Vida y Relaciones

Nuestro propio orgullo puede sabotear los mejores planes para nuestras vidas.

Esta es la lección 3 de 3 en la serie Sabotaje. Ver también la Edición Infantil de esta lección.


¿Qué si hubiera una causa fundamental para todas tus malas decisiones en la vida? Esto puede sonar simple, pero durante siglos los filósofos y maestros religiosos han tenido al orgullo como la raíz de muchos de nuestros problemas. Casi todos nuestros pecados y malos errores tienen su origen en el orgullo. Bíblicamente, el orgullo es cuando elevamos nuestra propia verdad, deseos, planes sobre los de Dios. Simplemente, cuando confiamos en nosotros mismos en lugar de Dios, eso es orgullo. La historia de Saúl, el primer rey de Israel, nos muestra las consecuencias peligrosas de nuestro orgullo. El orgullo de Saúl terminó con su reinado como rey y destruyó su familia para siempre.

No te creas tu propio rollo

Al principio, Saúl parecía tener una muy buena comprensión de quién era. Él libremente admitió que era una persona poco importante de una parte poco importante de Israel (1 Samuel 9:21). Saúl estaba tan sorprendido como los demás de que fuese rey.

1 Samuel 13:1 Saúl tenía treinta años cuando subió al trono, y reinó durante cuarenta y dos años.

Pero una vez que se convirtió en rey, el carácter de Saúl cambió. Ya no pensaba en su propio trasfondo humilde ni en sus deficiencias. En lugar de escuchar a Dios en cada paso del camino, comenzó a confiar en sí mismo. Esto refleja la común tentación humana de tomar el crédito por el éxito en nuestras vidas, que en realidad le pertenece a Dios.

Proverbios 11:2 El orgullo lleva a la deshonra, pero con la humildad viene la sabiduría.

La vida de Saúl comenzó a desmoronarse cuando tontamente tomó el crédito por sus logros. Empezó a confiar en sí mismo en vez de en Dios, y esto se vio claro en la siguiente crisis que enfrentó. Esta crisis llegó rápidamente cuando el mayor enemigo de Israel, los filisteos, se juntaron para derrotar a Saúl (1 Samuel 13:5-7). Por desgracia, el orgullo de Saúl determinó cómo responderíamos en un momento como este.

[Relacionado: Líderes cristianos y el orgullo]

La crisis es una oportunidad para confiar en uno mismo o confiar en Dios

Antes de que los israelitas tenían que entrar en la batalla, el profeta Samuel había dado instrucciones a Saúl de que esperara siete días. Al cabo de siete días, Samuel llegaría, haría un sacrificio a Dios, y recibiría instrucciones de parte del Señor sobre lo que se haría. Este tiempo de esperar pacientemente revelaría el carácter de Saúl, y él falló la prueba.

1 Samuel 13:8-9 Durante siete días Saúl esperó allí, según las instrucciones de Samuel, pero aun así Samuel no llegaba. Saúl se dio cuenta de que sus tropas habían comenzado a desertar, de modo que ordenó: “¡Tráiganme la ofrenda quemada y las ofrendas de paz!”. Y Saúl mismo sacrificó la ofrenda quemada.

Saúl tomó el asunto en sus propias manos cuando la crisis llegó. Si no eres una persona de fe, entonces podrías pensar que Saúl hizo lo correcto. Estaba de espaldas contra la pared y actuó para salvar a su pueblo. Pero Dios ya le había dicho cuál era el plan y cuando la crisis llegó él dejó de confiar en Dios.

Nuestra respuesta a Dios después de fracasar revela nuestro orgullo

Todos meten la pata y todos fallan en confiar en Dios. Pero ¿cómo respondes cuando esto sucede? En lugar de arrepentirse, Saúl trató de justificar sus acciones.

1 Samuel 13:11-12 …Saúl le contestó: —Vi que mis hombres me abandonaban, y que tú no llegabas cuando prometiste, y que los filisteos ya están en Micmas, listos para la batalla. Así que dije: “¡Los filisteos están listos para marchar contra nosotros en Gilgal, y yo ni siquiera he pedido ayuda al Señor!”. De manera que me vi obligado a ofrecer yo mismo la ofrenda quemada antes de que tú llegaras.

Saúl culpó a Samuel, culpó al ejército de Israel, y culpó a Dios. Él no tomó ninguna responsabilidad por sus acciones. Estas son las palabras de una persona que confía en sí mismo. Nosotros hacemos lo mismo cuando decimos cosas como: “Dios, yo no tenía otra opción,” después de tomar una decisión tonta.

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El orgullo sabotea el presente y el futuro

Desafortunadamente para Saúl, este episodio apuntó hacia un problema mayor que el rey tenía. Él quería ser el rey de su propia vida. Y como resultado, Dios comenzó a removerlo como rey.

1 Samuel 13:13-14 —¡Qué tontería! —exclamó Samuel—. No obedeciste al mandato que te dio el Señor tu Dios. Si lo hubieras obedecido, el Señor habría establecido tu reinado sobre Israel para siempre. Pero ahora tu reino tiene que terminar, porque el Señor ha buscado a un hombre conforme a su propio corazón. El Señor ya lo ha nombrado para ser líder de su pueblo, porque tú no obedeciste el mandato del Señor.

Saúl fue un rey acabado. Sus hijos no estarían en el trono. Saúl no era una persona conforme al corazón de Dios. Él es una persona que fue motivado por su propio orgullo y sentido de autosuficiencia. Nuestro orgullo es difícil de combatir. Pero si dejamos nuestro orgullo sin controlar, llevará a consecuencias devastadoras.

[Relacionado: Muerte al orgullo (y a la humildad falsa)]

Preguntas para comentar:

  1. Preparación: Ver el video juntos o invita a alguien para resumir el tema.
  2. ¿Cuál es tu reacción inicial al video/artículo? ¿Está de acuerdo con alguna parte? ¿Qué  saltó a la vista?
  3. Haz una lista de varios pecados frecuentes. ¿Cómo ves al orgullo como la causa principal de estos pecados?
  4. ¿Cómo se puede saber si estás comenzando a preocuparte demasiado por tí mismo y en creerte más de lo que deberías?
  5. Lee Proverbios 11:2. Da un ejemplo de cómo se ha visto la veracidad de este versículo en tu propia vida?
  6. Lee 1 Samuel 13:8-9. ¿Cómo eran las acciones de Saúl una falta de confianza en Dios?
  7. Lee 1 Samuel 13:11-12. ¿Cómo caracterizarías la explicación de Saúl por sus acciones?
  8. ¿Cuál es tu respuesta típica cuando te das cuenta de que has pecado? ¿De dónde viene esa reacción en ti?
  9. Piensa en una persona orgullosa en tu propia vida (no des sus nombres). Describe algunas de las consecuencias que han experimentado por su orgullo.
  10. Lee Filipenses 2:5-11. ¿Cómo trata la cruz con nuestro orgullo?
  11. Llévatelo: Escribe una medida de acción personal basada en esta conversación.

Herramientas ministeriales:

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