Biblia y Teología

El Espíritu Santo es a menudo la persona olvidada de la Trinidad. Más información acerca del Espíritu que es Dios en este artículo.

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EL NOMBRE DE ESPÍRITU SANTO

La tercera persona de la Trinidad usualmente es referida como el Espíritu Santo. La segunda parte de su nombre, “Santo” se refiere a sus perfecciones y naturaleza única como el Espíritu de Dios.

El nombre “Espíritu” viene de la traducción de la palabra hebrea “ruah” y la palabra griega “pneuma”. Ambas palabras encuentran su origen en la idea de “aire en movimiento”. A veces, traducimos estas palabras como “aliento” o “viento”. Aun así, estas palabras no se usan solamente en el sentido literal del movimiento del aire. Estas palabras tienen un sentido sobrenatural que se encuentra en las paginas de la Escritura. Se refieren a la manera personal e invisible en que Dios obra en el mundo. El mejor término para capturar esta idea es “Espíritu”. Así como el aliento le da vida a los humanos, el Espíritu imparte tanto vida física como eterna. Al igual que el viento vuela donde quiere, así el Espíritu se mueve libremente en la obra de Dios, llevando a cabo los propósitos del Dios Cabeza.

Encontramos otra palabra importante para describir al Espíritu Santo en el libro de Juan. En Juan 14:16, Jesús habla del Espíritu Santo como “Consolador” (en griego es paráclito). Esta palabra indica a alguien quien viene al lado de alguien para ayudarlo. El Espíritu Santo por lo tanto es identificado como el Ayudador, Consolador, Abogado Defensor y Consejero del cristiano. Él está aquí para ayudarnos, llevar nuestras necesidades ante Dios el Padre, y guiarnos en nuestro caminar cristiano.

Juan 14:16 (RVC) Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Consolador, para que esté con ustedes para siempre

Nota que en Juan 14:16 Jesús habla del Espíritu Santo como “otro Consolador”. Esto, por supuesto, significa que el papel del Espíritu Santo como Consolador es el mismo papel de Jesús como Consolador. La palabra “otro” significa “otro del mismo tip”. Tener al Espíritu Santo en tu vida es como tener a Jesús como tu Consolador personal todos los días. 1 Juan 2:1 dice que en Jesús “tenemos un abogado (otra definición para paráclito) que defiende nuestro caso ante él Padre.”

1 Juan 2:1 Mis queridos hijos, les escribo estas cosas, para que no pequen; pero si alguno peca, tenemos un abogado que defiende nuestro caso ante el Padre. Es Jesucristo, el que es verdaderamente justo.

La palabra griega detrás de “uno que defiende nuestro caso” es la misma palabra usada para el Espíritu: paráclito. La obra de Jesús con sus discípulos continúa a través de la obra del Espíritu en las vidas de los creyentes.

LA DEIDAD DEL ESPÍRITU

En la Biblia vemos la deidad del Padre, Hijo, y el Espíritu Santo claramente declarado. La deidad del Padre está en todas partes asumida y afirmada, desde Génesis hasta Apocalipsis. La deidad del Hijo, Jesús Cristo, es argumentada a través de las palabras de Cristo, las enseñanzas del Nuevo Testamento, y los testigos de la iglesia primitiva. Mientras que la deidad del Espíritu también se enseña claramente en las Escrituras, su enseñanza nos llega diferentemente a la del Hijo. A continuación te damos algunas de las evidencias que demuestra la deidad del Espíritu Santo.

Varias referencias hechas sobre el Espíritu Santo son intercambiables con las referencias hechas a Dios. De hecho, en estos pasajes los locutores se refieren al Espíritu como Dios. Por ejemplo, en Hechos vemos que Ananías y Safira vendieron una propiedad y trajeron lo que ellos dijeron que era el monto total de la venta como una ofrenda a los discípulos. En realidad, ellos solamente habían traído una parte del dinero a la iglesia. Pedro reprendió a Ananías y le dijo: “¿por qué has permitido que Satanás llenara tu corazón? Le mentiste al Espíritu Santo y te quedaste con una parte del dinero” (Hechos 5:3).  Luego afirma: “¡No nos mentiste a nosotros sino a Dios!” (Hechos 5:4). Pedro iguala el mentir al Espriti con mentirle a Dios. Otros pasajes donde Dios y él Espíritu son usados intercambiablemente son 1 Corintios 3:16-17 y 1 Corintios 6:19-20.

