Fe y Crecimiento

La historia del rey David nos enseña la ironía de un tercer principio para los hombres: somos desencadenados por la obediencia.

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Hombres, hemos aprendido acerca de lo que significa ser un hombre de verdad: somos llamados a ser feroz y la dependencia (en Dios, su Palabra, y otros) es nuestro combustible. Pero no hay verdadera victoria – no puedes ser un verdadero hombre de Dios  si no entiendes el verdadero significado de la obediencia.

LA VICTORIA BROTA DE LA OBEDIENCIA

Esta es una palabra que al igual que “feroz”, tenemos que descifrar.  La obediencia tiene una mala reputación en la cultura moderna. Es casi una palabrota. Y la respuesta de los hombres es que la obediencia no cabe en el vocabulario masculino porque cada quien es individual, independiente y autor de su propio destino. Más aquí no estamos hablando de eso.

Ezequiel 36:26-28 (NTV) Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes. Les quitaré ese terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo. Pondré mi Espíritu en ustedes para que sigan mis decretos y se aseguren de obedecer mis ordenanzas. »”Vivirán en Israel, la tierra que hace mucho tiempo di a sus antepasados. Ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios.

En la frase “haré que sigan mis preceptos” Dios está diciendo “mi Espíritu está en ustedes y los guiará a seguirme. Lo que quiere decir es que Dios mismo está dentro de ustedes. Hombres, ustedes son el vaso que Dios quiere usar, si abren su corazón, Él entrará y los guiará. Es algo que no podrás evitar si lo amas a este nivel en el cual tú y Dios tienen una relación bien estrecha.

LA OBEDIENCIA ES SER MOVIDO PARA SEGUIR A DIOS

Él Espíritu te guiará a tener una relación tan estrecha con Él que te darás cuenta de lo que le agrada a Dios y tratarás de hacerlo para agradarlo.

Y como hemos estado viendo la vida del Rey David, hay algo que mucha gente lee pero lo pasa por alto, pero que ilustra este concepto de la obediencia que surge desde adentro cuando el Espíritu está dentro de nosotros.

2 Samuel 5:19-21 (NTV)  Entonces David le preguntó al Señor: —¿Debo salir a pelear contra los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos? El Señor le contestó a David: —Sí, adelante. Te aseguro que te los entregaré. Entonces David fue a Baal-perazim y allí derrotó a los filisteos. “¡El Señor lo hizo! —exclamó David—. ¡Él irrumpió en medio de mis enemigos como una violenta inundación!”. Así que llamó a ese lugar Baal-perazim (que significa «El Señor que irrumpe”). Los filisteos abandonaron allí sus ídolos, y David y sus hombres los confiscaron.

David le dio todo el honor a Dios y se dio cuenta que a través de su obediencia Dios le dio esta gran victoria.

EL ENEMIGO HUIRÁ DE TI CUANDO TÚ OBEDECES A DIOS.

Es que tú no eres más amenazante y peligroso para el enemigo que cuando obedeces a Dios. Date cuenta del gran poder de la obediencia. La victoria no viene por solo escuchar tu corazón o a tu razonamiento. Aquí estamos hablando de “Kabod”. ¿Te acuerdas? (Del concepto #1 de esta serie)

 

VER Y COMENTAR:


 

  1. Preparación: Ver el video juntos o invita a alguien para resumir el tema.
  2. Queremos que nuestros hijos sean obedientes a nosotros, pero se nos hace difícil creer que nosotros, también, debemos tener corazones obedientes. ¿Puedes relacionarte con eso? Explica.
  3. ¿Cual es la diferencia entre ser “movido” a seguir a Dios y a “sentirse culpable” a seguir a Dios. Explica.
  4. ¿Alguna vez has visto la “victoria” en tu propia vida a causa de tu obediencia a Dios? Comparte tu experiencia.
  5. ¿En qué área podrías ser más obediente: leer la Palabra de Dios, actuar en la verdad, o en orar?
  6. Llévatelo: Escribe una medida de acción personal basada en esta conversación.

 

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