTV) Pues hablamos como mensajeros aprobados por Dios, a quienes se les confió la Buena Noticia. Nuestro propósito es agradar a Dios, no a las personas. Solamente él examina las intenciones de nuestro corazón. 5 Como bien saben, ni una sola vez tratamos de ganarlos adulándolos. ¡Y Dios es nuestro testigo de que nunca aparentamos ser amigos de ustedes con el fin de sacarles dinero! 6 En cuanto a elogios humanos, nunca los hemos buscado ni de ustedes ni de nadie.
A diferencia de los sofistas, cuyo propósito era agradar a las personas y ganar prestigio a través de discursos persuasivos, el enfoque de Pablo era agradar a Dios, no impresionar a los hombres. Mientras los sofistas se comportaban como verdaderos showmen —buscando aplausos, popularidad y recompensas económicas— Pablo rehusó usar palabras vacías o estrategias manipuladoras para avanzar su mensaje.
En la antigüedad, estos oradores cobraban tarifas por sus enseñanzas, y hoy esa lógica persiste: desde Joel Osteen, cuyas apariciones pueden costar más de 100,000 dólares, hasta Cash Luna, quien según reportes ha cobrado cerca de 60,000 dólares por predicar, con eventos en los que los asientos se venden hasta en 300 dólares según la ubicación. Estos hombres, se comportan como figuras como Oprah quien cobra entre 1,5 y 2,5 millones de dólares por sus presentaciones premium.
Pablo, en cambio, se presentó con integridad, sin adornos ni tarifas, con una verdad que no podía comprarse —porque lo suyo no era un espectáculo, era obediencia. En contraste con los filósofos populares de su época—como sofistas, cínicos o retóricos profesionales—Pablo renunció deliberadamente al uso de halagos, trucos persuasivos o motivaciones ocultas como el lucro o la reputación.
En lugar de presentarse como un maestro carismático buscando admiración, se posicionó como un siervo encargado por Dios, motivado por fidelidad y no por el aplauso humano. Su mensaje no era embellecido para agradar, sino compartido con integridad, aunque eso significara confrontar o incomodar.
A diferencia de los cínicos, que usaban un lenguaje provocador, cortante y confrontativo, Pablo usaba un lenguaje humilde, relacional y familiar.
1 Tesalonicenses 2:7-8 (NTV) Como apóstoles de Cristo, sin duda teníamos el derecho de hacerles ciertas exigencias; sin embargo, fuimos como niños entre ustedes. O bien, fuimos como una madre que alimenta y cuida a sus propios hijos. 8 Los amamos tanto que no solo les presentamos la Buena Noticia de Dios, sino que también les abrimos nuestra propia vida.
A diferencia de los cínicos, que predicaban la virtud desde el desprecio y la confrontación, Pablo exhortaba con ternura de padre y entrega de madre, sin arrogancia ni cinismo. Mientras los filósofos callejeros usaban palabras duras para sacudir conciencias, él optó por un lenguaje relacional y familiar, profundamente humano, lleno de afecto pastoral.
Una de las frases más entrañables de su carta a los tesalonicenses lo resume todo: “no solo les presentamos la Buena Noticia de Dios, sino que también les abrimos nuestra propia vida”. Eso es mentoría genuina. Eso es discipulado con el corazón. Eso —ni más ni menos— fue lo que hizo Jesús con sus discípulos: caminar con ellos, compartir el pan, escuchar, abrazar, corregir con amor.
Existe una frase popular, a menudo atribuida a Theodore Roosevelt, que resuena aquí con fuerza: “A la gente no le importa cuánto sabes, hasta que sabe cuánto te importa.” Pablo y los discípulos que lo acompañaban encarnaron esa verdad. Su evangelio no venía con gritos ni superioridad, sino con cuidado paciente, amor entregado y una profunda dedicación a las personas.
A diferencia de los estoicos, que buscaban fortaleza interior por disciplina propia, Pablo vivía su perseverancia como fruto del llamado de Dios y la esperanza en su gloria.