1 Corintios 3:16-17 ¿No se dan cuenta de que todos ustedes juntos son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios vive en ustedes? Dios destruirá a cualquiera que destruya este templo. Pues el templo de Dios es santo, y ustedes son este templo.

1 Corintios 6:19-20 ¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios? Ustedes no se pertenecen a sí mismos, porque Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo.

En estos pasajes, el cuerpo es primeramente llamado el templo de Dios (1 Corintios 3:16) y después el templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19). Pablo demuestra que al llamar al cuerpo del cristiano el templo del Espíritu, está de hecho llamándolo el templo de Dios porque el Espíritu Santo es Dios.

También, se habla del Espíritu Santo en términos iguales que con el Padre y el Hijo. El ejemplo más prominente se encuentra probablemente en la Gran comisión, que dice:

Mateo 28:19-20  Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo...

El poner al Espíritu y al Hijo al mismo nivel que el Padre hubiera sido una total blasfemia en la mentalidad judía, a menos que el Espíritu y el Hijo fueran Dios mismo, que de hecho Jesús está afirmando que lo son. Vemos al Espíritu agrupado en igualdad con el Padre y el Hijo en 1 Corintios 12:4-6; 2 Corintios 13:14; 1 Pedro 1:2; y Judas 1:20-21. Nota en estos pasajes que el orden del Padre, Hijo, y Espíritu está mezclado, que también afirma la co-igualdad de las tres personas.

Además, los atributos y acciones de Dios son atribuidas al Espíritu Santo. La omnisciencia del Espíritu es descrita en 1 Corintios 2:10-11. La omnipresencia del Espíritu se encuentra en Salmo 139:7-8. El Espíritu es descrito como eterno en Hebreos 9:14 (un atributo que es solo verdadero para Dios). El Espíritu fue un agente activo en la creación (Génesis 1:2, Job 26:13; y Salmo 104:30). También, el Espíritu está activamente involucrado en la salvación. Es el trabajo del Espíritu que permite la regeneración (Juan 3:5).

LA DEIDAD DEL ESPÍRITU SANTO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA PRIMITIVA

La iglesia siempre ha afirmado la deidad del Espíritu como un miembro de la Trinidad. Sin embargo, la doctrina del Espíritu Santo no recibió mucha atención durante los primeros siglos de la iglesia primitiva. Los teólogos de la iglesia primitiva aceptaron Su inspiración de las Escrituras y Su cualidad como Dios, pero más allá de eso no se discutió mucho. No fue hasta el entendimiento ortodoxo del Espíritu Santo fue atacado que la iglesia claramente explicó lo que querían dar a entender por su Su deidad.

Muchos de los credos de la iglesia primitiva se enfocaban en la deidad de Jesús. De hecho, el Credo original de Nicea en 325 AD dice muy poco acerca del Espíritu Santo. Afirmaba “[Creemos] en el Espíritu Santo”, pero no daba más detalles. A mediados del siglo cuarto, un grupo nuevo se levantó en la iglesia que afirmaba que el Espíritu era una criatura y no Dios. Como respuesta a esta crisis, teólogos como Atanasio demostraron por medio de la Escritura que el Espíritu Santo es de la misma sustancia que el Padre y el Hijo, co-iguales y co-eternamente Dios. Por el año 381, la iglesia adoptó una revisión del Credo de Nicea en el Concilio de Constantinopla que declaró que el Espíritu Santo es “el Señor y dador de la vida, quien procede del Padre, quien junto con el Padre y el Hijo es adorado y glorificado. Él ha hablado a través de los profetas.” Esta declaración puso por escrito lo que la Iglesia Cristiana siempre había creído aún antes de este punto, y sigue creyendo hasta este día.

 

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