1 Tesalonicenses 2:9-12 (NTV) ¿Acaso no se acuerdan, amados hermanos, cuánto trabajamos entre ustedes? Día y noche nos esforzamos por ganarnos la vida, a fin de no ser una carga para ninguno de ustedes mientras les predicábamos la Buena Noticia de Dios. 10 Ustedes mismos son nuestros testigos—al igual que Dios—de que fuimos consagrados, sinceros e intachables con todos ustedes, los creyentes. 11 Y saben que tratamos a cada uno como un padre trata a sus propios hijos. 12 Les rogamos, los alentamos y les insistimos que lleven una vida que Dios considere digna. Pues él los llamó para que tengan parte en su reino y gloria.
A diferencia de los estoicos, lo que Pablo enseñaba iba mucho más allá de la autoayuda o la fortaleza mental. Es cierto que algunas de sus frases —como “trabajamos día y noche para no ser carga a ninguno”— pueden sonar estoicas a primera vista: hablan de disciplina, esfuerzo, y constancia. Incluso agrega: “fuimos consagrados, sinceros e intachables”, lo cual resuena con los ideales de virtud estoica.
Pero luego aparece una línea que rompe con cualquier paralelismo superficial: “Pues él los llamó para que tengan parte en su Reino y gloria.” Y ahí está el corazón del contraste. Mientras que los estoicos buscaban virtud como un fin en sí mismo —una fortaleza interior que los hiciera libres del caos exterior— Pablo entendía su disciplina como una respuesta a un llamado divino, no como un proyecto de autorrealización.
No trabajaba para controlar las emociones o aceptar el destino con serenidad estoica; trabajaba por amor, por fidelidad, por vocación… y todo bajo la certeza de que Dios es quien llama, quien forma y quien glorifica. Esa es la gran diferencia entre Pablo y los filósofos de su tiempo: su motor no era el dominio propio, sino la esperanza gloriosa del Reino al que pertenecía. No trabajaba para perfeccionarse a sí mismo, sino para servir sin tropiezo, como un padre que exhorta con ternura. Su motivación no era la autosuficiencia, sino el llamado de Dios a una vida digna de su gloria.
Entonces, lo importante de todo esto es que cuando Pablo apareció, no era simplemente otro filósofo. No traía más ideas humanas para que las personas las evaluaran y las integraran a su estilo de vida o a su cultura. El cristianismo no se trata de una filosofía más; se trata de una persona: Jesús.
Es verdad que todas estas corrientes filosóficas tienen algo de razón. Los epicúreos acertaban al buscar paz y satisfacción —Dios mismo ha puesto ese deseo en nuestro corazón. Los estoicos valoraban la disciplina y la virtud, lo cual es admirable, pero estas cosas no existen por sí mismas: estaban perdiendo la esencia y la fuente. Los cínicos tenían razón al señalar la hipocresía y la corrupción, pero no reconocían que la Biblia enseña que todos estamos quebrados, todos somos hipócritas y corruptos. Incluso los sofistas entendían bien el poder de las palabras, por eso sus ideas siguen apareciendo hoy, reempaquetadas en podcasts, charlas TED, libros motivacionales o reels de Instagram.
Pero aquí está el problema: todos ellos se quedan cortos. Todos pasan por alto el punto esencial. El mensaje de Pablo no era una filosofía mejorada; era un anuncio con poder. No vino con palabras persuasivas, sino con el poder del evangelio. No predicó un sistema de autoayuda, sino a un Salvador crucificado y resucitado.
Su mensaje no preguntaba: “¿Cómo puedo vivir mejor?”, sino que declaraba: “Tienes que ser hecho nuevo”. Y esa nueva vida solo se encuentra en la persona y obra de Jesús. Por eso Pablo dijo: “Él los llamó para que tengan parte en su Reino y gloria.” No vino para inspirar; vino para rescatar. No con filosofía… sino con Jesús, el Hijo de Dios.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- ¿Con qué tipo de “influencer” moderno te identificas o te sientes influenciado: epicúreo, estoico, cínico o sofista? ¿Por qué?
- ¿Por qué crees que el mensaje de Pablo resonó tanto en una ciudad llena de nuevas ideas?
- ¿Cómo podemos evitar que el cristianismo se convierta en otra filosofía de vida de moda en nuestra cultura?
- ¿Cuál es la diferencia entre compartir tu vida (versículo 8) y simplemente compartir buenos consejos?
- ¿Cómo la motivación de Pablo de “agradar a Dios, no a la gente” desafía nuestro enfoque del liderazgo o el ministerio?
- ¿Cómo te gustaría ayudar a alguien a “vivir una vida digna de Dios” esta semana?